04
Roseanne generalmente gozaba de los días lluviosos, pues, era su clima preferido para sacar sus lienzos y acuarelas. No le gustaba ser molestada por nadie, y era por ello que aprovechaba el tiempo. Su esposo se había ido a trabajar, sus hijos a estudiar y ella trabajaba desde casa. Tenía una sala de arte exclusivamente para su persona, cada cuadro o pintura que realizaba la donaba a una subasta con propósito de enviar ese dinero a orfanatos u hospitales.
Por supuesto, también pintó un hermoso retrato de su familia en una de sus vacaciones a Sidney, Australia. Ese mismo estaba puesto en el salón principal junto a otras fotos familiares, de su matrimonio y de sus hijos.
Sonríe levemente antes de empezar, pensó unos minutos qué debía dibujar. Cuando tomó el primer pincel, la puerta fue tocada. Roseanne frunce el ceño, susurra un "adelante" y una de sus empleadas aparece tras el consentimiento de la rubia.
—Disculpe mi interrupción, señora Park.
—¿Sucede algo? Sabes que tengo órdenes de no dejar pasar a nadie hasta el mediodía.
—Lo sé—dice sumisa—. Sólo que su hijo acaba de llegar con una chica de cabello rojizo, pide si usted puede bajar urgente.
Park no lo dudó ni dos segundos, sacándose el guardapolvo y boina, junto a su empleada, bajaron rápidamente.
Rose vio a MinJeong en un muy mal estado, venía toda mojada y sucia debido al barro que le tiraron durante su ida a la preparatoria.
—Por Dios, ¿qué pasó?.—menciona llegando a ambos jóvenes.
—Una larga historia, ahora necesita cambiarse de ropa y beber algo caliente. Está temblando del frío y temo que enferme.—expresó Felix.
—Si, tienes razón—comenta preocupada, MinJeong temblaba del frío. Roseanne le pidió que se sacara los zapatos y calcetines mojados—. Ven cariño, te llevaré arriba a que te duches. Te dejaré ropa de RyuJin, luego bajaremos para darte algo caliente y entres en calor. Te ves pálida, acompañame—explica llevándose consigo a Kim—. Hye pon a lavar y secar la ropa de MinJeong-ssi.—ordena.
En cuanto subieron, Felix va directo a la cocina, desde luego, avisó a sus amigos que hoy no iría y que le pasaran los apuntes después. Sacándose su saco, remangó su camisa y buscó los moldes junto a los ingredientes que necesitaba para hacer su especialidad. Se colocó el delantal negro y pidió ayuda a sus nanas de preparar un rico desayuno para MinJeong.
Nunca cocinó para nadie que no sea su familia u amigos, ni sus ligues tenían el privilegio de probar sus exquisiteces. Sin embargo, ahora lo estaba haciendo por ella. Nuevamente se cuestionó el porqué lo realizaba, no eran nada más que compañeros de estudio y de baile. Negó reiteradas veces, debía centrarse en que sus brownies quedarán deliciosos.
Desde luego, Roseanne lo vio y no tardó en sonreír ampliamente. La intuición de una madre nunca falla, esa chica llegó a la vida de su hijo para quedarse y darle esa felicidad que tanto se merece.
Dando un suspiro, subió otra vez para ayudar a MinJeong.
Por otro lado, la pelirroja terminaba de ducharse, su cuerpo permitió relajarse con el agua calentita caer sobre ella. La mamá de Felix, le dejó ropa abrigada de RyuJin. O bueno, sólo un pantalón buzo largo con ropa interior y polerón azul marino.
Una vez seca, se vistió. Roseanne tocó la puerta.
—¿Puedo pasar corazón?.
—S-sí, p-puede pasar.—autorizó Kim.
—Permiso, vine a dejarte unos calcetines y estas pantuflas.
—N-no hacía falta...
—Si, y mucha—aludió Roseanne—. Casi te desmayas de lo pálida que estabas, menos mal Felix tuvo corazón y te trajo aquí—Park halló el secador de pelo en la estantería del baño—. Permíteme secarte y peinarte el cabello.
Kim iba a negarse, no quería abusar de la buena voluntad de la señora Park. Aunque tampoco quería llevarle la contraria, asi que, asintió y se sentó en la silla frente al espejo. Roseanne contenta, inició su trabajo, pues, había aprendido algunas técnicas de peluquería de su mejor amiga. Iba a dejar a MinJeong hermosa y a Felix con la boca abierta.
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HyunJin debía soportar ver cómo Chan literalmente le comía la boca a Mina, estaban sentados en la cafetería debido a que uno de sus profesores no había asistido por motivos de salud.
—Dejen de comer delante de los pobres, me están dando justo en la soltería.—aludió Hwang fastidioso.
Bang y Myoui frenaron el intenso beso al escucharlo, Mina limpió el labial rojo de la boca de su novio y Chan aclaró su voz. Aún abrazando a su pareja de la cintura, vio el afligido rostro de HyunJin.
—Ya, perdona—expresa el mayor—. Es que sabes cómo somos, nos dejamos llevar por nuestra calentura.
—Lo noté—rodó los ojos—. Estoy tan celoso de ustedes, si sigo así, moriré solito.
—¿Qué pasó exactamente con tu ex?.
—Se enojó porque no concordamos en nada respecto a la competencia. De un día a otro, en vez de querer arreglarlo, la descarada buscó a otro. Ahí me di cuenta de lo mucho que me amó.
Los tres miraron hacía una mesa lejana dónde Karina estaba, parecía feliz de la vida al hablar con otro chico. Notaron también la cercanía de sus manos. Eso le dolió mucho a HyunJin.
—No te dejes estar, Hyunie. Verás que pronto hallarás a una chica que de verdad te quiera y te acepte tal como eres. Ella se lo pierde.—animó una sonriente Mina.
—Sí, estoy de acuerdo con mi chica. Karina no vale la pena.
Hwang suspiró, no podía decir que esas palabras sirvieran de algo pero agradecía que tuviera amigos con los cuáles contar.
—¿Y qué harás respecto a la competencia?.—cuestionó Chan.
—Ya di aviso de buscarme a alguien más, me dieron hasta el viernes para confirmar o de lo contrario quedo descalificado por abandono—explica—. El tema es que, no sé por dónde iniciar.
Mina vio a su novio, HyunJin estaba pasando por la misma situación de Felix. Entre los dos pensaron una alternativa, ni un nombre venía a sus mentes, pues no conocían a alguna que bailara espectacularmente como la ex de Hwang.
Sintieron pena de sentirse inútiles en ese momento.
—H-hola...
Los tres voltearon, encontrando a una chica de gafas gruesas. Era de baja estatura y cabello rubio largo.
—Hola, ¿qué necesitas, cariño?.—Mina se levantó del regazo de su novio y caminó hasta dónde ésta se encontraba.
—Y-yo qu-quería hablar c-con él.—señaló a HyunJin.
—¿A solas, cierto?.—Bang preguntó de pie.
—Sí, si no es molestia...
—Por supuesto que no, de hecho, mi amigo también quiere hablar contigo. ¿Verdad, HyunJin?.
La expresión de Hwang indicaba que no, sin embargo, Chan le dio poca importancia y sentó a la chica frente al azabache. Agarró la mano de su novia y se alejaron en un abrir y cerrar de ojos.
—Song YuQi, un gusto.
—Hwang HyunJin, ¿de qué quieres hablar conmigo?.—dijo algo tosco.
La bajita tragó duro, casi podía jurar que sus manitas sudaban frío de lo nerviosa que está. Ni sabe cómo tomó valor de siquiera ver esos preciosos ojos almendras, contando mentalmente hasta diez, decidió hablar.
—Escuché que, te quedaste sin pareja de baile...
—Vaya el chisme corre rápido aquí.—vociferó irónico.
—Bueno, eso oí cuando estuve en biblioteca—susurra apenas, siendo escuchada únicamente por Hwang—. Y... ¿Quería saber si... ya conseguiste a alguien?.
—¿Por qué la pregunta?—refuta con otra—. No, no he conseguido a nadie todavía.
Ante dicha respuesta, YuQi no evitó sonreír en demasía. Expresión que sorprendió a HyunJin.
—Eso es una buena noticia... Si todavía sigues sin pareja, me gustaría ofrecerme para competir contigo en el concurso.
—Espera un segundo anteojitos, ¿sabes bailar?.
Song asiente emocionada. Desde que supo de la existencia de Hwang, siempre soñó con estar a su lado aún abriendo sus ojitos después de dormir.
—Si, y bailo mejor que tu ex desagradecida. Te lo puedo mostrar si tienes dudas.
HyunJin realmente quería verla bailar, no iba a fiarse de simples palabras. Y si él aprobaba tal demostración, entonces aceptaría a YuQi como su nueva compañera de baile.
—Luego de clases, te espero en la sala de artes. Si en verdad bailas como dices, consideraré tu oferta.
La bajita ni bien oyó ese comentario, saltó feliz y no dudó en abrazarlo. Todos los presentes veían a aquella mesa, incluso Karina. HyunJin no supo cómo tomarse esa reacción, sólo observó a la rubia irse dando saltitos tiernos y saludando a quién tuviese enfrente.
Chan elevó su pulgar hacía arriba en dirección a su amigo.
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MinJeong quedó de piedra cuando Roseanne terminó de peinarla. Su cabello naturalmente rizado, ahora se hallaba totalmente liso y con un flequillo recto parejo. Park orgullosa de su trabajo, gira la silla y sonríe de lado.
—Estás hermosa, a ver, déjame ponerte este brillo labial sabor cereza.
—Señora Park, no es necesario...
Roseanne volvió a negar, repitiendo que sí lo era. Asi que, ignorando las palabras de la menor, procedió a maquillar su rostro siendo lo más delicada posible. Tardó aproximadamente veinte minutos en terminar su obra maestra.
—Listo, quedaste preciosa mi niña.
Kim parpadeó seguido y nuevamente su boca quedó abierta con sólo verse en el espejo, se sintió extraña.
—¿Esta soy yo?.
—Por supuesto que eres tú, ¿nunca probaste maquillarte?.
MinJeong cabizbaja negó, con lo poco que su madre ganaba, no hacía falta repetir la historia.
—Oh, bueno. Que sepas que eres una niña preciosa, nunca dudes de tu belleza natural, MinJeong-ssi.
La pelirroja iba a responder pero ambas son interrumpidas por Hye, la mujer mayor sonreía cordialmente.
—Disculpen, sólo vine a avisarles que el desayuno está listo.
¿Desayuno?.
—Enseguida bajamos, gracias por avisarnos y por favor, suban la calefacción en toda la casa.
—Sí señora Park, con permiso.
Una vez sale, Roseanne rodea el brazo de MinJeong con total confianza.
—Te gustará probar lo que mi hijo preparó, de paso, puedes llevarle un poco a tus padres y hermanos.
—S-sólo vivo con mi madre... S-soy hija única.—contestó apenada.
—Oh, bueno... Lamento mi comentario... No sabía eso.
—Descuide.
—Va, otro día me podrás presentar a tu mamá. Quisiera conocer a mi futura consuegra.
El sonrojo en las mejillas de MinJeong causaron una sonrisita en Roseanne. Tierna.
Apenas bajaron, el dulce aroma a brownies recién horneados llegó a las fosas nasales de la pelirroja. Grata fue su sorpresa cuando encontró la mesa principal llena de ricos pasteles hechos adjuntando también el olor a capuchino de vainilla.
Allí esperaba un Felix ya bañado y cambiado, los ojos del rubio se abrieron en grande con ver a MinJeong tan...
—Hermosa.—dijo en voz alta, lo suficientemente audible para que su madre y su compañera de baile escucharan.
Ay, debo decir que me emocioné escribiendo este capítulo. Espero les guste musho mis poshuelitos lindxs.<3
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