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South Beach es una de las zonas más populares de Miami Beach; en sus playas se permiten tomar baños de sol en toples. Otra de sus atracciones es una vida nocturna muy activa y dinámica, con más de 150 clubes, discotecas y similares, así como innumerables restaurantes. Pero espera, ¿quién puede estar en este "Miami Beach de las Maravillas" y tener problemas, o incluso depresiones, si se supone que es el lugar en donde miles de personas de Estados Unidos y del mundo vienen para huir del invierno en los estados más al norte del país?
¿Cuál es el problema que tienen algunos?
Bueno, quizás es una pregunta sin respuesta, pero la realidad, los problemas sociales, familiares y financieros han acaparado la tranquilidad de las personas y les hacen ser vulnerables a cualquier problema emocional.
Todo el mundo se siente triste, preocupado o disgustado de vez en cuando; es algo normal, pero NO cuando las cosas se salen de control y debes pedir ayuda.
¿Cómo comienza la historia?
Comienzo presentándoles a Park Jimin, un chico de 25 años, de clase trabajadora, quien tiene dos trabajos para poder sobrevivir. Tiene un trabajo a tiempo completo como Supervisor Front Deck en el Acqualina Resort & Spa on the Beach en donde trabaja desde los 17 años. Comenzó como housekeeping; poco a poco fue subiendo de puesto por su dedicación y esmero al trabajo; por eso es supervisor hoy día y tiene ingresos mensuales de $2,928 dólares. Tiene un trabajo extra que le genera $700 dólares adicionales al mes como vendedor de una línea de ropa llamada "Asian Fashion".
Es la madre de un niño omeguita de 5 meses llamado Michelangelo. Es la luz de sus ojos a pesar de todo, porque él es bello, lo babea a besos y lo adora cuando llega, grita y se emociona; eso es lindo y le anima la vida.
Parece un Omega feliz que disfruta la vida cada día, ¿no?
Pero, la historia es otra.
Jimin tenía una relación un poco tormentosa con Mike, su alfa de 3 años que usaba sustancias controladas, por lo que el omega recibía malos tratos cuando el alfa andaba drogado.
Después de años dentro de ese ciclo, un día ellos estaban en un club de Miami Beach disfrutando de un lindo momento sanamente. Cuando salen del lugar en la madrugada, una camioneta negra los intercepta, llevándolos a un callejón oscuro y húmedo; es allí en donde el Omega se entera de las cuentas con el bajo mundo que cargaba su Alfa.
En donde una venganza de pandillas llevaría a Jimin a ser el objetivo principal.
Todo lo tenían planificado; el acto más cruel y punto principal era violar su omega en su cara, aguantándolo entre 3 alfas enmascarados, mientras un cuarto lo viola sin piedad y amarrado de las manos.
Después de la violación, acto seguido, lo matan en la cara de Jimin a balazos, dejándolo tirado en el callejón y llevándoselo a él en la camioneta, tirándolo sin casi ropa en un estacionamiento de un hospital cercano.
Difícil de superar, ¿no creen?
Esto no acabó aquí; días después, comenzó a presentar crisis emocionales críticas, intentando suicidarse de diferentes formas pocas semanas más tarde.
Mina, su madre, no consideró internarlo en ningún centro u hospital, porque asumió que podían lidiar con el problema.
Cuando se enteró de que estaba embarazado de su violador, al principio, se le iba a acabar el mundo; no lo aceptaba por nada del mundo. No fue después que escuchó los latidos del bebé cuando lo comenzó a aceptar. Después de que nace, entonces Jimin comenzó a aceptarlo más y es cuando dice que vivirá por él, porque no tiene la culpa, pero ese amor que siente por su bebé evitó a toda costa que le dieran sus crisis emocionales; a eso se le añadieron horribles pesadillas casi todas las noches, que lo hacen estar mal el resto del día.
Su trabajo, a veces, puede ser una terapia y lo ayuda a olvidarse de su vida por un rato, aunque puede causarle enojos y agresiones controladas por la situación, pero sus empleados lo ayudan a sobrellevar el día, haciéndolo sonreír de vez en cuando. Son amables y empáticos con él, tanto así, que cuando estaba a días de dar a luz a su pequeño Michelangelo, ellos le celebraron un magnífico babyshower en donde le regalaron todo, para que él no se sintiera más triste.
Entonces, el segundo trabajo, como es a domicilio, habla y conoce personas nuevas cada día; eso le permite estar en movimiento y no encerrarse en sus problemas.
Una tarde de jueves, agosto 8, 2024.
Cuando entró en una de sus peores crisis al salir del trabajo, llegó a su casa.
Después de intentar relajarse con su bebé, nada lograba tranquilizarlo. Después de mucho tiempo, Jimin sentía que no podía salir de la crisis, que esta vez sería muy difícil.
Por lo que el Omega hace una llamada a su trabajo para solicitar una licencia por enfermedad durante unos meses.
Luego de dormir a su chiquito, comienza a escribir en su diario, lo que sentía y la furia que lo embargaba...
Cuando terminó de escribir, lo tiró en el suelo y se fue a la cama a llorar sin consuelo.
Era viernes, agosto 9, 2024.
Jimin despertó temprano, atendió como siempre a su gordo, y así le llamaba de cariño a Michelangelo. Después de que lo puso a jugar en su cuna, se bañó e hizo una maleta.
Le habló y le dio miles de besos a su nene, explicándole a dónde iba y que iba a volver a verlo pronto.
Salió a hablar con su mamá Mina y su amigo Yoongi que estaban sentados en la sala; iba muy decidido y sin vuelta atrás.
—Me voy a internar... —dice Jimin, de sopetón, mirándolos a ambos.
—¿Eh? —su mamá lo mira.
—¿Cómo que te vas a internar? Pero por qué, Minnie, ¿qué pasa? —le dice Yoongi, preocupado—. ¿Dónde dejaste a Ángelo?
—El gordo está en la cuna entre dormido y despierto. Porque es tiempo de superar las cosas, Yoongi...
—Mina, estaba algo anonadada—. Ok, hijo, me alegra que te hayas decidido a ir a curarte, aunque me da un poco de miedo —resopla.
—Te apoyo, amigo, ¿quieres que te acompañe? ¡Al menos dejarte allí, por favor! —Yoongi lo abraza en apoyo—. ¡Te cuidaremos al gordo, lo prometemos!
—¡No! Yo quiero ir solo, Suga, no te preocupes, quédate con mamá, te necesitará más que yo. Sobre Ángelo, cuídenlo más que a su propia vida, ¿sí? —Jimin, se hace el fuerte para no llorar, ya lo había hecho demasiado— En mi cuarto, hay una libreta de los apuntes de Asian Fashion, sigan haciéndolo, por favor... mientras vuelvo —se dirige a su mamá— No tengas miedo, verás que saldré diferente —al menos, iba positivo— yo llamé al taxi, me está esperando a fuera...
Mina, la mamá de Jimin, no pudo evitar llorar. En el fondo sabía que a ese lugar Jimin tenía que haber ido hace mucho tiempo; trataba de entender que ya era hora. Pero es muy difícil para él estar lejos de su hijo y que el bebé esté lejos de Jimin, también.
—Te amo, mi amor, te deseo lo mejor, que salgas sanito de allí. Recuerda que te apoyamos y que todo saldrá bien. Por favor, llámanos cuando podamos ir a verte, ¿sí? —abraza fuerte a su hijo—. Cuidaremos a Ángelo, muy bien —sonríe y se limpia las lágrimas.
—Prometo que me quedo con ellos aquí, Jimin, no te preocupes —sonríe Yoongi, para dejarlo tranquilo— y en cuanto a la libreta, allí están también a los que hay que cobrarles, los pedidos, ¿verdad? Entonces haré la ruta. Confía en mí y suerte, Minnie, ¡FIGHTING!
—Sí, mamá, cuando me dejen llamar, te aviso. Sí, Suga, en la libreta está todo detallado. Lo que necesitas saber está ahí; los siguientes pedidos están anotados también, ¿ok? ¡Gracias! —media sonrisa—. Los veo prontito... —Salió de la casa antes de que les diera con llorar.
Jimin salió de la casa y entró en el taxi que lo llevaría al Mount Sinai Medical Center.
Todo el camino él iba pensando positivo, sin arrepentimientos; respiraba hondo y se puso a mirar su celular para distraerse.
25 minutos después, llegó al Mount Sinai Medical Center; lo dejaron en la entrada, pero él no sabía a dónde ir, por lo que preguntó a un señor de la tercera edad que estaba saliendo del hospital.
—Disculpe, ¿cuál es la entrada para el centro?
—Justo por esa puerta de donde acabo de salir. ¿A dónde vas exactamente? Aquí hay varias unidades —el señor de la tercera edad lo miraba.
—Pues, a la unidad de las ayudas... o al de locos... —mirándolo.
—¿Al de locos? —piensa—. Oh, ¿quieres ir a la Unidad de Salud Mental? —mirándolo—. Si es así, está en el 6to piso. Te encontrarás con una recepción y hay una salita de espera. —pregunté allí.
—Bien, gracias... —Caminando.
Jimin, antes de entrar por la puerta de aquel hospital, resopló y entró.
Subió al ascensor y marcó el #6. Mientras iba subiendo, le entró un poco de nervios, que le temblaba todo, pero después de respirar varias veces, se tranquilizó.
Llegó al piso #6, salió del ascensor y había una pequeña salita. No había nadie, solo una secretaria que le sonrió al verlo.
—¡Buen día! ¿En qué puedo ayudarte? —La secretaria le habló, era beta y muy simpática; lo miraba sin quitarle la vista, pero no tenía mirada juzgadora y eso lo tranquilizó.
—¡Buen día! Quiero internarme...
—¿Vienes solito? —tenía una voz dulce—. ¿Me puedes llenar esta ficha, para luego entrar a la evaluación con el psiquiatra? Por favor, dime tu edad y en breves palabras tu problema —sin dejar de mirarlo.
—Sí, vengo solo. Tengo 25 años, y en breves palabras, mi problema es intento de suicidio —mirándola.
La secretaria, en una tarjeta, puso la edad y en grandes palabras rojas "SUICIDIO".
—¿Me puedes decir tu nombre completo, por favor? Vaya llenándome esto —le daba la ficha para que llenara la información.
—Mi nombre es Park Jimin —iba escribiendo lo que decía el fichero.
—Anotaba en la tarjeta el nombre del Omega —Ya vengo, hablaré con el doctor —se puso de pie y se iba.
La secretaria entra a la oficina del Dr. Jeon.
—Permiso, doctor. Llegó un Omega chico ahora mismo, solo —mirándolo.
—¿Solo? —mirándola—. Bueno, cuando termine el papeleo, lo haces pasar...
—Sí, está solo. Se llama Park Jimin, tiene 25 años y viene por intento de suicidio. Dice que quiere internarse —mirándolo—. Aquí está la tarjeta —se la entrega—. Cuando termine, lo hago pasar con usted, para luego pasar a internarlo, ¿ok?
—Ok, aquí espero... —Leyendo la ficha.
—Bueno, permiso, Dr. Jeon, lo hago pasar pronto, ¿algo que usted necesite antes? —mirándolo.
—Un café, por favor.
—Perfecto, doctor, ya vengo —sale.
En lo que Jimin llenaba la ficha de admisión, la secretaria fue a Starbucks, que estaba en el primer nivel en el hospital, para comprar el café para el doctor.
Regresó, le entregó el café al doctor y, ya Jimin había terminado de llenar todo, fue a entregarle la ficha a la secretaria que ya había llegado.
—¿Puedes pasar por aquí? —lo llama a un cubículo—. Vas a dejar todas tus cosas aquí y entrarás con el doctor, ¿está bien? Luego, volverás conmigo y, dependiendo de lo que me indique el doctor, seguimos el proceso.
—Ok —dejaba sus cosas en el cubículo.
—Bueno, pase —le abre la puerta de la oficina—. Mucha suerte —sonríe.
Jimin entraba a la oficina. En eso, el Dr. Jeon se levanta de la silla y lo recibe.
—¡Buen día! Puedes tomar asiento —le saca la silla para que se sentara en una pequeña mesa redonda que tenía en la oficina—. Soy el Dr. Jeon —le extiende la mano—, el psicólogo/psiquiatra de este centro, además de director de la unidad. ¿Me puedes contar de ti, tu nombre, edad, a qué se dedica?
Jimin de momento se había ido en un trance y no escuchaba nada, como si estuviera metido en un viaje astral.
—Disculpa, ¿qué dijo?
—No se preocupe —el doctor Jeon lo miraba; al parecer se murió al ver semejante alfa. Con su santa calma volvió a repetirle a Jimin, otra vez, todo.
—¡Ah, bien...! —le extiende la mano—. Lo tuvo que haber leído de la ficha, ¿no?
—Sí, yo lo leí, pero voy a evaluarte y hablar con usted —mirándolo—. Necesito saber su problema para ayudarle. Al menos cuéntame por qué estás aquí. ¿Qué necesita de nosotros?
—Ajá... —Mirándolo—, bueno, estoy aquí porque me intenté suicidar en varias ocasiones, quiero olvidar la muerte de mi ex y sobrellevar una violación...
—¿Ya ves? Esa es una mejor respuesta, para yo poder ayudarlo —mirándolo y el doctor siempre estaba serio—. ¿Cuántas veces se intentó suicidar? ¿Desde cuándo está sobrellevando estas situaciones?
—Hace año y medio... y van 3 intentos...
—Anotaba con la pierna cruzada sobre la otra, y mirándolo recostado del espaldar—. OK, entonces, ¿me puedes contestar? ¿Qué cosas pasaron para llevarte a esos 3 intentos de suicidio? ¿Fue al hospital? ¿Tiene marcas?
—¿Qué cosas pasan? Pues, pensamientos suicidas que provocan matarte, ¿no? Me corté las venas, tomé medicamentos e intenté tirarme sobre un carro en la calle. Fui al hospital las tres veces.
—Deja la rebeldía conmigo si solo quiero ayudarte. Si viniste es porque quieres que te ayude; debes cooperar, porque yo no te conozco, ¿ok? —mirándolo—. ¿Me puedes mostrar dónde te cortaste las venas? ¿No pasó a mayores ninguna de las veces?
—Bueno, la pregunta está de más; pasan cosas para haber llegado a los intentos de suicidio; se supone que debe saber que son problemas —le mostraba su muñeca—. No pasó a mayores, ¿me ve aquí buscando ayuda?
—Y estos tatuajes, ¿significan algo? ¿Cuántos tienes? —sin dejar de mirarlo— y le tengo que preguntar, preguntar y preguntar, le guste o no le guste Jimin —serio—. Y tu deber es contestarme; si no me contestas, aquí estarás años.
—Puede que sí signifiquen algo... Tengo 6. Dudo que yo esté aquí años, asegúrelo.
—¿Cómo que puede que sí? Dime qué significan los dos tatuajes de encima de los codos —mirándolo—. ¡Oh 6, casi me ganas! —a Jimin ni por la cabeza le pasó que un alfa tan serio y respetable tuviera tatuajes—. Bueno, si no cooperas, de aquí no te vas.
—La frase "Young" y en otro "Forever" que significa Joven para siempre —mirándolo—. ¿Tiene tatuajes? No, créame que no me quedaré aquí más de un año.
—Eso es bueno, muy bien que quieras mantenerte joven, es un paso —mirándolo—. Sí, tengo tatuajes —Jimin, no podía creerlo—. ¿Yo qué te crea? Mmmm, pues, no crea mucho, porque si no cooperas, yo no te dejaré salir de aquí. Ahora yo soy como tu jefe; tú haces lo que yo quiero que hagas para mejorar.
—Ahhhh... ¿Tan profesional y con tatuajes? —mirándolo— fíjate... —El Omega estaba serio—, yo sé que voy a salir, porque me espera una persona...
—Sí, tengo tatuajes, soy doctor de dos profesiones, trabajo aquí, doy una clase en la universidad y soy supervisor de unidad, no son malos los tatuajes —mirándolo—, los tatuajes no hacen a una persona, no es bueno generalizar como hacen las personas, es un arte, nada más —seguía mirándolo—. ¿Una persona? Mmmm, qué bueno que alguien te espere. Debe estar ansiosa esa persona porque vuelvas, ¿no? Entonces, ayúdame para poderte ayudar, ¿qué tal?
—Si usted lo dice. Y sí, una persona... que de seguro no entiende por qué no verá a mamá por meses.
Se le llenan los ojos de lágrimas a Jimin. Por Michelangelo, era la única persona que de seguro en estos momentos podía flaquear y querer salir corriendo.
—¿Tienes un bebé? ¿Cómo se llama y qué edad tiene? —mirándolo—. No, Jimin, no lo digo yo; es la realidad; solo hay personas que no entienden las cosas y no les gustan. Como no les gusta, tienden a juzgar y hablar de más, pero soy doctor y lo que yo sé, no me lo quita la tinta de mi cuerpo —le guiña el ojo—. ¿Te quieres ir?
—Sí, mi bebé es producto de la violación. Tiene 5 meses y se llama Michelangelo —baja la cabeza—. Me quiero ir, es mi verdad, pero si salgo, sé que no he hecho nada por él...
El doctor Jeon, escuchando a su paciente, comenzaba a atar los cabos del problema.
—Michelangelo, ¿le pusiste el nombre por el pintor? Es un bebito todavía —mirándolo—. Fíjate, Jimin, ¿ya ves cómo pudiste lidiar con un problema tu solito? Aceptaste a tu bebito, aunque fuera producto de una violación; eso es un avance. ¿Qué significa para ti ese bebito? Muy bien que pienses así; si sales, ya vuelves a dar miles de pasos atrás y no es lo que quieres, por tu bebé, ¿no?
—¿Qué pintor? —mirándolo—. Mi bebé significa todo, es mi luz; obvio, él no tuvo la culpa de la consecuencia por la cual él fue procreado.
—Mirándolo—. Soy fan de la pintura y el arte. Michelangelo, que en español es conocido por Miguel Ángel, fue un arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la historia —sonríe, al fin... y qué bella sonrisa se pintaba en la cara del doctorcito—. Me gusta la manera en la que hablas de tu hijo. Eres de los pocos que de una violación lo deciden de igual forma traer al mundo. A ver, tu objetivo principal es curarte, ¿no? ¿Entonces, estás dispuesto a estar 3 meses aquí conmigo?
—Ah, sí... no me acordaba de él, pero no, no fue por él, fue por el de las tortugas ninjas —piensa y se ríe—. Sí, es mi objetivo principal para él. Y bueno, acepto, por tres meses.
—Se ríe—. Buena esa; amaba las tortugas ninjas también —mirándolo—. Bueno, pues si es tu objetivo, vamos a comenzar desde ya, ¿ok? Así que te ingresaré 3 meses, te revisarán las pertenencias y solo te dejarán pasar unas cosas y otras no, entre ellas el celular. Estarás una semana en evaluación y tratamiento. No podrás tener contacto con nadie fuera de aquí, ¿ok? Los domingos serán tus visitas y llamadas los viernes. ¿Alguna pregunta? Yo mismo te atenderé el tiempo que estés aquí; creo que así te sentirás más cómodo.
—¿Le gustaban? —mirándolo—. Ok, entiendo. Entonces, por esta semana no haré nada de llamadas, ni visitas hasta la próxima semana, ¿cierto?
—Sí, me gustaban mucho e inclusive aún conservo un peluche de Rafael cuando era niño —sonríe—. ¡Qué bueno que entiendes! Exacto, hasta el próximo viernes no podrás llamar a nadie —mirándolo—. Como hoy es viernes, no te veré hasta el lunes, ¿está bien? Te daré unas pastillas para relajarte y unas manualidades para hacer en este fin de semana para que te entretengas. ¿Quieres que te acompañe hasta tu habitación? Te daré una privada para que te sientas mejor.
—Oh, qué genial... yo tengo el peluche de Michelangelo. Ok, iremos a la habitación...
—¿Ya ves? Tenemos cosas en común —ahora solo le sonríe el doctor Jeon—. Bueno, antes de ir a la habitación, te pasaré con tus cosas a donde mi asistente; ella es beta y te verificará, te hará más preguntas y contará las heridas que tengas visibles. Tus pertenencias te las dejaremos debidamente identificadas para que, cuando salgas, regresártelas. Tendrás una habitación con vistas al lago, para que te sientas más relajado. También tienes que ponerte la ropa de la unidad para la identificación, ¿ok? Después de todo eso, yo iré contigo y te llevaré, ¿sí? —mirando a Jimin todo el tiempo.
—¿Y eso qué tiene que ver? —no le gustó a Jimin que le dijera que tenían algo en común; lo miraba serio—. Ok, vamos entonces.
—Lo siento, si no quieres que diga que tengamos cosas en común, no lo volveré a mencionar —el doctor se puso serio otra vez—. Bueno, ¿listo? Vamos con la asistente, yo esperaré afuera, porque solo debes quedarte en ropa interior para que ella te revise, ¿ok?
—Ok... —Respiraba hondo.
—¡Vamos! —le abre la puerta que daba a otro cuarto—. Donna, aquí te traigo a Jimin. No olvides decirle las cosas que puede tener dentro y no, por favor, nada de cordones o cosas cortantes, ¿sí? —mirando a la asistente—, Jimin, te dejo con ella, te veo ya mismo.
—Ok, no hay problema, doctor —sonríe.
Jungkook salió para dejarle privacidad a Jimin, ya que debía desnudarse para la evaluación de heridas, moretones, entre otras cosas. Todo esto es protocolo del hospital, para tener datos de cómo llegan los pacientes, por alguna reclamación de familiares.
Donna solo le hizo unas pocas preguntas. Terminó de revisarle el cuerpo; luego fue a revisar sus cosas. La enfermera, en la maleta, le dejó a Jimin lo que no podía usar dentro y en un bolsito lo necesario.
El doctor Jeon, luego, lo lleva a la habitación privada que le prometió con vistas al lago. Abrió las cortinas y le dio la bienvenida para que se sintiera como en casa, ya que allí vivirá por los próximos tres meses.
Jimin estaba muy escéptico con el doctor Jeon; estaba a la defensiva de todo. Cuando le habló de los medicamentos, no reaccionó bien, pero el doctor le explicó todos los porqués de sus dudas.
—Usted siga preguntándome lo que quiera, no se quede con nada dentro; usted es el paciente —mirándolo—. ¿Estás de acuerdo con todo lo que he dicho? —se coloca de frente para que lo mire—. Donde quieres las terapias, ¿aquí o al aire libre?
—Mirándolo— En un lugar que tenga cuidado de que no me dé una loquera e intente suicidarme —serio— y mi diario, ¿me lo devolverán?
—No eres un loco, Jimin, aquí eres un residente, es todo —mirándolo—. Así que, a partir de hoy, no quiero escuchar que te dices así, ¿de acuerdo? Y el diario, ¿lo necesitas contigo?
—A la persona que esté aquí se le cataloga de loca, ¿cuál es la diferencia? —mirándolo— Sí, lo necesito...
—No eres un loco, ¿tú quieres saber qué es ser un loco? Las personas que tienen neurosis, psicosis, esquizofrenia, paranoia, bipolaridad, entre otras, son enfermedades mentales graves. Con eso y todo, no les llamamos locos, son residentes, porque viven con nosotros días, semanas, meses y hasta años. —Serio— Tú solo tienes depresión y estrés. —Mirándolo— Mmmm necesitas el diario, ¿puedo saber para qué?
—Se te olvidó mencionar a los que tienen intentos suicidas —se cruza de brazos el Omega— necesito el diario, porque escribo mis cosas; ¿qué también lo tienes que leer? —mirándolo— según usted tengo depresión y estrés.
—No, no se me olvidó que tienes intentos suicidas, pero de estas cosas hablaremos en la sesión del lunes, ¿está bien? —mirándolo— Bueno, debo leerlo, pero como quiero ganarme tu confianza y abrirte a mí, es mejor que no lo haga; se supone que no te deje pasar un lápiz o bolígrafo, pero lo haré por ti, ¿ok? Te traeré el diario, espero que no escribas cosas feas de mí ahí, ¡eh! —con la ceja levantada—. Sí, según yo tienes eso, pero ya te diré el diagnóstico real con el pasar de los días.
—Ok, gracias por eso... —Jimin, solo dijo.
—No me des las gracias —mirándolo—, ya vengo, buscaré tu diario y, por favor, guárdalo que nadie lo vea, ¿sí? Vendrá una Omega colega a hablar contigo; siempre viene, pero le dices que solo yo te atenderé; ella debe venir después del mediodía.
—Sí, lo guardaré muy bien, no se preocupe. Y, ¿por qué me tendría que ver? —mirándolo.
—Confío en ti que lo guardarás muy bien —sonríe—. Bueno, es una historia larga, pero lo hace por colmarme la paciencia y molesta a mis pacientes, pero ella no te atenderá, ni nada. Tú solo dile, mi doctor es Jeon y ya.
—Bien, eso diré —mirándolo.
—Ya vengo con tu diario —sale de la habitación.
El doctor Jeon fue al depósito donde guardan las cosas de los pacientes, buscó el diario y el bolígrafo de Jimin, y se lo trajo con un café del Starbucks.
—Aquí tienes, es para ti —le dio el café y el diario.
—Gracias por eso. —Jimin le mostraba el diario— y por el café. ¿Aquí solo se sale para la comida?
—¿Hace cuánto escribes en el diario, Jimin? —mirándolo—. No me agradezcas nada, el café es porque sé que tienes frío y siento mucho que sea tan frío aquí. Lamento decirte que sí, solo sales para comer, para las sesiones y para las clases de manualidades, entre otras cosas, ¿por qué?
—Desde... mis 16 años —piensa—. Ah, ok, solo a eso se sale y, ¿no se puede tener un abrigo? —mirándolo—. No, por nada, quiero saber qué haré mientras...
—Y qué escribes ahí, ¿todo lo que haces en el día, o cómo te sientes? —mirándolo—. ¿No tienes amigos? Sí, a eso se sale Jimin, así que mientras estás aquí dentro, debes pensar y ponerte positivo para poder salir de aquí pronto. Y no, no puedo permitirte un abrigo, mucho hice con darte el bolígrafo, pero te traeré otra sábana.
—Lo que sienta y tenga ganas de escribir —sube sus hombros y lo deja caer, sin importancia— Sí tengo un amigo llamado Yoongi —mirándolo— Y siempre dije que el día que deje de escribir en el diario, es porque encontré la persona con la que nunca tendré secretos, pero como no ha pasado, pues aquí sigo guardándolos todos. No, no te preocupes, no me traigas nada, solo pregunté si se podía...
—Es buen tema para hablar el lunes en la sesión de terapia, ¿no crees? Comenzar por el diario, tu amigo Yoongi y tu ex, ¿qué te parece? —mirándolo—. Quiero saber también por qué crees que no ha llegado la persona para dejar de escribir en el diario —no dejaba de mirarlo—. No te preocupes, yo te traeré otra sábana y muy caliente para que la pongas debajo de esa, ¿ok? —sonríe— En lo que vuelvo con la sábana, seguro terminas el café.
—Supongo que sí, usted es el doctor y el que sabe —piensa—. Pues, porque aún lo sigo escribiendo, es una pregunta que tiene contestación inmediatamente.
—Mirándolo—. Ya verás por qué no es la contestación correcta la que me das, pero eso lo notarás con el tiempo. Y claro, que yo sé qué debo hacer con usted. Toma el café, acuéstese, ya vuelvo.
—Si hubiera encontrado la persona correcta, asegura que NO estuviera aquí, ni con el diario.
—Tranquilo, yo te ayudaré a encontrar ese príncipe azul —le guiña el ojo y sale de la habitación.
Jimin se queda mirando a la puerta hasta que sale el doctor Jeon. Él se dice para sí mismo, mientras toma café.
«Los príncipes azules no existen»
El doctor Jeon fue por las sábanas.
Y como le prometió a Jimin, estaba muy caliente esa sábana.
El Omega se arropó con las dos sábanas muy relajado y calentito. El doctor Jeon se fue a seguir sus rondas de visitas a sus pacientes.
A las 12:30 pm le trajeron el almuerzo a Jimin. No era muy de su agrado, pero comió suficiente. Luego de almorzar, escribió en el diario lo que sentía en ese momento; lo guardó después de terminar, antes que alguien lo viera.
A las 1:30 pm llegó la psicóloga De la Garza, esa de la que le había hablado el doctor Jeon.
—¡Buenas tardes! ¿Park Jimin? —mirándolo.
—Sí... —Así sin más.
—Soy la doctora De la Garza, tengo entendido que entraste por intento de suicidio, ¿ya te están medicando? —preguntaba la doctora sin leer para nada su expediente médico—. Pienso que si estás así, no debes estar en esta área —anotando en un portapapeles, era arrogante.
—Y eres mi doctora, no, ¿verdad? Pues, lo que usted crea, no me importa —le contesta Jimin con arrogancia.
—Se ríe—, Niño, pero ¿cuál es esa actitud? Con más razón, debes estar en el área de bipolares —anotaba—. ¿Quién es tu doctor? —mirándolo—. Más respeto, ¡eh! Debe importarte; por algo estás aquí, para tener la ayuda nuestra.
Jimin se levantó de la cama; se acercó a ella tanto, que podían escuchar sus respiraciones.
—Si soy bipolar o no, pues se sabrá. Tengo tres intentos de suicidio, no es por mí puta gana. Si quiere respeto, gáneselo y hable como tal, no sea arrogante, porque no es la hostia para creérselo. Si no quiere que tampoco la coja por el cuello, pues salga de aquí. Y sí, quiero la ayuda y ya notifiqué A QUIEN QUIERO QUE ME AYUDE —se le acercó más a la psicóloga Omega.
—Hey, hey, hey, aléjate o no respondo de mí; me estoy sintiendo amenazada —empuja a Jimin suave hacia atrás—. ¡Vuelva a su CAMAAA!
Jimin, sin importarle nada, empujó a la psicóloga también; ella comenzó la agresión.
—Pues, no me interesa que se sienta amenazada y no me preguntes más, no le diré nada —se quedó parado en el mismo lugar.
La doctora De la Garza salió sin decir nada; más nerviosa, imposible.
Jimin volvió a su cama, se recostó y se quedó dormido luego de pensar en su bebé mucho tiempo.
Pasaron las horas, a eso de las 6:30 pm y luego de la cena, el doctor Jeon llegó a su última visita, con privilegios, porque él solo daba rondas una vez al día.
—¡Hola, Jimin! ¿Cómo te sientes? ¿Cómo has pasado el día? Me enteré de algo por los pasillos —mirándolo—. ¿Cenaste?
—Igual, aburrido —hizo un pequeño puchero—. Sí, me imagino, el chisme corre; seguro es que soy bipolar y golpeo a la doctora —hace un gesto de desagrado—. Sí, cené —todo lo dice sin dejar de mirar al ventanal.
—Te voy a mandar a clausurar la ventana si no me miras cuando te hablo, ¡eh! —mirándolo, levantando la ceja—. Mmmm, pues, más o menos así me dijeron, pero yo te defendí, así que no te preocupes y olvidemos eso, ¿sí? Aquí sí estarás aburrido, pero en par de días te acostumbrarás. Yo ya me voy a casa, no vendré hasta el lunes. Cualquier cosa, pides que me llamen.
—No tenías que defenderme, su opinión no me es importante. Ok, no hay problema, disfrute su libertad.
—¿Por qué no debía hacerlo? Eres mi paciente y por quién debo velar —mirándolo—. Oh, ¿mi opinión no te es importante? —levantando la ceja—. Realmente fuera de aquí, estoy encerrado también en mi hogar, así que no hace gran diferencia. Soy tranquilo; de vez en cuando me gusta andar en mi bote, pero nada más, así que disfrutaré, ¡gracias!
Inconscientemente, el doctor Jeon le estaba contando su vida, como si conociera a Jimin desde siempre.
—Porque me importa poquito lo que digan de mí en los pasillos. Yo esto lo hago para salir bien —pero como no miraba al doctor, las lágrimas se le bajaron al pensar en Michelangelo—, pero está afuera, que pase buenas noches.
—Bueno, de ahora en adelante tendré cuidado, Jimin —no dejaba de mirarlo—. Muy bien, que pienses así, que lo haces por salir bien e ir con tu bebé. Buenas noches a ti también. Te veo el lunes y, ya sabes, cualquier cosa que me llamen. ¡Pórtate bien!
—Claro, haré todo por portarme bien...
—Bueno, espero que sea así. Yo me iré a cenar; hoy no he comido bien en todo el día —vuelve a contarle a Jimin su vida—. Cuídate y el fin de semana prepárate que hablaremos muchas cosas el lunes en la terapia; nos vemos Jimin. ¿Necesitas una sábana caliente antes de irme?
—¡Que le aproveche! No, estoy bien así, no se preocupe.
—¡Gracias, Jimin! Igual, antes de irme, la iré a buscar y te la traeré, ¡ya vengo! —el Omega para nada que lo miraba.
—¡Ok!
El doctor Jeon salió a buscar la sábana caliente; la puso debajo de las otras tres para que estuviera calentito.
Poco tiempo después se fue.
Jimin no evitó decir para él mismo lo que le parecía de su doctor Jeon, aun a un solo día de internado.
«¿Será así con todos los pacientes?» «Esas atenciones me preocupan.»
Así pasaron las horas y, de tanto pensar, se quedó dormido.
Este primer fin de semana para Jimin en el hospital de salud mental fue el peor de su vida.
Fue el fin de semana que más lloró, que más pensó, que más quiso desaparecer del mundo. Se sentía realmente prisionero de sus pensamientos.
Pasó sábado y domingo. Jimin no había comido bien ese fin de semana; no le apetecía.
Era lunes, agosto 12, 2013.
Jimin se levantó, se dio un baño, desayunó y se acostó en su cama, esperando la llegada del doctor Jeon.
Como a eso de las 10:00 am apareció por aquella puerta, tan perfumado, fue la primera vez que Jimin sintió su aroma. Era un rico aroma a café americano; sentía el Omega que se le quedaba el olor entre su piel, vestido tan elegante y siempre serio.
—¡Buen día, Jimin! ¿Qué pasó con mi paciente el fin de semana? No comió y no salió de la habitación, solo a bañarse —mirándolo.
—Porque no son los mejores días...
—Si no te alimentas, no te hará nada bien, ¡eh! —mirándolo— tienes que ayudarte, aunque yo no esté, ¿ok? No te voy a cuestionar lo del fin de semana, ya eso pasó y estamos a hoy. ¿Hoy sí desayunaste? Es día de tu primera sesión de terapia. Quiero darte a escoger: ¿hacemos la sesión aquí, o quieres ir conmigo al patio del hospital?
—Sí, ya desayuné. ¿Podemos salir?
—Muy bien que hayas comido, es lo que debes hacer todos los días —mirándolo—. Conmigo puedes ir afuera, por eso te pregunto en dónde quieres la sesión —sin dejar de mirarlo—. Te estoy dando a escoger, Jimin.
—¡Afuera!...
—¡Bueno, vamos afuera! —lo agarra de la mano y lo levanta de la cama; eso al Omega le sorprendió— Espero que me contestes todo lo que te preguntaré; si no, por cada pregunta no bien contestada, un día más de internado —con la ceja levantada— ¡Vamos! —sonríe, esas sonrisas esporádicas matan a cualquiera.
—Bueno, vamos. Y trataré de contestarlas.
El doctor Jeon y Jimin salieron de la habitación.
El doctor se detuvo en el mostrador de enfermeras y firmó el permiso para sacarlo del hospital. Aunque era el director de la unidad, era un protocolo obligatorio; se lo concedieron y salió con Jimin a una especie de jardín en los predios del hospital en donde había unas banquetas.
Fue increíble el suspiro de Jimin al sentirse libre.
—Sonríe—. ¿Te sientes mejor? Bueno, es momento de comenzar. Vamos a hablar del diario, es lo primero. Cuando lo escribiste por primera vez, ¿fue por un problema?
—Mejor —suspira—, no específicamente, bueno, no era un problema, solo una situación familiar.
—¿Qué situación familiar? Quiero saber por qué nació el diario y si eres dependiente de ello, dime todo lo que te pregunto: ¿por qué crees que es el único que debe saber tus secretos?
Jimin realmente se abrumó con esas preguntas.
—¡Con calma! No nació; mi abuelita me lo había regalado para mis quince años... y me dijo que cuando comenzara a escribir, siempre lo usara para cosas importantes y el día que lo comencé a escribir fue... —respira profundo— fue cuando ella estaba en el hospital agonizando... es el único que sabe todo lo que hice y dejé de hacer; hay cosas que nadie sabe y están ahí escritas.
El doctor Jeon, esta vez, estaba pendiente a cada detalle: palabra, gesto, se sentía en la obligación de ayudar y sacarlo de ahí.
—Mirándolo—. ¿Quién estaba en el hospital agonizando, tu abuelita? Y ahí fue que lo usaste para escribir lo que sentías en ese momento, ¿no? Me imagino que tienes muchos secretos. Veo que eres dependiente de ese cuaderno y muy celoso de lo que hay ahí. ¿Qué cosa importante me puedes contar que está ahí y nadie sabe? Ahora solo lo sabremos 3.
—Sí... y en ese momento lo comencé a usar —mirándolo—. No, ahora no puedo decir... es demasiado rápido hablar de lo que está ahí escrito.
—Mirándolo y no lo quería presionar—. Bueno, primer intento fallido. Vamos a pasar a hablar de otro tema, ¿qué significa Yoongi en tu vida? ¿Desde cuándo lo conoces?
—Yoongi es mi mejor amigo, aunque no sabe muchas cosas, pero estuvo en los peores momentos y siempre se lo agradezco. Desde los 10 años lo conozco.
—Ok, y si lo conoces hace muchos años y es tu mejor amigo, ¿por qué no sustituye el diario, porque no puede saber secretos tuyos, al menos la mayoría? Estuvo en los peores momentos. Te demuestra que te quiere, que eres importante para él, ¿no?
—Porque no, son personales... eso no es algo divulgable.
—A mí me gustaría que cuando salgas de aquí ya no dependas de ese diario, porque no solo lo tomaste para cosas personales e importantes, también hiciste de ese diario tu mundo y eso no es bueno, Jimin. Así que espero que, en estos tres meses, lo vayas soltando poco a poco y que al menos conmigo puedas abrirte un poco para poderte ayudar, ¿ok? —mirándolo serio—. Y sabes que no me estás contestando las preguntas, cómo se debe —piensa—. Llegó el momento de hablar de tu ex alfa, ¿cuándo lo conociste? ¿Cómo lo conociste y qué significó en tu vida?
—Tú esperas... y yo no quiero salir del diario, no por ahora. Y si me tengo que abrir aquí, es obligado; si no, aquí me quedo y no es la cosa. Por tal razón, te contesto cómo entiendo que es mejor contestarte —mirándolo—. ¿Por qué hoy tenemos que hablar de él? ¿Por qué tan rápido? ¿No puede ser luego? —se pone medio histórico—. No significa nada importante cuando él me trajo a mi vida las peores cosas, ¿no? Lo conocí en agosto del 2014... cuando entramos al bachillerato —no pudo evitar llorar.
El doctor Jeon abraza fuerte a Jimin; él nunca hace eso con sus pacientes.
—Pero ¿por qué lloras? No es tiempo de llorar, Jimin. Tenemos que comenzar a hablar de todo, por eso mis preguntas, por eso quiero contestaciones certeras. Quiero que ya salgas de aquí, por aquel pequeñito que te espera, ¿entiendes? Tengo que prepararte para cualquier tema, porque es lo que debes sacar de tu vida. Y sabes que aún no me contestas nada, solo esquivas, te pones histérico y hasta me lloras. No es lo que quiero —sin dejar de abrazarlo—. Vamos a seguir hablando, ¿sí? —mirándolo y le limpia las lágrimas con delicadeza.
—Porque me duele recordarlo... —No paraba de llorar.
—No es lo que quiero que pase, quiero que cuando salgas de aquí. Al recordar, no te duela nada y estés en paz contigo mismo; que vayas por el camino correcto. Quizás llores mucho aquí, pero cuando salgas, no llorarás más, pero debemos hablar, de lo bueno y lo malo, ¿ok? ¿Puedes hablarme un poco más de él? Por favor, tranquilo, yo estoy aquí para abrazarte —hace que lo mire y sonríe.
—Él... usaba drogas, no era siempre, pero las usaba —miraba hacia el lago—. Cuando estaba drogado era cuando me trataba peor —se le bajaban las lágrimas.
—Te trataba mal, en qué sentido, ¿físico o verbal? De 7 días, ¿cuántos días te trataba mal? ¿Las usaba frente tuyo, se drogaba sin importarle tu presencia? —mirándolo y le limpiaba las lágrimas a ese omega afligido frente a él...
—Verbal más que físico —sorbía sus moquitos— de 7 días, 4 días. Sí, lo hacía frente a mí y yo llegué a usar una que otra vez...
—Físicamente, ¿eran agresiones graves, o cómo las describes? —mirándolo—. Mmmm, o sea, que más de un 50 % de la semana recibías malos tratos, ¿qué entonces te llevó a aguantarlo 3 años de tu vida? ¿Qué motivo te llevó a usar drogas, cuáles usaste?
—Fueron agresiones medias, cachetadas, empujones —resopla—. Fueron 3 años, porque me acostumbré. Como siempre estábamos bien y podíamos salir y divertirnos, pues entendía que podía ser normal cómo me trataba. Lo de las drogas fue curiosidad; llegué a usar marihuana y una sola vez cocaína.
—Mirándolo—, Costumbre, es la peor de las cosas; siempre termina la persona convenciéndose de que la conducta es correcta, cuando está mal y puede tener malas consecuencias, en el caso de violencia. Entonces, el amor, ¿existía? Comprensión, afecto, cuéntame sobre eso. Mmmm, volviendo a diario, ¿allí escribiste muchas cosas sobre esa relación?
—Sí, la mayoría de las cosas de la relación están escritas —mirándolo—. Mike, no era así. Al principio, todo estaba bien, pero cuando él comenzó a usar drogas, pues cambiaba, como él mezclaba cosas... —Volvía a mirar hacia el lago.
El doctor Jeon pensaba en todo lo que le ha dicho Jimin y seguía tomando notas.
—Entonces, ¿una de las cosas secretas en el diario fue que usaste drogas? —mirándolo—. Si era bueno contigo, ¿por qué comenzó a usar drogas y maltratarte, e incluso llevarte por ese camino?
—Sí, todo eso es parte de mis secretos en el diario —piensa—. Yo no sé por qué él cambió; nunca entendí por qué tuvo esa actitud, aunque él sufrió tener que ver cómo... —Jimin se quedó callado y pensativo.
—Gracias por comenzar a tomar confianza e ir contestando a mis preguntas —mirándolo—, ese tema no lo vamos a tocar por ahora, así que tranquilo, mmmm. Volviendo al tema de Yoongi, es tu mejor amigo según me dijiste, pero los lazos de amistad son tan fuertes como para darte una mano en este momento difícil, ¿o no lo consideras así?
—Sí, yo sé que Yoongi me daría la mano en estos momentos difíciles —mirándolo.
—¿Dejarías a Yoongi ser el primero en leer tu diario? —mirándolo—. Sí, él te puede ayudar en este momento; a mí también podría ayudarme. Ahora mismo, el diario es mi enemigo.
—¿Consideras, enemigo, un libro? —mirándolo—. No sé cómo él lo vaya a tomar... pero si es el paso que debo dar para mejor... sí dejaría que lo leyera...
—Claro que lo considero mi enemigo, porque sé que con él hablarías más que conmigo y no es lo que quiero. Entre menos estés con ese diario, para mí sería más fácil —mirándolo—. No importa cómo Yoongi lo tome, ¿sabes por qué? Porque él debe entender y ayudarte, es todo. Entonces, me encanta tu actitud. En una sesión quiero que venga Yoongi y lea esos secretos que nunca le has dicho, ¿está bien?
—Pero fíjese, el libro está para mí 24 horas, usted está solo días de sesiones, ¿vez la diferencia? —cambió la mirada—. Ok, acepto que Suga venga, después de que mi mamá no lo sepa, estamos bien... sé que sufriría más que cualquiera otra persona...
—Bueno, si quieres que yo esté 24 hrs contigo, puedo estarlo, ¿por qué no? —mirándolo— ya verás que, en unas semanas, ya no necesitarás del diario, lo digo yo como que me llamo Jungkook —ahí fue la primera vez que Jimin escuchó su nombre— mmmm con tu mamá será la última que utilizaremos para la terapia... y tu bebé, ¿está lejos de aquí?
—El omega se ríe, irónico—, y de seguro lo haces con todos los pacientes. Ok, doctor Jeon, como usted lo diga. Mi bebé está a 25 minutos de aquí, ¿por qué?
—¿Qué hago con todos mis pacientes? —levantando la ceja— Yo lo único que puedo decirte es que con los días te darás cuenta de que no con todos soy igual —sonríe— Claro, así me gusta que me digas que todo como yo diga, ¡muy bien! —mirándolo— Bueno, está cerca de aquí, ¿quisieras tenerlo aquí en el hospital para ayudarte en tus terapias?
—No lo veré, porque si no más se acuerda, solo se sale para comer y bañarnos... o sesiones de terapias —lo miraba—, ¿lo dejaría venir? —se emocionaba.
—Yo me acuerdo de todo lo que digo —mirándolo—, y aunque no salgas de tu habitación, igual sabrás cómo me comporto contigo y con los demás. Seguro te lo dejarán saber, así que si quieres que me quede hablando contigo hasta que te duermas, pues me lo pides y ya. Sí, solo a ti te permitiría que el bebé venga todos los días a tus sesiones. Pienso que te dará más apoyo y ganas de hablarme. ¿Te gusta la idea?
—No creo, si es mínimo lo que me hablan los enfermeros y los demás —volvía a cambiar su mirada—, ¿me está chantajeando con Michelangelo para que hable?
—Quizás no te hablan, porque tienen celos —serio y todo—, porque te hablo más a ti que a ellos, ¿qué crees? No, yo jamás te chantajearía con tu bebé. ¿Quién dice? Solo quiero que sea parte de esto, ¿quiere o no?
—¡Bah! Celos estúpidos, yo no vine aquí para conquistar a un doctor. Sí, es lo que ellos creen. Sí, si me gustaría que estuviera aquí mi bebé...
—Bueno, serán celos estúpidos y quizás no viniste aquí a conquistar un doctor, pero es lo que sucede cuando se sienten amenazados. Hace mucho tiempo que no viene un paciente joven de menos de 26 años —mirándolo—. Bueno, a partir de mañana quiero que lo traigan, de 10:00 am - 12:00 pm que será tu sesión, o en la tarde que es la segunda de 4:00 pm - 6:00 pm, tú decides. Recuerda que los días que tienes una terapia son los lunes, miércoles y viernes... y martes y jueves, 2 sesiones. Mmmm, creo que los sábados te daré excursiones —se ríe pícaro.
—Bueno, hazle caso y de seguro dejan el espectáculo —sin tomarle mucha importancia—. Que las sesiones sean en las mañanas, por favor, es más fácil para Yoongi traerlo... pero tienes que notificárselo, digo su número; lo dejé anotado. ¿Me darás excursiones? —Lo miró.
—Tengo cara de picaflor, pero no soy tan fácil, ¡eh! Por si acaso me ves de esa forma —mirándolo, levantando la ceja—. Bueno, pues que todos los días venga en las mañanas, ¿está bien? Así que dejaré que llames a Yoongi hoy y le digas lo del nene. Cuando él lo traiga, se lo dejará a una enfermera y te lo traerá; él no puede verte, ¿ok? —mirándolo—. Sí, te daré excursiones fuera de aquí los sábados, fue algo que se me acaba de ocurrir —piensa que sería bueno para Jimin.
—Si usted lo dice. Está bien, gracias por ese detalle —sonríe, pero ni lo miraba—. Mi bebé va a estar feliz al verme —suspiraba—. Se arriesga a sacarme, ¿y si me escapo?
—Yo lo digo, ¿acaso me ve cara de picaflor y mujeriego? —con la ceja levantada— Bueno, pues cuando terminemos aquí, almuerzas y envío a una enfermera para que te lleve a llamar a Yoongi, ¿ok? —mirándolo— Sé que estará el nene feliz de verte y el doctor estará feliz de que Jimin vea a su nene —piensa— ¿Escaparte de mí? —se ríe— Lo dudo mucho, por eso te llevaré de excursión.
—No sé, no quiero dar opiniones que no son importantes —mirándolo—. Gracias, y, mamá, va a estar feliz de ver a su gordo —suelta una carcajada—. Se confía mucho en mí...
—Bueno, no de opiniones que no son importantes, perdóneme la pregunta —mirándolo—. De nada, todo lo que esté mejor para usted, así se harán las cosas. Sí, lo sé que va a estar feliz de ver al gordo y así lo conoceré. Si no confío en usted, ¿quién más lo hará? —le guiña el ojo—. Y me gusta que se esté riendo, aunque la ironía no me guste —se ríe.
—¡Gracias, igual! Nadie de seguro confiará. Bueno, la ironía viene por lo que dice, pero... pues...
—¡De nada! Ya que nadie lo hará, y menos aquí internado, pues yo confío en ti, es más, tanto que hasta te di el diario y el bolígrafo, ¿o no? —mirándolo— Ya sé que lo que digo lo tomas en forma de broma, pero no soy igual que los demás doctores —resopla— Bueno, terminamos por hoy, vamos para que almuerces y puedas hablar con tu familia —terminando de escribir.
—Ha de suponerse que sí. Ok, vamos... —Se levantó.
—Bueno, espero que usted así confíe en mí y que lo saque de aquí bien, aunque pregunte y joda mucho, ¿ok? —levantándose y mirándolo— mmmm, a ver, si adivino tu estatura, ¿me regalas una sonrisa? —sin dejar de mirarlo.
—Mirándolo—, de seguro lo sabe, porque lo leyó ahí en la tarjeta...
—No, yo no he leído tu estatura, esa información yo no la tengo aquí, eso lo guarda la enfermera, yo solo tengo mis datos de sesiones y mantenimiento de conducta, es todo. Pero no tienes por qué reírte. En fin, vamos, por favor, aquí hace mucho calor y yo estoy con un scrub negro —resoplando.
—Ok, vamos... —caminaba.
El doctor llevó de nuevo a su habitación a Jimin, lo dejó cómodo y, con sábanas calientes, ordenó que le llevaran el almuerzo.
Después, el doctor Jeon comenzó a hacer sus notas sobre la primera sesión de terapia.
Park Jimin se encuentra en la etapa de acción en donde tiene conocimiento externo. Comenzamos hoy la etapa de mantenimiento en donde fortaleceremos el autocontrol y la autoconfianza.
Tuvimos tres temas.
Diario de opinión médica:
«No quiso hablar de las cosas que nadie sabe, no estaba preparado, pero luego habló de uno de los secretos y accedió a que su amigo Yoongi lo leyera en alguna sesión.»
Amigo Yoongi, opinión médica:
«Dijo que era su mejor amigo, que estuvo con él en los peores momentos, pero no hay confianza, es la conclusión del doctor Jeon, aunque dijo que Yoongi lo ayudaría en este momento difícil».
Ex alfa, opinión médica:
«Negación, histeria y llanto, aunque habló un poco más abiertamente después, este tema será tocado eventualmente».
CONCLUSIÓN con la terapia:
Tuvo iniciativa, pero reacio, con contestaciones selectivas, además de conducta arrogante.
Atte. Dr. Jeon
El doctor Jeon, después de hacer sus observaciones y anotaciones, fue a almorzar. Le esperaban varias sesiones con otros pacientes, como a eso de las 1:30 pm una enfermera beta entró a la habitación de Jimin.
La enfermera identificó a Jimin; también le preguntó si había almorzado y si estaba bien después de su sesión de terapia con el doctor Jeon.
La enfermera Salazar, así es su apellido, vino por el Omega para llevarlo a hacer la llamada para que le trajeran a Michelangelo bebé.
De momento, la enfermera sale al pasillo para traer algunas cosas. Y como una acción rara, ella le trajo a Jimin dos botellas de agua y una sábana muy caliente. Estaba metida la sábana dentro de un bolso termal para que no dejara de estar con esa temperatura en lo que él regresaba.
Si esto no es un trato preferencial, no sé qué puede ser.
Salazar parecía ser amable y entendía la situación de Jimin. Era una señora de edad adulta, casi de 50 años. Ella llevó a Jimin a un cubículo raro, como todos los cuartos del piso de salud mental. Lo dejó allí y cuando tomó el teléfono, ya se había marcado solo automáticamente, con una grabación que decía:
«... Esta llamada podría ser monitoreada o grabada por efectos de seguridad.»
El teléfono no tenía cable y también era extraño. Poco tiempo después, Yoongi contestó.
Se emocionó al escuchar a Jimin tan pronto.
Jimin preguntó por su bebé y por su madre.
Yoongi le contaba los acontecimientos y que todo estaba bien. Estaban cuidando a Michelangelo con su vida y cumplía en cuidar a los seres queridos de su amigo. Todo por él y para él.
Por su parte, Jimin, le daba las instrucciones de cómo debía traer a Michelangelo al día siguiente, qué cosas debía meter en la mochila del bebé y que lo trajera en el coche de bebés.
El amigo del omega hospitalizado, insistía en que le contara cómo era todo el lugar, si lo trataban bien, cómo era su doctor, si era alfa, beta u omega. Jimin se reía y contaba muy poco, ya que la llamada estaba siendo grabada y qué vergüenza si decía algo que no debía.
Suga hizo reír a Jimin todo ese tiempo que hablaron. Solo hablaron 15 minutos, pero fue suficiente para ser felices.
La enfermera Salazar fue por él al cubículo, entró y lo asustó. Todo estaba tan supervisado que le daba hasta miedo.
Jimin bajaba el teléfono para colgar.
—¿Listo? ¿Volvemos a la habitación? —sonríe—. Creo que con esta llamada te sentirás más tranquilo, ¿no? Vamos, el doctor va a ir más tarde a verte.
—Sí, estoy listo, y me siento mucho mejor —mirándola—. ¿Va a ir?
—Vamos, hermoso —sonríen y salían del cubículo—. Me alegra que te sientas mejor; según pasen los días notarás la adaptación y el cambio en ti —mirándolo—. Bueno, seguramente antes de irse, va a ir a verte. ¿Por qué, no quieres verlo más por hoy?
—Gracias... —mirándola—, no, no es eso... ¿Puedo hacer una pregunta?
Llegaron a la habitación. Jimin no estaba feliz de volver a ese lugar; se sentía preso en un lugar sin barrotes ni policías.
—Sonríe —Claro, pregúntame lo que quieras.
—Él, el doctor Jeon, ¿es así con todos los residentes? —mirándola.
—Para ser honesta, no, no es así con todos sus pacientes, ¿por qué? Contigo es diferente, más comprensivo y atento, por decirlo así —mirándolo—. No te agrada que sea así, ¿verdad?
—¿Y se han dado cuenta? —estaba más preocupado—. No sé, suponía que era así con sus pacientes, entregado a su profesión.
—El doctor Jeon es entregado a su profesión y ayuda a todos sus pacientes a salir bien de aquí, pero él tiene un trato especial hacia usted, es la diferencia. Este fin de semana llamó muchas veces preguntando si estabas bien —mirándolo—. No todos se han dado cuenta, nada más los que están detrás del doctor, porque les gusta y uno que otro doctor, ¿por qué?
—Mmmm, ¿no cree usted que ese trato hacia mí me puede perjudicar con esas personas? Ammm, o a él... ya estoy preguntando mucho, ¡lo siento!
—Esas personas no te pueden hacer nada y menos él lo permitirá; en todo caso, el perjudicado podría ser él y no lo creo; imagínese, te sacará de aquí los sábados, cuando ningún doctor hace eso con nadie; tus sesiones te las dan a tu gusto —mirándolo— y no te preocupes, puedes preguntar lo que quieras. Solo le digo que el doctor Jeon es un gran ser humano.
—Pero ¿a cuáles gustos? Si yo nunca he dicho mis gustos... yo no entiendo, lo siento —piensa—. Sí, se ve que es un gran ser humano...
—Me refiero a que él no le da a escoger a sus pacientes donde será su sesión, él simplemente dice que la sesión es en tal lugar y estos serán los temas, punto, no como a usted que le dio a escoger, ¿o no? —mirándolo— Lo es y no se equivoca, él ha sacado pacientes de aquí con 1 año de residente o más que nadie había podido curar, él solo ha podido sacarlos adelante. Hay varios doctores aquí, pero él es el más preparado y el más que pone su corazón y sentido común en la profesión, es un ángel, ¡la verdad!
—No. —piensa—, bueno, si usted lo dice y conoce... —resopla—. Gracias por contestarme las preguntas.
—No me des las gracias, cualquier cosa que quieras preguntar, hazlo, yo te contestaré, ¿ok? —sonríe—. Aquí están las sábanas calientes, ahí tienes las botellas de agua, ¿desea algo más? —mirándolo.
—Pero no siempre estarás —sonríe—. No, está bien, ¡gracias!
—Bueno, trabajo aquí lunes, martes, miércoles, viernes, sábado y domingo de 1:00 pm a 11:00 pm, así que ya lo sabes —sonríe—. No sé, pero esta habitación es más fría que cualquier otra, por la luna.
—¡Gracias! —sonríe— Sí, demasiado fría, gracias por las sábanas... —Se acostaba y se arropaba.
—Me llamas si me necesitas, ¿ok? Voy a ver qué podemos hacer con esta habitación, porque está demasiado y así no se puede estar metido aquí casi todo el día. Arrópate bien, me iré, más tarde viene el doctor.
—Gracias, Salazar, no hay problema...
—¡Que descanses! —sale de la habitación.
Jimin en poco tiempo quedó dormido.
Pasaron como 4 horas y Jimin recién se había levantado, pero estaba arropado hasta la cabeza. El frío era horrible.
En eso, entró el doctor Jeon con un bolso de Starbucks en donde le traía chocolate caliente y una dona glaseada.
—¡Buenas tardes, Jimin! ¿Cómo estás después de nuestra sesión? ¿Llamaste a tu familia? —sonríe.
—Con frío —no se salía debajo de las sábanas—, pero estoy mucho mejor, supongo. Ya hablé con Yoongi y le dije que lo tiene que hacer.
—Hace mucho frío aquí, lo sé. ¡Siéntate! —mirándolo y se sienta en los pies de la cama, sacando las cosas de la bolsa—. Aquí te compré un chocolate y una dona. Espero que te guste y el chocolate te alivie el frío —sonríe—. Me alegra saber que estás mucho mejor. Bien, así que mañana tienes aquí a tu niño. ¡Buen comienzo! ¿Y se puso feliz tu amigo Yoongi?
Jimin se sentó, pero no se quitó la sábana de encima.
—Por tanta amabilidad... —mirándolo—. Sí, se puso feliz, no se imaginaba que lo llamaría. Y sí, gracias a la luna, tengo a mi niño mañana... —Sonrojado.
—¿Qué pasa con la amabilidad? Así soy yo —sonríe— y no es la primera vez, ¿o sí? —mirándolo.
—No, no es la primera vez. Una de las enfermeras me dijo que usted es un gran ser humano, pero tanta amabilidad, pues, no...
—Me imagino que conociste a Salazar, ¿no? —mirándolo—. Sí, soy así y espero que eso no te incomode. Y si tú no quieres que sea amable con usted, me lo dice y no lo vuelvo a hacer —sin dejar de mirarlo.
—Sí, ya la conocí —cambiaba la mirada al chocolate—. No digo que cambie, solo digo: ¿con qué fin? Al final, solo estaré aquí los tres meses... y ya.
—Qué bueno que la conociste, ella te ayudará mucho mientras esté en su turno —sonríe—. Y bueno, uno siempre hace las cosas por un propósito; las cosas buenas que uno hace siempre se revuelven mucho mejor y no solo eso; desde que entraste aquí y te vi, me nace hacer lo que hago por ti y no dejaré de hacerlo, aunque te vayas y no te vuelva a ver nunca —no sabía ni qué decir—. Espero que estés preparado para mañana; esta semana va a ser buena; el sábado es tu primera excursión.
—Llegaste al punto, doctor Jeon, hacer muchas cosas por una persona que no volverás a ver, pues... es a lo que me refiero —tomaba de su chocolate—. Sí, ya me dijiste de la excursión, eso lo dijo también Salazar.
—No, yo no he llegado a ningún punto. ¿Y quién dice que no te valoro? Si no te valorara, asegura que no estuviera aquí. Te veía y te atendería como a cualquier otro paciente, pero como te digo, si te incomoda, dímelo y cambio cómo soy contigo —mirándolo—. Sí, solo quería confirmártelo. Tienes los labios violetas y las uñas; el frío te tiene mal. No sé qué haré con la habitación, a ver si te cambio, o algo así —piensa, preocupado.
—Pero yo sí, es lo que yo pensé... —mirándolo—, no hablo de valorar, hablo de volver a vernos, a eso me refiero. Ya después de aquí, no vuelvo, ¡eh! Sí, hace frío. ¿No se puede bajar el aire?
—Mirándolo—. Bueno, de volver a vernos, eso queda de ti. ¿Tú quisieras que después que salgas de aquí nos volvamos a ver? Yo tampoco quiero que vuelvas aquí. No, no se puede bajar el aire, pero te prometo que mañana te cambio de habitación, ¿está bien?
—No lo sé —evitaba mirarlo—. Pues, ojalá, esto es para personas que soporten mucho frío. Un esquimal viviría aquí feliz.
—Pasan los días y me miras menos —mirándolo—; creo que no tengo suerte. No te preocupes, Salazar me dijo que había podido reservar otra habitación para ti, así que mañana estarás allá, sin mucho frío.
—Lo siento, pero no puedo mirarte... —Tomaba chocolate—, dale gracias a Salazar...
—¿Por qué no puedes mirarme? ¡Tan feo soy! —se ríe—. Y, además, no te he hecho daño, ¿o sí? Bueno, te hago recordar cosas y te hago llorar, pero no lo hago por mal —mirándolo—. Salazar es buena, se lo diré.
—No se trata de que seas feo; de seguro, derrites a todos por donde pasas. No me has hecho daño, pero sí bastantes cosas malas...
—Bueno, se pueden derretir todos los que pasen por mi lado, pero de que yo me derrita es diferente, yo soy muy serio en mi trabajo y no ando haciéndole ojitos ni a los enfermeros, ni a los doctores, ni a los pacientes, solo tú eres mi excepción —así o más directo—. Aún no me dices por qué no puedes mirarme, dime —mirándolo—. Lo siento, pero así será todos los días.
—Bueno, pero debe tener familia, no sé, Omega... o algo así. Porque no puedo mirarte... no sé por qué...
—Tengo familia, tengo una hermana, un hermano, un sobrino y una mamá que vive conmigo, no soy casado, no tengo omega, nada. Si es lo que querías saber —mirándolo—. ¿Te hice algo malo para que no me puedas mirar, o es por otra cosa? Por lo que hago por ti, ¿es eso?
—¡Que bien! Y, ¿pasas tiempo con ellos? No es que me hayas hecho algo malo, a lo que me refiero, es que haces cosas por mí que no me espero de nada.
—Mi mamá vive conmigo, mi hermana vive en West Palm Beach y mi hermano en Coral Gables, así que los veo a menudo, porque viven cerca. Los tres somos médicos. Y tú, ¿tienes hermanos? Lo siento, por hacer cosas por ti de esta forma, pero quiero hacerlas y espero que me lo sigas permitiendo. No te haré daño —le saca el cabello de la cara, levanta el mentón del omega y hace que lo mire—. ¿Me entendiste?
—Ah, ¿y tu papá? —mirándolo—. Sí, tengo un hermano mayor. Sí, te entendí.
—Mi papá era cardiólogo y el colmo de un cardiólogo es que no se puede curar así mismo. Murió hace unos años de una enfermedad del corazón que tenía de pequeño. Estudió para curarse él mismo, pero no pudo. ¿Y el tuyo? —mirándolo—. ¿Sí? ¿Qué edad tiene, a qué se dedica? Así me gusta que me mires. Tienes una mirada triste; quisiera cambiarla algún día.
—Aw, siento mucho lo de tu papá. Bueno, mi papá dejó a mi mamá cuando yo tenía 4 años y no sé de su vida. Mi hermano tiene 30 años y trabaja en un banco. —Cambió la mirada.
—Aún lo extraño, fue el mejor mentor; murió hace 5 años, dos días después de graduarme de medicina; no pudo viajar a verme a cumplir mi sueño —resopla—. Lo siento por ti, en cuestión de tu papá también —mirándolo—. ¿Por qué dejas de mirarme? No seas así.
—¿Te has recuperado de eso? Porque digo, ¿cómo puedes ayudar a los demás? No te preocupes por lo de mi papá, nunca me di cuenta; creo que no hizo falta, porque estaba mi abuelo —piensa—. No puedo mirarte, no sé por qué no puedo...
—Realmente no me he recuperado del todo, lo extraño mucho, pero trato de que eso no me afecte en mi trabajo, ya después que llego a mi casa y veo a mi mamá, ahí es que vuelve mi realidad, pero estoy trabajando para eso. Y ya ves, un psicólogo/psiquiatra tampoco puede ayudarse el mismo —se ríe un poco—; bueno, pues tu abuelo hizo que fueras feliz. Ya no te voy a insistir que me mires.
La conversación se extendió por un buen rato.
Jimin seguía preguntando cosas a Jungkook, como si tenía amigos, si se divertía, cómo sobrellevaba la muerte de su papá.
Mientras el alfa también preguntaba más para conocer al omega, entre tanta plática, en broma le dijo que sus días eran aburridos y que lo había encontrado a él. También le confesó que era especial para él.
No tardó mucho en abrazarlo para calentarlo, verlo temblar por el frío; le dio esa vía libre del contacto, aprovechó la ocasión y no lo soltó por mucho rato.
Cambió un poco la actitud de Jimin, cuando el doctor Jeon le dijo que no podía decir cosas que sentía por ética profesional. Le contestó...
«Jimin, eres mi paciente; solo puedo hablar contigo de lo que tenga que ver contigo, no de lo que yo pienso de ti o sienta, ya que quizás a ti no te guste. Puedes demandarme por portarme y propasarme con usted.»
Jimin, pidió inmediatamente cambiar el tema y alegó tener sueño. Además, de decirle que no se estaban entendiendo, el doctor Jeon no perdió el tiempo, solo se alejó, se despidió y se fue.
Después de hablar con la enfermera Salazar, Jungkook se fue a su casa. De camino, llama a su amigo Namjoon para hablar de la loquera que tiene ahora.
—Epa, Jungkook, ¿cómo estás, mi amigo?
—¡Hey, tipo! ¿Se le olvidó el camino a Miami Beach, o qué? ¿Dónde rayos andas? Yo aquí, con una loquera nueva, necesito hablar, ¡antes que me interne! —se ríe.
—Para nada, pero aún estoy de viaje —se ríe—. Estoy en Madrid tomando un semanario. ¿Por qué te vas a internar? Explícame qué locura te dio. Esos pacientes tuyos te afectan el cerebro.
—Imbécil, tu amigo necesita de ti, ¿por qué rayos estás TAN fucking lejos? Si me interno, será tu culpa —se ríe—. Hay pacientes que me tienen a punto del suicidio, pero hace 4 días se internó un omega que me llama la atención; lo siento especial, tiene muchos problemas emocionales y obvio lo estoy ayudando lo más que puedo, pero es que no sé por qué me importa tanto, además, es hermoso —resopla—. Soy el peor doctor del mundo por decir esto, ¡por la luna!
Y fue ahí cuando le contó a su amigo lo que estaba sintiendo por Jimin, cómo lo veía hermoso, cómo se preocupaba por él, cómo quería curarlo para que saliera de allí. Que le gustaba tanto, que solo podía ser amable con él.
Namjoon lo escuchó y lo entendía. Sentía la sinceridad de Jungkook en sus palabras, porque no era que él tenía miedo de enamorarse, sino que tenía miedo de que era su doctor y eso no estaba bien, especialmente porque no era correspondido.
El alfa mayor se sorprendió tanto de que el alfa menor le dijera que con gusto él le criaba el bebé a Jimin. Lo decía muy en serio.
En resumen, Jimin conquistó a Jungkook en solo 4 días, y eso se estaba volviendo un problema.
Namjoon estaba de acuerdo con que tenían química y Jungkook llegó a la conclusión de que, no solo era esa ciencia, también estaba la física, biología y hasta microbiología con su paciente de 25 años.
Encontró su omega perfecto; ahora a ver si la química funciona, si la biología llama, si la física los atrae y la microbiología enciende las neuronas románticas.
Jungkook quedó con Namjoon en verse a su regreso y salir como amigos que son.
El alfa llegó a su casa, se dio un baño y, mientras hablaba con la mamá, cenaba.
Kanny, como le llamaban a la mamá de Jungkook de cariño, le dio consejos a su hijo sobre lo que sentía, cómo debía manejar las cosas y que no estaba mal con lo que sentía, así que debe ir de espacio, por la situación de Jimin, pero seguro.
Jungkook se fue al fin a descansar, prendió la TV y al poco rato estaba rendido.
Era martes, agosto, 13, 2024.
Jungkook se levantó positivo como todos los días, se bañó, se vistió, desayunó y ya a las 7:00 am iba de camino al hospital. Antes de la sesión de terapia con Jimin, el doctor Jeon tenía dos pacientes que atender.
Como a eso de las 9:00 am, Jimin se levantó, desayunó, se da un baño, se cambia a otro uniforme y espera a que lo lleven con el doctor Jeon.
Yoongi, ya a las 9:45 am, estaba en el hospital con Michelangelo.
Como a eso de las 10:00 am, el doctor va a la recepción y pregunta.
—¡Buenos días! ¿Min Yoongi? —mirando a todas partes, y cuando Yoongi lo ve, por poco se muere; él estaba muy bien vestido.
—Eh...sí...soy...yo...digo, soy Yoongi —el Omega pálido, avergonzado por tartamudear.
—Sonríe—. ¡Hola, Yoongi! —le extiende la mano y él, que con la sonrisa mata a cualquiera—. Soy el doctor Jeon, psicólogo y psiquiatra que está a cargo de Park Jimin, ¿cómo estás? ¿Trajo a su Michelangelo?
—Le extiende la mano también—. Estoy muy bien —mirándolo—. Sí, aquí está Michelangelo —gira el coche, por el cual ya Jungkook podía ver al nene—. En la mochila está todo. ¿Él está bien?
—Oh, por la luna, qué gordito y hermoso es Michelangelo —le hace cucas monas y el nene se ríe—. Jimin está estable. Aún está triste, agresivo, arrogante, pero solo lleva aquí poco tiempo. Estoy bregando con él y espero sacarlo muy pronto de aquí, ¿está bien? Los domingos son las visitas, vengan a verlo, ¿sí? Y los viernes él podrá llamar —sonríe—, entonces, ¿me puedo llevar al nene? Mmmm, será mejor en brazos y que me ayuden con lo demás.
Yoongi no pudo evitar reír con la risa contagiosa de Michelangelo provocada por el alfa; sabía que le había caído bien.
—Gracias por la gran ayuda que le ha dado a mi amigo, ¡la verdad! ¿A qué hora son las visitas? Ok, no hay problema, se lo puede llevar en brazos, avise a alguien que lo ayude —sonríe.
—Es simpático el niño —sonríe—. De nada, aquí estaré para él siempre; no dejaré que siga así; lo sacaré feliz y positivo de aquí, ¿ok? ¡Confíe en mí! —le guiña el ojo— Las visitas son de 9a-10a, 11a-12p, 1p-2p, 4p-5p, 7p-8p, el horario que quieran pueden venir y el día que quieran venir en la mañana y en la noche, me avisan, aquí está mi tarjeta —Jungkook, le da su tarjeta— Mmmm, a ver si recuerdo cómo cargar a un bebé —piensa, gracioso— ¿Puedes sacarlo de ahí? —se ríe.
Yoongi saca a Michelangelo del coche y se lo entrega al doctor Jeon en los brazos, se despide de él y se va. Tenía muchas ganas de ver a Jimin, pero debía esperar.
El alfa se llevó cargando al omeguita en brazos y el bebé amó su aroma; se pegó a su cuello, muy a gusto.
El doctor Jeon llega a la habitación de Jimin que miraba por la ventana y dice...
—¡Hey, usted, buen día! ¿Cómo está hoy? ¿Ya vio quién nos vino a visitar?
Jimin estaba cansado de esperar y le iba a gruñir, pero...
ᐯᗩƳᗩᑎ ᗩ ᒪᗩ ᔕᗴǤᑌᑎᗪᗩ ᑭᗩᖇ丅ᗴ...
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