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El sonido de la música pop resonaba por el lugar. El lugar estaba lleno de humo de cigarrillos y de aquellos aparatos especiales que ponían para liberar humo y que el ambiente se viera aún más excitante. Las luces color rosa neón brillaban con intensidad esa noche. Esa noche era de Park JiMin y Jung HoSeok...
Los dos jóvenes bailaban encima del escenario con trajes que apenas y dejaban algo a la imaginación. Sin embargo, SeokJin admitía que se veían muy sexys con esos trajes y los movimientos tan coordinados que hacían.
Ese par tenía cautivado al público por completo. Nadie separaba la vista del escenario, tanto que prefería evitar ir al baño o a beber un trago para evitar perderse hasta el más mínimo movimiento de aquellos dos.
-Me encantaría bailar como ellos...
De pronto escuchó hablar a alguien a su lado. Cuando se volteó a ver de quién se trataba, una sonrisa de ternura se esbozó en su rostro al ver la carita de admiración que Jungkook tenía mientras miraba a JiMin y a HoSeok.
-Puedes intentarlo.-le animó. Sin embargo, el menor negó de inmediato.
-No tengo la complexión de mis Hyungs. Ellos son muy sensuales y yo no podría hacer esos movimientos de cadera. Apenas me agacho y ya me truena la espalda y las rodillas-dijo con gracia, provocando que SeokJin soltara una carcajada.
-Ja, ja, si tú eres joven, imagínate yo...-bromeó SeokJin, para después comenzar a organizar las bebidas que estaría apunto de pedir-Anda, ve a traer más botellas de whisky, que la presentación está por terminar.-le ordenó al menor, quien de inmediato se dirigió hacia el pequeño cuarto donde guardaban las botellas de alcohol.
Apenas el espectáculo terminó, la barra se llenó de gente a quien le urgía de inmediato un trago. SeokJin se movía con agilidad por la barra, preparando cócteles, bebidas preparadas para los clientes. Sin embargo, a pesar de su rápidez, los clientes no parecían tener fin, lo contrario con las bebidas, ya que estás se acababan poco a poco.
-¿Dónde está Jungkook?-le preguntó irritado a Jihyoon, un compañero que lo ayudaba con las bebidas.
-No lo sé. Fue a la bodega cuando lo mandaste y desde entonces no ha regresado-mencionó, para después continuar con su labor.
Aquello le pareció extraño a SeokJin. Ya que Jungkook era un chico muy responsable en el trabajo. Así que era extraño que hubiera desaparecido de un momento a otro.
-¿Puedes cubrirme, Jihyoon? Iré a buscar a Jungkook.-el mencionado asintió.
Fue entonces que SeokJin se quitó el mantel que era parte de su conjunto de uniforme, para correr hacia donde estaba ubicada la pequeña bodega.
Conforme iba llegando al lugar, las luces color rojo neón comenzaron a ser cada vez más intensas, logrando enceguecer su vista.
Lo único que su vista le permitió distinguir luego de abrir la puerta de la bodega fue una escena que le robó el aire por unos instantes.
Jungkook estaba atrapado entre la pared y aquel maldito Alfa que lo había acosado anteriormente y que gracias a eso estaba vetado del bar. Pero que por alguna razón había logrado burlar la seguridad del lugar.
El menor tenía los ojos abiertos de par en par, su cuerpo temblaba, y su respiración era errática. Sus labios entreabiertos trataban de formar palabras que no lograban salir. Su piel, usualmente cálida y llena de vida, ahora se veía pálida bajo la tenue luz roja que iluminaba la bodega.
El Alfa lo sujetaba con fuerza por las muñecas, sus dedos clavándose en la delicada piel de Jungkook, dejando marcas rojizas que, con seguridad, se tornarían moradas. Su expresión oscura reflejaba lujuria pura, una mirada hambrienta que hizo que a SeokJin le hirviera la sangre.
-¡Apártate de él, maldito bastardo! -rugió sin pensarlo dos veces, su voz resonó con una furia que rara vez mostraba.
El Alfa giró el rostro hacia él, chasqueando la lengua con fastidio antes de esbozar una sonrisa burlona.
-Oh, pero si es el bartender... ¿Vienes a jugar al héroe?
-No estoy jugando, desgraciado -escupió SeokJin, su corazón latiendo con rabia en su pecho.
Sin darle tiempo a reaccionar, cruzó la distancia entre ellos con rapidez y le lanzó un puñetazo directo a la mandíbula.
El impacto fue lo suficientemente fuerte para hacer que el Alfa gruñera de dolor y retrocediera unos pasos, soltando a Jungkook en el proceso. El menor se deslizó hasta el suelo, jadeando y llevándose las manos a las muñecas adoloridas.
SeokJin sintió un alivio fugaz, pero fue un error bajar la guardia.
El Alfa se recuperó rápidamente y, con un rugido de furia, se lanzó sobre él. No pudo reaccionar a tiempo. SeokJin sintió cómo el cuerpo del agresor chocaba contra él con la fuerza de una bestia salvaje, empujándolo hasta estrellarlo contra una estantería. Varias botellas cayeron y se rompieron contra el suelo, llenando la bodega con un fuerte olor a alcohol.
Antes de que pudiera siquiera recomponerse, unas manos gruesas y ásperas se cerraron alrededor de su garganta.
-¿Crees que puedes conmigo, maldito Omega? -espetó el Alfa, mientras su aliento caliente y fétido golpeaba su rostro.
La presión en su cuello aumentó. SeokJin intentó zafarse, arañando las manos del agresor, pero la falta de oxígeno comenzó a nublar su visión. Pataleó, trató de empujarlo, pero la diferencia de fuerza era evidente.
A su lado, Jungkook miraba con terror la escena, queriendo moverse, pero sus piernas no le respondían. Estaba paralizado, con el cuerpo temblando de miedo puro.
SeokJin sintió como sus fuerzas lo abandonaban poco a poco. La presión en su pecho se hizo insoportable. Su visión se volvió borrosa y sus oídos comenzaron a zumbar.
Y cuando sintió que sus piernas flaqueaban y que sus párpados se cerrarían para no volver a abrirse, un estruendo retumbó en la bodega.
-¡Aléjate de él, malnacido!
El Alfa apenas tuvo tiempo de girar el rostro antes de recibir un golpe brutal en el costado de la cabeza. La presión en el cuello de SeokJin desapareció de repente y cayó al suelo, tosiendo y tomando aire desesperadamente.
El agresor tambaleó hacia atrás, llevándose una mano al rostro ensangrentado. Su mirada furiosa se posó en la silueta que había aparecido en la entrada de la bodega.
Fue entonces que SeokJin reconoció ese aroma: Vino tinto y chocolate amargo...
El Alfa alto y musculoso miraba al malnacido con el ceño fruncido, la mandíbula apretada y los puños listos para atacar de nuevo.
-¿Quién demonios eres tú? -gruñó el agresor, limpiándose la sangre de su labio partido.
Kwan no respondió de inmediato. Avanzó con pasos firmes y su aura dominante llenó la habitación.
-Alguien que no soporta a imbéciles como tú -respondió con frialdad antes de lanzarse sobre él.
El agresor intentó defenderse, pero Kwan era más rápido y fuerte. SeokJin apenas pudo seguir el combate, todavía recuperándose del ataque.
Un golpe en el estómago hizo que el agresor se doblara de dolor, pero antes de que pudiera enderezarse, Kwan le propinó un rodillazo en la cara. Un sonido seco resonó cuando su cabeza cayó hacia atrás, chocando contra una de las estanterías.
El agresor jadeó, cayendo de rodillas. Su nariz sangraba, su rostro estaba cubierto de sudor y rabia, pero aquel desconocido Alfa no le dio tregua.
Con una fuerza sobrehumana, lo sujetó por el cuello de la camisa y lo alzó, pegándolo contra la pared.
-Si vuelves a ponerle un dedo encima a estos Omegas, te juro que no saldrás vivo de aquí -gruñó, con una voz gélida y cargada de amenaza.
El Alfa tragó saliva. Sus ojos, llenos de furia momentos antes, ahora reflejaban algo más cercano al miedo.
Con un último empujón, lo dejó caer al suelo.
El malnacido se levantó tambaleándose, escupió sangre y lanzó una última mirada de odio antes de darse la vuelta y salir de la bodega, sin dignarse a decir una palabra más.
Y después, todo quedó en silencio...
SeokJin sintió cómo el aire volvía a llenar sus pulmones, pero su prioridad era Jungkook. Se arrastró hasta él y lo abrazó con fuerza.
-Tranquilo, ya pasó...-susurró contra su cabello, sintiendo cómo el menor se aferraba a él. Jungkook se escondió en su pecho ocultando sus sollozos ahogados mientras temblaba contra su piel.
El Alfa de traje los observó por un momento antes de suspirar y extender una mano hacia SeokJin para ayudarlo a levantarse.
-¿Están bien? -preguntó con voz firme, pero con una suavidad en su mirada que derritió a SeokJin por completo.
SeokJin tomó la mano del Alfa y se puso de pie con dificultad, asegurándose de que Jungkook también estuviera bien.
Una vez que se aseguró del bienestar del menor, se dirigió hacia el Alfa que había llegado en el tiempo indicado y los había rescatado.
-¿Q-quién eres?...
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