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La noche anterior se había tratado de estar en vela. Sus pensamientos no lo dejaban dormir, pues se propuso no dormir hasta encontrar una solución para conseguir el dinero para la renta. Pensó en pedir prestado a sus compañeros y amigos de trabajo, sin embargo, ya le habían prestado en situaciones pasadas de urgencia y descartó completamente su idea.
La idea de ver a sus padres y aguantar los insultos homofóbicos hacia su persona estuvo presente por un instante. Tanta era su desesperación por conseguir el dinero del alquiler que estuvo a punto de volver a la casa donde sufrió humillaciones, abusos y de más desde su infancia hasta su adolescencia. Si bien, pronto los recuerdos de aquellas situaciones llegaron a él como un mal sabor de boca que de inmediato descartó la idea.
Después de haberse desgastado toda la noche pensando, finalmente el sueño lo venció y no le quedó más opción que esperar a que llegara el amanecer para encontrar una solución…
El sol apenas se comenzaba a asomar por el horizonte, tiñendo de naranja el cielo de la ciudad cuando el sonido de los vehículos deslizándose por las calles despertaron a SeokJin. Desafortunadamente el peso aplastante que se había posado sobre su pecho desde la tarde anterior, aún no había desaparecido.
Con prisa se levantó de la cama. Tenía que idear algo para poder conseguir el dinero. No podía permitir que YoonWoo fuera a esa cárcel. Y aún si este era demasiado terco y no cambiaría de opinión, haría todo lo posible para evitar ponerlo en riesgo…
Sin embargo, apenas pasó por la habitación de su amigo, un fuerte aroma a cerezas y a tierra llegó a sus fosas nasales con violencia. Su amigo YoonWoo, había entrado en celo y eso no eran para nada buenas noticias…
YoonWoo siempre había sido un joven saludable y lleno de energía. Al contrario de sus días en celo, donde se la pasaba los primeros días en cama con resfriado. El resto de su celo era dominado por una intensa necesidad de un Alfa, nublando por completo sus sentidos.
Es por eso que SeokJin siempre se aseguraba de cuidar a su amigo en los primeros días de su celo, donde la tos y la fiebre en ocasiones llegaba a ser muy agresiva.
El resto de su celo ya no era un problema para SeokJin, pues YoonWoo se encontraba mejor para salir por su propio pie en busca de un Alfa.
—¿Estás bien? —preguntó SeokJin mientras se acercaba a su amigo.
YoonWoo levantó la vista y sonrió de forma débil, pero sus ojos estaban opacos, y su rostro lucía pálido.
—Sí. Estoy bien… —dijo con voz áspera, tapándose la boca para toser—. En un segundo iré a trabajar.
—¡¿Estás demente?!—le gritó exaltado—. Ni en un millón de años te levantarás. Mucho menos irás a ese lugar con tu celo.
—Tomaré supresores, no importa…
—¡De ninguna manera! Por supuesto que importa. No te arriesgaras a ir a un lugar lleno de Alfas—exclamó SeokJin con voz firme—. No me arriesgaré a perderte…—dijo.
Fue entonces que YoonWoo no discutió más, pues sabía que no perdería contra la palabra de su amigo…
El reloj en la pared marcó las 7:30 a.m. Era hora de decidir. Si SeokJin no salía a trabajar ese día, simplemente no tendrían suficiente dinero para pagar la renta. Y sin la renta pagada, tendrían que irse. La idea de perder el lugar que consideraban su hogar, por pequeño y modesto que fuera, le apretaba el corazón. Pero había algo más que lo atormentaba.
La oferta que le habían hecho a YoonWoo era una idea muy descabellada que de pronto dejaba de sonar tan mal. Un intercambio claro: dinero a cambio de su cuerpo. Era algo que SeokJin siempre había negado, pero la situación se había vuelto cada vez más desesperada.
En el fondo de su mente, la oferta seguía pesando, ofreciéndole una salida fácil, una solución rápida al problema. Pero lo que más lo atormentaba no era la idea de la transacción en sí, sino lo que significaba para él como persona. No quería que su cuerpo fuera un objeto, no quería sentirse reducido a algo que solo valiera por su físico. No quería traicionar sus propios principios solo por dinero.
Se acercó a la ventana y miró la calle, pensativo. El sonido de los coches seguía su marcha, indiferentes a sus pensamientos. Sabía que YoonWoo se fiaba de él para todo, siempre había sido el pilar fuerte en su amistad. Pero ahora, por primera vez, el miedo de no ser capaz de cumplir con su responsabilidad lo paralizaba.
—¿Qué voy a hacer, YoonWoo? —susurró, más para sí mismo que para su amigo.
YoonWoo, aunque enfermo, se incorporó lentamente de su cama y se sentó, mirando a SeokJin con una expresión de preocupación.
—Sé que las cosas están muy difíciles, pero no hagas nada de lo que te puedas arrepentir, SeokJin …—dijo con voz suave, pero firme. Parecía que el conocimiento de lo que SeokJin estaba pensando no le pasaba desapercibido. Había algo en la mirada de YoonWoo, algo en su tono, que dejaba claro que, aunque él no lo dijera abiertamente, ya entendía la presión que SeokJin sentía.
SeokJin lo miró y suspiró, buscando alguna respuesta dentro de él.
¿Podría realmente dar ese paso? ¿La situación era tan desesperada como para vender su dignidad por dinero? Pero, ¿qué alternativa había? ¿Morirían de hambre? ¿Perderían todo por una simple renta?
Un suspiro profundo escapó de sus labios, mientras miraba a su amigo enfermo, sabiendo que su situación era también complicada. YoonWoo no podía hacer nada en su estado. Todo dependía de él, y el peso de esa responsabilidad era cada vez más insoportable.
Finalmente, tomó una decisión. Aunque el camino fácil lo tentaba, sabía que no podía rendirse tan fácilmente.
—Voy a hablar con el dueño del apartamento —dijo con firmeza. —Vamos a intentar conseguir algo más, incluso si eso significa empeñar todo lo que tenemos o pedir prestado a los vecinos. Pero no voy a ir a esa cárcel. No lo haré.
YoonWoo sonrió, aunque todavía parecía débil. Su rostro se iluminó por un momento, y SeokJin pudo ver la gratitud en sus ojos.
—Sé que esto es difícil, pero confío en ti. Sé que encontraremos otra una salida.
SeokJin asintió, tomando la decisión con resolución. Sabía que el camino no sería fácil, pero también sabía que no podía dejar que el miedo y la desesperación gobernaran su vida. Buscaría una solución, encontraría otra manera de salir adelante.
De alguna manera, el futuro siempre encontraba un camino, y él no iba a rendirse sin luchar.
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