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Capitulo 11

Como dice la frase de arriba una mentira piadosa no le hace mal a nadie ¿Verdad? No recuerda que le dijo a Tomioka solo que se sentía nerviosa y que en algún punto de ese nerviosismo le entraría ansiedad por miedo a ser descubierta, nunca le había mentido hasta ahora; después de casi cuatro años.

Estaba ansiosa, no solo por lo que hizo, sino también porque iría a una ciudad y eso le aterraba en todo sentido, le causaba terror y un terrible dolor de cabeza.

Miró la dirección que estaba anotada en un papel, había investigado anteriormente antes de irse de la finca para tener algo “seguro”. Verificó que estaba en el camino correcto hasta que vió que ya estaba dentro de ese lugar.

«Tranquila, no queremos otro ataque de pánico»

Suspiró, cerró sus ojos unos segundos mientras respiraba advirtiéndose a si misma que se calmara. Retomó la postura y caminó con rumbo a la dirección, era su única fuente de información.

—Ame, ¿Eres tú?

Inclinó la cabeza confundida, acaso ¿Le estaban hablando a ella? Muchas personas empezaban acercarse y preguntarle cosas ¿De dónde la conocen si jamás les había visto?

—Creí que estarías muerta.

—¿Qué?

Esa pregunta le desconcertó ¿Cómo que muerta? No había tiempo de “explicaciones”,  logró salir viva de esa multitud, okey, al parecer le conocían y era un problema ya que podría llegar a oídos de Tomioka y no quería eso. Debía hacer eso rápido sino querían que la descubriera.

—Buenas tardes ¿Puede ayudarme?— jugó con sus dedos.

—Estoy ocupada, vuelve mañana.

—Es algo urgente y no tengo oportunidad de venir otro día.

—Que pena pero no me interesan tus problemas, adiós.

Sacó un papel y lo puso frente suyo.

—¿Conoces a la señora Goutymon? Habita este lugar desde hace tres años y medio. — la miró frunciendo el ceño.

—La loca del accidente, nada nuevo.

—¿Perdón?

—Eso, está loca pero no puedo hacer nada, este lugar lo administra mi novio pero mientras él no está me encargo yo. Algo patético por cierto.

—¿Puedo visitarla?

—Eh, claro. Al fondo segunda puerta a la izquierda.

—Gracias y un consejo, no seas mal educada con personas que no tomas ni la molestia de conocer, ellos pueden ser tus abuelos o padres incluso y no creo que te agrade la idea que alguien hablara de “locos” a ellos. Bonito día señorita.

Se alejó por el pasillo, «Chica mal educada. Le falta vivir para hablar mal de los adultos mayores que no sabe su historia»

—¿Puedo pasar?— no escucho nada, corrió la puerta. —Buenas tardes, vengo a ver a la señora Goutymon, ¿Ella se encuentra?

—¿Quién eres?

—Mi nombre es Ame, quisiera hacerle unas preguntas.

—Ame. — salió de su escondite para ponerse frente a ella. —Ame, mi niña. Cuánto tiempo.

La inspeccionó arriba abajo, hasta que dió con un detalle, se acercó y tomó e haori de la parte trasera.

—¿Qué hace?

La levantó y soltó un gritillo.

—Eres uno de ellos, no, fuera de mi habitación. Dónde estén ellos siempre hay desgraciada con eso mounstros.

—¿Qué sabe acerca de los cazadores?

—¡Vete si no quieres que te saque a jalones de aquí!

—Lamento asustarla. — tomó su haori de los extremos y lo deslizó, cayó al suelo, comenzó a desabotonarse la playera negra y se la retiró también. —No quiero hacerle daño, solo vengo por respuestas.

La colocó a un extremo alejado de la habitación al igual que la katana.

—Mi nombre es Tomioka Ame, señora Goutymon.

—¿Tomioka?

—Apellido adoptivo, lo recibí hace...

—Cuatro años. — completó la frase. —Tú eres la chica de el joven de haori bicolor se llevó hace años.

—Sí, su nombre es-

—Tomioka Giyu, el viene cada dos semanas a este lugar.

Eso no se lo esperaba, creía que esas salidas eran para misiones o cosas externas, ahora sabe porque cada que regresaba se encontraba irritado.

—Tú no deberías estar aquí, se supone que falleciste ¿Cómo se revive a un muerto?— mordió su labio.

—¿Cuál muerto? ¿De qué habla?

—Ahora lo entiendo, tiene sentido. Él mentía sobre eso.

Seguía parloteando sin entenderle a su habla, ¿Estaba en sus cinco sentidos o no?

—¿Podría explicarme qué sucede?

—Él dijo que estabas muerta.

Sus ojos se abrieron de para en par, ¿Muerta? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿En qué momento? Se revisó a si misma, estaba viva, se pellizcaba y le dolía ¿Cómo podía estar muerta si sentía todo?

—¿Puede explicarme?

—Explícame tú primero ¿Qué haces en mi habitación? ¿Cómo puedo saber que no me llevarás con ellos otra vez?

Esta señora si que tenía un alto nivel de desconfianza ante las personas, y no se le culpa, después de todo él influyó en eso y más después del accidente.

—¿Puedo contarle un secreto? Me da ansiedad y pánico estar en una ciudad al igual que dolorosas pulsadas en la cabeza, me arriesgué al buscarla y le estaría mintiendo a usted que yo no me arriesgaría a algo como esto por capricho.

—¿Y qué quieres?

—Respuestas, al igual que usted también estoy confundida ya que nadie quiere darme información.

—¿Cómo puedo saber que no eres como él?

—Porque también soy Kocho y las Kocho son mi familia que me enseñó a ser amable con personas como usted y otras que se sientan como yo, porque allí me enseñaron a no tratar mal a nadie.

Pensó algunos minutos debatiendo si podía confiar o no, sí, la conocía pero no realmente ¿Cómo podía asegurar que fuera la misma Ame del accidente cuando le dijeron que había fallecido?

—Responderé tus dudas una vez me hayas ayudado con algo.

—Dígame señora.

Buscó entre sus cosas y sacó un papel mal gastado al igual que una carta.

—Necesito que busques a esta persona.


—Buenas tardes. — saludó. —¿Está es la casa de la familia Takagi?

—¿Se le ofrece algo?

—Busco a la señorita Tagaki Shun.

Las personas se murmuraron algo y dos entraron a la casa, sonrió nerviosa ya que los demás (a su parecer que era empleados) se le quedaban viendo tratando de analizarla.

—Buen día. — una joven de cabello corto apareció, hizo un ademán y todo entraron. —Me informan que desea hablar conmigo.

—Señorita Takagi. — se inclinó, puso una mano en su cabeza sobando su frente y se enderezó. —Me enviaron a entregarle esto. — sacó la carta y se la entregó.

—Es de la señora Goutymon. — comentó asombrada.

—Me dijo que le comentara que solicita de su presencia en la locación dónde se encuentra.

Vió la dirección en la carta y suspiró.

—Hace tiempo no me acerco a ese lugar y menos con lo sucedido. No es nada grave pero me incomoda estar en ese lugar.

—Entiendo su posición señorita pero realmente necesito de su cooperación por algo interno. No quiero soltar mucho detalle ya que estamos en el exterior y cualquier persona puede escuchar pero no le miento cuando se trata de la verdad.


Ahora se encontraba nuevamente en el sendero de las fincas con otro papel en mano y una carpeta. Todo lo que la señora le contó le dió un giro de 360° a sus creencias ¿Quién es el malo de a historia si hay versiones diferentes?

—Mentiras...— miró a carpeta, dentro de ella iban anexados varios documentos y fotos que le ayudarían en esa búsqueda por la verdad, odiaba las mentiras, las detestaba porque una vez jugaron con ello y hubo graves consecuencias, por lo mismo le dolió decirle todo eso a Tomioka cuando se fué, también le había mentido por su propio beneficio, estaba mal, aunque cuando hay mentiras para conseguir la verdad ambas partes estaban igualitarias.

No podía hablar con nadie sobre eso, cualquiera podría mentirle cambiando la historia real detrás de todo para su gusto. Entró a su habitación y guardó la carpeta en un lugar donde solo ella sabía. No podía dejar que Tomioka la encontrara si no se arruinaría todo lo que estuvo haciendo esos dos días que desapareció.

—¿Dónde estuviste?

Pero siempre está en los lugares donde no le llaman.

—Le comenté que saldría, mi regreso se retrasó debido a que hubo un mal clima y esas cosas. Pero no se preocupe que retomaré el entrenamiento en este momento de la forma en la que me la pidió.

Se acercó a ella, tenía el ceño fruncido como siempre y una mirada que la analizaba de arriba abajo hasta que notó un detalle.

—¿Qué le hiciste a tu cabello?

—¿Tiene algo de malo?

—Se está deshaciendo. — se puso detrás de ella, quitó la liga y comenzó arreglarlo. —Debes de tenerlo perfecto.

De pronto un recuerdo apareció en su cabeza, recién se había recuperado y era cuando le asignaron su custodia a Tomioka, desde entonces fue a vivir a su finca utilizando su apellido. Eran fechas dónde seguía algo sensible por los acontecimientos y él se encontraba trenzando su cabello, con las Kocho lo tenía atado en una coleta pero cuando pasó de finca eso cambió, a Tomioka nunca le gustaban los peinados que tenía así que se encargaba de hacérselos, después de todo todavía era una niña.

Luego apareció otra escena, cuando iba partir a la selección final dos meses después de eso él le ató un moño junto a esa trenza diciendo que sería de buena suerte y que era su forma de que estuviera con ella durante esos días. Al fin y al cabo él había dejado en claro que ese sería su peinado definitivo y que no podía cambiarlo por otro ni cortarse el cabello.

—Mucho mejor. Espalda recta y mirada enfrente— colocó su mano en los lugares mencionados acomodandolos. —Te ves horrible ¿A dónde fuiste realmente?

—A dónde le dije. ¿Me veo mal?

—Horrible. Ve arreglar ese rostro antes de que algún pilar te vea porque no acabaré con el monólogo de Kocho, cada vez pregunta más por tí.

—¿Cree que pueda visitarla?

—No. Tienes deberes que atender, entre ellos investigar acerca de varios ataques.

—De acuerdo, ¿Para cuándo los necesita?

—Mañana en la mañana. La información está en la oficina y sirve que organizas un poco las carpetas. Debo ir con Shinazugawa así que no quiero desastres por favor.

Asintió, palmeó su hombro.

—Una cosa más, no te metas en mis cosas.

Aún no oscurecia por completo, así que fué directamente a la oficina para acomodar los papeles para así, buscar los que necesitaba y hacer su reporte. Un pensamiento paso por su mente y negó con la cabeza.

—Son sus cosas y debo darle privacidad, pero...

Esa carpeta roja le llamaba bastante la atención, por curiosidad la buscó pero jamás la encontró ¿Se la habrá llevado consigo? ¿Escondido u archivado? Solo Tomioka sabe que esconde en esa carpeta.

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