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☪︎ 𝘁𝘄𝗲𝗻𝘁𝘆 - 𝘁𝗵𝗿𝗲𝗲

El niño de grandes ojos y cabellos negros sedosos miraba con curiosidad la escena. Estaba sentado en un sillón rasgado viendo como otro hombre era metido a la casa. Jamás lo vio, sabía que ese no era el novio de su tía, por lo que le fue confuso el hecho de que estuvieran dándose besos en la boca cuando decía que solo los novios lo hacían.

-Tía, ¿Por qué tienes otro novio?- preguntó con inocencia.

-Mocoso, a veces necesitas poner a alguien en medio para tener a quien quieres- volvió a besar con ferocidad sus labios.

Yang no entendía a que se refería con poner a alguien, pero si un adulto se lo decía debía hacer caso, aunque la cosa no fuera nada buena.

Los pasos se aligeraban, el sonido de los mocasines chocando contra el piso de cerámica interrumpía en aquella oficina. Los demás presentes seguían con sus cosas, los teléfonos sonando, las fotocopiadoras y los murmullos de las demás personas.

TaeHyung iba a paso veloz hacia su oficina, tenía una reunión de urgencia con su jefe y un invitado especial. No se sintió cómodo luego de escuchar aquello, si era especial esperaba que no sea Jeongin.

-Pasa por aquí Kim- invitó el jefe, dejando espacio a su abogado para ingresar a su oficina.

El castaño se adentró para dar inicio a la reunión. Se sentó en frente del escritorio así teniendo una buena vista de su jefe y el hombre que jamás imaginó ver allí.

-Buenos días señor Bang- hizo una reverencia saludando al australiano.

-Buenos días señor Kim- imitó el acto del menor.

El jefe del chico comenzó a hablar seriamente con sus manos entrelazadas y sus codos apoyados sobre la mesa.

-Tuvimos un percance, Taehyung- su voz denotaba seriedad- Necesitamos adelantar el viaje a Australia.

-¿Qué? Pero, ¿Por qué?- dijo con total sorpresa.

-En la sede estamos hasta la cabeza con el trabajo. Allá los inversionistas nos tienen respirando en la nuca para que paguemos las deudas. Por esto, necesitamos un contador rápido- miró fijamente al menor quien no quitaba su expresión de sorpresa.

-¿Qué quiere decir?- murmuró.

-Qué te mudes lo más rápido posible para manejar los presupuestos- aclaró Bang.

TaeHyung no podía creerlo. Eso no estaba en sus planes. Según lo que le dijeron tenía que mudarse la semana entrante, allí tendría unos días para adaptarse al ritmo del país y en esos días podría mejorar su relación con JungKook.

Pero los planes jamás salen como quieres.

-Te lo juro Min, estaban así de besarse- susurró a su amigo, juntando apenas sus dedos para explicarle a su amigo.

-¿Y pasó? ¿No se besaron siquiera?- preguntó curioso.

-¡Te estoy diciendo que no, tarado!- gritó en un susurro- TaeHyung lo empujó de allí y le gritó como loco- exclamó de la misma forma- Casi me hago pipi del susto.

-No quisiera imaginarme lo que será cuando se enoja- murmuró el mayor- ¿Algo más? Cuéntame, eres un lento- insistió.

-¡Ah, otra cosa más!- a Minho se le brillaron los ojos- ¡Conocí al hijo de un inversionista allí! Es muy agradable y se llama...

-¡No estamos hablando de ti!- golpeó su hombro- ¡Cuéntame algo más de TaeHyung!

-Hyung, es todo lo que se- concluyó, sobando su hombro.

Por un momento hubo silencio, hasta que algo en la mente de Felix llegó.

-¡Minho!- gritó en un susurro nuevamente- ¡Recordé algo!

El coreano rápidamente se acercó a su silla, queriendo escuchar el chisme.

-Cuando terminamos la reunión, Jeongin se acercó a él y tomó su mano, pero no de una forma amistosa. ¡Parecían pareja!- chilló en voz baja. Minho emitía sonidos con su boca, estaba chillando, mientras que Felix lo quería callar.

En lo que los chicos seguían con sus chismes, la puerta de aquella oficina fue abierta. Kim salió del cuarto y vio a los chicos chismoseando entre ellos. Felix lo notó.

-¡Buen día TaeHyung!- saludó amigable.

-Dejen de chismosear y pónganse a trabajar- ordenó- Desde la sala se escuchan los chillidos de Minho.

TaeHyung salió del recinto y se fue hacia su auto para irse dirección a su casa. Se colocó sus lentes y encendió el auto, saliendo lentamente del estacionamiento.

Mientras conducía, se quedó pensando en su familia. Hacía años que no los veía personalmente, solo en algunas ocasiones llamaba hacia su casa para contar que todo iba bien cuando no era cierto. Eso lo hizo cambiar de tema, pensaba en el daño que le hizo a JungKook.
Él merecía cosas buenas, un amor real, libertad y no ser engañado. Jamás pensó que eso ocurriría, él no quería controlarlo, no quería engañarlo. Lo amaba, con todo su corazón, pero sus celos se habían ido de control.

Condujo un rato más hasta llegar a esa casa que hace mucho no visitaba. Bajó con inseguridad del auto y se acercó a la casa, tocando el timbre. Esperó unos segundos y una fina mujer lo recibió.

-¡Tae!- abrazó la señora Ahn- ¡Hace siglos no nos visitabas! Pasa hijo- permitió pasar.

-Mamá, ¿Está papá?- preguntó serio- Quiero decirles algo importante.

-Ya lo llamaré amor- sonrió y fue a buscar a su esposo por la casa.

TaeHyung miró por un momento la casa de sus padres, no la recordaba en lo absoluto. Fue rara la sensación en su pecho al ver la casa, casi no había fotos y se veía muy formal, la decoración, la estructura, el ambiente. Se sentía como si jamás hubiera formado parte de ella.

-TaeHyung- miró su padre de manera seria. No mostró emoción alguna al ver a su único hijo parado allí luego de cuatro años sin verlos.

-Cariño- calmó su esposa- Ya Taehyungie cuéntanos- insistió su madre ansiosa por escuchar lo que su hijo tenía para decir.

Kim sentía sus manos sudorosas. Estaba nervioso de darles una noticia así cuando hacía mucho tiempo no los visitaba. La fría y dura mirada que su padre le daba lo ponía nervioso, mientras que su madre sonreía mientras esperaba impaciente que el chico contara lo que tenía que decir.

Eso lo hizo pensar mucho sobre como era él con Jungkook. TaeHyung heredó todos los rasgos de su padre, era muy frío y serio, mientras que su novio era demasiado dulce y amable con todos. Así se siente pensó para sus adentros.

-Yo...- murmuró. Suspiró y tomó coraje para hablar- Yo me mudaré.

Los padres del chico se vieron inexpresivos.

-¿A dónde?- preguntó su madre.

-A Australia- dijo cabizbajo. La señora tomó una bocanada de aire mientras que el señor Kim solo estaba cruzado de brazos.

-Hijo, eso es fascinante- se emocionó su madre- Increíble que hagas una nueva vida sin...

-Viajaré con JungKook- aclaró antes de escuchar lo que su madre diría

El padre de Taehyung se levantó del sofá con una fría mirada. Kim la conocía, era la mirada cuando había algo que no le gustaba.

-¿Sigues con él?- refunfuñó.

-Si, ¿Algún problema?- se enfrentó su hijo, levantándose también.

El señor suspiró. Miró a su hijo con una sonrisa que denotaba sarcasmo.

-¿Enserio Kim TaeHyung?, ¿Sigues siendo un maricón?- preguntó con molestia su padre- ¡¿Sigues planeando una vida junto a un hombre?!

-¡Esto no es asunto tuyo!- gritó- Es mi vida, y haré una nueva vida con Jungkook, te guste o no.

Un sonoro golpe se escuchó en la casa. La mejilla de Kim estaba tornándose de color rojo. Su padre estaba completamente furioso por su hijo. Él no los visitó por cuatro años, era un chico gay cuando su familia no lo aprobaba. Pensaron que en ese lapso estaba en una recuperación y se volvería alguien normal, pero llegaba un largo tiempo después con la noticia que se iría a otro país con su novio.

-Si tu seguirás siendo pareja de ese idiota, ni te molestes en venir aquí- dijo con un tono duro su padre.

TaeHyung miró a su madre quien tenía sus manos en su boca. Volteó la mirada hacia su padre y se fue por la puerta principal, para no volver jamás.

Subió a su auto y lo arrancó, sin siquiera echar un vistazo a la familia, es más, ellos ni se asomaron a ver a su hijo.

En su recorrido hasta su casa, pensó en la cruel infancia que tuvo. "Infancia", como si eso hubiera existido en Kim. Envidiaba a las personas que pudieron disfrutar su niñez, al jugar o reír con sus familias. Esa niñez sana donde un niño solo se preocupaba si podría salir a jugar por las tardes. TaeHyung ni siquiera pudo disfrutar un día con su familia, vivían con su trabajo y en los tiempos libres solo podía dedicarse a aprender lo que sus padres hacían diariamente. Fue una infancia donde era exigido convertirse en alguien maduro a temprana edad y todo se resolvía a golpes.

Una lágrima bajó por su rostro. Imaginó que así se sentía que JungKook conviviera con él. Ese chico de cabellos rubios quien solo sonreía y vivía feliz, al final terminó por sufrir, justo a la inversa. Sintió una punzada en su pecho al imaginar la realidad de su novio y juró para si mismo intentar cambiar. Entendía lo que era convivir con un monstruo, aunque él estaba cegado sobre lo que trataba la realidad de Jeon.

Me estoy convirtiendo en mi peor pesadilla.

No se dio cuenta cuando llegó, pero estuvo cinco minutos dentro de su auto aunque haya estacionado. Restregó su cara y salió con desgano del auto. Fue hacia la puerta y la abrió, viendo todo tan calmo y oscuro.

Encendió la luz y dejó sus cosas en la entrada, no vio a JungKook por ningún lado, pero supuso que se encontraría arriba. Subió hasta la habitación para buscar ropa, encontrándose a JungKook en la cama leyendo un libro.

-TeTe- dejó su libro y se acercó a él, abrazándolo un poco- No te preocupes amor, pronto nos iremos y no nos detendrán- no debes preocuparte porque yo me iré, pensó para sus adentros. Odiaba el tener que fingir un romance por su mayor, pero si no quería levantar sospechas debía hacerlo.

TaeHyung se levantó y besó sus labios suavemente para luego irse al baño a darse una ducha relajante.

Todo el día hubo algo en la cabeza de Kim que lo estaba aturdiendo, pero él no sabía que era. De algo se estaba olvidando y era de suma importancia contarle a JungKook.

Tengo algo importante que decirte...

Estamos cada vez más cerca del final, estoy un poco triste ya que le agarre mucho cariño a esta adaptaccion :(

Espero que les guste✨

🍄: Minnh-aye

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