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Los días felices volvieron a Yoshiro, después de haber le dicho lo que se guardo por vergüenza toda la semana. Volvió a ser el mismo de siempre, molestando a Tsukishima y recibiendo los castigos de sus profesores, todo le fue para bien, aun cuando su abuela seguía en las mismas él no le tomaba mucha importancia. Aunque en lo más profundo seguía alterado, en lo más profundo de su cabeza, eso sí.
Si las cosas fueron bien para él, para Yachi no. A la pobre le daba tanta vergüenza pensar en eso, nunca pasó por su cabeza que a la abuela de novio se le ocurra tales disparates; por lo que le dijo Yoshiro en su familia son muy abiertos a temas de esa índole y eso le confirma mucho. Lo raro, es que Yoshiro no habla ni a llegado tocar ese tipos de temas con ella ni con sus amigos más cercanos ¿Cómo lo sabe? Simple, hay oídos por todos lados y llegan hasta ella, además su pareja es sincera con ella, siempre le cuenta todo lo que hace y dice, bueno ella piensa eso.
Luego de los exámenes -del los cuales Yoshiro salió bien- llegó en fin de semana, un golpe bajo para Yachi. Un día antes su novio la invitó a cenar a su casa y bueno sabía a lo que se enfrentaría. Yoshiro la tranquilizó, le dijo que todo saldría bien, su abuela tampoco les obligaría a contestar todas sus dudas, también que habló con su mamá y controlará a su abuela.
Se vio al espejo revisando que todo este bien. Vestía una camisa rosa pálido, una falda lisa de estampado floreado que llegaba hasta sus rodilla y unas zapatillas negras.
Tomó el autobús que la llevaría hasta la vivienda de Yoshiro, por insistencia, Yoshiro la recogería en su casa y la llevaría hasta la suya pero está se negó, fue algo difícil hacer entrar en razón a Yoshiro que después de unas vueltas dejó que Yachi llegara por su propio cuenta.
Bajo del autobús y fue caminando por el vecindario donde reside su novio. Es un lugar muy tranquilo y bonito, pensaba la rubia cada vez que está en ese lugar. El trayecto fue corto para cuando cayó en cuenta ya estaba tocando la puerta de los Kurosaki.
Unos gritos se escucharon en el interior de la casa y a alguien correr y abrir la puerta. Su pareja era quien abrió la puerta llevaba puesto un delantal blanco con una ranita de estampado. Este le sonrió y la dejó entrar.
- ¡Yachi-chan, te ves hermosa! - grito entusiasmado, tomandola de la mano la llevo hasta la sala principal, sin dejarla hablar.
- ¡Mamá, abuela! Yachi ya está aquí.
De la cocina salieron las dos mujeres, la madre de Yoshiro al verla le dio una agradable sonrisa.
- Yachi, querida. Es bueno volver a verte - saludó, se acercó y la abrazó.
- Kurosaki-san, me alegra verla - dijo, después del abrazó.
- ¡Mamá, Yachi-chan esta tan bella, apreciala! - tomó la mano de su novia y le dio una vuelta, dejando en claro lo bien que se ve.
- Tienes razón, hijo. Te ves tan hermosa, cariño - de tantos alagos, y vueltas que le daba su novio sin dejar de decir por un segundo lo bella que se ve, tenía sus mejillas acaloradas.
- Gr-acias...
Y como si la hubieran dejado de lado, la anciana veía la escena que su hija y nieto le daban, no dejaban a la pobre en paz. Se compadecia de ella por tener a esos dos empalagosos pegados a ella.
- Mocosos - habló con una voz imponente, dejándose notar, los tres la voltean a ver con miedo.- Mocosa soy la abuela de Yoshiro, Kurosaki Akira.
La noche apenas empezaba para Yachi, o mejor dicho el caos apenas empezaba.
Pobre Yachi, la abuela de Yoshi no se contendrá.
Dejó esta bella imagen por aquí uwu.
Si notas alguna falta ortográfica no dudes en decírmelo.
ATTE: icedpizza
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