3.
17 años
POV Max
¡Una semana! Una maldita semana en estudios. Una estúpida semana lejos de Jane.
¿Por qué la vida es tan cruel conmigo?
¿Qué hice yo para merecer esto?
Ja! Bien, sin lamentos. No faltaba mucho para llegar al hospital y volver a ver al amor de mi vida quien se hacia llamar mi "mejor amiga".
Un término doloroso para mí, pero ni como quejarme si ni siquiera era capaz de decirlo a mis amigos.
¿La razón de no estar en el hospital como siempre? Bueno, resulta que a mi corazón se le ocurrió empeorar su estado en los últimos 3 años.
Hace una semana Nancy sugirió hacer un estudio a profundidad; en otra ciudad.
Y aquí estoy, de vuelta a "casa".
—Llamé a James.— Dijo Robin de repente.— Le expliqué porque cancelé la clase de éste fin de semana. Tendrás que estudiar doble el próximo.— Hice un puchero.
—¿No me lo perdona ni siquiera porque estoy muriendo?—
—No estás muriendo.—
—Pero él no lo sabe.— Sonreí.
—Serás responsable.— Me miró seria.
—Bien.— Suspire y crucé los brazos.— ¿Ya vamos a llegar?— Pregunté.
—Ya casi.— Respondió.
—¿Y ahora?—
—Falta menos.—
—¿Ya?—
—No.—
—¿Ahora?—
—Menos que antes.—
—¿Y que— Me interrumpió.
—Guarda silencio, Max.—
—Ya quiero llegar.— Hice otro puchero.
—No pasa nada si hoy no ves a Jane.— Dijo con una sonrisa divertida.
—Calla.— Pedí sonrojada. ¿Qué le pasa insinuando cosas que si son pero que no quiero decir? Indignante.
—No me calles que soy tu madre.— Golpeó levemente mi pierna.
—¡Me golpeaste! Te voy a acusar por maltrato intrafamiliar.— Me llegó un zape.
—Si no guardas silencio te juro que manejare lo más lento que pueda.— Amenazó. Me senté como debía y guardé silencio el resto del camino.
Al llegar no esperé nada para bajarme y adentrarme al hospital, fui a la zona donde estaba mi habitación y la de Jane y busqué en el pasillo su linda presencia.
Nada.
Sin pena alguna entré a su habitación.
Nada.
¿Qué pasa aquí?
Frustrada me dirigí a mi habitación, abrí la puerta y encendí la luz.
Casi de inmediato un cuerpo se abalanzó sobre mi tirándome al suelo.
—Volviste.— Era Jane.
—Volví.— Sonreí abrazándola con fuerza.
Nos levantamos del suelo.
—Te extrañé.— Besó mi mejilla.
¡Besó mi mejilla! ¡Besó mi mejilla!
Bien, tengo que calmarme.
Sonreí estúpidamente.
—También te extrañé.—
—Yo extrañé verlas juntitas.— Dijo Steve desde la puerta.
—¡Les arruinaste el momento!— Dijo Billy colocándose a un lado.
—Lis irriinisti il miminti.— Se burló. Los miré con una sonrisa.
Esos dos tienen algo y no lo aceptan.
—Ya pueden besarse.— Dije como de costumbre, escuché la risa de Jane.
—Concuerdo.— Dijo ella tomando mi mano.
—Entonces ustedes también pueden besarse.— Me reí.
Como quisiera...
—Sólo si ustedes se besan primero.— Los miró con malicia.
Si algo conozco de ella es lo gran estafadora que puede llegar a ser.
Era una trampa para ver un beso entre Steve y Billy. ¿Quien no quiere verlos besarse?
Ellos la miraron con una sonrisa.
—No caeremos de nuevo.— Dijo Billy.
Jane hizo un puchero terriblemente adorable.
¡Dios salvame de tanta ternura!
—Max, quita esa cara de estúpida.— Billy rió ante el comentario de Steve.
—Quita tu cara de imbécil.— Me miró indignado.
—Muy bien, antes de que corra la sangre de Steve, es mejor irnos para... no interrumpir.— Nos miró pícaramente. Maldito...
Salieron dejándonos solas.
Una ola de nerviosismo me rodeó. Mierda, soy mala para disimular.
—¿Cómo saliste en tus estudios?— Preguntó de pronto. Me senté en la cama, ella me siguió.
—No lo sé, no quise verlos hasta que Nancy lo hiciera.— Suspiré.— Pero la mirada de Robin me dice que no tenemos buenas noticias.— Tomó mi mano con suavidad.
—¿No han encontrado el corazón?— Negué.
—No, mi caso era controlable antes así que no me tomaban en cuenta en la lista de trasplantes. Pero ahora que empeore... es difícil encontrarlo puesto que no soy la única que lo necesita.—
—Sé que lo encontrarán pronto.—
—Eso espero.— Sonreí.— Sigue en pie la promesa de salir juntas de aquí.—
Sonrió ampliamente dejando ver sus adorables hoyuelos.
Que imagen tan perfecta.
—Por supuesto. Salir de aquí no tendría sentido sin ti.— La miré a los ojos.
—Te quiero.— Soltó una dulce risita.
—También te quiero, Max.— Besé su mano.
—¿Cómo vas tú con el tratamiento?— Pregunté.
—Es cansado.— Suspiró.— Pero es eficiente.—
—¿Cansado?—
—Sí, cansado.—
—¿Por qué no pides el trasplante de médula ósea? Es más rápido.—
—No lo sé, prefiero el tratamiento normal.— Se encogió en hombros.
—Eres una necia.— Dije con diversión.
—Claro que no.— Se hizo la digna.
—Claro que sí.—
—No.— Se acercó mirándome amenazante.
—Sí.— Junte nuestras frentes.
Nuestras miradas eran retadoras.
Puse mi mayor esfuerzo para no desviar mi mirada hacia sus lindos labios.
—Me sigue gustando el color de tus ojos.— Podía sentir su respiración sobre mi rostro.
Santo cielo.
Si sigue así moriré aquí mismo de un infarto.
—A mi me encanta el color de tus ojitos.— Sonrió.— Y tu sonrisa también me gusta.— Sonrió más ampliamente.
—Recuerdame sonreír más seguido.— Dijo en un tono...¿coqueto? ¿Está coqueteando conmigo?
Bien. Tengo que decir algo inteligente, no te bloquees, Max!
—Jeje.— Soy idiota.
—Hey Max ya tengo los resul...— Nos separamos de un brinco. Era Nancy.—...tados.— Terminó mirándonos con una ceja levantada.— ¿Qué hacían?— Preguntó.
Me sonroje. Y Jane reaccionó de la misma manera.
—S-solamente hablábamos.— Dije intentando ser convincente.
—Eh...sí, sólo hablábamos jeje.— Dijo Jane.— ¡Oh! Miren la hora, me tengo que ir, adiós.— Besó mi mejilla y salió de la habitación corriendo.
—Max...—
—No diré nada.— Miré hacia otro lado.— ¿A qué venías?— Pregunté.
—Oh. Ya tengo los resultados.— Se acercó y se sentó frente a mi.
—¿Es bueno o malo?— Pregunté. Hizo una mueca.— Se sincera.—
—Malo.— Bajó la mirada.— En poco tiempo el medicamento dejará de ser suficiente para tu corazón.— Suspiró.— Sabes lo que puede pasar si no encontramos corazón para la operación, cierto?— Asentí.
—¿Se puede hacer algo para conseguirlo?— Pregunté.
—Tendría que hacer un par de peticiones pero igual tardarían un par de meses.—
—¿No tengo siquiera un par de meses?— Se encogió en hombros.
—Es muy impredecible saber lo que pasará y lo tienes en claro desde siempre. Puede darte un infarto en cualquier momento. De toda forma corres riesgo.— Suspire.
—¿Tendré que limitarme más?— Pregunté. Asintió.
—Lo lamento.— Susurró.— ¿Necesitas un abrazo?— Asentí.
Pasó sus brazos alrededor de mi cuello, recargue mi cabeza en su pecho.
—Si quieres llorar, llora sin problema.— Apreté su agarre.
—Nancy...—
—¿Si?—
—¿Me salvarás la vida otra vez?— Sollocé.
—Lo haré, prometo que lo haré.— Besó mi frente.
Nos mantuvimos así un rato.
—¿Qué pasó?— Escuché la voz de Robin. Nos separamos.
Estiré mis brazos hacia Robin.
Se acercó y me abrazó.
—¿Están bien?— Preguntó.
—Podríamos estar mejor.— Dijo Nancy.
—Le dijiste sobre...— Nancy asintió.— Oh. Bebé, no llores si? Todo estará bien, te lo prometo.—
—Yo quiero que me prometas algo, Max.— Dijo Nancy, me separé de Robin y la miré.— No quiero que te pongas triste por esto, lograremos hacer la operación, si?— Asentí.
Ambas sonrieron y cada una besó mis mejillas.
—Las amo mucho.— Dijo Robin abrazandonos a mi y a Nancy.
—También las amo.— Dijo Nancy apretando el abrazo.
—Yo igual las amo, pero podrían soltar un poco el abrazo, me quedo sin aire.— Rieron.
—Ya, lo siento.— Dijo Nancy separándose. Su celular comenzó a sonar, lo revisó y suspiró.— Me tengo que ir.—
Besó mi mejilla.
Tomó el rostro de Robin y dejó un beso en sus labios. Sonreí ante el rubor en mi inocente madre.
—Cuídate.— Le dijo aún sonrojada.
—Ustedes también, nos vemos.— Salió.
Dirigí mi mirada a Robin.
—Ni se te ocurra hacer comentarios al respecto.— Hice un puchero.
—Quien diría que eras tan tímida.— Me dio un zape.
—Calla.— Reí.
———————
—Solamente tienes que multiplicarlo, Max.— Me regañó Jane.
—Sigo sin entenderte.— Suspiré frustrada.
Jane me ayudaba a avanzar un poco en matemáticas porque...soy pésima en ellas.
—Si prestaras atención tal vez entenderías.— Se quejó.
—Ni como prestar atención si tu sola presencia me distrae.— Susurré.
Guardó silencio.
¿Me habrá escuchado?
Oh por la grandísima mierda.
Miré su rostro. Estaba levemente sonrojada.
Carraspeo.
—S-sigamos con l-la ecuación.— Asentí. Al menos no lo tomó mal, cierto?— Tienes que multiplicar éste numero, ok?—
—Bien.— Seguí sus instrucciones.
—Genial, vas mejorando.— Besó mi mejilla. Sonreí como idiota.
—Eres una buena maestra.— Sonrió.
Veía una pequeña posibilidad para salir con ella, pero mi gran dilema era:
¿Debía hablarlo con alguien?
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Hey!
Disfruté mucho escribir este cap siksi :3
Aclaro, la apuesta es por quien lo confiesa primero a nuestros metiches (Billy, Steve, Nancy y Robin).
Así que sí, ambas están enamoradas...pero ninguna lo hace dicho, aún
Los quiero mucho❤
Sillie es real!
Y!
Sin más que decir: CHAO BYE!
By:Muffinisaurus_Rex8
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