03
YiZhuo despertó, encontrándose sola en aquella habitación. Al parecer, Jeongin se levantó primero. Lo único que recuerda de anoche, es haber dormido cómodamente entre los brazos del pelianaranjado. Rogaba al cielo que, estando absolutamente inconsciente, no hubiese cometido una estupidez.
Iba a levantarse con la esperanza de hallar a JeongIn del otro lado de dicho dormitorio, sin embargo, quedó estática apenas escuchó la puerta principal abrirse. Desde luego, distinguió la voz del mayor pero no la otra.
Se trataba de una mujer, misma que al parecer le estaba reclamando por haberla dejado plantada. YiZhuo podía imaginarse la razón de ese encuentro. No era su estilo oír conversaciones ajenas, pero de verdad que sentía curiosidad de saber lo que ocurría entre ellos.
JeongIn resopló exhausto, si algo que no soportaba es tener que escuchar reclamos sin sentido.
—Escuchame Yuna, no te debo ni una disculpa y ninguna explicación de lo que haga en mi vida.
—Pero Innie, ¿no entiendes que te necesito? Estoy enamorada de tí...
YiZhuo abrió en grande sus ojos y tapó por inercia su boca. Bien, no esperaba estar presenciando una escena de esos dramas televisivos. Guardó silencio a la espera de lo que JeongIn diría.
—Yuna, a ver, no sé cómo hacerte entender que entre tú y yo no puede existir absolutamente nada—respondió hastiado—. No me interesas de esa forma.
—¿Tienes a alguien más, cierto? ¿Es por eso que no me quieres?.
JeongIn roda los ojos, rascando su nuca, miró frivolamente a la menor de cabello rosa.
—No tengo a nadie y no te quiero porque no siento nada por tí.—comenta sin una pizca de paciencia.
YiZhuo sintió que, tal vez, darle una mano al mayor no vendría mal. Por ende, antes de escuchar otra palabra de Yuna, abrió la puerta y fue directo a JeongIn, sonriendole, se puso de puntillas y besó su mejilla con mucha intención. Esta acción dejó en shock tanto al pelianaranjado como a la intrusa que no quería aceptar su realidad.
—Cariño, tardaste un poquito en llegar—expresa acariciando su mejilla—. Me sentí tan solita y con ganas de repetir lo de anoche...—dijo con un toque de travesura—. Uh, ¿ella quién es?.
Yuna quedó boquiabierta y con una clara expresión de confusión y molestia. Vió a JeongIn, quién, rodeó la cintura de YiZhuo con uno de sus brazos, sonriente, besó sus labios. Esa acción no la esperaba ni ella pero de todas le siguió gustosa.
—Disculpa bebé, debí avisarte que saldría unos momentos...—menciona dejando un casto beso en la mejilla contraria—. Si no tienes otra cosa que decirme Yuna, te pido el favor de irte, quiero estar a solas con mi nueva compañera.
—Esto no se queda así. Te lo juro por mi vida, Yang JeongIn.—escupió con odio, digiriendo una última mirada a ambos, salió de allí y cerró la puerta con mucha fuerza.
Asegurándose de que se haya ido, cerró la misma con seguro. Suspirando, giró sobre sí. YiZhuo aún le observaba sin pronunciar una sílaba.
—Un "gracias" no viene mal a la situación, sin embargo, parece que ese no es tu estilo—sonrió—. Me iré a duchar, supongo que me trajiste algo de ropa en esas bolsas, ¿verdad?.
No hubo respuesta, la menor revisó cada una y efectivamente eran unos cuántos conjuntos nuevos. Eligió uno pantalón buzo negro y un top rosa pastel con estampado de zorrito. Llevándose consigo la ropa interior y la que se pondría, dejó a JeongIn solo para así, irse al baño.
—Tsk, mocosa—susurra una vez regresó a la realidad—. Pero si, gracias por tu ayuda.—vocifera sólo para él mismo.
No iba a negar que ese beso si le gustó mucho. Si se presentaba una ocasión igual, ni siquiera dudaría en volverla a besar.
Felix quería realmente entender si sus oídos habían escuchado bien, ¿acaso MinJeong sentía una especie de rencor con los de su propio estatus?.
—Estoy sorprendido, de verdad que sí.
Fue lo único que salió de su boca, haciendo sonreír a la menor.
—No hay nada sorprendente en esto, es lo que realmente pienso—dice sincera—. A veces creo que se merecen lo malo que les pasa, son tan arrogantes y prejuiciosos. Me dan pena pero a su vez, repudio.
—Entonces, te hice un gran favor al sacarte de ahí—espetó—. Por algo tuve ese presentimiento de que debía secuestrarte, eres mucha mujer para cerdos desagradables.
MinJeong no evitó sonreír por dicho comentario.
—Gracias, supongo.—bebió un sorbo de café, ocultando el leve rubor en sus mejillas.
—Vaya, creí que, sin ofender, me encontraría con una niña caprichosa y terca—se sinceró—. Admito que fue un error juzgarte de esa forma.
—Lo fue pero ya pasó, ¿no?. Dejemos de lado nuestras diferencias—propone sonriente—. Empecemos de cero, un gusto conocerte, soy MinJeong.—extiende su manita.
Felix rió de lado, quedando nuevamente impresionado por la actitud de aquella chica. Aclaró su voz y estrechó su mano con la de ella.
—El placer es mío, MinJeong. Soy Lee Felix.—se presentó, atreviendose a besar los nudillos de la mano contraria.
—Woah! No sabía que eras así de caballeroso... Me agrada eso.
—¿Sí? Bueno, agradece que lo sea, no soy asi con todo el mundo. Además, debo cuidar mi reputación de chico malo y peligroso.
Riendo, MinJeong vociferó un:—. Tierno. Cosa que Felix oyó y por pura inercia, sonrió nervioso.
Ambos se quedaron mirando uno par de minutos, estudiandose en silencio a medida que sus orbes bajaban a los labios contrarios. Un escalofrío recorrió la espinal dorsal de MinJeong, entendía la razón de ello y creía que estaba loca pero jamás sintió tantos deseos de besar a alguien. Felix tampoco se encontraba lejos de ese pensamiento, si bien, ha probado otros labios antes, sin embargo, la tentación de profanar los rechonchos de la menor, aumentaba en él.
Si no fuera por el sonido de la puerta siendo golpeada, quién sabe lo que hubieran hecho.
Apenas llevan unas cuántas horas conociéndose y ya querían comerse la boca.
Irónico en opinión de MinJeong.
—Regreso en un minuto.—enuncia Felix, desapareciendo de la cocina.
—Si que eres estúpida...—murmura para si misma, reprochando el bochornoso pensamiento que tuvo hace unos momentos atrás.
—Lamento llegar temprano, Lix—otra voz femenina se hizo escuchar a la cercanía—. MinHo quedó cuidando del pequeño JaeMin y... Oh, tú debes ser MinJeong, ¿verdad?.
—Si, ¿y tú eres...?.
—Chaeyoung, Lee Chaeyoung. Un placer conocerte.—extiende su mano.
—Igual.
—Ella es la estilista de quién te hablé.
Chaeyoung asiente colocando su equipaje con todos sus materiales dentro.
—¿Crees que puedas dejarla irreconocible delante de cualquier conocido?.
—Desde luego que sí, mi estimado Lixie. Tú déjame todo a mí, verás que esta preciosa niña será otra persona.
—Estupendo noona, entonces te la dejo encargada—menciona buscando su celular—. Por cierto, su hermana está con JeongIn, no sé si él te dijo algo o-
—Luego iré a su departamento, ambas quedarán irreconciliables para el final del día.—aseguró poniéndose su uniforme.
—Bien, nos vemos en la tarde. Permiso.
Despidiéndose de las dos mujeres, sale de su departamento. Debía reunirse con sus demás colegas y tomar una decisión sobre lo que harían con lo robado.
—Muy guapo, ¿cierto?.
—¿Eh?.—balbuceó una distraída MinJeong.
—Felix, es un chico muy guapo.
—Supongo que sí—responde nerviosa—. Debe tener una fila infinita de mujeres tras él...
Chaeyoung asiente, no iba a negarselo.
—Correcto, no obstante, él está detrás de una sola—comenta cepillando suavemente el rojizo cabello, MinJeong frunció el ceño pero no dijo nada, sólo se removió en su puesto con mucha incomodidad—. Quizá pronto te enteres.
Con ello, dejó la plática abierta a muchas dudas en la mente de MinJeong, misma que no pudo evitar preguntarse a qué se refirió Chaeyoung exactamente.
¿Una sola mujer? ¿Quién es?.
Felix y JeongIn llegaron tan pronto como acordaron al dichoso bar de siempre.
El par se hallaba escuchando a los demás opinar, otros bromear y algunos sólo escuchar.
Como los líderes, debían dar su último veredicto, de acorde a lo que se debatiera.
—El dinero será repartido en partes iguales asi también como las joyas. No me interesa en qué gasten su dinero, sin embargo, espero sepan que los préstamos tarde o temprano se pagan.—aludió Felix.
—¿Y qué hay de las mujeres que secuestramos?.—preguntó uno de los presentes.
JeongIn le sonrió, sacando de su chaqueta, un arma o como él denomina, "su bebé."
—¿Para qué quieres saberlo?.
—Uh, es simple curiosidad..—decir que casi se caga en los pantalones, seria cierro.
Ninguno allí no se atrevía siquiera a desafiar a aquel dúo, con mirarlos, podías decifrar su verdadera personalidad.
—Que bueno, ellas están prohibidas, nadie puede mencionarlas ni verlas. Nosotros nos haremos cargo, ¿quedó claro?.—esta vez fue Felix el que habló.
Estando de acuerdo, cambiaron de tema, pensando en su próximo objetivo.
Quién se atreviera a tocar a una de las dos, debía pensarlo dos veces antes de hacerlo si no querían ser cadáveres a tan temprana edad.
Jsjs, yo digo que ya se reproduzcan, ahreee
Espero les guste mucho el capítulo.<3
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