Llegaron a su destino, Yoongi condujo hasta un cine, sí, era algo cliché pero no podían ir muy lejos, ya era tarde.

Yoongi estacionó el auto y bajó del mismo, fue hasta el otro lado y abrió la puerta para que Jimin saliera, el Omega lo observó con cara de pocos amigo y salió.
               
— ¿Un cine? ㅡlevantó una ceja el Omega hacia el Alfa.
               
— Sí, es tarde, mañana es el último día de soltería que tendremos y lo ocuparemos para ensayar las cosas de la boda. — habló Yoongi mirándolo fijamente.
                   
Jimin se resignó y siguió caminando, Yoongi lo siguió, pasaron una tarde divertida dentro de lo que cabe, Jimin estuvo feliz viendo la película y comiendo, mientras el Alfa lo observaba detenidamente, algo le atraía de ese Omega y su Alfa no dejaba de moverse, estaba muy inquieto y a Yoongi le preocupaba aquello.
     
Salieron del cine y volvieron al auto, Yoongi empezó a conducir directo a la casa de Jimin.
                 
— ¿Te divertiste? — preguntó Yoongi.
               
Jimin lo miro y respondió — Sí, gracias.
               
Yoongi se sorprendió un poco, jamás pensó que ese Omega duro y seco dijera un "gracias" hacia su persona.
                 
Yoongi hizo un asentimiento hacia el Omega y siguió el camino, todo el camino fue silencioso.

Al llegar Jimin bajó rápidamente hasta entrar a su casa sin siquiera despedirse, Yoongi quedó un poco desconcertado por dicha acción, sin embargo, no le prestó atención y sin más arrancó camino a su casa
                   
Jimin entró a su casa y fue directamente a su habitación, su Omega estaba molestandolo desde que volvieron al auto, se movía como loco y solo pedía apegarse al cuello de Yoongi para aspirar ese exquisito aroma.

Su Omega amaba el olor a naranja con fresa que Yoongi desprendía y eso le estaba empezando a inquietar a Jimin.

                   
Al día siguiente, 1 día antes de la boda

                   
— Mmgh~ sí! — chillaba el Omega,  el Alfa lo penetraban fuertemente, arqueaba su espalda hasta formar una perfecta "c" con su espalda y el Alfa encima suyo no paraba con las fuertes embestidas, dando justo en ese punto que lo volvía loco.
                   
— ¡Yoongi! Ah~! — tomó su cabello entre sus manos y llegó al límite en su abdomen.
                 
Abrió sus ojos rápidamente, encontrándose con la molesta luz del sol que entraba por su ventana, miró a su al rededor y pensó en voz alta.

— Fue solo un sueño, mierda. — dijo al ver su pantalón con un muy grande problema.

¿Por qué mierda soñó eso? No, mejor ¿Por qué con Yoongi?
               
— Buenos días. — habló su madre entrando a la habitación.
                 
Cubrió rápidamente con una almohada su "problema" y respondió.

— Buenos días.
                   
Su madre lo observó un poco extrañó y habló nuevamente.

— ¿Te sientes bien?, Estás rojo...                 
Jimin tocó sus mejillas y miró a su madre.

— Sí, tranquila, tal vez es porque acabo de despertar y hace calor.
                   
Su madre lo miró poco convencida, sin embargo no le dio importancia y le avisó que bajara a desayunar.

Es ahí cuando recordó que al día siguiente era su boda y también ¿Cómo mierda vería a Yoongi a los ojos después de ese extraño sueño?

                   
Se encontraban en el salón donde se realizaría la boda al día siguiente, las madres de ambos chicos se llevaban bastante bien, iban hablando frente a ellos.
                   
Jimin estaba sonrojado a más no poder, desde que vio a Yoongi simplemente no podía verlo a los ojos, jamás en su vida le había sucedido algo así, ¿Que diría Yoongi si se enterara?
                   
Él soñó que tenían relaciones y a decir verdad no le había molestado la imágen, ¡¿Pero qué dices Park?! Se regañó a si mismo y siguió caminando hasta llegar al salón.
               
Pasaron las horas, ya se estaba haciendo tarde y decidieron volver ya que el novio debía estar muy bien para "su día".

Yoongi se fue con su madre y Jimin con la suya.
 

             
Yoongi se sentía completamente nervioso, no es de esos nervios de felicidad porque te vas a casar, son esos nervios de pensar que tal vez, solo tal vez, Jimin sea el indicado.

Era muy pronto para pensar eso y lo sabía, pero no ignoraba como su lobo se removía feliz al ver a Jimin, cosa que jamás sucedió con otra u otro Omega que haya conocido.

De hecho, siempre los olores de los Omegas le parecían repugnantes, hasta que sintió el delicioso aroma de Jimin: menta fresca con canela y con eso en mente cayó rendido sobre su cama.