𝟎𝟎𝟑 ┊ 𝓛𝓪 𝓮𝓼𝓬𝓪𝓹𝓪𝓭𝓪 𝓭𝓮 𝓑𝓮𝓵𝓵𝓪
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Ahora estábamos las tres sentadas en el sillón. Ya no estaba hablando, ya que no sabía que decir.
Todo esto era como un cuento de hadas, como un mal chiste, esperaba en cualquier momento a que voltearan a verme diciendo que todo había sido una mala broma y que nada era cierto.
Vampiros.
Lobos.
Jacob...
No puedo creerlo.
Es extraño.
Ni en un millón de años pude haberlo imaginado. Claro, de niños queríamos creer en hadas, pero en cuanto crecemos preferimos pensar en que eso no existe.
—Nunca había conocido a alguien más propenso a poner en riesgo su vida–Se quejó Alice.
—¿Tu, tu le... dijiste?
—No. Él solo... llama de vez en cuando. Dice que quiere estar solo–Las tres sabíamos perfectamente a quien se refería, no había necesidad de decirlo.
Bella bajo la cabeza triste, yo acaricie su espalda, tratando de reconfortarla.
—Bella... ¿Qué es ese, asqueroso olor a perro mojado?
—Ahm... es probable que sea yo, o Taylor... estuvimos con Jacob.
—¿Qué Jacob?
—Jacob... el hombre lobo–Dije aún sin poder creer mis propias palabras.
—Taylor, los hombres lobo no son una buena compañía.
—Habla por ti misma–Alice se paró de inmediato al escuchar al lobo.
Lo miré a los ojos, él me devolvió la mirada, pero luego la apartó rápidamente.
—Quería ver que Bella estuviera a salvo...–Susurró. Sentí como una apuñalada y miré a Bella... ¿Qué tiene ella que yo no?
¿Qué acabo de decir? ¿Desde cuando yo me siento mal por como soy? Mierda.
—¿Te sientes bien Tay...?
—Ella está... olvídalo Bella, ella estará bien–Explicó Jacob.
—Yo no voy a lastimarla, a ninguna de las dos–Se excusó Alice.
—Lo sé, eres una inofensiva Cullen. Hablaba de la chupasangre que trató de matar a Bella por ustedes.
—¿Victoria?
—Si, ella ha estado por aquí...
—¿Quién es Victoria?–Cuestione.
—Ella... digamos que no le caigo muy bien que digamos, por culpa de un hombre.
—Bueno, ahora a mi me cae mal–Afirme y cruce mis brazos en mi pecho.
El lobo rió.
—Yo... me siento mal, no vi a Victoria, así como no vi que te sacaran del agua. No pude verla por ti y tus malditos perros.
—No me provoques.
—A ver, calmados–Me pare entre ellos.–Se que se odian y todo, pero no es momento de pelear por lo que no pudiste ver, o lo que ya pasó, eso no importa ahora.
Bella llegó junto a mi, y ella se puso frente a Jacob. Apreté mi mano con fuerza.
Me sentía tan rara.
—Les... daremos un minuto.–Alice tomó mi mano y empezamos a caminar hacia la puerta trasera.
—Oye, no se irán a ningún lado... ¿volverán?
—Si, en cuanto tu calmes al can–Salimos y empezamos a caminar por el patio.
Llegamos y sentí una necesidad absurda de golpear una pared.
¡¿Qué estaba pasando?!
—...Se que no es de mi incumbencia, pero... ¿Él te gusta?
Casi me caigo al oír eso.
—¡Claro que no! ¿Por qué preguntas?
—Tu corazón... late fuertemente cuando lo ves... a él le pasa algo parecido, es como si se odiaran, pero no pudieran estar separados. Cuando llegue, tu corazón latía horriblemente, cuando te calmaste un poco iba algo más lento, y cuando el apareció, latía como loco, como si estuviera a punto de salirse en cualquier momento...
Suspire.
—No sé lo que me pasa...
A ella la llamaron.
—¿Hola?
Después de unos minutos volvimos a entrar a la casa. Bella y Jacob estaban en la cocina.
—Bella... Bella es Edward, piensa que estas muerta, Rosalie le dijo porque vine...–Volteamos a ver a Jacob.
—¡¿Por qué?! ¿Por qué no me dejaste hablar con él? ¿Por qué?–Preguntó desesperada.
—No preguntó por ti...
—¡No me importa!
—¡Bella! Él fue con los Vulturi, también quiere morir.
—Tengo que ir con él.
Fue a su habitación y yo corrí tras de ella.
—¿Qué piensas hacer?
—Lo siento Tay, siento no habértelo dicho antes, pero tengo que salvar a Edward.
—¿Cómo?
—Evitando que se suicide.
—¿A dónde iras? ¿Qué pasará con Charlie?
—Iré a Italia, Volterra.
—¡¿Italia?!–Pregunté sorprendida.
—Si, Italia.
—¿Estás segura de esto?
—Obviamente, dile a Charlie que volveré pronto, que no se preocupe.
—Yo quiero ir contigo.
—No, es peligroso–Empezamos a caminar hacia abajo y a la salida de la casa.
—¿Pero no para ti?
—Yo ya estoy acostumbrada a esto de los vampiros, estaré bien.
—Sabes que te apoyo, pero esto suena peligroso y complicado Bella... te vuelvo a preguntar... ¿Estás segura?
Ella asiente y la dejo salir, Jacob va tras de ella como perrito faldero.
Espero dentro y me siento en el sofá.
¿Qué le diré a Charlie?
Después de unos momentos Jacob entró a la casa y me miró como un perro regañado.
Sentí mi corazón dar un vuelvo.
—¿Cómo estás Ceniciento?
Él levantó una ceja.
—Cuando nos conocimos... perdiste un zapato como Cenicienta.
Él trató de no reír, viéndose serio.
—Bella se fue... ¿verdad?
—Fue lo más tonto que pudo haber hecho–Aseguró él.
—A veces hacemos locuras por amor...
—¿Qué le diremos a Charlie?
—Yo se lo diré, conozco a Charlie desde hace un tiempo.
—Yo también lo conozco, tonta.
Rodé mis ojos.
—¿Siempre eres así de imbécil?
—No sé, ¿siempre eres así de presumida?
Me pare de donde estaba sentada y lo encare, a pesar de que me sentía sumamente atraída, por alguna extraña razón, hacía él, no iba a dejarme ver débil ante él.
—Yo le diré a Charlie, Bella me lo pidió a mi.
—Eres una testaruda.
—Gracias.
—No era un cumplido.
—Realmente no me importa.
[...]
Charlie llegó a casa después de una hora, me levante y camine hacia él.
—¡¿Taylor?!
Yo sonreí y fui a abrazarlo.
—¡Charlie!
Él me abrazó con fuerza, realmente me agradaba Charlie, era como un segundo papá.
—¿Qué haces aquí?
—Me mude con papá.
—Que buena noticia... ¿sabes dónde está Bella? Quería que me acompañara a algo de un amigo... falleció.
—Lo siento tanto Charlie...–Suspire–Bella... no está aquí...
—¿Qué? ¿De qué hablas Taylor?
—Ella... puede ser... que se haya... ido–Susurré, un poco apenada.
—¡¿Qué?! ¿A dónde?–Él estaba realmente preocupado.
—Ella se fue con Alice... Cullen.
Él suspiró frustrado y se peino el cabello, obviamente no le gustaba nada la idea de que su hija se hubiera ido, sin avisar y solo dejándome para darle el recado.
—Ella está bien, te lo aseguro Charlie.
—¿Ah sí? ¿Dónde diablos están?
—I-Italia...
—¡¿Italia?!
Me sorprendí un poco ante su grito.
Él trató de tranquilizarse.
—Dios, no... ¿por qué Bella esta en Italia?
—Edward está ahí.
—Obviamente... ese chico no me agrada, Bella nunca había hecho algo como esto antes de que él apareciera.
—Charlie... no quiero ser grosera... pero ella ya es mayor, puede cuidarse y tomar sus propias decisiones.
—Lo sé... pero cuesta tanto dejarla ir...–Él se pasó las manos por la cara. Yo me acerqué y le di otro abrazo, esta vez por Bella.
—Ella no se ha ido aún, sigue siendo tu hija, y sabes que te ama.
Sentí la necesidad de decirle lo mismo a mi papá, se lo diría al llegar a casa.
Él me abrazó de vuelta con fuerza, como si realmente necesitara el abrazo.
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