*6*
Tomó asiento en una de las sillas altas de la isla de la cocina intentando comer algo, avena con frutas y yogurt, Hyori le había recomendado ingerir cosas ligeras. Le había comentado a la chica por medio de un mensaje todo lo que le había ocurrido últimamente recibiendo de ella buenas palabras de aliento.
Aun tenía un peso extra cargado a los hombros que no lo dejaba en paz.
—¿En cuanto tiempo llegan tus padres? —preguntó JiMin bebiendo un sorbo del jugo de naranja.
Él fue el único que había despertado temprano para visitar a su hyung. Lamentablemente los demás debían seguir con los horarios de sus agendas establecidas hasta nuevo aviso. La diferencia era que JiMin había tenido un tiempo libre prefiriendo pasar a ver a HoSeok sabiendo que su familia vendría de visita más tarde.
O bueno, no de visita. Sus padres y hermana mayor ya sabían sobre su enfermedad. No fue fácil hablarlo en un principio, la idea que tenía en mente era invitarlos a Seúl unos días, que se hospedaran en su casa o cerca para pasar tiempo juntos, tiempo de calidad, tiempo que usaría para poder decirles toda la verdad.
Pero la insistencia de su madre al teléfono, de que algo le estaba escondiendo su hijo, no hizo más que acelerar las cosas. Lo soltó tan de repente que casi hace que su madre se desmaye. Al igual que la inminente mudanza de la familia Jung junto al menor de la familia. De tan solo recordar el llanto de su madre le dolió el corazón.
—Supongo que en cualquier momento llegarán —respondió mirando la hora en su reloj de muñeca y llevando otra cucharada de la avena a su boca. La última, porque hacia unos segundos empezó a sentir náuseas. Carraspeó, tomó un vaso de agua— ¿No tienes que hacer?
Se abanico con su mano sintiendo de repente calor.
—Si, tengo tiempo aún —contestó revisando su celular. Apenas levantó su mirada, vio a su hyung más pálido de lo normal, frunció el ceño— ¿Te sientes bien?
—Si, creo q…
—¡Hyung!
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Aún no abría los párpados, pero sentía dolor en su cabeza junto a la sensación de vértigo. Su nariz captó el olor molesto de la lejía y algunas voces lejanas. El ruido de un pitido constante que molestaba a su audición. Era demasiado molesto, tanto que tapó su oído con sus manos percatándose de una molestia en uno de sus brazos.
Una vía intravenosa que lo llevó a ver las bolsas de suero colgadas a un costado de la camilla. Otra vez no. Tocó la tela del pijama de hospital como si tuviera asco de ella, pero en realidad, era más hartazgo que otra cosa. No tenía que decir mucho.
—Hijo.
El señor Jung suspiró aliviado de verlo despierto y con mejor semblante. Había llegado junto a su esposa en el mismo momento en que subían a su hijo en una ambulancia, no estaba demás decir que casi habían perdido la cordura al ver el rostro del compañero de banda de su hijo por un momento pensaron lo peor.
Quiso hablar, pero su garganta seca y rasposa le impedía soltar alguna palabra.
—Tranquilo, yo te ayudó —de inmediato sirvió un vaso con agua acercándose a la camilla, una vez sentado HoSeok bebió con la ayuda de una pajilla saciando su sed— tienes las defensas bajas al parecer.
—Estoy bien, appa.
El señor Jung dejó el vaso de nuevo en la mesa a un costado, no compartía la misma opinión con su hijo menor. Lo miró fijamente, suspiró tomando asiento a orilla de la camilla.
—¿Por qué no nos dijiste desde un principio?
El castaño se encogió de hombros apartando la mirada. Le daba mucha pena mirar a los ojos a su padre. Él siempre había sido una persona transparente con su familia, siempre confiaba en qué tendría una palabra de aliento o apoyo de alguno. Pero está vez, no supo porque callo.
—Tenia miedo —jugo con sus manos nervioso— creo que no quise aceptar que estaba enfermo.
—Tu madre y yo hablamos con el doctor Hwan y tú oncólogo —ante eso, el castaño miró con atención a su padre— quieren probar con la quimioterapia, ya que la radioterapia no ha hecho mucho.
Hoseok asintió, intentando decirse a si mismo que todo saldría bien. Que mientras más soluciones haya para curar su enfermedad mejor. Haría todo lo posible por salir adelante.
La puerta de la habitación se abrió dejando ver a su madre y hermana mayor. La primera en abalanzarse sobre el castaño fue Mejiwoo, sin poder contener el llanto rodeó los hombros de su hermano menor aferrándolo a su cuerpo.
Hobi sintió un tipo de culpa al ver la escena, al sentir a su noona llorando, a su madre de la misma manera en brazos de su padre. Esto era lo que no quería, evitar a toda costa el sufrimiento de su familia, verlos así, tan abatidos y preocupados. Esto no debió suceder así.
Susurró palabras de aliento en el oído de la chica con suaves caricias a la espalda de esta. Levantó apenas su cabeza mirando a su madre, avisándole con la mirada que se acercara y ella así lo hizo. Él aferró a las dos mujeres de su vida a sus brazos. Se supone que él era el enfermo, físicamente débil, sin embargo, contenía y consolaba a dos personas fuertes.
—Esto no debería ser así —hipó la morena con un puchero en sus labios tomando distancia— se supone que soy la mayor, se supone que yo debo cuidar de ti, Hobi.
El susodicho rio por lo bajo, jadeando al segundo al sentir un golpe en uno de sus brazos por parte de su hermana mayor. Luego un tirón de cabello en las patillas por parte de su madre.
—¿Cómo te atreves a escondernos algo así, Jung Hoseok? ¿Quieres matar a tu madre?
Vociferó poniéndose de pie con sus manos en la cintura. Sus ojos aún se encontraban cristalizados y rojos por el llanto anterior, pero su ceño se encontraba fruncido.
—Omma
—¡Cállate! —le apuntó el dedo índice prosiguiendo— nosotros no te hemos educado de esta forma, nosotros siempre te hemos inculcado confiar en nosotros. ¿cómo puedes hacernos esto?
Si quería hacerle sentir más culpa, pues lo había logrado. Por más que su madre quisiera verse intimidante, no lo logro más de dos segundos. Verla desbastada ante la noticia lo ponía mal a él. Definitivamente no es como quería que las cosas se dieran.
—Omma —interrumpió la morena en tono cauteloso, estaba preocupada también por el estado de su madre— por favor, él está arrepentido, ¿verdad?
La chica miró a su menor, él realmente no sabía cómo sentirse. En su interior, seguía pensando que no decir nada era mejor. Evitarle el suplicio a todos de tener que cargar con él y su enfermedad.
—Hijo, quiero que me escuches atentamente —ladeó su rostro acomodándose en la camilla para mirar a su padre con atención— somos tu familia, siempre contarás con nosotros, estaremos a tu lado pase lo que pase. Solo pedimos que seas sincero, que te dejes ayudar, estamos preocupados, hay gente afuera que está muy preocupada por ti.
El rostro de JiMin asustado vino a su mente. Cerró sus párpados con fuerza tragando saliva, otra cosa que quería evitar, que sus compañeros estuvieran pendientes de él.
—¿Estás escuchando?
Asintió.
—Sé que hice mal en callarme, en no contarles algo tan importante como lo es mi salud —no quería llorar— pero, entiendan que no quería aceptarlo —rio por lo bajo agachando su rostro— aún creo que me cuesta aceptar que moriré.
Jadeó ante otro golpe en los hombros por parte de su madre y hermana junto al reproche en la mirada de su padre.
—¡Cierra esa boca, Jung Hoseok! Sino te la cerraré yo.
—Perdón, omma —se disculpó con las palmas de su mano unidas, inclinando un par de veces su cabeza— no quise decir eso.
—Oh si, claro que lo quisiste decir —su labio tembló, sus ojos se abnegaron de lágrimas— eres injusto con tu madre.
Hoseok lo sabía, pero, no podía salir de su absurda negatividad. Suspiró, abriendo sus brazos con una tenue sonrisa en sus labios, ella tomó asiento de nuevo en la camilla dejándose abrazar por su niño. Los miró, está vez con una extraña sensación en su pecho, como una fuerza que comenzaba llenarlo para luchar.
—Siento mucho haberme callado, es difícil para mí todo esto, aún intento aceptarlo. No quiero que sufran, no quiero que se sientan mal. Me siento bien, siento que puedo salir adelante. Es lo que haré —besó la frente de su madre— ya verán, me cuidare. Esto no me detendrá de lo que quiero para mi futuro.
Sonrieron ante las palabras del menor de los Jung.
Su padre con ojos cristalizados se acercó a ellos posando una de sus manos en el hombro de su primogénita. Está lo miró, ambos sonriéndose.
—Porque no le dices ahora.
Hoseok miró con curiosidad a su padre y hermana, quien secaba con tranquilidad las lágrimas de su rostro.
—¿Qué cosa?
Mejiwoo lo miró a los ojos que volvían a nublarse por las lágrimas, armando una sonrisa que salió como una mueca forzada. Esnifó entrelazando los dedos de su mano con los de su hermano, la otra la llevó a su vientre y contó con alegría en su voz.
—Estoy embarazada, serás tío Hobi.
Estaba en shock, se había quedado en shock al escuchar aquella noticia. Sus ojos llenándose de lágrimas de pura felicidad, la atrajo hacia sí mismo sin importarle sentir débil su cuerpo, la abrazo, se dejó llevar por el sentimiento de alegría y entusiasmo. La emoción llenándolos.
Eran noticias hermosas en tiempos oscuros, pero, que tenían un tinte de esperanza alimentado el futuro venidero con mucho positivismo. Eso pensaba HoSeok.
Perdón por tardar tanto en actualizar. He tenido otros proyectos que puse como prioridad. Espero pronto acabar con esta historia.
Será una historia corta a mi parecer.
Gracias. Cuidense. 😁
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