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*2*

Un mes, un mes había pasado desde que empezó el tratamiento, desde que comenzó con las mentiras a los demás, de fingir que se encontraba bien cuando lo único que quería era terminar con esa desidia de no saber que deparaba su futuro. De sentir dolor y cansancio, mucho cansancio físico cuando no podía ni siquiera mantenerse de pie o terminar una coreografía. Y eso lo atormentaba un poco, le atormentaba que los demás se dieran cuenta.

Pero lo sabía fingir, sabía fingir muy bien cuando él marcaba la coreografía y su posición en algunos había cambiado colocándose detrás de todos. Obviamente esa nimiedad no había pasado desapercibido por los demás, pero HoSeok sabía que decirles a la hora de aclararles las dudas. Él era la persona más sincera y franca. O lo era.

—Son las ocho y media —advirtió Hyori desde el otro lado de la sala mirando su reloj de muñeca. Apretó un botón en especial dejando que su voz se escuche al otro lado— Hobi, solo quedan cinco minutos y terminamos.

Sabía que el chico no le respondería por que debía mantenerse quieto dentro de la máquina en lo que se le administraba el tratamiento de radioterapia. Él la escuchaba pero estaba ensimismado en sus pensamientos, en imaginar escenas fuera de ese hospital y de su situación tempestuosa.

Debía volver a casa con alguna excusa nueva, puesto que salió antes de los ensayos y grabaciones. Suponía que el staff o alguno le diría a sus compañeros la razón para evitarle tener que pensar en algo.

Al terminar, se vistió con su ropa, suspiró porque está vez se sintió más débil de lo normal cuando en otras sesiones anteriores no había sentido nada. Pero tanto el doctor Hwan como su médico oncólogo le advirtieron que de a poco vendrían los síntomas secundarios y que debía cuidarse el doble a pesar de su agenda apretada.

Incluso le habían sugerido que era mejor que se tomará un tiempo lejos de su carrera para un buen posible descanso y una rápida recuperación sin la necesidad de un deterioro físico. Pero HoSeok sabía que aquello conllevaba que todos supieran la verdad y no estaba dispuesto a ello.

—Toma, puedes beber agua aunque sea.

HoSeok le agradeció el gesto a Sojoon y bebió un gran sorbo de agua dejando que el chico tomará su bolso en sus manos. De repente, tenía mucha sed y sueño.

—Hobi, mañana te espero a las seis otra vez —la enfermera sonrió— sabes que cualquier cosa me puedes llamar.

Asintió y le sonrió, Hyori era una persona sumamente amable y profesional. Se había ganado su confianza tan rápido poniendo en sus manos su bienestar.

Estar en compañía de ella y Sojoon lo hacía sentir un poco mejor.

Al cabo de media hora llegó a su casa con ayuda de su asistente, todo estaba en completa tranquilidad. Tenía un poco de hambre, pero quería evitar lo de los últimos días. Cada que regresaba de sus sesiones y comía algo terminaba devolviendo todo en el retrete.

Tomó un relajante baño quitando el olor a hospital, al cual ya se había acostumbrado luego de un par de semanas. Prendió su celular obteniendo al minuto cientos de notificaciones con mensajes y mails. Una llamada de su madre. Hacia mucho no hablaba con ella y tampoco sabía cómo hacerlo ahora.

Llámese intuición de madre, pero la última vez que hablo con ella, la mujer se había dado cuenta de que algo diferente había en la voz de su hijo. Obviamente la pregunta de si ¿Estás enfermo? Fue lo primero que salió y HoSeok con una risita irónica tratando de esconder lo penoso y  lamentable de todo se lo negó. 

A sus padres es a quien menos quería preocupar. Y sabía que estaba cometiendo un grave error, porque ellos serían los primeros en llegar a su lado para cuidarlo y apoyarlo. Pero nuevamente ese sentimiento de negación, de sentir que podía solo lo embargaba diciéndole que no era necesario decir más.

Prefirió ignorar todo lo de su teléfono como si no lo hubiera visto, al igual que los mensajes del grupo con Bangtan o los privados. Dejó el aparato a un costado de su mesita de luz acomodándose de costado bajo las sábanas. Una lágrima recorrió pasando por su nariz hasta caer en su ojo contrario.

Era lo mismo de todas las noches, llorar en silencio hasta quedarse dormido. De repente, la soledad que antes era algo a lo que le temía se había convertido en su más grande compañera. Y todo por no querer lastimar a los demás.

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—Prueba esto, está rico.

TaeHyung colocó delante de JiMin los palillos con la carne de cerdo que se había cocinado en la pequeña parrilla. El ambiente olía muy bien. El chico de labios acolchonados tomó el pedazo en su boca deleitándose con el sabor.

Los sonidos de satisfacción por parte de los miembros alrededor de la mesa rectangular donde compartían un rico almuerzo no se hizo esperar. Estaban terminando de decidir si harían un Vlive juntos o si solo disfrutarían de su pequeño almuerzo.

HoSeok estaba revolviendo las verduras dentro del cuenco, había pedido bibimbap. En realidad, era lo único que podía comer sin la necesidad de devolverlo del todo por el retrete. Así que aprovechaba de alimentarse con eso y alguna fruta como manzanas. Y mucha agua, porque todo el tiempo sentía una sed espantosa y sabía que era a causa del tratamiento.

Eso y otras cosas más.

—¿Soju? —preguntó Jin frente a él a punto de servirle en el pequeño vaso, pero Hobi negó de inmediato.

—Creo que algo me cayó mal —se excusó. Los demás prestaron atención ante eso.

—Hemos comido lo mismo todos.

Se encogió de hombros con su mirada sobre su plato restando importancia al comentario de Yoongi.

—Me comí medio kilo de cerezas anteayer —inventó haciendo que algunos abrieran sus ojos de la impresión.

—Oh, hyung, luego me dice a mí por comerme un paquete entero de galletas oreo.

HoSeok miró con recelo a su menor.

—Tú lo haces de goloso, jk. Yo lo hice porque la ansiedad me atacó.

JungKook puchereó tomando un puñado de cerdo para llevarlo a su boca diciendo antes por lo bajo.

—A mí también me ataca la ansiedad.

Rieron.

—Tomate un antiácido —propusó Yoongi tomando de su vaso de soju— luego tendremos que hacer los últimos ensayos de la semana y tú estarás de malas.

HoSeok asintió a duras penas porque no quería que le dijeran lo que tenía que hacer. No quería sentirse más culpable de lo que ya se sentía por esconderles a sus compañeros una situación como la que estaba pasando. O que sus ánimos no estaban como siempre por la simple razón de que sentía cansancio veinticuatro siete culpa de su maldita enfermedad. Y su humor era de perros y no quería desquitarse con ellos.

Intentó cenar siguiendo el hilo de la conversación. Respondiéndole a JiMin sobre los cambios que harían en las coreos de las canciones que ya tenían  a su disposición grabadas y predispuestas para el nuevo álbum. Lo mismo cuando NamJoon le pregunto sobre las pistas que había grabado para entrelazarlas con la suya en una nueva versión de Cypher. O reír sobre los juegos entre JungKook y Jin o las anécdotas graciosas que TaeHyung contaba.

Intentó lo mejor que pudo, inclusive cuando siguieron en la tarde para la sesión de fotos para el greeting season con temática de ángeles y demonios. En serio que lo hizo, pero la sensación de fatiga y ansiedad lo tomó por sorpresa mientras hacía bromas junto a JiMin y Yoongi a un lado. De repente, le faltó el aire y eso el menor de los tres lo vio.

—¿Hyung, te encuentras bien?

No le dio tiempo a contestarle. HoSeok salió corriendo del lugar buscando un baño cerca. Dejando a más de uno confundido y pasmado por su actitud abrupta. Entró a los tumbos, abriendo de un golpe la puerta de un cubículo. Cayó de rodillas al suelo y con su cara frente a la taza devolvió todo el contenido de su estómago. Lo poco que tenía, mejor dicho.

Su cuerpo trepidaba culpa de las arcadas. El vómito que era en su gran mayoría líquido le quemaba la garganta y sus fosas nasales de una manera que hacían a sus ojos cerrarse y aguarse. Era la peor parte y una de las desastrosas consecuencias secundarias. O por lo menos eso deducía él.

Sintió unas manos cálidas masajear su espalda. Con las suyas un tanto temblorosas apretó el botón para que el agua corriera llevándose lo poco que había comido. La vergüenza ahondó en él al darse cuenta de que sus compañeros estaban detrás intentando ayudarlo. Y quiso llorar de rabia y miedo.

—¿Estás bien?

Asintió apenas a la pregunta con tono preocupante del pálido.

—Me parece que esas cerezas estaban en mal estado —bromeó el menor. Intentó reír para apaciguar el dolor y el cansancio, para que no sospechen nada.

Sin embargo, la intuición de uno hacía pensar que el chico aún sentado en el suelo, pálido, con sudor en su rostro por la fuerza inferida en devolver tenía algo más que solo unas cerezas que le habían caído mal

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Suspiró de alivio. Respiró hondamente dejándose relajar por fin en su cómoda cama. No había sido fácil hacer que todos dejarán de preocuparse por él cuando todos vieron lo pálido y débil que se veía. Tampoco fue fácil escapar al hospital por su sesión de radioterapia. Pero con ayuda de Sojoon y Bang PD pudo terminar su agenda antes de tiempo sin que los demás preguntarán.

Le comentó a Hyori sobre su malestar general repentino en medio de su día. La chica le respondió que era algo normal y que debía acostumbrarse y descansar aunque suene descabellado. Demasiado trabajo era contraproducente. Y si, ambos sabían que era imposible el descanso cuando él tenía trabajo las veinticuatro horas del día sin parar dos segundos siendo una estrella internacional de la música.

Debía descansar porque la mañana siguiente tenía más compromisos y en la noche una nueva sesión de radioterapia. Esto se estaba convirtiendo en un extraño juego de escape y mentiras y no sabía a ciencia cierta cuanto más podría seguir con todo esto sin que la bomba le explote en la cara.

He decidido que este será una historia corta. En si lo era desde el principio.

Espero les guste y lo disfruten.

No olviden votar y xomentar. Eso me hará saber que tanto les gusta la historia. 😊

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