La mañana avanzaba con una quietud incómoda en el pequeño apartamento de SeokJin. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, pero ni siquiera eso lograba aliviar la tensión que se respiraba en la habitación. YoonWoo estaba sentado en el sofá, observando cómo SeokJin, de pie junto a la ventana, miraba la lluvia caer. Sabía que su amigo estaba atrapado en sus pensamientos, como lo había estado desde la noche anterior.

YoonWoo suspiró profundamente, rompiendo el silencio.
—Hyung, no puedes seguir evitándome. Sabes que estoy aquí para ti, ¿cierto?

SeokJin no respondió de inmediato. Pasaron unos segundos antes de que finalmente se girara hacia él, sus ojos cargados de cansancio y algo más profundo: ¿desilusión?

—No es eso, YoonWoo. Es solo que… no sé cómo empezar.

—Entonces no empieces, sólo dilo —insistió YoonWoo, con su voz llena de paciencia.

SeokJin caminó hasta la mesa y se dejó caer en una de las sillas, apoyando los codos sobre la mesa para luego frotarse el rostro con ambas manos.
—El día en el que hice la visita conyugal… me sentí bien… Me sentí bien estando con ese reo Alfa. Me transmitía paz y seguridad con su mera presencia. ¡Me entregué completamente, Yoonwoo! No tuve miedo ni un solo gramo de duda. Fue tan extraño y confuso. ¡Por un momento estuve a punto de entrar en celo, sabes lo que es eso! ¡En mi vida había estado a nada de entrar en celo mientras estoy con un Alfa, eso es un síntoma peligroso! Me pudo haber marcado…—admitió finalmente, con un susurro apenas audible— Sin embargo, cuando salí, sentí la culpa que ni siquiera sentí estando con él. ¡Es por eso que me siento tan confundido, no sé lo que sucedió y tampoco quiero saberlo! Me da tanto miedo…—dijo, para después abrazarse a sí mismo como un reflejo de autoprotección.

YoonWoo asintió lentamente. Lo sabía desde antes. Sabía que SeokJin no estaba bien y que había algo que alteraba su paz, pero oírlo directamente de SeokJin hacía que el peso de esa realidad se sintiera más tangible.

—Puedo entenderlo… Me sucedió la primera vez que estuve con un Alfa por dinero…—confesó, bajando su cabeza con vergüenza. SeokJin con rápidez se dirigió a abrazarlo, demostrándole su apoyo—. Pero no se exactamente que decirte, SeokJin. Sé que la sensación es difusa. Y es por eso que después de lo que me sucedió, he evitado entrometer mis sentimientos en las relaciones sexuales. Pero puedo entenderte, SeokJin. Fue la primera y la última vez que lo haces, así que son muchas emociones para ti, SeokJin…

—Me arrepiento de haberlo hecho, Yoonwoo…—confesó mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.

Yoonwoo se apresuró a consolarlo. En una muestra de cariño acarició su cabellera y lo abrazó con fuerza.

—Sé que lo hiciste porque no había otra opción, pero quiero que entiendas algo: no tienes que cargar con todo esto solo.

—Gracias, Yoonwoo…

—Lo que hiciste… fue valiente, aunque no lo parezca. No me importa lo que piensen los demás—lo animó.

SeokJin apartó la mirada. Sus ojos vidriosos reflejaban la batalla interna que libraba consigo mismo.
—No quiero que me veas así, YoonWoo. Como alguien que… —Se detuvo, buscando las palabras adecuadas.

—Como alguien que hace lo que tiene que hacer para seguir adelante —completó YoonWoo. Su voz era firme, sin lugar para reproches.
—No hay nada de malo en eso, Hyung. Lo que importa es que sigues aquí, que sigues luchando.

SeokJin respiró hondo, intentando mantener la compostura. Las palabras de YoonWoo le ofrecían el consuelo que tanto necesitaba.
—Gracias. No sé qué haría sin ti.

YoonWoo sonrió levemente, inclinándose hacia atrás en el sofá.
—No tienes que agradecerme. Somos familia. Y siempre estaré aquí, incluso cuando tú mismo dudes de ti.

El silencio regresó a la habitación, pero esta vez no era incómodo. Había una comprensión tácita entre los dos, una promesa de apoyo mutuo que no necesitaba más palabras. Y aunque el peso de las decisiones de SeokJin no desapareció del todo, en ese momento se sintió un poco más ligero.

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M

ás tarde, cuando la lluvia se detuvo y el cielo comenzó a despejarse, SeokJin y YoonWoo salieron del apartamento. Habían acordado reunirse con sus amigos para almorzar, algo que SeokJin había decidido casi impulsivamente esa mañana. Después de revisar su cuenta bancaria y ver el inesperado saldo positivo, pensó que era el momento de compartir un momento agradable con las personas que siempre lo habían apoyado.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó YoonWoo mientras caminaban por la acera mojada, con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo.

SeokJin asintió, con un pequeño atisbo de sonrisa en su rostro.
—Sí. Necesito un momento para distraerme… y creo que ellos también. Además, no puedo guardarme este dinero y no compartirlo con mis amigos—sonrió.

Cuando llegaron al restaurante, JiMin, Jungkook y HoSeok ya los estaban esperando en una mesa cerca de la ventana. Todos se levantaron para saludarlos con abrazos y sonrisas.

—¡Llegan justo a tiempo! —dijo JiMin mientras señalaba la carta.
—Estábamos por empezar a pedir.

—Ja, ja, pidan lo que quieran. ¡Yo invito!—dijo SeokJin con entusiasmo.

—¡Gracias, Hyung!—gritaron con entusiasmo los menores.

SeokJin se sentó y observó a sus amigos, sintiendo una calidez inesperada al estar rodeado de ellos. La conversación pronto se llenó de risas y anécdotas, pero no pasó mucho tiempo antes de que Hoseok, con su característica curiosidad, lanzara la pregunta que SeokJin había anticipado a lo largo del almuerzo.

—Hyung, ¿qué pasa con este almuerzo? Nunca invitas tú —bromeó, riendo.
—¿Acaso ganaste la lotería?

Los demás rieron también, pero las miradas curiosas se posaron en SeokJin. Este tomó un sorbo de agua antes de responder, manteniendo una expresión tranquila.
—Digamos que alguien dejó una muy buena propina en la barra.

JiMin arqueó una ceja.
—¿Una propina? ¿Tan buena como para invitarnos a todos?

—Sí, algo así —respondió SeokJin, encogiéndose de hombros. No era mentira, pero tampoco la historia completa.

JungKook, siempre más reservado, le dio una palmadita en el hombro.
—Bueno, sea como sea, gracias, Hyung. Lo necesitábamos. Ha sido una semana difícil para todos.

YoonWoo, que había estado en silencio hasta ese momento, miró a SeokJin con una ligera sonrisa. Sabía lo que había detrás de ese dinero, pero no dijo nada. Entendía que SeokJin no quería abrir esa puerta en ese momento, y lo respetaba.

El almuerzo continuó en un ambiente ligero, lleno de bromas y planes para el futuro. SeokJin se permitió relajarse, riendo más de lo que había hecho en semanas. Al final, mientras pagaba la cuenta, sintió una pequeña satisfacción al saber que había logrado crear un momento especial para sus amigos, aunque las circunstancias no fueran ideales.

Cuando salieron del restaurante, el cielo estaba completamente despejado. Caminando juntos por las calles, SeokJin miró a su alrededor, viendo las sonrisas de sus amigos y escuchando sus risas. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que todo estaría bien. Aunque la lucha continuaba, en ese instante, estaba rodeado de las personas que le daban fuerza. Y eso era suficiente…