En cuatro, sobre la cama de Taehyung y además desnudo, con sus brazos tensos por estarlo sujetando mientras su cuerpo se sacudía de placer. El Comandante estaba detrás suyo, él aún vestido con su camisa y pantalón, la hebilla del cinturón suelta dejando salir el grueso miembro del hombre. El joven abogado empinó aún más su culo, añorando que los dedos que Taehyung metía y sacaba de su entrada con gula llegasen tan profundo como pudieran.

Luego de que llegasen al apartamento de Taehyung, sólo faltó que la puerta fuese abierta para desembocar una marea de besos y toqueteos contra las paredes, hasta que llegaron a la recámara, entre jadeos y maldiciones. Ahí en la cama, todo fue más fácil y quizás más rápido. La ropa de Jungkook desapareció por cada beso que el comandante dejaba sobre la piel del muchacho y, de vez en cuando, algunos hematomas que decoraban el blanco lienzo. 

— Mmgh... ¡ah!

Los nudillos de la diestra del mayor se impactaban con rudeza contra los pliegues de la entrada del joven, las yemas de sus dedos golpeando contra el punto dulce del chico guiándolo al borde del climax. Sin embargo, Taehyung no quería que se corriera aún, tenía demasiados planes para esa pequeña entrada golosa como para satisfacerla sólo con sus dedos.

— Aún no puedes correrte, muñeco —gruñó contra el oído ajeno deslizando sus dedos fuera de esa caliente y mojada prisión—. Quiero que lo hagas con mi pene dentro.

Jungkook no pudo evitar gemir con descaro ante las grotescas palabras que soltaba el mayor. Le encantaba como lo trataba, como un muñeco, una sucio muñeco ansioso por una polla dentro. Y aún así nunca era demasiado rudo, siempre se aseguraba de no lastimarlo. Pero... extrañaba las palabras dulces que venían junto a una romántica relación. Quería escuchar un "te amo" mientras se besaban... ¿No era muy iluso? Es decir, su relación obviamente no era de ese tipo. Una cosa es que se cuidaran y no se lastimasen, mas otra era que el amor floreciera ahí.

El muchacho giró su rostro al escuchar que su pareja de cama se desprendía del resto de la ropa, y una vez desnudo restregó con lascivia su miembro sobre la húmeda intimidad ajena. Los dedos de Taehyung estaban mojados, el índice y el medio, que los llevó hasta los labios de JungKook para que los chupara. El joven parecía no inhibirse por nada. Su lengua se movía danzarina entre los dedos de Taehyung, probando su propia humedad y gimiendo en el proceso, una perversidad que le calentó el cuerpo más de lo que ya estaba. Sorpresivamente, el miembro del Comandante se adentró con lentitud por el estrecho canal sacándole un gritito de placer a Jungkook. El brazo izquierdo de Taehyung se envolvió alrededor del torso de su amante y lo ayudó a erguirse, quedando su pecho contra la espalda del jovencito.

— Maldita sea, estás tan apretado —jadeó contra el oído de Jungkook.

Y el otro siguió chupando los dedos en su boca como si no quisiese dejarlos ir, tan dulce era verlo así, que hizo a Taehyung imaginarse cómo sería tener su polla dentro de esa boca, con esos labios rosados apretando su tronco y succionando con avidez su glande. Ante ese pensamiento, el miembro de Taehyung se impactó con fuerza contra el cuerpo del chico, empezando un ritmo de embistes que los llevaría al orgasmo.

— Tan grande —gimió Jungkook con los ojos cerrados gozando de la sensación.

Los labios del Comandante hicieron camino por el hombro y cuello blanquecino de Taehyung hasta encontrarse con su boca, retiró sus dedos y se dedicó a suplantarlos con su lengua. El beso era candente, sus lenguas afuera acariciándose con lujuria.

— Mmmgh.

El cuerpo de Jungkook descendió cuando sus temblorosas piernas se rindieron a sujétalo y terminó con su rostro sobre las almohadas y su culo empinado. TaeHyung estaba sobre él, con su pecho pegado a su espalda mientras continuaba dejando besos por cada rincón de piel a la vista.

— ¡Ah!

— Demonios, Jungkook, estás apretando mi polla.

Y así era, inconscientemente su culo comenzó a apretar en su interior la polla ajena, un claro indicio de que pronto la semilla del chico saltaría contra las sábanas en un glorioso orgasmo. Entonces Taehyung comenzó a penetrarlo más rápido, deleitándose con el sucio sonido que creaban sus cuerpos.

— ¡Ah, Taehyung!

Cuando el joven se corrió, bastaron pocos segundos para que lo hiciese Kim también cumpliendo sus palabras. La semilla caliente del policía se regó por el ardiente canal hasta que el miembro fue retirado y parte de la corrida se deslizó por los temblorosos muslos de Jungkook.

— Oh, por... mmmgh —gimió Jungkook sonrojado al sentirse llenó del semen ajeno.

TaeHyung cayó a su lado dando suspiros y exhalando dificultosamente. JungKook se ubicó en la misma posición, de espalda al colchón, para regular su respiración. Entonces sintió como los brazos de Taehyung se envolvían alrededor de su cintura para atraerlo hasta su pecho quedando el rostro de JungKook sobre el pecho del alto.

— Estoy agotado —murmuró Taehyung con una sonrisa en los labios.

— Es porque ya estás viejo —se burló JungKook elevando la vista para encontrarse con la de Taehyung.

— Parece que aún no aprendes a respetar a un policía —dijo, y con los dedos de la zurda acarició el perfil del muchacho.

— Necesitaré otra reprimenda —murmuró sonrojado ocultando su rostro contra el pecho del policía.

El lunes siguiente por la mañana, Yoongi, la mano derecha de Taehyung, entró en la oficina de su superior casi rabioso, con expresión ceñuda y acusatoria; se paró frente al buró del Comandante y dio inicio a la reprimenda:

— ¿Puedo saber qué está haciendo un mafioso trabajando como abogado aquí?

— ¿Hablas de JungKook?

— ¿Hay algún otro mafioso trabajando acaso? —soltó sarcástico.

— ¿Y recién lo notas? Te informó que lleva más de una semana con nosotros.

Yoongi enarcó la ceja izquierda con molestia, sus ojos escrutando la calmada postura del Comandante.

— No sabía que era él hasta que escuché su nombre. ¿Sabes lo que significa?

— Significa que no vas a atosigarlo con preguntas ni insinuaciones sobre su vida —contestó simple para sorpresa ajena.

— ¿Te volviste loco? Él es el hijo de un mafioso, eso nos ayudaría a-

— No nos ayuda en nada. JungKook tiene un historial limpio, por mucho que busquemos no vamos a hallar nada que lo vincule con lo que estamos buscando.

— Ilumíname, ¿eso te lo dijo él?

— ¿Y qué si así fuera? Ya he revisado su archivo, está limpio por no decir que vacío, no ha hecho nada ilegal que nos permita interrogarlo de la forma que quieres.

— Igual no podemos fiarnos de él, bien podría ser un espía de la mafia.

— Lo sé, lastimosamente es un riesgo a correr ya que con él estamos atados de manos.

Aunque con franqueza, fue JungKook quien estuvo con las manos atadas la primera vez que se conocieron, y vaya encuentro que fue.

— ¿Hay algo que no me hayas dicho?Además de ser su segundo al mando,Yoongi era su mejor amigo desde la academia de policías por lo que no podía mentirle u ocultarle cosas con facilidad. A veces, era tedioso el que lo conociera tan bien.

— ¿Qué me dirías si te confieso que quiero acostarme con él? —tanteó el terreno antes de confesar lo que realmente quería.

— Te diría que perdiste el juicio —se burló antes de tomar asiento frente al buró—. No obstante, si voy a admitir que es muy atractivo.

Atractivo.

Para Taehyung esa palabra no llegaba a describir cómo era el muchacho para él, ni siquiera se aproximaba.

Sexy.

Valiente.

Adorable.

Caliente como el infierno.

Desinhibido.

Tenaz.

Y ni todo el alfabeto completo lograrían describirlo apropiadamente.

— ¿Y si te dijera que me estoy acostando con él...?

— ... ¿estás jugando?

— No. Lo conocí cuando salimos al bar, esa noche me acosté con él, cuando tu me llamaste diciendo quién era.

Yoongi tenía los ojos abiertos, sorprendido por lo que acabó de escuchar; parpadeó un par de veces antes de hablar.

— ¿Te acostaste con un mafioso?

— No está en la mafia —trató de aclarar aún a sabiendas de que su compañero sería muy reacio a entender eso.

— ... él parece estar jodiendo tu vida.

Igual que Taehyung estaba jodiéndolo a él, en todos los sentidos de la palabra, sí.

— Quiero pedirte que no lo molestes, tampoco le mires raro ni le digas cosas insinuantes.

— ¿Cuidando de tu novio?

— No es mi novio.

— Tranquilo, a mi me gustan los pollitos. —mencionó en tono bajo dejando algo curioso a Taehyung

— ¿Pollos? ¿zoofílico?

— Cuando tu decidiste irte a bailar con quien sabe quién en el bar, yo encontré una especie en peligro de extinción que quise salvar.

Brillante.

TaeHyung con un muñeco mafioso, y Yoongi con una ardilla que seguro quedará extinto luego de probar la herramienta de el pelinegro.

¡Gracias por leer! ♡︎

🍄: Minnh-aye