⊹ ֶָ ¡ 𝚁𝙴𝙲𝙾𝙽𝙾𝙲𝙴𝚁 ! ♡
Cuando despertó, Chan se acercó preocupado, ayudándolo a levantarse de a poco.
Jisung aún miraba hacia los lados tratando de orientarse, tardó un poco en reconocer que estaba en su habitación.
Entre algunos quejidos de dolor comenzó a acomodarse en su cama hasta que logró apoyar su espalda contra el respaldo en una posición cómoda.
-¿Qué me pasó? -Preguntó confundido y con la voz pastosa.
-Eso quiero saber yo -Exclamó el alfa sentandose en la esquina de la cama-. Minho nos contó que te desmayaste...
«Oh», se sonrojó y miró hacia otro lado al recordar lo que pasó.
-Yo... -se mordió el labio, no sabía si decírselo o no-, ¿puede que aguanté la respiración para que mi omega no pueda reconocerlo? -su voz se hizo más pequeña a medida que explicaba por la vergüenza.
Chan reprimió una carcajada mientras negaba con incredulidad.
-¿Qué voy a hacer contingo, Sung? -habló para sí mismo mientras se estiraba para tomar la mano de su amigo, quién se negaba a mirarlo por la vergüenza que sentía de sí mismo-. Sé que es difícil para ti aceptar el destino, Sung. Pero va a llegar un punto en donde ya no podrás evitarlo. Estoy seguro que tu lobo no está de acuerdo con que rechazes a Minho.
Y Chan tenía razón, su lobo rogaba en su interior por ver al alfa; que lo mime, poder mostrarle su pancita. Y, ante aquellos fuertes sentimientos, Jisung emitió un chillido frustrado y comenzó a llorar en silencio.
-No, no por favor, no quiero...
-Lo sé - Chan se sintió muy angustiado de golpe- pero es tu pareja destinada. Puedes morir si lo sigues rechazando... Morirás de-
-Tristeza -Terminó por decir -. Lo sé. Pero no quiero salir lastimado otra vez -sintió una fuerte presión en su pecho-. No sé nada de ese alfa ¿Y si ya tiene su Omega?
Chan enmudeció.
-Sé lo horrible que se siente que un alfa que tanto amaste te abandone...-su mente se perdió unos momentos en los amargos recuerdos del pasado, dónde cierto Alfa le rompió el corazón y desapareció de su vida así como llegó-. Yo no quiero que, si tiene Omega, sufra por mi culpa. No quiero que él o ella me odie.
Pero, también, su otra parte le pedía a gritos que permanezca junto al alfa, que se deje llevar por los sentimientos de su lobo.
Jisung estaba dividido en dos.
Chan sentía que su amigo era demasiado bueno para este mundo.
-Mira, sólo vamos a dejar que las cosas pasen por si solas, ¿Está bien?. Y cualquier cosa, Lixie y yo, estaremos contigo pase lo que pase.
Jisung asintió emocionado mientras Chan tomaba sus mejillas entre sus manos y secaba sus lágrimas de manera tierna.
Pasaron unos cuantos minutos así hasta que el Alfa arrugó su nariz, visiblemente confundido.
-¿Qué pasa?
-¿Sung estás en celo?
-No... Además tomé un supresor -Se olfateó a sí mismo y miró confundido a su amigo al no detectar nada fuera de lo normal- ¿Puedes olfatearme?
-Sí, puedo olerte. Parece que se está acabando el efecto o no era muy bueno, Sung. Tu aroma está comenzando a inundar toda la habitación -Explicó tapándose la nariz- No quiero faltarte el respeto, Sung. Pero me iré... Tu aroma es muy intenso y mi lobo se siente incomodo.
«Oh, no». Los ojos de Jisung se abrieron con horror. Para colmo ya no tenía supresores, acaba de recordar que debía ir a comprar más en la semana. Por la Santa Luna, estaba jodido.
Su respiración se cortó y Chan volvió a tomar las mejillas del Omega entre sus manos antes de que pueda entrar en pánico.
-Que pase lo que tenga pesar -repitió-, vamos a estar a tu lado.
Una vez Chan salió de la habitación, sabía lo que venía, era inevitable. Aún cuando estaba dispuesto a irse al jardín para tomar un poco de aire puro y fresco; porque el aroma de Jisung se penetró hasta lo más profundo de su ser, asfixiándolo de una manera para nada sexual que hacían sentir a su lobo incómodo.
El aroma de Jisung comenzaba a inundar cada rincón de la casa. Era la forma en que el omega buscaba llamar la atención del alfa, la razón por la que también explicaba por qué el supresor no hizo su efecto en Jisung.
El omega quería encastrar con su otra mitad.
Chan olfateó un poco la tela de su camisa, frunciendo la nariz por lo fuerte que era. Demasiado dulce.
Bajó las escaleras que lo conducían hacia el living, donde Felix y Minho estaban bastantes entretenidos mirando la televisión.
-Oh, amor. ¿Cómo está Sung?-Preguntó el Omega apenas vió a su pareja, bajó un poco el volumen de la televisión y frunció su ceño cuando no le respondió.
Chan estaba congelado, su vista se clavó en Minho y contuvo la respiración.
Felix, al darse cuenta de lo tenso que estaba el ambiente, comenzó a pasear su mirada entre ambos alfas mientras acariciaba su vientre ansioso, su lobo comenzaba a pensar que el lugar no era seguro para él y su cachorro, poniéndole los pelos de punta.
El lugar poco a poco se iba llenando con la esencia de Jisung.
Y llegó a Minho como una explosión a sus sentidos, noqueándolo y dejándolo completamente en blanco.
El alfa cerró sus ojos, inhalando profundo, llenando sus pulmones con ese exquisito aroma que destruía y reconstruía todo su sistema. Sentía que, de golpe, todo era nuevo para él. Que el tiempo se ralantizaba, todo se sentía demasiado profundo.
-¿Chan? ¿Minho?.-Preguntó Felix asustado al sentir el pequeño gruñido que soltó Minho a su lado.
-¿De quién? -inhaló profundo-, ¿De quién es ese aroma? -preguntó Minho sin rodeos.
Su lobo estaba enloqueciendo por ese aroma a vainilla.
-Tienes que calmarte, por favor- le advirtió Chan mientras se acercaba a su omega y lo cubría con su cuerpo, tratando protegerlo.
Minho, al saber que no iba a obtener una respuesta, se levantó y comenzó a seguir el aroma por su cuenta. Chan decidió no intervenir esta vez, el lobo de Minho ya había reconocido que ese aroma era especial y, meterse en un momento tan íntimo, como es el reconocer a tu pareja destinada, solo lograría una pelea innecesaria y seguramente sangrienta.
Minho subió las escaleras torpemente y comenzó a olfatear por el pasillo, donde el aroma fluía con más fuerza. Seguía el hilo invisible que lo tiraban hacia un lugar en específico, la habitación de Jisung.
No era Minho quién realmente estaba actuando en esos momentos, únicamente él era controlado por su parte lobuna, y esta sólo le pedía encontrar al omega con aroma a vainilla. Así que no dudó en abrir la puerta e ingresar a la habitación sin problemas.
El lugar a simple vista parecía estar vacío, pero las sabanas removidas de la cama le indicaban que alguien estuvo allí hace solo minutos.
Siguió escaneando la habitación con la mirada hasta que dió con otra puerta. Se acercó a ella y comprobó que el aroma se hacia más fuerte en ese lugar. Tomó el picaporte entre sus manos y, tanto él como su lobo, gruñeron de frustración al ver que estaba con seguro del otro lado.
Tocó la puerta dos veces.
-¡Vete! -fue la única respuesta que consiguió, sacándole un gruñido.
-Omega, abre la puerta. No te haré daño. -habló esta vez su parte lobuna.
Escuchó un chillido por parte del omega y a los pocos segundos la puerta se abrió lentamente, dejando ver al omega más precioso que vieron sus ojos. Minho quedó casi sin respirar por unos segundos.
Sus manos se aferraron al cuerpo del Omega, atrayéndolo hasta a su cuerpo mientras enterraba su rostro en el cuello del omega y su nariz se deslizó por toda la línea de su mandíbula, bajando por su cuello y llegando hasta su clavícula, una y otra vez. Gruñó posesivo.
Frotó su nariz contra el cuello del Omega una vez más y su pecho vibró con fuerza desde lo más profundo de su ser.
-¡Mío!
Jisung se quedó estático, con la respiración irregular y las piernas temblando cual gelatina.
El omega chilló contento y buscó más contacto con el alfa.
Pero entonces, cuando todo parecía ser perfecto, la parte humana de Minho despertó y, al darse cuenta de lo que estaba pasando, empujó al omega fuera de su alcance, retrocedió unos pasos y miró al omega con el ceño fruncido. Jisung tuvo la intención de querer acercarse, pero él no lo dejó y salió corriendo de la habitación.
No podía creer que su lobo haya sido capaz de elegir a alguien más cuando ya tenía a su Omega esperándolo en Daegu.
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🪴;; minnh-aye
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