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ᑕᗩᑭí丅ᑌᒪᗝ #30

—¿Estoy bien acomodado? —besándolo.

Jungkook acomoda un poco a Jimin, muy tierno, y lo besaba.

—Estás hermoso, mi amor. ¡Te quiero! —más besos—. Y yo, ¿estoy listo? ¡Quiero como un café!

—Igual tú, mi amor, mucho mejor —el omega ama besar a su alfa—. Yo también te quiero —le acomodaba la camisa—. Mmmm, y ¿por qué quieres café, para bajar revoluciones? —riéndose.

—Mmmm, no sé si el café es para bajar las revoluciones o para subirlas más, ¡eh! —ríe—. Siento que alguien nos sigue —de momento se detuvo a mirar—. Los guardaespaldas los dejé en el vestíbulo; deben subir en el otro ascensor. Estoy paranoico ya —piensa.

El instinto no le fallaba al alfa mafioso; ellas los seguían con mucho cuidado, pero se retenían, escondiéndose.

Entiéndase que el piso del CEO es enorme: oficinas, espacios, pasillos, salones de conferencias, muy grande, aproximadamente 1765 metros cuadrados.

Por tal razón, en ese lugar era fácil jugar a las escondidas.

—Mmmm, ¿sientes que nos siguen? —mirando a su alrededor.

—Sí, siento eso, pero quizás son cosas mías, no te preocupes —sonríe.

—Mmmm, oye, necesitas subir revoluciones en serio, ¿te he agotado ya? —riéndose, mordiéndose el labio—. Ya estamos aquí, mi amor, no pasará nada.

—¿Quién dijo que me agotaste? Para nada, bebé, yo estoy listo para más. El café es para mantener la potencia —se ríe—, aunque realmente quiero té.

Entre conversación, risas y travesuras, siguen caminando a la oficina del CEO que está en uno de los costados del piso.

Cuando iban de camino, Jimin se da cuenta de que Cecilia estaba cerca, por lo que comienza a besar y abrazar a Jungkook; en todo momento le demostraba que era completamente suyo.

A unos pasos estaba Rochelle en su escritorio, aunque el alfa, se dio cuenta cuando se sentó.

—ROCHELLE, los papeles que se me dañaron son para HOY —le gritaba en frente de todo el mundo; por supuesto, Cecilia estaba escondida.

—Desordenado, ¿no la puedes llamar? —Jimin no puede parar de reír, o burlarse más bien.

—Se ríe— Lo hago porque me tiene encabronado y la suspensión la va a tener; nadie le dijo que se fuera de aquí en horas de trabajo.

Entran a la oficina.

Jungkook estaba dispuesto a bajar el enojo de alguna forma y su Jimin le ayudaría, así que se le metió a la mente una cosa: que le hiciera un baile para que se desnudaran y se amaran allí.

Ya ellos no tenían cordura; donde había ganas, era perfecto el lugar.

El alfa jala la silla al medio de la oficina y se sienta.

—Bueno, estoy listo, bebé —se mordió el labio.

Mientras estaban ellos disfrutando de su placer.

Cecilia entra a la oficina por su voluntad, cuando se encuentra de frente a Jungkook sentado en la silla jugando con los pezones del omega con mucho placer y a Jimin trepada encima de él, disfrutando.

Jimin se da cuenta de que está ahí, viéndolos.

—Sí, papi, vamos, te necesito —gime y la miró, mordiéndose el labio—. Vamos, papi, mmmm, qué rico, no pares, no salgas de ahí —jadeaba y se rió travieso, jodiendo a Cecilia.

Cecilia estaba anonadada; hacía diferentes poses y facciones, con desprecio. Estaba loca por darles bofetadas a los dos, pero se aguantaba.

Jungkook estaba disfrutando como nunca lo hizo con Cecilia y eso le daba más rabia a ella.

Jimin literal se burlaba.

Jimin quería joderla.

Entre todo el momento erótico que tenían en la oficina, Jungkook le dice a Jimin:

«Te quiero tanto».

De momento, Cecilia se molestó demasiado con el simple hecho de que le dijera esas tres palabras a Jimin; eso no lo podía soportar, por lo que salió de la oficina tan furiosa que tiró fuerte la puerta tras de sí.

Fue tan fuerte que sobresaltó a Jungkook.

—Frunce el ceño—. ¿Alguien entró, mi amor? ¿Quién cerró la puerta así? —mirándolo jadeante y seguía en lo suyo.

Alfa y Omega, con sus instintos primitivos dentro de un edificio de oficinas, en la oficina del CEO, tanto estuvieron hasta que juntos explotaron en un orgasmo exquisito que, entre besos, trataban de recuperar sus respiraciones.

—Mmmm, qué rico omega, disfruto tanto contigo, 24/7... ¡Eres exquisito! —besándolo—, ¿nos ponemos a trabajar? —se ríe—. Cecilia vendrá con un cuchillo a despedazarnos, ¡eh! —burlón.

—Ay, no digas eso —se ríe—. ¿O la crees capaz? —mirándolo.

—Bueno, mi amor, a mí me enseñaron que los omegas encabronados son el diablo, así que lo creo —mirándolo—. Debe estar todavía aquí en el piso, lloriqueando en la oficina de Rochelle —se levanta de la silla junto con Jimin.

—Ay, madre luna, y de paso, si debe estar allá llorando, es que me imagino su llanto —piensa—, pero si tú estás conmigo, es porque me quieres, así que ella se ubique.

—¿Te imaginas su llanto? ¡Eres malo! —se ríe—. Así fue cuando nos dejamos, me lloró por una semana —piensa—. Claro, mi amor, estoy contigo porque QUIERO y porque te quiero, le guste a quien le guste —besos—. Vamos, bebé, vuelve a vestirte —lavándose en el baño de la oficina—. ¿Y nos vio haciéndolo? —Se ríe, este es peor que el omega, burlones.

—Sí, me imagino lo pendeja que es —se ríe—. ¡Ay, mi amor, te quiero, te quiero, te quiero! —besos—. Sí, nos vio haciéndolo —se terminaba de arreglar—. Por favor, ayúdame a ponerme esto...

Jimin tenía puesto un enterizo parecido a un esmoquin que tenía un cierre en la parte de atrás, sin mangas; lo cubría un abrigo largo ligero, porque estaban en pleno verano.

Jungkook, mientras le subía el cierre, le besaba las partes de piel que aún estaban expuestas; es un total pícaro.

—Bueno, que llore lo que quiera, lo que vio es la realidad y punto. Listo, mi amor, arriba —sonríe y lo besa—. Llamaré a Rochelle a ver qué carajo ha hecho con los papeles, o voy yo allá —piensa.

El hecho de que Jungkook haya dicho que iba a ir a donde estaba ella, no le gustó a Jimin.

—Vas allá y sabes que me enojaré —enojado.

—Ya, ya, ya, no es para que te enojes, ¡eh! No voy a ninguna parte —le tira besos desde su escritorio—. ¿Estás celosito? —mirándolo pícaro—. De seguro ya mismo entra Rochelle por esa puerta con cara de enojada, porque hicimos a su amiga llorar.

—¡Sí, tengo celos! —mirándolo y se iba a su lugar—. Ay, ¿en serio? Su amiga, cuando ella está pendiente también de mi Sr. Jeon, fíjate —con la ceja levantada.

—Mmmm, me gusta cuando tienes celos, se pone roja tu nariz y sabes que me encanta ella —le tira besos—. La verdad es que yo no entiendo eso, pero, aunque Rochelle siempre ha estado enamorada de mí, se ha llevado con Cecilia.

—JUM, pero no te gustará cuando me ponga celoso a pelear, ¡eh! —pone los ojos en blanco—. Anormal, loca que es...

—Mi amor, es que tampoco te voy a hacer enojar. Tranquilo, no te me agites —le sonríe—. Tú no sabes lo loca que es Rochelle también, ¡eh!

Y como si la hubiera invocado, en eso ella entra...

—Con seriedad—, Sr. Jeon, aquí están los papeles que, según, se echaron a perder. Y, por favor, me disculpa, pero no me grite como lo hizo, me dio mucha vergüenza, yo sé lo que tengo que hacer —mirándolo— y la señorita Cecilia está en la Torre, ¿no la va a saludar?

—Sí, pues me alegra que haya pasado la vergüenza, eso es para que no vuelva a irse en hora de trabajo con su AMIGA Cecilia, a saber a qué lugar y sabrá la luna, a hacer qué cosas —con los brazos cruzados—. ¿Y para qué la voy a saludar? El que llega, saluda. Yo te pago para que trabajes, ¿o no? Se estropearon y sabes que si se vuelven a estropear, me los vuelves a hacer y listo, deja de pelear.

—Sr. Jeon, ¿quién le dijo a usted que estaba fuera del trabajo? Disculpe, pero cuando llegó estaba aquí, ¿o no? —mirándolo—. Solo estaba con Cecilia en la cafetería tomándome un café, ¿es algo malo? —con la ceja levantada—. Bueno, ella vino y usted está con él haciendo cosas —mira a Jimin serio—. Yo siempre hago lo que usted me ordena.

—¿Qué te crees, que yo no sé qué cosas pasan en la torre Rochelle? —mirándola serio—. No, no estabas aquí; de hecho, cuando abrieron las puertas del ascensor, te vi entrando a la oficina. Saliste en la limosina de Cecilia, ¿en qué cafetería estabas, en la de la esquina Rochelle? —se cruza de brazos—. Ah, sí, estaba haciendo el amor con mi omega, ¿y? Se supone que ella toque la puerta; el simple hecho de que fue mi novia no significa que va a querer tomar el lugar de nuevo, porque NO lo tiene.

—Sr. Jeon, yo sé que usted siempre se entera de todo —mirándolo—. Le diré la verdad, señor, me fui a tomar un café fuera, pero tenía todo al día en mi trabajo, ¡disculpe! —molesta y pudiera agarrar a Jimin por el cabello, lo haría—. No, es su vida y usted hace con él lo que sea; si son novios, pues qué más da, ¿no? Ella entró y, bueno, cualquiera lo pudo haber hecho, ¿no crees? Y sí, ella fue su novia, pero si usted se fija bien, es muy diferente al omega que tiene ahora. No sé, como que dio un bajón, ¿no?

—Me alegro de que lo sepa. Pues, eso no es asunto de usted si estoy con Jimin o con quien sea. Aguántese la boca y los comentarios estúpidos y de paso, de traer a su amiga para intentar que Jimin y yo nos dejemos. No soy pendejo, cuando tú vas al agua, yo estoy seco en la arena, ¿entendiste? —mirándola.

—Fíjate, Rochelle, no es un bajón, es lo que busque él; podría tener un buen cuerpo y solo durar una ronda de sexo. —Jimin hablaba serio y sin dejar de mirándola—. Cuando aquí muchos saben que él, mi Sr. Jeon, es fogoso, porque hasta usted lo sabe; supongo que debes saber, porque su amiga tuvo que decirle. Por lo tanto, ni usted, ni ella, ni nadie ha podido sobrepasar los límites... Y fíjate, dicen que los mejores perfumes vienen en frascos pequeños y el veneno también —sonríe en la puerta recostado, jugando con un bolígrafo.

Rochelle los miraba a ambos, muy molesta. Y más, porque a Jimin nadie le dio vela en este entierro para que hablara.

—Está equivocado, Sr. Jeon, yo a ella no la invité a la torre, ella simplemente llegó y hablamos, pero yo no sabía de ella desde que se dejaron ustedes, así que a mí no me meta, ¡eh! —mirándolo—, Sr. Jeon, usted hace lo que desee en su oficina. Jimin, tiene usted razón, no hay problema.

La secretaria del mafioso estaba encabronada, quería decirles miles de cosas, pero no quería perder su trabajo ni arriesgar sus lujos.

—¿Algo más que necesite, Sr. Jeon?

—Ajá, y le dijiste que andaba con el bajón que di, ¿no? —serio— Sí, quiero dos cafés y es para ayer...

—Bueno, Sr. Jeon, yo le dije que andaba con Jimin, porque es cierto, ¿o no? —mirándolo—. Dos cafés, ¿como siempre?

—¿Y qué tienes tú que decirle a la gente con quien ando y con quien NO? —enojado.

—Más vale que me pongas dos guardaespaldas más antes que me mate —se ríe—. Rochelle, si pide dos cafés y sin otros detalles, son los de siempre. —Ella se fue por ellos y Jimin volvió a su silla.

—No me digas que te los ponga, porque yo me lo creo, Mimi, ¡eh! —se ríe —. No sé cuál de las dos es más loca —piensa—. Yo creo que le gustó a muchos aquí en la torre, pero ninguno más ha sido loco. Me saludan, sonríen como imbéciles, pero hasta ahí, madre luna, ¿por qué se ponen así? ¿Tú sabes? ¿Tú no estás loco por mí? —se dirige a Jimin con la ceja levantada.

—Las dos no hacen una —se ríe—. Koo-Koo, por tu culpa, me burlo de la gente —ríe más—. Mmmm, quizás están así de locas porque no han podido tener un pedazo de pene tuyo... En mi caso, yo te quiero para mí, pero para bien...

—Se ríe—. Bueno, ya sabes que mañana tendrás 4 guardaespaldas, que tú los pediste, ¡conste! —se ríe y veía los papeles—. Las dos a mí me valen mierda, por más fius-fius que sean —con cara de asco el hijo de puta—; ellas saben que no tienen oportunidad y caray, ok, está bien que admiren, no le hacen daño a nadie mirando esta belleza, pero que se vuelvan locas es inaceptable —mirándolo—. ¿Tú me quieres para ti, pero para bien? ¿Cómo es eso?

En eso, entra Rochelle otra vez a la oficina con los cafés.

—Aquí tiene, Sr. Jeon, ¿qué azúcar desea? —coloca el café en el escritorio.

Nadie le contesta a Rochelle, porque ella sabe; solo lo hace para llamar la atención.

—Te quiero, porque es de verdad, no es de mentira... o sea, no es porque eres bello, millonario, ni nada de eso, simplemente te quiero por lo que eres y por cómo eres —mirando a su alfa tierno.

—Gracias, mi amor, yo lo sé, por eso yo te quiero tanto, eres lo más bello que he tenido y tendré. —Le tira una guiñada y Rochelle estaba enojada que hasta los ojos puso en blanco.

—¡Fíjate! —murmuraba Rochelle, sí que le invadía la envidia—. Aquí tiene, Sr. Park —le daba el café a Jimin—. ¿Desean algo o necesitan algo más?

—Lo sé —sonríe—, yo también te quiero, mi amor. Y lo que importa es creer en nosotros, sin importar qué o quiénes —enfatizando el "quiénes"— nos intenten amargar la vida —mirando a Rochelle muy serio—. Estás loca por hablar y ni te atreves... —Diciéndole a la secretaria. "Este enano está muy Jeon ya".

—Claro, no soy tonta, quieres que hable para despedirme y no me puedo dar el lujo. Si no se les ofrece nada más, me retiro; sigan dándose amor y diciéndose cosas tan tiernas. ¡Chao! —salió superenojada de la oficina.

Ellos siguieron haciendo los papeles mientras se reían de Rochelle.

En un momento de tranquilidad, Paolee, la hermana de Jungkook, llamó a su celular.

Ella estaba preocupada por Eileen, su madre, ya que desde que llegó a su casa, estaba llorando, pero Jimin, muy amable, le hizo entender las razones y recalcar que Jungkook nunca se comportó mal, además de que le dejó saber que la amaba, que los amaba, porque a su papá también.

A pesar de todo lo que le ocasionaron en su persona durante su preadolescencia, adolescencia e incluso todavía en la adultez.

En la conversación, también ella preguntó por los ánimos de JK, por la relación de ellos y le dejó saber a Jimin qué le gustaba para su hermano. Además de que lo quería conocer, tenían la misma edad y eso podrá ser algo a su favor para una buena relación de cuñados.

—¿Jimin, ya terminaste? Ya van a ser las 3:00 pm, ¡eh! ¡Me quiero ir! —revisaba las últimas cosas.

Lo que no saben es que ellos, la familia de Jungkook, van de camino a Queensland para quedarse allá.

—Sí, ya, amor, ya —terminando de acomodar las cosas.

—¿Con quién hablabas en secreto? Eso de que eres mi karma y no sé qué, eso lo escuché en el yate también —terminó y apagó su laptop—. Iré a donde Rochelle un momento; cuando vuelva, que estés listo.

Los celos llegaron de nuevo cuando dijo que iba a donde Rochelle.

—Tu hermana me llamó, mi amor —mirándolo—. ¿A qué vas para donde, Rochelle?

—Y eso, ¿ya son amigos? —mirándolo—. ¿Estás con celos de nuevo, Jimin? Ya se largó de la Torre esa omega. Además, sabes que no me importa, ¡caray! Voy a decirle a Rochelle lo de la paga y despedirme de la gente hasta el jueves —seguía mirándolo.

—Bueno, es mi cuñada, ¿o no, novio mío? —sonríe—. Sí, estoy con celos de nuevo; yo no sé si la Cecilia se fue. ¿Por qué no puedo ir contigo, Jeon Jungkook?

—Con la ceja levantada—. Sí, es tu cuñada, novio mío —mirándolo—. Deja los celos, que ella a mí no me importa y MENOS te engañaría con ella; no voy a perderte por una estupidez. No tengo nada que esconder, Jimin, así que ven, nos vamos por ahí de una vez.

—Sonríe—. Ok, entonces vamos... —Buscaba sus cosas y luego le dio un beso—. ¡Te quiero!

—Lo toma de la mano—. Vamos, mi amor, yo también te quiero.

Jungkook y Jimin fueron a todas las oficinas deseando un "Feliz Año Nuevo".

Cecilia ya se había ido de la Torre cuando ellos salieron.

Al poco tiempo, se van para ir al centro comercial para comprar el regalo para Min-Tae.

Llegaron al Southport Park Shopping Centre.

Cuando bajan del auto, Jungkook le pregunta a Jimin si hay que comprar otras cosas, además del regalo para el sobrino que ahora es de ambos. Jimin habla de que hoy hará la cena para él.

Al alfa se le infla el corazón.

—Mmmm, me gusta que me trates como si fuera tu esposo/alfa —mirándolo con ternura—. ¿Me merezco serlo? Gracias por tus detalles y por regirte de mis reglas —se ríe y lo besa.

—Sonríe— Claro, tú me tratas así, como tu esposo/omega, pues yo igual, ¿por qué no mereces serlo, baby? —Levanta la ceja—. ¿Qué reglas, qué reglas? —risas.

—Sonríe y lo atrae cerca de él—. Claro, mi amor, de eso se trata, tratarnos bien, novios y esposos, da igual, ¿qué crees? —besos—. No sé, mi amor, tú sabes que no me creo capaz de eso tan serio, ni padre y esposo, creo —piensa—. TODAS, todas respetas o yo te hago respetar, eso es todo —ríe.

—No hables así, ¿ok? El cambio no lo estás notando, quizás, pero yo sí —besos—. Oh, sobre todo, sigo tus reglas —riéndose.

—Besos y piensa—. ¿Qué cambios has notado? Quiero saber, quiero darme cuenta de lo que hago mal o bien, ¿crees que puedas decir en qué he cambiado? —mirándolo—. Tú sabes que sí, que cuando yo digo algo, se hace, que cuando yo me enojo, me enojo, ¿o no?

—Fíjate, tu trato, has cambiado de ser rudo conmigo —sonríe—, y ahora, como estás siendo con mi sobrino, eso es algo diferente y estás motivado a hacerlo, también ir tarde a la torre —riéndose—, y de paso, no inventes que sigo las reglas, porque me voy de viaje contigo el lunes.

—Mmmm, muy bien que te hayas dado cuenta de eso también; creo que estoy medio mejorando —piensa. caminan dentro del centro comercial—. Ajá, seguirás hasta que no me dé la gana que vayas y te quedes, encerrado, custodiado por 4 guardaespaldas, ¡eh! Y sabes que lo hago...

—Sí, has mejorado bastante, pero no te dañes, porque ni sueñes que no iré al viaje. —Jimin estaba decidido—. Eso a mí no me impide nada, Jeon Jungkook.

—Pues, Park Jimin, claro que te impide, porque no te montas en el avión; eso sería la mejor idea. —Caminaban a GameStop, la tienda de videojuegos.

—¡AH! Atrápame si puedes —serio—, y si es posible, me desaparezco, así que no me tientes.

—¿A dónde te vas a desaparecer, tú? —Ya al alfa mafioso no le gustó lo que dice Jimin.

—Ah, pues, si no me llevas a ese viaje, ya sabes —mirándolo desafiante.

—Jimin, no jodas con irte, porque me enojo. Además, sabes que te encuentro y te encerraré peor, ¡eh! —mirándolo con la ceja levantada.

—Ay, sí, ya, no te atreverías a hacerlo —retándolo.

—¿Que no me atrevo? No me tientes, ¡eh! Así que pórtate bien —serio.

—¡No me tientes tú! Yo voy al viaje y no diré nada más, Jungkook...

—Ay, ya no quiero pelear más por el viaje, ve si le da la gana, ¡hum! —mirándolo.

—Así me gusta, alfa —se sintió triunfante.

Jungkook y Jimin, después de discutir por el viaje a Londres, que el omega salió ganando, según él.

Entre risas, en la tienda de videojuegos, compraron el Nintendo Switch OLED y 7 juegos para Min-Tae.

Luego fueron a la tienda de Apple; allí le consiguieron un iPad Mini en color azul con una tarjeta de iTunes de $100 dólares.

Después de ahí, fueron a la casa y se dieron un baño, se pusieron cómodos.

En lo que Jimin hace la cena, Jungkook estaba en su oficina haciendo unas cosas, como siempre, trabajando.

Media hora más tarde, Jimin terminó la cena, acomodó todo en la mesa, con vino y hasta velitas, por lo que se disponía a buscar a Jungkook. Cuando sintió que llegó alguien a la casa, se extrañó mucho, se asustó porque no esperan a nadie, temía que fuera el enemigo.

—¿Quién habrá llegado? —piensa y trataba de mirar por la ventana, pero no veía nada.

—JIMIN, amor, bebé, ¿alguien llegó? —habló desde el despacho.

—No lo sé. ¿Abro? —le dice, mientras camina a donde él.

—¡Qué raro, a esta hora! —se levanta de la silla con una particular seriedad—. Ten cuidado, mejor abro yo. —Jimin lo aguantó.

—No, que tú eres capaz de descuartizar a cualquiera sin saber —mirándolo—. ¿Terminaste? Ya la cena está lista.

—Bueno, pues te espero para cenar, voy a la cocina, porque sí mato a quien sea. Ve, te espero, no tardes —mirándolo y se va a la cocina.

Jungkook lo dejó ir porque su casa está custodiada. Si pasara algo grave, ya le hubieran avisado.

Jimin fue a ver quiénes eran.

Cuando sale, ve que estaban bajando bultos de una camioneta. De las personas paradas cerca de esa camioneta, puede reconocer a Eileen, la mamá de Jungkook, y se tapa la boca, diciéndose para sí mismo.

«Madre luna, en serio llegaron».

Zorro se le acerca a Jimin con respeto.

—Jimin, llegó la familia de JK; me imagino que te sorprende como a nosotros. ¿JK lo sabe? ¿Dónde está?

—No, Jungkook no lo sabe —dice por lo bajo—. Por la luna, ¿cómo carajo yo le digo esto? Le iré a decir; él está en la cocina.

—Pues, ve a decirle antes de que se encabrone, no le gusta que lleguen así y menos cuando está con su omega —preocupado—. Yo los entretengo un poco.

—¡Ok! —Entra a la casa—, Baby, Koo-Koo...

Lo encontró en la cocina con una sonrisota y le dolía que, dentro de segundos, ya no la iba a tener en su bello rostro.

—¿Mi amor, y esta cena con velitas y todo? —mirándolo—. ¿Pasa algo? —cambió el semblante por completo.

—Sí, es que... tus... papás... están aquí... —Mirándolo.

—¿Cómo que están aquí? —serio—. Pues, que se vayan por donde vinieron; no tengo ganas hoy de pelear, ni cosa que se parezca.

Jungkook está reacio; se fue caminando a la habitación y Jimin fue tras él, tratando de convencerlo.

—Baby, pero vinieron hasta acá... o sea... tampoco serás así... —Siguiéndolo.

—Y, ¿qué quieres o pretendes que yo haga, Jimin? —Se detiene a mirarlo y luego siguió caminando—. Si vinieron, que se vayan con el mismo amor.

—Jungkook —mirándolo—, habla con ellos, deja las cosas claras y ese amargo sabor, por favor, hazlo por mí. Mira, dile a los guardaespaldas que esperen a que cenemos y ya luego hablas con ellos, ¿sí? —Le daba besos y le acariciaba la cara.

—Resopla—. Mira, que hagan lo que les dé la gana, de verdad. Tengo hambre —pensaba en todo esto—. Por ti lo voy a intentar, pero mejor ve a hablar tú; yo no tengo ganas de recibirlos, así que te espero sentado en nuestra mesa, ¿sí? —Beso y lo abraza.

—Está bien, mi amor —lo abrazó, le dio un beso y luego buscaba una bata de baño y se la puso encima del pijama que tenía—, con razón Paolee llamó...

—¿Por qué? ¿Paolee te dijo algo y no me dijiste? —mirándolo y se pone una camisa negra.

—No, pero ella preguntó qué íbamos a hacer hoy; ahora entiendo por qué preguntó eso. De seguro que, si no hubiéramos venido acá y nos hubiéramos ido a la mía, pues no nos iban a encontrar, baby —puchero—. Eso es algo que te indica que debes sacar todo lo de tu corazón que no te hace bien. Estamos por recibir un año nuevo y debemos dejar cosas atrás. —Le dio otro beso— ¿Sí? —Sonríe y lo miraba a los ojos tan profundos.

—Bueno, pero no vamos a pasar el año nuevo con tu familia, ¿pretendes que lleve la mía a tu casa? —Resopla—. Sí, está bien...

Jungkook todavía lo decía con enojo, rencor y todos esos malos sentimientos que él siente por cómo lo criaron, por no sentir ese amor de familia, de padres.

—Lo haré solo por ti —mirándolo con esos ojos tristones—. ¿Te espero en la mesa entonces?

—No es que pretenda eso, Koo-Koo, quizá ni quieren que pase el año nuevo con ellos —mirándolo—. ¡Te quiero! —Sonríe.

—Tampoco pretendo pasar el año lejos de ti, ¡ya lo sabes! Si tienen que quedarse aquí, que lo hagan, pero yo voy contigo a donde quiera que vayas. ¡Te quiero también, mi amor! Ve tú con ellos; yo voy a la cocina.

—Sí, lo sé —mirándolo—. Ok, mi amor, no importa, igual, después de las 12 venimos acá y estamos con ellos —se encoge de hombros.

Jimin, al fin, pudo convencer a Jungkook de que aceptara a sus papás estar en la casa con él, para así poder poco a poco curar heridas y que comiencen un buen año con el pie derecho.

El omega, con un poco de temor, fue a donde Chin-Hwa, Eileen y Paolee, que estaban hablando con los guardaespaldas.

Paolee quedó impresionada y encantada con Jimin; no podía creer lo adorable que era, además de hermoso.

A Jimin no le caía del todo bien su suegro y, como vino a querer imponer cosas, no tardó en demostrarle el omega dominante que era.

—Al menos, puede preguntar si NO tenemos algún plan, señor Chin-Hwa, por si se le olvidó; su hijo tiene una vida con un compañero —enojado—. Y de paso, no estamos viviendo aquí. Pero se pueden acomodar a gusto, están limpias las habitaciones, y Rosalía está siempre pendiente de la limpieza. Pasen... —Camina hacia la casa.

Chin-Hwa lo miró y, simplemente, entraron a la casa. La familia del alfa mafioso fue a escoger sus habitaciones.

Jimin llegó a la cocina. Jungkook ya se veía verde de hambre.

Jungkook se decepcionó de que su familia no se fuera, pero trató de estar de buen humor y cenar con Jimin. Bromeó con que le dañaron la cena y el postre después de ella.

Un tema que tuvo la pareja fue la compra de su casa juntos, como "esposos", como se habían clasificado sin ser nada oficial. Jimin le envió la información y algunas fotos; estaba en un barrio humilde, según su omega, pero al alfa le encantó.

La mansión es demasiado grande y muy bonita, con 6 habitaciones y 8 baños, por $10 millones de dólares, aunque ellos no entendían por qué tanto baño, pero para la próxima le darán un baño al papá de Jungkook si sigue con sus malas actitudes cuando venga a visitarlos.

Paolee estaba loca de ver a su hermano, por lo que lo miraba de lejos, mientras lo veía compartir e interactuar en su cena con ese omega encantador.

Como era de esperarse, Chin-Hwa vino a perturbar la paz de Jungkook en la cocina. Se iba a formar Troya, pero como siempre Jimin apaciguó todo. Aunque al final la cagó el alfa mayor, y enojó tanto al JKBOSS, que decidió irse con Jimin a la isla y dejarlos ahí botados. Y no iba a cambiar de opinión; estaba bien enojado.

Antes de ellos irse a la isla, Jungkook fue a donde está su mamá. Jimin esperó mientras hablaba con Paolee, en donde se enteró de un par de cosas que quería mandar a investigar después, como los supuestos hijos sin reconocer que, según tenía su alfa , debía tener cuidado con la Cecilia porque quería embarazarse y por eso estaba molestando.

Entre la conversación, Paolee le confiesa que vive enamorada de Taemin.

Al poco rato, ya Jungkook regresó, le contó a Jimin que había hablado con su madre y lloraron juntos. Se sentía mejor, además de que estaba consciente ahora de que debía tratar mejor a las mujeres de su vida, porque eso eran su madre y su hermana. Jimin estaba orgulloso de él por ese esfuerzo que hizo.

El alfa estaba cansado mentalmente, por lo que ya quería irse a la isla. No importaba que solo fuera un día; estaba mejor allá que en esa casa, acuartelado con su padre y respirando su mismo aire.

Jungkook se fue al auto para esperar a Jimin para irse; ya tenía todo listo: el helicóptero y todo.

Jimin fue con Paolee y buscó algunas cosas para llevarlas para la isla. En eso, Taemin llamó a Jungkook a su celular.

—Diga... —El jefe de la mafia Black Mamba, siempre tan cariñoso.

—¡Jefe, buenas noches! ¿Cómo están? —en general para los dos—. Acabo de recibir las confirmaciones para llevar los diamantes a Londres. ¿Iré contigo al viaje?

—Estamos bien, gracias a la madre luna. No, no te preocupes, iré solo al viaje, está todo bien, ¿cierto?

—Qué bueno que estén bien. Sé lo que pasó con Cecilia; espero que mi hermano no te haya querido dejar. Jefe, está loco, ¿cómo vas a ir solo? Sabes que debemos ir juntos a todo esto. No puedo permitir que vaya solo.

—NO, no me quiso dejar, al contrario. Entendió y, además, ya le había dicho de Cecilia. Taemin, no iré solo, voy con mis guardaespaldas.

—Menos mal, cuídate que la loca seguirá jodiendo; escuché cuando se lo dijo a la otra loca de Rochelle, estoy pared con pared, estaba como loca. JK, se supone que ese no era el trato, siempre íbamos a trabajar en equipo. Si pasa algo y yo en Australia NO me lo perdonaré, ¡eh!

—¿Sí? ¿Qué dijo? —pensando—. Mierda, Taemin, no sé cómo quieres, tu niño, ¡caray! También quiere ir, Jimin; me tiene mal con que, si no lo llevo, se va como sea.

—Estaba gritando y discutiendo con Rochelle; dijo que se iba a vengar de ti porque le dijiste: "Te quiero", a Jimin —resopla—. ¿Cómo es la cosa? ¿Qué, Jimin, qué? JK, no te lo piensas llevar, ¿verdad? ¡Estás loco! —alterado.

—Piensa—. Pues, te digo que NO me lo quiero llevar. Pero me tiene con que se va a ir y no sé qué cosas más. Taemin, yo seré lo que sea y todo, pero yo NO QUIERO perderlo.

—Mierda, JK, yo sé que no quieres perderlo, pero ¿cómo carajo te lo vas a llevar a un lugar donde habrá tráfico de diamantes, donde hay delincuentes y sabes que cualquier cosa puede pasar? ¿Tú crees que estaré tranquilo aquí? NO INVENTES, si te lo llevas, ¡ME LLEVAS!

—Taemin en mi avión, yo hago lo que quiera y no voy a tenerte ahí si quiero tener sexo, ¡carajo! ¿Qué te sucede? No estaré santo y castrado, negativo, mijo, negativo.

—JK, no seas cabrón, ¿no puedes dejar de follar, aunque sea hasta LONDRES? Por la luna, ya tienes a mi hermanito, ¡SECO! Quiero ir a Londres a bregar con esto también, así que resuélveme.

—No, negativo. Si Jimin me provoca, ¿qué quieres, que haga que se bañe con agua fría, mijo? Allá tú, si a ti no te provocan, ¡eh! No, si resuelves tú, vas a tener que ir aparte, pero en mi avión NO; deja mi privacidad tranquila.

—Mira, JK, si le pasa algo a mi hermano, sabes que me quedo con tu cabeza; si lo quieres ver como una amenaza, ¡LO ES, eh! Y me importa tres carajos. Yo me voy a donde te dé la gana; si no quieres que toque tu avión, NO lo toco. Así de sencillo, para que hagas lo que te plazca. En fin, si de esas casualidades quieres que vaya, me avisas; yo igual seguiré trabajando.

—TAEMIN, EL QUE SE QUEDARÁ CON TU CABEZA SERÉ YO SI INTENTAS TOCARME, ASÍ QUE ME BAJAS EL TONITO DE VOZ Y LAS AMENAZAS. Vete al carajo, no tengo ganas de pelearme contigo, cabrón —colgándole.

Jungkook terminó de pelear con Taemin, pero Jimin logró escuchar al menos el grito que le dio a su hermano.

—¡Lo siento, mi amor! —resopla—. ¿Te ayudo? —cogía algunas cosas.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué peleas con Taemin? —mirándolo.

—Le contó a su omega cómo comenzó la pelea—. Y después, el muy imbécil, comenzó a amenazarme, ¡no jodas! —resopló.

—Típico en Taemin, amenazar al propio jefe que lo puede botar, ¡es anormal! —piensa—. Deja la peleíta ya... Vámonos.

—Conmigo se le sube el tonito más de la cuenta desde que estamos juntos; cuando veas que llega sin dientes a tu casa, ¡ya sabes! —mirándolo y pone el auto en marcha.

—Se ríe—. Está loco, Taemin, de verdad. Estoy cansado —puchero.

—Ya te lo advertí, mi amor, que Taemin cuide su tono conmigo y deje los celos pendejos que tiene; él sabe más que eso, él sabe que yo te quiero y eres mi omega...

Estaban camino al aeropuerto para tomar el helicóptero para la isla. Ellos tienen la casa de Jimin, pero para Jungkook la mansión de la isla le hará mejor y volverá con menos ganas de matar a su padre.

Entre llegar, montar todo en el helicóptero y viajar a la isla, llegaron ya un tanto tarde.

En la casa de la isla, tenían frutas, bollos de pan, vino y algunas cosas más listas para su estadía allí; los empleados están dispersos. Nadie se les acerca y para Jungkook eso es mejor.

Ya Jungkook se hizo el itinerario en la cabeza de lo que quería hacer antes de ir a la cama con su omega.

Mientras iban caminando a la habitación a darse una ducha juntos. Planificaron lo que harán para fin de año.

Como debían estar a las 7:30 pm en casa de la familia de Jimin, el alfa mafioso decidió, un poco a regañadientes, que iba a incluir a su familia para su fin de año. Por lo que almorzarán con la familia Jeon y luego se irán con los Park, para recibir el año y después regresarán a la casa, para abrazar a la pequeña familia del alfa; eso suena mejor.

—Mmmm, mi amor...esteee... ¿Aún quieres ir a Londres el lunes?

—Sí, quiero ir a Londres, ¿por qué? —buscando las cosas para el baño.

—Es que por culpa de Taemin, ahora estoy indeciso en dejarte ir conmigo; me creó inseguridad.

—Ay, bendita sea la señora Luna, gracias, Taemin... Mira, si quieres, NO voy, nah y ya...

—No te vengas a enojar, que no he dicho que NO vayas aún, ¡eh! Así que no te adelantes a los acontecimientos —mirándolo de reojo—. Además, que no creo que me vengas a decir que no vas a ir, nah, ni tú te lo crees —se ríe—. Así que, shhh...

—Ya no voy a ir, vete tú solo y ya se acabó la pelea por la mierda esa. Y no, no iré. Cuando yo digo algo, lo cumplo, Jungkook.

—No te me vengas a poner como Taemin también, ¡eh! Y si me vas a salir así, ¡gracias! —mirándolo—. Yo, que trato de sobrellevar las cosas como pareja, acepté que fueras conmigo a Londres y, por un comentario, mira cómo te pones, ok, ¿quieres terminar la noche así? ¡No hay problema! —Se molestó y busca su ropa interior—. Sabía que lo bueno dura poco...

—No es eso, Jungkook, pero si hay tanto problema con ese maldito viaje, NO voy y ya. Es un comentario que llevas días diciéndolo de varias maneras.

—Si no vas a ir, Jimin, sabes que me voy a enojar contigo, ¡eh! Ya lo sabes. Ahora digo yo, hace varios días estabas diciendo que ibas, pues ahora VAS a ir. No quiero hablar más del tema, vas y YA —resopla y sigue molesto—. Solo fue un comentario por culpa de Taemin, un carajo más dije. No me gusta decir groserías, pero a veces me incitas a decirlas.

—No voy a ir y punto. El que no hablará del tema seré yo. Pues mierda, ni que nadie pudiera decir las jodidas groserías, ¡caray!

—SABES QUE YO NO SOY ASÍ, NO me gusta decirlas, tú lo sabes, y sabes que me MOLESTA que las digas tú, ¿acaso borraste cinta? —mirándolo serio—. No digas groserías y PUNTO. Y vas, así te llevé a la fuerza, Jimin, ya deja la cosa.

—Ya te dije mi contestación, no iré. ¡Y ya basta! Vamos a bañarnos.

—Sigue llevándome la contraria que me vas a conocer. Vas y punto, no se hable más del tema —serio—, tengo hambre de nuevo —bosteza.

—¿Te conoceré en qué? A ver, ¿tú me estás amenazando ahora, Sr. Jeon? —Mirándolo.

—¿Tú ves que te estoy amenazando, señor Park de Jeon? Solo te dije que si NO vas, me vas a conocer y te voy a raptar en serio; jodiste con eso, ahora VAS...

—No ME interesa, Sr. Jeon, así que no le temo a sus raptos...

—Ah, ¿así estaremos ahora? —mirándolo—. Yo que pensaba que íbamos a pasar una noche bonita después de la cena, aunque estuviera mi familia, pero ya veo que de romántica no tuvo un carajo. Y ahora mi omega no se esmera mucho en estar feliz a mi lado, solo por decirle que dudaba de que fuera, no en que no fuera, pero claro, la interpretación a la conveniencia del receptor —resopla.

—¡Ay, ya basta, JEON!

—¡Basta, no! Yo estaba feliz —mirándolo.

Cuando está el alfa enojado, le gusta liberar ese enojo de alguna forma, por lo que agarró a su omega y lo cargó como un saco de papas, provocando un grito que le sacó una sonrisa socarrona.

Lo llevó al cuarto oscuro.

El cuarto estaba como Jimin lo recordaba la última vez, aquella oscuridad cubierta con una tenue luz morada que le hacía sentir un cierto escalofrío en el cuerpo, y ese maldito olor a cuero que lo excita tanto. Y es que, aunque había algo en esta tortura que le gustaba, lo cierto era que nunca sabía qué esperar del JKBOSS.

Aunque esta vez pretendía ser él quien llevara el control sin dejar de ser su sumiso, así que, sin esperar ni un minuto más, y mientras el alfa cerraba la puerta, Jimin se postraba, sentándose sobre sus piernas y bajando la cabeza. Le dijo:

—Ansío que me azote, mi señor Jeon.

Jungkook, asombrado, lo observó y pronto comenzó a sentir la sangre recorriendo su cuerpo; Jimin lo supo cuando sus ojos brillaban de lujuria, y esos eran los ojos que le encantaba ver.

Arrancó la ropa de Jimin de un jalón y comenzó a introducir los dedos en su entrada, haciéndolo lubricar más y gemir con desesperación. Por lo que se apoderó de su cuello y comenzó a dar pequeñas mordidas que lo hicieron jadear.

—Tengo algo mucho mejor para ti hoy.

En instantes estaban frente a lo que parecía un columpio, y sin esperar ni un segundo, comenzó a atar las muñecas de Jimin. Se acercaba a su boca y la mordisqueaba con lujuria, bajó hasta los tobillos y comenzó a atarlos también, recorriendo su mano entre sus piernas, asegurándose de que estuviera totalmente lubricado.

Y pronto, de un momento a otro, Jimin dejó de sentir el piso.

Jungkook jaló las cuerdas y quedó a la altura de sus caderas, con sus nalgas completamente expuestas a él, y sin dudarlo le dio una primera nalgada que lo encendió.

Sin pensarlo, dijo:

—Deme un orgasmo fantástico, mi señor Jeon.

El alfa se alejó por un momento y regresó con un látigo de cuero con cintas negras que comenzaron a recorrer el cuerpo suspendido en el aire de su omega. Jungkook se acercó a su boca y lo besó, y entre sus labios dijo:

—Ni una palabra más, cariño, o los azotes serán más fuertes.

Jimin lo miró asintiendo con la mirada, y él solo dejó un beso rudo más en sus labios. Mientras se alejaba, susurraba "buen chico", y entonces el primer azote cayó en sus nalgas.

—Uno.

El segundo cayó en la entrepierna de su omega y va que dolió; sin embargo, también lo llenó de una excitación que no podía explicar.

Jungkook se colocó detrás de Jimin y con su lengua lamió su entrada.

—Tres.

Esta vez el látigo cayó en el sexo de Jimin, quien se retorció, gritó, gimió y dentro de él anhelaba otro.

El alfa mafioso se acercó a él y le preguntó si estaba bien; le recordó que podía usar la palabra clave en cualquier momento que quisiera, pero el omega lo que quería era que lo azotara de nuevo.

Podía el omega sentir cómo la sangre recorría su cuerpo como si fuera una carrera de caballos y las pulsaciones que sentía en su sexo lo estaban llevando al punto máximo de placer.

—Cuatro.

El látigo golpeó los pezones y Jungkook se acercó. Jimin lo besó con ternura, él accedió y después se alejó de él diciendo:

—Azóteme más, mi señor Jeon.

Jungkook se aferró más a las caderas hermosas de su omega y de un solo movimiento lo penetró. Comenzó a moverse fuerte y deprisa, como si el tiempo se le fuera a terminar. Entraba y salía mientras movía sus caderas.

—Cinco.

Un azote más cayó en su nalga derecha y Jimin movía su redondo trasero volviéndolo loco.

—Seis.

Un azote más, esta vez en la izquierda. Los gemidos de ambos incrementaron y se volvieron una melodía en el cuarto oscuro.

Jungkook seguía entrando y saliendo de Jimin, se recargó en el cuerpo sobre su espalda y sostuvo su cuello hacia atrás, mientras susurraba a su oído.

—¿Te gusta?

Jimin estaba al máximo de placer.

—¡Aaahhhh, alfa! ¡Azótame y no pares, quiero otro más!

—Siete.

El último azote cayó sobre la espalda de Jimin y, junto con él, su orgasmo apareció. Derramó su esencia y se movió rápido, logrando que, después de un grito gimiendo, Jungkook terminara dentro de él.

—Eres jodidamente hermoso, Jimin —decía Jungkook mientras le desataba las manos, los pies y caía entre sus brazos, tembloroso y enloquecido con él. 

[gracias por la ayuda en esta escena @marthaCM11 ]

Después de un rico baño caliente para aliviar un poco las nalgas rojas de Jimin, al fin fueron a la cama a descansar.

Prendieron la TV y Jimin acariciando el cabello de Jungkook, lo tenía embelesado, casi a punto de dormirlo, mientras el omega veía la serie que más le gustaba. Al poco rato, el alfa quedó dormido, lo dejó encima de su pecho. Poco a poco él trató de acomodarse para dormir, quedando rendido en un rato.

Era martes 31 de diciembre de 2024. Último día del año.

Jungkook y Jimin regresaron a la ciudad a las 8:00 am e hicieron desayuno juntos para todos, desayunaron en familia y pasaron una mañana tranquila. A eso de la 1:00 pm tomaron el almuerzo que había hecho Rosalía, comieron a gusto y pasaron un buen momento nuevamente. Jungkook estaba muy feliz y eso hacía feliz a Jimin.

Como a eso de las 7:00 p.m.

Jungkook y Jimin fueron rumbo a New South Wales para pasar el fin de año en casa de los papás del omega. Después de llegar y saludar, Jungkook quiso que Jimin trajera a Min-Tae a donde ellos para darle los regalos.

El alfa se sentía muy paternal en ese momento; tenía complejo de cactus, pero que muy en el fondo tenía un corazón bonito.

¡Hola Roommates!

Espero que todo esté bien y la estén pasando felices ʕ • ́؈ • ̀)

Aquí tenemos un nuevo capítulo, delen mucho amor, espero que lo disfruten y no se olviden regalarme ★'s y comentar que tal les pareció.

¡Hasta el próximo capítulo!XOXO♥ ᒍOᗩᑎ

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