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*8*

Resopló por lo bajo aburrido, su mejilla posada sobre la palma de su mano, su codo sobre la cabecera de aquel cómodo y mullido sillón mientras recibía la quimioterapia. Apenas había pasado media hora faltaban otros veinte para cumplirse el tiempo estimado de tratamiento.

Observó a Hyori, quien sentada a su lado en una silla leía la enorme edición de "Orgullo y prejuicio" de Jane Austin. El libro se veía un tanto deteriorado señal de haber sido leído muchas veces. Inclusive podía verse algunas banderitas de colores marcando párrafos en algunas páginas.

—¿No te aburres de leer la misma historia una y otra vez?

La chica suspiró dramáticamente sin quitar sus ojos de las hojas amarillentas. Sonrió pasando de página y comentó con aire teatral.

—No hay nada como sumergirse en el amor que Darcy le profesa a Elizabeth. Uno profuso combatiendo cualquier sentimiento negativo que pueda haber.

Hoseok quiso reír, otra cosa que descubría de su nueva amiga. Era tontamente romántica.

—Suenas a uno de mis dongsaeng cuando se emborracha y dice querer un cuento de hadas junto a su novia.

—¿Le ha funcionado?

El castaño suspiró, moviendo un poco su brazo entumecido por la vía. Recostó su espalda sobre el sillón relajando así su cuerpo.

—Inna no se queja, se divierte viéndolo así.

Hyori rio dejando el libro a un lado. Se levantó acercándose a la máquina dónde se encontraban los medicamentos en sueros que pasaban a través de la vía. Todo parecía ir debidamente en calma.

—¿Sientes mareos, náuseas, cansancio o dolor?

Hoseok negó tranquilamente con su atención sobre la enorme ventana permitiéndole ver la ciudad de Seúl desde las alturas. Su teléfono vibró a su lado. Lo tomó tranquilamente viendo los mensajes. Del grupo de Bangtan, una foto dónde se mostraba a JungKook y JiMin entrenando.

Un mensaje de su hermana con fotos mostrando lo que había comprado para su bebé. Subió el chat, a los mensajes más viejos observando la foto de una ecografía donde no se entendía nada, pero sabía que allí se encontraba su futuro sobrino o sobrina en forma de un frijol.

Suspiró bostezando, de repente las ganas de dormir lo habían atacado. Parpadeó un par de veces queriendo enfocar mejor la vista en la pantalla.

—¿Te sientes bien?

—Tengo sueño.

—Es normal —volvió a tomar asiento luego de revisar el pulso del castaño— solo avísame si tienes otro síntoma.

Asintió, adoptando de nuevo la misma pose aburrida donde su mejilla se posa sobe la palma de su mano. Mirando atentamente a Hyori quien anotaba concentrada en el parte médico.

—Salgamos.

La atención de la castaña se vio afectada.

—¿Qué?

—Salgamos algún lado después de esto.

Hyori extendió su brazo, con el dorso de su mano sintiendo la temperatura en la frente, mejillas y cuello de HoSeok. Este quitando la extremidad femenina con suavidad mientras reía.

—Sabes que luego de esto solo querrás dormir, ¿verdad?

Él se encogió de hombros.

—Tengo ganas de hacer algo diferente.

—No sé —murmuró dubitativa. Su semblante ceñudo, pensativa y miedosa.

—Anda, ¿nunca has hecho algo loco? —sonrió acariciando con su pulgar la suave piel de la muñeca femenina— sería un deseo especial antes de mi muerte —bromeó.

Hyori quitó con brusquedad su brazo sin antes golpear con su dedo índice y medio la frente del castaño quitándole un quejido.

—No vuelvas hablar así —se cruzó de brazos con su ceño más fruncido— si tu familia o los chicos te escucharán se molestarían mucho.

Hoseok borró su sonrisa al verla muy seria. Se irguió en su asiento inclinándose para tener más cercanía con ella. Agradecía que su tratamiento fuera privado y no tuviera más gente a su alrededor.

—Escucha, hace más de un mes y medio que no hago otra cosa que venir al hospital e ir a casa a descansar de regreso o a la empresa, la cual tengo prohibido ir de ahora en más —teniendo la atención de la fémina, prosiguió— solo quiero hacer algo diferente. Y si te lo propuse fue porque confío en que me cuidaras.

Sonrió viendo la duda en los ojos de Hyori. La estaba convenciendo.

—Hace mucho no tengo vacaciones, no he tenido tiempo de salir algún lado diferente que no sea el estudio o el salón de ensayos. Necesito respirar otros aires.

—¿Y que quieres hacer?

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Ambos cerraron la puerta del auto de HoSeok al mismo tiempo. La brisa fría golpeando sus rostros mientras intentaban observar a través de la oscuridad la inmensidad de aquel mar.
No sabía porque quiso ir aquel lugar cuando respondió la pregunta de la chica. Tal vez porque la lejanía del sitio le haría pensar mientras manejaba en compañía de alguien diferente que no fuera su familia o sus compañeros de banda.

Tal vez porque la tranquilidad mezclado con la soledad hacia que fuera relajante caminar por la arena escuchando de fondo las olas romper contra la orilla. Como si sus pensamientos fueran apaciguados dejando el estrés y el cansancio a un lado. Cómo si la situación que lo atacaba desde hace tiempo no existiera en ese momento.

Más que él y Hyori quien reía por las fotos que se tomaban el uno al otro. El sol se había puesto hace rato, sin embargo, aún podía verse un pequeño halo de luz naranja perdiéndose por el horizonte.
Hoseok rio al ver a la chica correr hacia el agua y volver hacia atrás en un intento por no mojarse los pies, o mejor dicho, las zapatillas blancas. Su pecho dolió, llevándolo a toser secamente, acto que hizo que Hyori acudiera a su lado para ayudarle.

—¿Estás bien?

Él a duras penas asintió, ella de su bolso cruzado saco una botella de agua, la cual le tendió una vez lo abrió. Bebió un gran sorbo saciando su sed sintiendo su tos calmarse un poco. El cansancio no lo derribaría, no permitiría que su pequeño momento de diversión se vea opacado por algo tonto como una picazón en la garganta.

—Deberíamos volver —tomó la mano del castaño jalando de él— vamos...

—No, por favor, quedémonos un rato más.

Hyori lo pensó tan solo un momento. Básicamente era la encargada del bienestar del chico y estaba rompiendo todas las reglas al exponerlo a qué contraiga alguna enfermedad. No sé lo perdonaría si por su culpa todo iba mal.

Pero el puchero que Hobi le hizo junto al tierno brinquito cómo berrinche no hizo más que hacerla reír convenciéndola de quedarse un rato.

Tomaron asiento en la arena, uno al lado del otro, compartiendo el calor que los mantenía abrigados. Hyori rodeó el brazo de Hobi tomando las manos enguantadas de este con la intención de impartirle calor, su cabeza sobre el hombro masculino mientras veían hacia el mar.

La facilidad con que las palabras salían no hacía más que hacerlos hablar, la confianza mutua de poder contarse muchas cosas. De compartir sus miedos, sus anhelos, sus deseos, sus gustos o simples anécdotas que reflejaban el alma de ambos. El tiempo parecía pasar tan lento que no se dieron cuenta de la hora.

—Tienes que abrigarte.

Hyori acomodó la solapa del gran abrigo de gamulan marrón, sobre todo en la parte del cuello. HoSeok iba bien abrigado, pero ella no podía dejar de preocuparse por su estado, por saber si se sentía mal o tenía algún dolor.

Él hizo lo mismo con ella al levantar el cierre del gran camperón de la chica colocándole, inclusive, la enorme capucha sobre su cabeza. La risa de Hyori era contagiosa y bonita. Ella era bonita.

Así que no supo porque se inclinó un poco obteniendo el rostro femenino a escasos centímetros del suyo. Sus manos acunando las mejillas coloradas de la chica, las de ella sobre los hombros de él. El espacio acortándose en un rápido momento cuando decidieron compartir un dulce beso en los labios.

Así que, así se sentía las mariposas en el estómago. Entendiendo un poco a Yoongi, TaeHyung y Jin quienes tenían pareja. Ellos se veían felices y tranquilos. Se veían satisfechos con sus compañeras al lado. Tal vez se estaba precipitando y solo era el impulso por sentir intensamente, pero la sensación que la joven enfermera le hacía sentir en su pecho era muy distinta a lo que había sentido anteriormente.

Se sentía mucho más que bien.

La apretujo entre sus brazos, sintiendo alivio de su compañía, de sentir su calor, de sentir paz por primera vez desde que la locura de su enfermedad había comenzado.

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