⊰⊹ฺ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 1 ⊰⊹ฺ
El pequeño sonido de las pisadas en la madera lo distraían constantemente. Por milésima vez, Jungkook observó a su jefe moverse de un lado a otro y luego sentarse en la mecedora mientras observaba hacia afuera con mirada seria y ceño sagaz.
Cuando se detuvo un auto color bermellón fuera de la tienda, el hombre apoyó las manos en los muslos y se levantó de la silla. Desde ese punto de vista, se observaba completamente su complexión fuerte, era de tez rubicunda, con algunas arrugas en las comisuras de sus ojos opacos, que en algunas ocasiones, eran amigables.
Del auto, salió una mujer con vestido rojo ceñido a sus curvas, acompañado de un chalet blanco y unos puntiagudos tacones negros; de la mano, llevaba a una pequeña con un vestido celeste, sus zapatitos blancos y su cabello rubio ceniza se formaba en lindos rizos.
A Jungkook siempre se le encogía el corazón al ver a la pequeña, era tan tierna e inocente que no parecía ser hija de su jefe y la mujer que tan solo vivía de lujos.
Le perturbaba el pensamiento de que la niña creciera en el entorno de su madre, debido a que su jefe no podía compartir mucho con su propia hija por amenazas de la progenitora.
Él no era de meterse y opinar en las vidas ajenas, tampoco era quién para juzgar las acciones de otros. Sin embargo, todas las acciones de esa mujer demostraban que no era una buena persona y, no por el hecho de ser muy joven para el jefe, si no, por el aura que rodeaba su ser.
Sobre todo, ese espectro oscuro y espeso a su lado.
Se movía a la misma marcha que ella, sus bordes ondeaban como llamas llenas de oscuridad.
No tenía ojos, o figura de rostro en este caso.
Y eso era aterrador, era mejor para Jungkook poder verle un rostro a esa fuerza que rodeaba a la persona.
Al contrario de la niña, que tenía una figura blanca suspendida a su lado, con un rostro de porcelana y con cabellos relucientes.
— ¿Hola? — Jungkook parpadeó enfocando al chico frente a él que lo miraba con preocupación — ¿Estás bien?
— ¿Eh? — Asintió varias veces — Sí, sí, discúlpame. Me distraje un poco. ¿Paga en metal o efectivo?
— Efectivo, después de todo, no es mucho lo que llevo — Jungkook asintió, evadiendo todo tipo de conversación. Aún se sentía perturbado por la presencia del espectro de esa mujer.
Podía sentir la densidad y la tensión en el ambiente, le causaba escalofríos.
— Gracias por su compra — le extendió la pequeña bolsa — Disculpe las molestias causadas.
El chico negó — No te preocupes, muchas gracias — le regaló una sonrisa — Que tengas buen día.
— Igualmente — correspondió la sonrisa y no la borró hasta que el chico salió de la tienda.
Suspiró y bebió un poco de agua para quitar el mal sabor que sentía en su boca y que aumentaba con el parloteo de la discusión en la oficina.
“Hoy será un largo día de trabajo” pensó mientras sonreía para atender a los clientes.
(…)
Los colores naranjas y amarillo teñían la inmensidad del cielo. La hora marcaba el final de su jornada, lo que lo hizo sonreír.
Se dirigió a su casillero y dejó su ropa de trabajo bien doblada, se colocó sus vaqueros de blue jean y su sudadera color mostaza.
Cuando ya se iba, se topó con la mujer acomodando su cabello y quitando un poco el pinta labios rojo regado por sus mejillas. Jungkook suspiró y trató de omitir la mirada de ese espectro en él.
— Adiós, señor Jungkook — la pequeña le sonreía y agitaba su mano.
— Adiós, pequeña — le sonrió — Te portas bien y haces tus tareas ¿Vale?
— Sí — sonrió gigantemente.
Se despidió de la pequeña y salió de la tienda a paso velocista. La mirada que le regalaba esa mujer era incómoda y desagradable, ni hablar de su espectro.
Sonrió al ver que el ángel sonreía al ver a la pequeña. Se sentía seguro que él la cuidara.
Caminó a paso regular hasta su pequeño departamento, quedaba relativamente cerca de su trabajo y era céntrico; aún más con los atajos que podía tomar en las diferentes calles.
Como el que tomaba en ese momento.
En menos de diez minutos, estaba de pie frente al departamento. La puerta degastada color ocre con la cerradura oxidada, le daban la bienvenida.
— Te hace falta una pintura — dijo avergonzado.
Abrió la puerta y suspiró, las botellas de alcohol estaban desordenadas y tiradas en el suelo, el hedor de whisky y otros líquidos que no pudo descifrar cuales eran, se impregnaban en la estructura.
Con mucho cuidado, cerró la puerta y subió a su habitación, esquivando la ropa, zapatos y objetos que permanecían en el suelo.
Cuando llegó, cerró con llave su puerta y respiró aire limpio en él. El aroma a brisas marinas inundaba el lugar. Todo estaba ordenado y limpio, no parecía que formara parte del resto de la estructura.
Tampoco su persona encajaba en ese lugar.
Se despojó de su mochila y buscó su cuaderno de dibujos, ese de portada azul oscuro y sus lápices. Escuchó el sonido de botellas cayendo y gritos afuera, por lo que salió por la ventana antes de que se dieran cuenta que tan siquiera, había llegado a casa.
Bajó por las ramas del inmenso árbol y anduvo por las praderas hasta llegar a la colina. No sabía cuánto tiempo demoraba en llegar, pero, cuando veía las pequeñas luces a lo lejos, sabía que había llegado.
Desde el tiempo que había ido a casa de sus tíos, las peleas eran constantes. Eran esas situaciones en las que el sobrino pagaba los patos rotos por ser un arrimado a su hogar.
La situación era peor para Jungkook, que podía ver ángeles y demonios en las personas.
No sabía el por qué podía verlos y no fue hasta que tuvo quince años, que empezó a comprender el significado de ellos.
La maldad se veía reflejada en sus demonios, variaban en forma y tonalidades.
Al principio, no veía personas con ángeles o espectros blancos, lo más puro que había visto, eran espectros de color rosa pálido. Luego, empezó a ver espectros y ángeles blancos en niños, recién nacidos e infantes.
En la actualidad, se tomaba ese don con calma. Incluso, la razón para ir a la pradera, era que dibujaba a todos los espectros nuevos que veía y enumeraba. Así, podía guiarse para tener información alguna, por ejemplo, cuáles eran peligrosos o inofensivos.
Desde el tiempo que los veía, no había sido capaz de hablar con ellos, pero al parecer, eran conscientes de que él podía verlos.
Se conformaba con dibujarlos y sacar sus propias conclusiones.
Cuando llegó al conocido árbol, se sentó. Reposó y estiró sus piernas, buscó una hoja limpia en su cuaderno, tomó sus lápices y recordó cada detalle del espectro.
“Una masa oscura, con curvas ondeantes a su alrededor. Dónde iban sus ojos estaba más oscuro, pero, no tenía rostro” pensó mientras hacia el boceto, al recordarse le recorrió un escalofrío “Aterrador, totalmente aterrador”
Trazando las líneas como base, empezó con una forma redonda, calculando el tamaño, luego dibujó onda por onda y la marca en sus ojos huecos.
“Es sencillo” llegó a la conclusión, cuando vio que la base estaba lista.
A punto de tomar el color negro, un aroma a pinos llegó a sus fosas nasales acompañado de una brisa cálida y refrescante.
Se detuvo de lo que hacía y buscó con la mirada esa presencia cálida. Impaciente, escarbó en el bosque, pero no lo encontró. Sin embargo, cuando miró en diagonal, encontró lo causante de eso.
No era un sueño.
Era totalmente real.
Su boca se resecó y su corazón se agitó, no pudo reconocer si era en angustia o emoción.
Un Ángel con sus alas extendidas y rayadas, cómo la piel de un tigre, estaba observándolo.
Estaba sorprendido, en lo poco que conocía o había investigado, no sabía de la existencia de un ángel con alas rayadas, menos, blancas y negras.
Incluso, en los libros de angiología tienen plasmado dos tipos, los más comunes, los ángeles de alas blancas son los buenos, los que están al lado del Creador en los cielos y, los ángeles de alas negras que eran conocidos como demonios, específicamente los caídos desde la rebelión de Lucifer.
Luego entre ellos, se clasificaban por rangos, y rara vez había visto su clasificación de poder, puesto que había leído, que el poder lo otorgaban sus Señores para cada misión.
No supo cuánto tiempo pasó observando al ángel que no se percató de que éste, se encontraba de pie frente a él.
“Parece humano” pensó sin poder apartar su mirada de tan sin igual belleza “Es diferente a los demás”
Sentía su mirada fija en la suya, algo que no habían hecho los otros que había visto.
Jungkook cerró sus manos en puño y tomó valor para formular una pregunta.
— ¿Puedo dibujarte? — preguntó voz baja.
En el rostro del ángel se reflejó el asombro, en sus ojos grises notó la duda reflejada y vio, como retrocedió un paso, lo que hizo a Jungkook preguntarse “¿Por qué duda?”
Justo cuando se iba a disculpar por haber pedido eso, escuchó un trueno en el sereno cielo seguido de tres palabras.
— Sí, puedes dibujarme.
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