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01


—No quiero ir, estoy cansada de fingir que esto me importa.

Una exhaustiva YiZhuo dejó caer su cuerpo sobre la cama. MinJeong por el contrario, se encontraba maquillando su rostro, viendo a través del espejo, como la menor de ambas expresa su queja.

—Lo sé, hermana. Yo igual—mencionó colocándose los aretes de oro blanco pertenecientes a bvlgari—. Pero, aunque quisiéramos, no podemos llevarle la contraria a nuestros padres. Debemos cumplir con el deber de la familia Ning.—suspira observando a su hermana.

—Odio todo, unnie. Debería estar agradecida con lo que tenemos, sin embargo, no lo estoy y menos si controlan mi vida como quieren.

—Ya mejor termina de arreglarte, Zhuo.—dijo cortando el tema de conversación.

Una vez más, debían cubrir su descontento bajo una máscara de simpatía.

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El reloj dio exactamente las nueve en punto de la noche, los invitados llegaron de a poco, juntando a las familias prestigiosas del país. YiZhuo y MinJeong saludaban a cuánta persona cruzara su camino, no conocían a casi nadie allí. Trataron de encajar en algún grupo de jóvenes como ellas pero, simplemente no pudieron.

Encontraban dichas conversaciones demasiado vacías e incómodas. Su lugar no estaba en ese gigantesco salón sino en las cuatro paredes de sus habitaciones. Leer un libro u observar el paisaje desde la ventana, parecía más entretenido que dialogar con gente que carecía de conocimientos y que sólo aborrecen a los que tienen menos poder.

—Quiero irme, estoy aburrida y mirarle la sonrisa déspota a papá me causa asfixia y rabia.—susurró YiZhuo.

—Cálmate, ¿quieres?. Apenas llegamos aquí, mínimo soporta una hora más.—dijo MinJeong.

YiZhuo suspiró con pesadez. Cruzandose de brazos, abstuvo a protestar de nuevo. Su hermana tenía razón, debía aguantar un poco más, luego inventaría algo para irse de ahí.

—Oí que mamá y papá planean presentarnos a los hermanos Choi—mencionó la pelirroja de rizos—. Sinceramente no me interesa crear una relación social con ellos, son muy ególatras e idiotas.

—Ni que lo digas, prefiero morir soltera a tener que atarme a alguien que no quiero—le siguió YiZhuo—. Los niños tontos no me van.—alude aburrida.

MinJeong estuvo de acuerdo en ello.

Bebieron un par de copas llenas de champagne, necesitaban de alguna forma, despejar su mente de aquel martirio. Personas iban y venían, una cada vez más falsa e hipócrita que la anterior.

—Patéticos.—vociferó la menor de ambas.

La fiesta continuaba dándose con mucha tranquilidad. Afortunadamente para YiZhuo faltaba poco para irse a casa y hundirse en su miseria de nuevo. MinJeong sólo saludaba, manteniéndose en una esquina del lugar, alejada de la muchedumbre.

—Cinco minutos y me largo.—aseguró YiZhuo mirando el reloj en su celular.

Casi siendo las once de la noche, todo pareció detenerse al oír los fuertes ruidos de vidrios romperse a base de disparos. MinJeong buscó de inmediato a YiZhuo, quién, no tardó en ir a ella para abrazarla.

La pacificación de la velada se vió interrumpida por un grupo de hombres encapuchados y armados.

De pronto, todo quedó en completo silencio. Las luces de pronto fueron apagadas.

Una grave voz se escuchó en forma de eco por todo el salón. Las personas boca abajo, cubriendo sus rostros, oían perfectamente a aquel chico que había ordenado sabotear todo objeto de valor.

MinJeong y YiZhuo permanecían calladas, siendo las únicas en estar sentadas viendo como esos criminales arrebataban las joyas más preciosas de los finos cuellos femeninos o como urgaban en los bolsillos de cada hombre presente. No podían distinguirlos en la oscuridad.

Por dentro, creían que, lo tenían merecido.

—Ustedes—el mismo chico que habló, las señaló—. Llevenlas.—mencionó sin titubear en extender el arma y apuntar la frente de MinJeong.

Dos de ellos, jalaron del brazo a las herederas de la familia Ning, taparon sus ojos con un par de vendas y las sacaron en presencia de sus mismísimos padres, los cuales, pidieron que no se las llevaran.

Para cuando desaparecieron entre las sombras, los señores Ning no dudaron en llamar a las autoridades y solicitar un rescate de extrema urgencia.

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Ninguna tenía idea de dónde estaban, sólo abstenian a estar calladas, temían lo peor si abrían la boca.

—¿Y estas niñas son?.

Otra voz menos grave que la del rubio, se escuchó en aquella habitación.

—Me sorprende que no conozcas a las hijas del empresario Ning, JeongIn—dijo acercándose a ellas—. Esta pelirroja preciosa es Ning MinJeong y esta atractiva azabache es Ning YiZhuo.—sonríe sacándole los vendajes, permitiéndoles ver por primera vez a sus captores.

—Ya, ¿y qué se supone que haremos con ellas?—cuestionó el pelianaranjado—. Dudo que quieras pedir recompensa.

Felix rió de lado. Por supuesto que no, a su parecer, el dinero era lo de menos.

—Tienes razón, Innie—masculló observando a la pelirroja—. Pienso que pueden sernos útiles en otras cosas.

—¿Cómo qué?.

—No lo sé, quién sabe. Por ello te mandé a llamar. Te quedarás a cargo de la atractiva azabache.

La expresión de nervios y miedo aterrizó en la menor, quién, permanecía estática.

—No seré niñera de nadie, Felix—responde un tanto irritado—. Que se queden aquí, seria más fácil vigilarlas.

—Me temo que no, Innie. Y creo que percibes mi razón del porqué quiero esto.

JeongIn roda los ojos, pues, conocía a la perfección esa intención del rubio pecoso. Era fastidioso en cierto modo pero cómo es su mejor amigo por no decir hermano, no le quedó otra alternativa.

—Bien, me la llevaré.—suspiró rendido.

Felix sonríe mirando nuevamente a las dos menores. En ese momento, el instinto sobre-protector de MinJeong despertó, abrazó automáticamente a su hermana. Lo que menos quería era apartarse de ella, no iba a dejarla sola.

—¡No! ¡No se llevarán a YiZhuo de mi lado! ¡No pienso permitirlo!.

Tanto JeongIn como Felix arquearon una ceja casi en sincronía. La risa divertida del pecoso, por alguna razón, causó escalofríos en MinJeong.

—Oh, asi que hablas—aludió burlón—. Creí por un momento que el ratón les había comido la lengua—comenta sacando de su pantalón, un arma—. Cariño, no estás en posición de exigir absolutamente nada. Aquí quiénes mandan somos nosotros, ¿entiendes?.

—Ni muerta dejaré que me alejen de YiZhuo.—afirmó desafiante.

—Que pena, la decisión ya está tomada y temo que las negociaciones aquí son nulas. Tu hermana se irá con JeongIn, punto final.

MinJeong iba a protestar pero YiZhuo le detuvo, no valía la pena seguir discutiendo sabiendo que se encontraban en desventaja.

—Estaré bien, unnie—asegura tratando de mantener la calma—. Supongo que nos podremos comunicar una vez al mes, ¿verdad?.

—¿Y quién te asegura que será una vez al mes? No te ilusiones en qué te quedarás mucho tiempo conmigo, niña.

—No lo hago—enuncia viendo a su hermana mayor—. De alguna manera te daré rastros de vida, ¿bien?. Sólo promete que te cuidarás y no intentarás hacer nada estúpido.

MinJeong no podía aceptarlo, jamás en su vida se apartó de YiZhuo. Asiente como último, YiZhuo sonrió en grande. Abrazando una vez más a la pelirroja, se puso rápidamente de pie.

—Cuando quieras, nos podemos ir.

Felix quedó impresionado por dicha actitud sumisa de la azabache, vió a JeongIn y este procedió a irse junto a YiZhuo.

MinJeong de rodillas, sollozó al ver como la figura femenina de la menor desaparecía tras esa puerta de madera vieja.

Quedando a solas con Felix, no evitó fruncir el ceño y sentarse en el frío suelo, abrazando sus piernas, ocultó su rostro entre estas.

—Descuida polluela, tu hermana estará bien.—espetó saliendo del dormitorio.

Debía sobrevivir, por ella y por su hermana, a quién buscaría apenas tuviese una oportunidad.

Desconocía el futuro que le aguardaba al lado de alguien tan peligroso como lo es Felix.


Primer capítulo publicado, espero les guste mucho.<3

Serán entre cortitos y largos (dependiendo de mi imaginación).

Lxs amodoro musho mis poshuelitos lindxs!!!!!!!!! 🐥🐥🐥🐥🐥🐥🐥🐥

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