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-¿Recuerdame por qué vamos a Forks?-Papá me pregunta.

Estábamos en la carretera, habíamos tomado un avión, pero para adentrarnos a Forks era necesario manejar por una larga carretera cubierta de árboles.

Bella me dijo que aquí llueve mucho, pero hoy no es así.

Suelto un bufido. Yo amo la lluvia, y justo cuando llegó al maldito lugar más lluvioso en todo Estados Unidos y justo no llueve. Vaya suerte la mía

-Bella esta deprimida, no la voy a dejar así sola.

-¿No tenía un amigo? Jacob, si bien me acuerdo.

Ruedo los ojos.

-Si papá, pero necesita más amigos, no solo uno.

-Okay, okay... tienes suerte de que mi empresa tenía una vacante aquí...

-Lo sé... gracias por traerme papá-Me acercó a darle un beso en la mejilla.

Sigue manejando y llegamos a nuestra nueva casa. No es tan grande, ni glamurosa como nuestra casa en Phoenix, pero no está mal.

Sacamos nuestras maletas y yo trato de guardar mis cosas rápidamente en mi habitación.

No es tan grande, tiene cosas esenciales. Lo único bueno es que tengo mi propio baño.

Lo bueno es que no pienso quedarme tanto. Tal vez unos pocos meses, hacer que Bella se sienta mejor, y después regresar a casa.

Tomo el regalo que hice para Bella, un lindo súeter color verde, era para su cumpleaños, pero no pude enviarlo, entonces se lo daré hoy cuando la vea.

Dejo mis maletas y salgo de la casa después de avisarle a papá.

Tomo las llaves y me subo a nuestro auto, empiezo a manejar a la casa Swan.

Nunca había venido, pero Bella me había mandado fotos, lo cuál no hizo difícil encontrarla, además de que estamos como a cinco minutos de distancia.

Llego y me estaciono.

No hay autos, ni la camioneta chatarra de Bella, ni el auto de policía de Charlie.

Tamborileo un poco mis dedos en el volante.

Suspiro y me bajo del auto, tocando el timbre.

Nada, ni nadie.

Llame a Bella, pero no contestaba.

Me alisé mi falda y trate de ver si habían dejado un tipo de llave fuera de la casa, pero nada.

Maldita sea, por eso no debo tratar de sorprender a nadie.

[...]

Ya es noche, regresé a mi auto a tomar algunas fotos y demás mientras esperaba a que la maldita apareciera.

Después de un tiempo escucho un auto estacionarse detrás de mí.

Vi por el retrovisor y me di cuenta que era esa horrible carcacha.

Me baje rápidamente y abracé a Bella en cuanto la vi.

-¡Estúpida! Te estuve esperando por más de tres horas como una tonta...

-T-Taylor... ¿Qué haces aquí?-Ella estaba claramente sorprendida.

Me separe de ella.

-Dijiste que estabas triste, así que vine a apoyarte. Te traje un regalo-Le enseño la bolsa de regalo rosa, la cuál tenía un bonito listón.

-Gracias Taylor... ¿Por qué el regalo?

-Tú cumpleaños.

-Mi cumpleaños fue hace mucho.

-Y aún así te regalo algo, de nada.

Escucho que alguien carraspea y volteó a verlo.

Un tipo medio alto, moreno, muy atractivo.

Él me ve y tiembla, antes de caer al suelo, arrodillandose.

Ahora la sorpresa soy yo.

-¿Él está bien...?

-Si, él... olvídalo. Jacob, ¿vas a pasar?

-Bueno, n-no mejor me voy...-Dijo nervioso antes de levantarse del suelo más rápido que una bala.

-¿Tienes que irte?-La miré con una ceja levantada, ¿ahora le gustaba él? ¿Y por qué me duele tanto ese pensamiento?

-Si, tengo unos... asuntos pendientes-Supuse que era algo interno, porque me volteó a ver de arriba a abajo y rodó los ojos-Linda falda-No sonaba muy realista.

-Gracias... intentaría decir algo lindo, pero la verdad no se me ocurre nada-Sonrió falsamente.

Él suspira enojado y murmura algo que no entiendo.

Se fue trotando, pero perdió una zapatilla en el camino, quería irse tan rápido que ni se dio cuenta, o no le importo.

Reí por lo bajo y tome el zapato entre mis manos.

-Fue lindo conocer a Ceniciento.-Me burló.

-No seas dura con él...

-¿Eso fue muy duro para ti?-Levanté una ceja.

-Olvídalo... ¿Quieres pasar? Así me cuentas el porque estas aquí.

-Claro, estuve esperándote por horas-Entrelace nuestros brazos y empezamos a caminar hacia su casa.-Por cierto, espero que te guste el regalo, yo misma lo hice.

-Claro que me gustará, tienes un talento con la ropa.

-Gracias, gracias, muchas gracias-Finjí hacer múltiples reverencias, a lo que ella rió.

Entramos a la casa.

-Cuéntame sobre el porqué estás aquí.

-Nop, primero necesito actualización sobre Edward y sobre el porqué estabas con ese sexy moreno que me cayó tan mal.–Jugué un poco con su zapatilla en mis manos y la deje en el suelo unos segundos después.

—Él es Jacob, el amigo del que te hable.–Alcé una ceja.

—¿No habías dicho que era flaco, de pelo largo y desaliñado?–Ella ríe.

—Lo era, si.

—Wow... que buen glow up.

—Okey, eh, bueno... Edward como sabes se fue... y yo... puedo verlo.

—¿Cómo en video llamadas o algo así?

—No... puedo verlo cuando hago cosas extremas.

Mire de un lado a otro, esperando que dijera que era broma.

—No es broma–Leyó mi mente.

—Ajá... ¿Y cómo ves a Edward, según tú?

—Se que no me crees.

—Perdóname, pero es que eso suena raro... y algo estúpido... pero bueno, sigue.

—Pues... Alice, la hermana de Edward nunca me contesta los correos, y por lo mismo de ver a Edward... junto a Jacob construimos unas motos... al menos fui de apoyo moral. Ahí nos hicimos más amigos y así...

—¿Edward no ha vuelto?

Ella entristece y solo niega con la cabeza.

—Imbécil... ¿al menos te dijo a dónde iba?

—No realmente...

—¿Te explicó por qué se fue?

—Algo así.

—Si te soy honesta, que flojera esperar así por alguien... pero se nota que lo amas, así que...–Fui a su congelador y saque un gran bote de helado y luego tome dos cucharas.

—¿Para?–Ella ríe.

—Para que te olvides de ese imbécil.

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