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Corrí.

Deje todo lo que estaba haciendo para correr hacia él.

Subí al auto y manejé.

Lleguelé a la reserva pocos minutos después, me estacione en su casa y me acerqué un poco antes de oír los horribles gritos de Jacob.

—¿Qué está pasando?–Pregunté desesperada a Leah, que era la única a la que conocía.

—Él se interpuso, se supone que yo estaba ahí, yo ya lo tenía.

—¿Él decidió ayudarte?

—No debió.

—Pero fue su decisión, agradece–Me acerqué más a la puerta, pero al seguir escuchando los gritos retrocedí un poco.

Sentí una mano en mi hombro, voltee a ver al chico moreno, creo alguna vez haberlo visto en mis visitas a reservacion antes.

—Supongo que tu eres Taylor.

—Lo soy...

—Jacob tiene problemas contigo.

—Si lo sé, no funcionamos, soy una pésima impronta, pero eso no importa en este momento, amigo.

—No me refiero a eso... muchas veces él no deja de pensar en ti, en lo horrible que se siente al no estar contigo, en serio le duele.

—No sé porque me dices esto...

—Mi nombre es Paul.

—Es un gusto conocerte Paul, pero no te creo.

—¿Por qué no?–Preguntó Seth.

—Jacob me contó lo de la telepatía de los lobos, ustedes saben que besó a Bella, y claro que no estaba arrepentido de ello.

—Cuando todo esto pase me encargaré de hablar con él–Me aseguró Billy. Él me miró triste, a pesar que había sido su hijo quien había traicionado a su impronta y no él.

Iba a responderle, pero el sonido de la llegada de la enorme camioneta de Bella me interrumpió. Ella se bajó de inmediato.

—¿Está...?

Se escuchó otro grito de dolor, cerré mis ojos con fuerza. Después de eso ella notó mi presencia entre la manada.

—¿Tú que haces aquí Tay?

—¿Ella no te contó?–Se burló Leah.

—Leah...–Le advirtió Seth, ella solo se encogió de hombros.

—¿Contarme qué?–Bella enarcó una ceja hacia mi dirección.

—No es el momento...–Dije mientras empezaba a jugar nerviosa con la tela de mi blusa, no muy segura si los nervios eran por el estar nerviosa por el estado actual de Jacob, o por tener a Bella preguntándome sobre el porqué estaba aquí.

—Dime que haces aquí.–Insistió.

—Yo...

—Ella es la impronta de Jake–Le confesó Leah por mi, los demás de la manada la regañaron, era mi secreto, no el suyo.

Bella me miró atónita.

—Eso no es cierto...

—Bella...

—No me lo dijiste.

—Traté, pero nunca se dio el momento.

—¿Desde hace cuanto lo sabes?

—Algunos... meses.

Ella me miró entre adolorida y decepcionada.

—¿No confías en mi?

—Ese no es el punto Bella.

—¿Entonces cuál es el punto?

—No quería preocuparte más, sabía que ya estabas muy mal con todo lo de Victoria y eso...

—¿Eso qué? Pudiste decirme, somos mejores amigas, si me hubieras dicho no le hubiera pedido que...–No sabía si contarme, lo noté.

—Se besaron.

—¿Lo sabes?

—Claro que lo sé.

Se escucharon más gritos los cuales me hicieron estremecer un poco, el saber que él sufría me hacía sentir mal de cierta manera.

Sentí como alguien se acercó y me acarició la espalda para recomfortarme. Lo reconocí como Seth, el chico de las flores.

Carlisle salió de la casa con Sam detrás de él.

—Ya pasó lo peor, estará bien. Le dí morfina pero su cuerpo la consumirá muy pronto. Regresaré para darle más.

—Gracias–Dijo Billy y le ofreció su mano al doctor, él la estrechó.

—Está preguntando por ti–No supe a quien le decía, si a Bella o a mi, retrocedí un poco inconscientemente.

—Taylor–Aclaró Sam–Te busca a ti.

Billy me miró triste y yo solo pase dudosa a la casa para poder ver a el lobo.

Me quedé en el marco de la puerta mientras lo veía tendido en su cama.

—Ceniciento...

Él se veía horrible, todo su cuerpo estaba sudoroso, su brazo estaba enyesado y parecía que había pasado el peor día de su vida.

—Hola...

Me acerqué un poco a él.

—Estaba preocupado por ti.

—¿A ti te rompieron todo el cuerpo y te preocupaste por mi?–Susurré.

—Pensé que... no quería morir sabiendo que estás enojada conmigo...

—No quería que murieras.–Me sinceré.

—Quiero que sepas que me arrepiento, no debí besar a Bella antes, ella lo dejó en claro con su gancho derecho...

—¿Y te arrepientes cuando la besaste por segunda vez, hace sólo unas cuantas horas?

Él me miró un poco sorprendido y luego suspiró. Se estaba haciendo costumbre que le descubriera sus pequeños momentos con Bella, no eramos pareja, pero igualmente nos dolía a ambos cuando hacía cosas así, más a mi que a él.

—¿Edward te lo contó?

—Alice.

—Yo...

—No digas nada, vine porque el lado que sigue conectado con tu lobo te quiere a salvo, y quiere que estés bien sin importar que.

—Yo sigo algo enamorado de Bella.

—Lo sé.

—¿Estás molesta?

—Claro que lo estoy.

—Quisiera recompensarte, pero no sé cómo... eres algo imposible para mi.

—¿A qué te refieres con eso?–Pregunté algo confundida.

—Nunca quieres nada, intento disculparme, ir a tu casa, entender lo que sientes, simplemente no puedo, no puedo comprender lo que quieres y es realmente cansado.

—¿Qué? ¿Es en serio?–Lo miré, no podía creer lo que decía esta vez.

—¡Pues si! Trato de ser lindo y me alejas.

—¡Perdóname si no quiero perdonar a alguien que besó a mi mejor amiga!–Grité. Estaba segura de que todos afuera me habían escuchado.

—Me disculpe–Murmuró entre dientes.

—Con flores, las cuáles mandaste a alguien más a darme, y luego volviste a besar a Bella, no sé si lo recuerdas.

—Claro que lo recuerdo, a veces desearía que ella fuera mi impronta y no tu, mejor quita el a veces, yo desearía que ella fuera mi impronta y no tú.

—¡Yo también lo deseo seguido, créeme!

—Ni siquiera cuando me siento mal puedes actuar madura y no pelear, desearía nunca haberte visto, nunca haberte conocido, mi vida sería más fácil sin una impronta tan egoísta y superficial como lo eres tú, con tu ropa cara, tus actitudes estúpidas y con todo eso.

Sentí lagrimas saliendo de mis ojos sin permiso.

—No te sientas mal, dejaras de verme cuando me vaya a la universidad

Algo conecto en su cerebro en ese momento, porque me volteó a ver preocupado.

—Taylor...

—Olvídalo Ceniciento, quiero cumplir tus sueños, será como si nunca me hubieras conocido, podrás estar con tu preciosa Bella y actuar como si tu lobo la hubiera elegido a ella como impronta en vez de a mi–Sonreí triste.

Salí sin más. Cerré la puerta tras de mi con fuerza. No podemos hablar sin pelear, eso es seguro.

Me acerqué a mi auto sin importarme las voces de la manada detrás de mí, ni la de Bella.

Voltee a ver a Billy, me despedí de él a lo lejos agitando mi mano, era obvio que todos, incluso él, habían escuchado mi conversación, me sequé las lágrimas con el dorso de la mano bruscamente antes de subir al auto.

Manejé hacia mi casa.

Sin ruido.

Sin lluvia.

Sin lágrimas.

Y sin Jacob.

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