*10*
Odiaba estar tan débil, detestaba sentirse así de impotente, de no poder ingerir algo sólido sin tener que devolverlo después. Agradecía tener la compañía de Hyori a su lado ayudándolo en todo momento.
La revolución por haber confirmado su relación amorosa en medio de su enfermedad le había costado cientos de comentarios negativos como positivos. Criticándoles por cualquier cosa mínima. Sobre todo a ella. HYBE también le había advertido a HoSeok sobre el repentino live que había hecho sin avisar antes, pero como poco le importaba, solo escuchó los reproches. En momentos así poco le importaba lo que los demás dijeran. Sus padres, a pesar, de apoyarlos expresaron su opinión, tampoco les pareció correcto su impulsividad.
Cepilló sus dientes, sus piernas se sentían un tanto débiles, pero aun así mantenía la suficiente fuerza para moverse y hacer ciertas cosas que lo mantenían activo. Se abrazó a la espalda de Hyori mientras salían del baño hacia el living. No le apetecía quedarse acostado en la cama, solo lo hacía sentir peor, así que la mayor parte del tiempo se la pasaba en la sala escuchando música, mirando alguna película, leyendo o haciendo otras actividades tranquilas en compañía. Sus padres solían venir muy seguido, su madre siempre le cocinaba, Mejiwoo pasaba cada vez que tenía tiempo al igual que sus compañeros de banda.
Escuchó el timbre de la puerta principal, mientras abrían él se quedo sentado revisando algunas cosas en su laptop. Ayudaba en algunos asuntos de la compañía en cuanto a las coreografías de otras bandas para sentirse mas útil.
Vio a los chicos entrar de a poco, riendo y conversando con Hyori quien les ofrecía algo para beber o comer, cada uno saludándolo con cuidado colocándose alrededor de él. Frunció su ceño porque se le hizo extraño que los seis llevaran puestas gorras, no era algo muy normal siendo que se encontraban a salvo y cerca. Intuía que algo se traían entre manos, los conocía demasiado bien.
—Hobi debe descansar, no se ha sentido muy bien hoy —comentó Hyori haciendo que todos mirarán al susodicho con atención.
—No queremos cansarlo, solo vinimos a verlo y estar un rato con él.
El menor de los siete se acomodó a su lado.
—Vinimos porque queremos enseñarle algo que hicimos.
La sonrisa cuadrada de TaeHyung le hizo sospechar de alguna locura.
—¿Está listo, hyung?
HoSeok suspiró no tan convencido para luego asentir dejando de lado su computadora, los seis se miraron entre sí y a la cuenta de tres se descubrieron las cabezas causando el asombro del castaño y la risa ahogada de la chica detrás del sillón donde se encontraba sentado HoSeok.
Yoongi, Namjoon y JungKook se habían rapado el cabello casi por completo. SeokJin, Jimin y TaeHyung lucían cortes extremadamente cortos sin llegar a estar rapados por completo. Lucían muy diferentes.
Su cabello había caído casi por completo, desde el primer día prefería mantenerlo cubierto con gorras que le impidieran ver ese detalle. Tampoco quería verse al espejo, la simple idea de mirar su estado físico solo le traía malestar, su progresiva delgadez, su palidez y opacidad en su piel, sus ojeras, sus malestares. Todo eso era algo irreal que por dentro lo deprimía, sin poder entender como una chica como Hyori seguía a su lado o que sus amigos cometieran tal estupidez.
—Están... locos... de remate.
—Les dije que le iba gustar.
—Esa cara es más de NO gustar, Tae —el ex azabache miró a su soulmate a su lado.
—¿En qué pensaban haciendo esto? —vociferó con algo de molestia en su voz y sus ojos ardiendo por las lágrimas acumuladas allí— ¡los van a matar en la empresa por hacer está tontería!
—No nos importa —respondió Jimin cruzándose de brazos.
Yoongi se colocó de cuclillas a frente su compañero, sus manos posándose en sus rodillas.
—Es solo cabello. —murmuró con una sonrisa ladina.
—El cabello nos volverá a crecer en menos de un mes, hyung.
La voz dulce de su maknae hizo que destapará su rostro empapado de lágrimas, sintió como el pelinegro acomodaba la cabeza sobre su hombro y lo dejó estar allí. Siempre era él el que lo reconfortaba, el que cuidaba de su menor, pero ver qué lo papeles habían cambiado le hacía sentir que algo hizo bien.
—No debían hacerlo.
—Pero quisimos hacerlo, Hobs. —sintió la mano de Jin posarse en su brazo, estaba sentado al lado de JungKook.
—Me tomé la libertad de contarle a Yoongi que no has querido raparte ni verte al espejo —murmuró con pena la chica— lo siento.
No podía enojarse con ella cuando solo quería ayudarlo en algo tan simple, pero que a él le costaba muchísimo.
Los miró a cada uno, ellos seis habían estado con él desde casi siempre, con ellos había iniciado su gran sueño de convertirse en el reconocido artista que era. A cuatro de ellos los había visto crecer, los había criado junto a Yoongi y SeokJin, se habían acompañado en los peores momentos e incluso en los mas felices. No podía esperar menos cuando desde el día cero en que se enteraron de su enfermedad lo habían apoyado sin descanso.
Esnifó secando sus lágrimas, con una idea en mente que quería comentarla para que ellos sean parte.
—¿Me ayudarían en algo? —siete pares de ojos lo observaron con atención, expectantes. Llevó sus manos hacía su cabeza quitándose la gorra de lana— ¿me ayudarían a arreglar este desastre?
Sonrieron aceptando ayudarlo. Lo llevaron hasta el baño de su habitación entre medio de chistes y anécdotas graciosas del pasado de la banda. Se dejó rapar el poco cabello restante que contenía su cabeza con sus hermanos a su alrededor. Volverse a ver al espejo le produjo mucho malestar, pero fue solo un instante, las ocurrencias de los demás no lo dejaban detenerse en su apariencia. Las fotos no pudieron faltar plasmando un hermoso momento de hermandad y amistad.
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Suspiró profundamente sintiendo cansancio en su cuerpo. Otra quimio que lo había dejado exhausto. Está vez fue complicado recibirla ya que sus venas decidieron esconderse dificultando que le colocarán la vía. Su brazo dolía, estaba hinchado con un enorme hematoma violeta. Era normal, le dijo su oncólogo.
Le parecía un tanto irónico que ante cualquier complicación que apareciera le dijeran que era algo normal. Pues para él no era normal tener esa enfermedad, no era normal no poder tener poder de su cuerpo, de tener horribles malestares, de no poder realizar una simple actividad sin que termine agitado.
Ni siquiera podía disfrutar de su relación con Hyori sin sentir que sus inseguridades lo atacaban. Sentía mucho mal humor tanto que comenzaba a aislarse.
Sabía que estaba mal, que ni su familia ni sus amistades tenían la culpa, no cuando todos ellos estaban a su lado apoyándolo y cuidándolo lo mejor que podían. HoSeok mantenía en su mente la idea de ser un estorbo y de vez en cuando se los hacia saber.
Sus piernas temblaron, se maldijo internamente y soltó una maldición al aire al volver a caer a la silla. Al instante unos fuertes brazos lo tomaron con cuidado levantándole. No sé asombro de encontrarse arropado por Namjoon quien lo había acompañado en el hospital ese día.
—Nam, puedo hacerlo solo.
—Solo lo ayudo —masculló viendo sus ojos oscuros, el cubrebocas le impedía verle el rostro.
—No quiero ser una carga —susurró.
El chico lo ayudó a caminar sosteniendo la mayoría del peso de HoSeok y susurró en contestación.
—Jamás será una carga, aparte de ser mi hyung, eres mi mejor amigo, eres muy importante para mí, así que jamás vuelvas a decir eso. —Hobi evitó llorar a pesar del nudo en su garganta. No podía verle el rostro, pero por sus ojos de dragón arrugándose supuso que le sonreía.
—Gracias.
Caminaron tranquilamente por los pasillos de la clínica. Una vez Hobi firmó su salida confirmando su próxima sesión subieron rápidamente a la camioneta que los llevaría a su hogar. Namjoon veía a su compañero demasiado serio. Sentía extrañeza de no ver a la novia del chico allí.
—¿Hyori?
—Trabajando.
Lo escuchó suspirar, lo conocía, sabía que tenía algo que lo preocupaba, sin embargo, no quería presionarlo.
—Discutimos.
—¿Qué pasó?
HoSeok no sé animaba hablar. Se sentía patético por mencionar la razón. Aunque era tonta, para él sonaba importante.
—Me desquite con ella por... sentir... inseguridad.
—Entiendo.
Namjoon inspiró aire buscando las palabras necesarias para confortar a su amigo. Comprendía la situación y el porque de su mal humor, también tuvieron una discusión. Cuando HoSeok se molestaba daba miedo.
—¿La quieres?
—Si.
—Ella parece quererte y mucho —giró su cabeza para mirarle— no se ha despegado de ti en ningún momento, ha soportado las críticas y todo lo que la gente ha dicho. Lo ha llevado bastante bien en comparación con otros. —al verlo en silencio prosiguió— Hyori te quiere, Hobs, no creo que puedas tener mejor compañera que ella, sabe cómo cuidarte y protegerte ante esta enfermedad.
—Me porte muy mal con ella.
Namjoon sonrió, tomó su celular entre sus manos tecleando un par de cosas. A los segundos se escuchó la tomada de mensaje en el teléfono de HoSeok, este lo saco de su chaqueta mirando el mensaje.
—Llama a ese número y pide un ramo de rosas, pídele disculpas y hazle saber que lo sientes.
HoSeok sonrió agradecido.
—Gracias, Nam.
—De nada, hyung. ¿Cómo te sientes?
—Solo quiero llegar a casa y dormir.
Se acomodó de modo que su cuerpo se relajase contra el asiento mientras miraba la ciudad pasar.
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