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Estaba lloviendo a cántaros otra vez, estaba en mi habitación mientras buscaba algunas cosas para la universidad en Intenet, igualmente tendría que ir de compras próximamente.

Escuché el timbre, me puse unos zapatos simples y bajé a abrir, ahí estaba Jacob completamente mojado, agradecía que papá hubiera tenido una junta de emergencia.

—¿Jacob?

—Dijiste que iríamos de compras–Me sonrió, pero sabía que se moría de frío.

—Te buscaré una toalla para que te seques un poco.

Subí a mi baño y le traje una toalla seca, él se encontraba viendo unas fotos mías de pequeña.

—¿Qué te parece tan interesante, Ceniciento?

—Eras muy tierna–Él se envolvió en la toalla–Y parece que desde ese entonces te gustaba hacer tu propia ropa.

En la foto aparecía mi yo de nueve años haciendo una pose rara con un vestido mal cosido, que además estaba hecho de diferentes telas.

—Mejoré mucho después de eso–Me burle de mi misma.

—Claro que lo hiciste, pero ese vestido es lindo.

—Creo que mi abuela lo sigue teniendo en su casa.

—¿Dónde vive ella?

—Florida.

—Un poco lejos.

—Si, pero es divertido cuando la visitamos, porque siempre me lleva a Disney.

—Eso es tierno, creo que nunca he ido.

—No puede ser, ¿nunca has ido a Disney?–Pregunté asombrada, él negó su cabeza divertido–Tienes que ir, es maravilloso.

—Ni siquiera entendería las referencias, nunca he visto las películas.

—Definitivamente necesitamos verlas, ahora.

—Vine para lo de ir de compras–Él me detuvo antes de que tomara los discos de las películas animadas de un cajón debajo de mi televisor.

—Bien, pero de regreso haremos maratón de las películas, sin descanso.–Tomé mis llaves.

—Lo que tu digas, yo solo te sigo.

[...]

Estábamos en el auto, yo iba manejando mientras que él veía el paisaje. Habíamos dejado Forks atrás desde hace unos kilómetros atrás.

—¿En la reservación no ven películas de Disney, o tu padre nunca te las puso?

—Nunca las puso, además, podría haberlas visto por mis hermanas, pero ellas habían dejado de verlas cuando yo tenía la edad suficiente como para recordarlas.

—Tengo que llevarte a Disney ahora, eso es seguro.

—¿Qué vas a comprar?

—Útiles, una bolsa, decoraciones para el dormitorio en la universidad.

—¿Tienes algún roomie?

—No, conseguí tener la habitación para mi sola, lo que es un alivio, para ser honesta.

—¿Por qué? Yo amaría tener un compañero.

—Porque a veces uno necesita su espacio.

—Entiendo...

—¿Tú planeas ir a la universidad?

—Lo hago, tal vez.

—¿Tal vez?

—Digo, papá aún me necesita.

—Tú papá es un hombre grande Jacob, estoy segura de que puede cuidarse por sí solo.

—Lo sé, pero necesita quien le ayude en las pequeñas tareas.

—Estoy segura de que si tu no eres quien está ahí, Seth se encargará.

—En eso tienes razón, ellos se llevan muy bien.

—¿A qué universidad quieres ir?–Le subí el volumen a una canción que sonaba en la radio.

—No lo sé...

—Lo sabes.

—Pensilvania.

—Oh, esa universidad es linda, dicen que es buena además.

—Si, pero no lo se... al graduarme tal vez tome un año sabático por la manada.

—Eso es decisión tuya...–Empecé a cantar la canción en tono bajo, Jacob volteó a verme–¿Qué?

—Nada... cantas muy bien.

—Gracias.

—Creo que nunca había escuchado a esa banda.

—Si, son realmente buenos, y el cantante es algo guapo.

—¿En serio?–Preguntó entre ofendido, enojado y divertido.

—Mhm.

—Pues bueno...

Seguí manejando, estábamos ya muy cerca de Seattle, tendría que haberle avisado a papá, pero le avisaría tan pronto me estacione afuera de alguna tienda.

[...]

Fuimos a Target para los útiles y algunas decoraciones pequeñas, a Walmart también, y ahora estábamos en un centro comercial.

Entre a una tienda de ropa, Jacob estaba sentado en el suelo cansado mientras me veía inspeccionar la ropa, pocas veces compraba, pero si criticaba los diseños y telas. Empecé a ver la ropa de hombre, había ropa de buena calidad, que además se veía cómoda. Revise la etiqueta, no era tan caro como podría ser, mire a Jacob y él volteó a verme asustado.

Tomé un par de camisas, pantalones, incluso chaquetas y me acerqué a donde estaba sentado, me puse de cuclillas.

—Ceniciento...

—No, no lo haré, no puedes obligarme.

[...]

Estaba sentada afuera del probador mientras esperaba a Jacob, teníamos suerte de que fueran unisex para poder ver la ropa que se probaba.

Salió del probador cabizbajo, como si odiara esto. Reí.

Tenía puesto un pantalón de mezclilla que le quedaba pegado en sus muslos, una camisa color azul y una chaqueta negra de cuero.

—No quiero comprar ropa.

—Vamos, te ves increíble.

—Ni siquiera traigo dinero conmigo.

—Yo puedo...

—No, tu no lo pagaras.

—¿Por qué no?

—Porque vinimos a comprar cosas para ti, no para mi–Cerró de nuevo la cortina, no podría convencerlo de que realmente le quedaba el atuendo por más que quisiera.

Me acomodé en la silla y le mande un mensaje a papá, después me llegó un mensaje de Alice que decía que Bella Y Edward estarían devuelta antes de tiempo por una "sorpresa", estaba por preguntarle a que se refería cuando Jacob volvió a salir.

Nos fuimos de la tienda y seguimos caminando, él insistió después en comprarnos helados.

—A ti te gusta arreglar autos–Recordé cuando estábamos sentados en la heladería.

—¿Recordaste eso comiendo helado?

—Si bueno, eso no importa... podrías estudiar algo de eso.

—O saltarme los estudios y abrir mi taller mecánico de una vez.

—Podrías hacer cualquiera de los dos... ¿por qué te gusta arreglar autos? ¿Qué tiene de interesante?–Comí de mi helado.

—Míralo así, tus vestidos, son mis autos. Me gusta hacerlo, soy muy bueno y me divierte.

—Tengo una duda... ¿Qué pasará cuando vaya a la universidad con todo esto de la impronta?

—Realmente no lo sé, por eso trato de pasar tiempo contigo, quiero recordarte bien antes de que te vayas.

—Me voy en una semana–Confesé, el me miró con sorpresa.

—Mientes.

—No lo hago, por eso traté de comprar varias cosas hoy... ya tengo mi vuelo.

—¡¿No pudiste decírmelo antes?!–Se sobresaltó, algunos del lugar nos estaban viendo.

—No tengo porque decírtelo, no somos pareja, ni siquiera amigos.

—Pero si eres mi impronta, debiste al menos mencionarlo.

—Ya lo hice, siento si esto te molesta, pero sabías que me iría, no era ningún secreto para nadie.

—Pero yo...

—Pero nada–Salí de ahí enojada.

[...]

Espere en el auto mientras él salía, parecía un perro regañado, llevaba una mano detrás de su espalda, ocultando algo.

Abrió la puerta del auto y se subió a el.

Me mostró un ramo de flores que tenía en su espalda.

—Lo siento...

Tomé las flores y las puse cerca de mi, empecé a manejar, ambos estábamos en silencio.

—Te perdono, pero sabes que me iría.

—Lo sé, pero eso no hace que duela menos.

—Dijiste que harías lo que fuera para estar bien conmigo y que yo lograra perdonaarte por lo de Bella...

—Así es.

—Entonces déjame ir

[...]

Entre a mi casa después de haber dejado a Jacob en la suya, después de ese momento que habíamos tenido no habíamos hablado mucho, solo de cosas simples.

Deje las bolsas en la sala y las flores las puse en un jarrón.

Tomé mi celular y le escribí por fin a Alice, ella me respondió con un "Luego te cuento".

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