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*1*

Despertó. El simple hecho de intentar abrir sus párpados le costaba, culpa de la pereza. Sentía su cuerpo ligero y lánguido. Su estómago comenzó a rugir advirtiéndole sobre la necesidad de alimento. Tampoco había querido cenar en la noche. Su cabeza era un concierto de fuertes sonidos de tambores golpeando su cien acompañado del  tinnitus pulsátil proveniente de su oído. Era una bomba de tiempo a punto de estallar.

Tapó la poca luz diurna que se colaba a través de las persianas de tela vinílica colocando su antebrazo sobre sus ojos como si fuera un antifaz. Relamió sus labios sintiendo la resequedad en estos y dentro de su boca. Suspiró levantándose de la cama. Observó la ropa del día anterior aún puesta. Él jamás dormía con su ropa de día, jamás dejaba de lado su rutina diaria. Pero ahora, eso sonaba tan banal y estúpido que de tan solo pensarlo comenzó a reír negando con la cabeza.

Se desnudo lanzando su ropa al suelo de cerámicas del baño. Tampoco le tomó importancia a ese desorden. Total, ¿Qué importancia tenía ahora eso sí todo podría acabar en un instante?

No supo cuanto tiempo paso debajo del agua, pero el sonidito incesante de su móvil lo saco de esa agradable inmersión propiciando aún más su mal humor.

—¿Qué quieres?

Hubo un silencio de unos segundos del otro lado de la línea.

Debemos hablar y lo sabes.

HoSeok suspiró tomando asiento en la cama aún desecha, apenas se había puesto unos boxer y un pantalón holgado. Sojoon, su asistente personal y amigo se había enterado de los resultados y aún estaba sin saber cómo reaccionar.

—¿Sejin lo sabe?

Aun no, pero me está pidiendo los análisis o por lo menos los quiere corroborar para dar su parte.

HoSeok suspiró, sentía una jaqueca que hacía pesar su cabeza y pensamientos. No sabía que debía seguir después de esto.

—Tenemos ensayo, te veo allá.

Fue todo lo que dijo cortando la llamada luego y dejando su celular a un costado. Inhaló y exhaló un par de veces intentando sosegar su ansiedad que comenzó como un tic de mover constantemente las piernas y los pies.

Buscó ropa cómoda en su vestidor. Su bolso de siempre con sus poquitas  y necesarias cosas y salió sin siquiera comer algo. Ni siquiera respondió a los mensajes del grupo que tenía con sus compañeros de banda. Solo quería llegar y ponerse a trabajar, estar ocupado en cualquier cosa para no pensar de más.


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Lanzó su bolso sobre el largo y cómodo sillón de cuero en la antesala de su estudio. Suspiró sobando sus ojos con la yema de sus dedos. No tenía cabeza para mucho y ese día tenía que grabar una sesión de fotos y seguir con las partes que le tocaban en las canciones del nuevo álbum.

—Buenos días, hyung. —saludó JiMin entrando al estudio. Como siempre siendo el más amable y lindo. Su lindo y chiquito Jiminie. Pensar que cuando se conocieron tenían el amor y pasión por el baile pero no sé hablaban mucho, sin embargo, ahora era su más bonito dongsaeng y estaba orgulloso de todo él.

¿Suena a despedida? ¿Por qué de repente tenía esos pensamientos?

—En diez minutos a la sala de ensayos. —dijo dejándole un vaso de americano frío. El chico de labios abultados solía tener esos detalles con todos, era muy amable y cálido. Inclusive el más pequeño de todos que en ese momento pasaba por ahí.

—Buenos días, hyung. —sonrió con su característica sonrisa de conejo. A pesar de ser el menor de la banda, la fuerza y entrega que tenía a la hora de trabajar y dar todo en el escenario y la vida era admirable. HoSeok sabía que para JungKook, él era su refugio, era alguien importante para el chico de tatuajes, y le causaba gracia en el interior, porque toda esa imagen de rudeza no contrastaba con su personalidad tranquila y un tanto inocente.

JungKook era de alma pura y corazón noble.

Entró al salón de ensayos con la gente del staff detrás, los demás ya se encontraban allí también junto a sus asistentes y otras personas cercanas. Con todo el éxito que habían tenido, las personas que trabajaban al lado de ellos se había reducido a solo privilegiados y los más antiguos.

Entre esos, contaban algunos amigos y novias.

Miró a Yoongi de brazos cruzados hablando con NamJoon y una de las chicas del staff, suspiró porque no sabía cómo sentirse. NamJoon a pesar de ser menor que él era su gran amigo, lo admiraba por el temple que tenía a la hora de llevar el liderazgo del grupo aún así no se lo haya dicho nunca. Eran un tanto caóticos y el moreno sabía cómo mantener la calma y como mantenerlos a todos unidos.

No podía decir menos de Yoongi, de su mejor amigo, de la persona con quién lloraba de la risa y con quién hacía muy buena muscia, por más que el pálido siempre se mostrará serio, era una persona muy dulce y amable, que al igual que NamJoon admiraba por su sabiduría y tranquilidad.

—Ya vamos a empezar.

Asintió a la voz de TaeHyung, su otro querido y mimado dongsaeng, que al igual que JungKook, era de alma pura y corazón noble, alguien sumamente cálido que hacía que confiaras en él al segundo por su forma de tratarte. Su belleza era igual de atrayente, suponía que tenía muy bien merecido aquel puesto en los ranking de los rostros más bellos del mundo.

Puesto que también había obtenido SeokJin y que le causaba un poco de gracia porque los de afuera apenas conocían una parte de lo bella persona que era su hyung. Siempre cuidándolos, pendiente de si los demás necesitan algo o están bien, de si comieron bien o no. De hacerlos reír con sus humoradas aunque no causen nada de gracia.

Esos eran sus compañeros de banda, sus más grandes amigos, sus hermanos, su familia.

Su familia.

Un sentimiento amargo lo tomó por sorpresa al caer en cuenta que no solo debía decirles a esos chicos sobre su supuesta enfermedad, sino también a sus padres y su hermana. Esto se estaba saliendo de control y ni siquiera, aún, estaba siendo capaz de asimilarlo. Era mucha presión.

Tragó saliva colocándose en posición. A pesar de que en ese momento estaba en automático, podía escuchar su alrededor y moverse a sus demandas. Él era el que marcaba las coreos, tenían más privilegio desde todo el éxito que habían ganado. Tenían más voz y voto a la hora de elegir y moverse en sus trabajos. Eso era un tanto satisfactorio como extenuante.

Pero para Hobi, bailar era su más grande escape, su mayor virtud y alegría. Y no dejaría que nada lo haga desistir de seguir viviendo todo esto que tenía. Ni siquiera las risas y bromas que compartía con los demás.

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Bebió un largo trago de su americano frío mientras subía al décimo piso en el ascensor. Después de haber tenido un ensayo lleno de risas y buenos momentos con sus compañeros, Sojoon le había mandado un mensaje avisándole que lo necesitaba en una de las oficinas centrales, que lo esperaría en la sala de juntas.

Bajó del ascensor, saludo algunos trabajadores de forma amable, su humor estaba muy bien. Abrió la enorme puerta de vidrio entrando al interior después de que hayan avisado en recepción que él ya había llegado.

HoSeok se detuvo en seco con su mano en la manija de la puerta. Ver a las personas reunidas allí no le dio un buen sabor de boca y el café que estaba tomando se le torno tremendamente horrible a su paladar. Bufó tomando asiento en la cabecera.

—Te pedí que no dijeras nada.

—Lo siento.

Se disculpó el chico de cabello castaño claro y anteojos. Sojoon había tenido que contarle obligadamente al manager y este tuvo que hacerlo rápidamente a Bang PD. El hombre no tenía una buena cara, suspiró mirando unos papeles que tenía sobre la mesa frente suyo.

HoSeok comenzó a jugar con sus uñas cortas con dibujos de flores de colores, su humor había caído en picada, no quería que se hiciera un show de lo que le estaba pasando.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó con voz tranquila mirando a su menor, en el fondo aún estaba en shock, aún no podía creerlo.

HoSeok se encogió de hombros, no quería pensar en que estaba enfermo porque él no se sentía de esa manera. Se sentía bien, fuerte, capaz de todo, capaz, hasta, de detener un tren si era necesario. Debía haber algún error con esos analisis.

Sus ojos se aguaron porque no quería que fuera cierto. Bang PD suspiró mirando a su alrededor y balbuceo.

—Debemos saber que piensan los demás.

Eso fue el detonante para saltará de su asiento. Estaba negado a que ellos lo supieran, realmente negado, no había que hacer tanto escándalo si se podría resolver rápido y sin titubeos.

—¡No! Ellos no lo van a saber, no lo tienen porque saber —sus ojos ardían por las lágrimas y con voz ronca prosiguió— haré algún tratamiento, tomaré medicamentos y ya. Pero esto se debe guardar en la más estricta confidencialidad, ¿Entendido?

Los tres hombres presentes suspiraron porque él chico era una persona sensible pero fuerte. Parecía demasiado incrédulo con el tema y sería difícil hacerlo cambiar de opinión.


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Cenó junto a sus compañeros fingiendo que todo había estado bien. Había hablado con Bang PD un buen rato, sobre la vida, sobre el éxito, sobre él y su enfermedad. Debían tomar una decisión rápida si querían cambiar la situación momentánea.

Tampoco pudo evitar llorar encerrado en el baño del departamento que compartía con los chicos. Aún conservaban el lugar para ciertas cosas. No pudo evitar sentir ansiedad y pánico. De a poco comenzaba a caer que lo que le estaba pasando no era broma, era grave y debían tomar cartas en el asunto. Debía dejar de lado su negación e inmadurez, se trataba de su propia vida.

Dormir tampoco se le hizo fácil cuando su cabeza iba de un lado para el otro. Así que cuando despertó sus ojeras eran tan notables como su falta de humor. Sus ganas de existir inclusive. Ni siquiera desayuno, pidió solo una botella de agua para beber en el camino al hospital en compañía de Sojoon. Habían quedado con Bang en que buscarían toda solución posible antes de contarles a los demás.

El doctor Hwan ya los estaba esperando.

—HoSeok, todo estará bien, te explicaré paso a paso lo que haremos —asintió con sus manos sobando la tela de sus jeans— no será difícil, pero si cansado. Te asignare a una persona en particular para que esté contigo durante el tratamiento.

La puerta del consultorio fue tocada con ligeros golpecitos y al escuchar el “adelante” por parte del médico, una chica de amable sonrisa se dejó ver.

—Ah, justo hablábamos de ti.

—Buenos días. —saludó en una reverencia.

—Ella es Choi Hyori, será la encargada de suministrarte el tratamiento y de estar pendiente de ti en el transcurso. Lo haremos dos veces a la semana durante una hora…

Parecía escuchar códigos indescifrables, o tal vez, no quería admitir que parte de sus días se convertirían en algo asiduo y normal al venir al hospital. Al ser una celebridad, tenía cierto privilegio en cuanto a horarios y espacio. Sólo esperaba que la farsa durará lo suficiente como para curarse y no tener que decírselo a nadie más.

Solo quería salir de aquello.

Primer capítulo. De a poco iré explicando todo. Espero me salga bien.

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Orgullosa del noveno aniversario de mis tannies 🤧

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