Después de un baño caliente en la noche, JungKook tenía aún que revisar papeles de la oficina pues aquel singular secuestro en la tarde le dejó trabajo por hacer. Yacía recostado sobre la cama, extendido en medio de una multitud de documentos en medio de los cuales se estaba ahogando. Su cuerpo semidesnudo, apenas cubierto por un holgado suéter blanco, estaba casi cayendo en la inconsciencia, guiado por el cansancio y el sueño. Taehyung estaba tomando un baño, ansioso por volver a la cama para dormir.

- Deberías parar ya -le dijo cuando salió del cuarto de baño vistiendo un bóxer negro, viéndolo con los ojos somnolientos y su precioso rostro casi recostado sobre la almohada.

- Aún tengo mucho que revisar -se quejó-. Odio a mi jefe, ¿sabes? Es un maldito explotador que no me ha dejado tranquilo desde que entré a trabajar.

- Puedo abogar por ti ante él, seguramente puedo conseguir que sea indulgente.

- ¿Y qué deberé darle a cambio a ese sinvergüenza? -preguntó con coquetería, meneando su trasero frente a Taehyung.

Taehyung se carcajeó al sentirse aludido, y viendo a su pequeño amante en pose tan tentadora decidió hacer una de sus pequeñas fantasías realidad.

- ¿Tienes, por casualidad, un marcador permanente? -preguntó con un deje de diversión en su voz.

- En la mesa de noche, en el cajón.

El policía no perdió tiempo, buscó el marcador negro permanente y lo llevó hasta la cama; ahí, con JungKook recostado sobre su estómago y su bonito trasero elevado se decidió a cumplir lo que tanto ansiaba. El momento no podía ser más perfecto. Con cuidado, elevó el suéter que JungKook llevaba, lo suficiente para dejar sus nalgas a la vista, hasta por encima de la cadera. Entonces tomó el marcador y escribió sobre la suave piel con la mejor letra que podía tener.

- ¿Qué haces? -se quejó JungKook al sentir su piel ser rozada por algo frío. Cuando Taehyung le quitó la mano, corrió hasta el espejo de cuerpo entero y miró su espalda baja, justo unos centímetros sobre la división de sus mejillas traseras-. 'KT95' -leyó anonadado.

- Es mi marca de propiedad -explicó el alto-. Eres mío, mi pequeño muñeco.

- ¿Mi marca de propiedad sobre ti? -preguntó, acercándose al fornido oficial.

- Aquí -dijo, tomando la mano del joven para colocarla sobre su pecho, del lado izquierdo-. Esa marca está aquí, en mi corazón, mi amor.

JungKook esbozó una sonrisa, entonces tomó el marcador que Taehyung aún llevaba en la mano y con él escribió sobre aquel lugar que indicó Bang Chan: 'JJK'.

- Así que usarás el apellido de tu padre para marcar mi pecho. Por alguna razón me siento como una res a punto de ser llevada al matadero -comentó con tono bromista.

- No eres una res, pero es mi forma de advertirte.

Con el ceño fruncido, Taehyung se preguntó a qué se debía aquellas advertencias que JungKook le venía dando desde la tarde, su confusión sólo podría superar su ansiedad por muy poco, y una ligera molestia por su desconfianza lo asaltó.

- ¿Kook, por qué me das tantas advertencias? ¿Qué crees que puedo hacer para ameritar ser amenazado por la mafia?

El abogado se mordió el labio y se alejó cauteloso del policía, su cuerpo temblando de los nervios ante la idea de contarle todo, pero la verdad era que no sabía cómo porque él tampoco lo entendía. No le gustaba, ni siquiera un poco, la forma en la que lo miraba Taehyung, escrutándolo como si se tratara de uno de los criminales que interrogaba en la estación.

- Dime -exigió con un tono de voz más fuerte al anterior-. Hace días que siento que me ocultas algo y quiero una respuesta.

- No la tengo -soltó con cinismo.

- No me mientas, muñeco, porque la verdad es que necesito esa respuesta ahora más que nunca.

- Quizás esa respuesta no te va a gustar.

- Pruébame. Dímelo y yo decidiré si me gusta o no lo que tú tienes para decirme.

¿Era el momento? ¿Debía decirle lo que sucedía?

Quizás así debía ser. Quizás así era mejor. No obstante, aún sentía que no podía hacerlo, que lo mejor sería decirle cuando supiera o no si estaba embarazado, no tenía porqué alertarlo sin razón.

Abrió la boca, pero nada salió de ella, solo un leve jadeo poco perceptible para el oído del oficial. Para su fortuna, su celular comenzó a sonar. No podía estar más agradecido por ello.

- Disculpa, debo atender -murmuró antes de dedicarse a atender su llamada.

Taehyung bufó, soltando la poca ira contenida que llevaba atorada en su pecho, justo donde JungKook escribió sus iniciales. Cuando escuchó el nombre de la madre de su muñeco decidió retirarse a la sala, no importándole estar en paños menores.

"¿Qué hice para que desconfiaras de mí? ¿Por qué no puedes decirme lo que sucede?", se preguntó apesadumbrado.

Mientras tanto, JungKook puso llave a la recámara en caso de que Taehyung tuviese la intención de regresar a la habitación. Así pudo contestar con tranquilidad.

- Sí soy un doncel -le confesó a su madre en voz baja-. Me dieron los resultados de la clínica en la tarde.

Escuchó un suspiro del otro lado de la línea acompañado por un trémulo silencio antes de que JungKook quisiese decir algo más, pero sus palabras salían a tropezones, entre balbuceos inentedibles.

- No sé cómo si...

- Lo sé, Kook, sé que creías que no podías concebir, pero ya ves que sí. Ahora dime, ¿se lo dijiste a Taehyung?

Esta vez le tocó a JungKook quedarse callado por unos segundos.

- ¿Por qué no se lo has dicho?

- ¿Cómo debo hacerlo, mamá? Me aterra la idea de que pueda enojarse conmigo.

- No tendría razón cuando tú tampoco sabías que eras un doncel, pero debes decirle la verdad antes de que el problema sea más grande.

- Aún así, no pienso contarle nada hasta no saber si estoy esperando o no.

- ¿No crees que es mejor explicárselo ahora? Después será peor. Dime, ¿cómo le explicarás que no puedes tener relaciones sin usar condón de ahora en más?

Bueno, JungKook pensaba decirle que debían cuidarse por cualquier cosa que pudiera surgir, aunque bien sabía que Taehyung no le creería ni un poco. Era una excusa patética que le traería más problemas de los que planeaba solucionar.

- ¿Y qué pasará si estás en cinta, JungKook? ¿Piensas mentirle sobre eso también?

Odiaba ser reprendido por Momo, parecía un adolescente otra vez, como cuando se metió con la mafia enemiga. Sólo que esta vez parecía más problemático.

- No, deberé decírselo, pero primero necesito estar seguro. Ya no quiero mentirle.

Pero no contaba con que JungKook estuviera pegado a la puerta de la recámara, escuchando, aunque con dificultad, lo que el otro decía, perdiéndose en ciertas palabras que su novio susurro inaudible. Su corazón se agitaba al escuchar esas últimas frases que sacudieron su razón como la jaula de un desaforado león.

"Me mientes... ¿Sobre qué estás mintiéndome, JungKook?" pensó.

En la oficina al día siguiente, JungKook se refugió en su despacho, fuera de las fauces de Taehyung que desde la mañana quería hablar con él. Con suerte pudo salir del departamento luego de desayunar sin ser interrogado por la fuerza policial. Su cuerpo se sentía agotado, los nervios le tenían temblando, y su estómago estaba tan revuelto que casi podía sentir el vómito subir por su garganta. Estando ensimismando en uno de los casos más repugnantes que vio en su vida. Un violador serial de jovencitas que hace pocas horas fue atrapado en el control sur de Seúl, y por quien el juicio se debía llevar con el mayor cuidado, especialmente porque el criminal era parte de una mafia pequeña de Seúl. A veces, por ese tipo de casos, no le gustaba ser abogado, por mucha oportunidad que tuviera para enviarlos a la cárcel como merecía. Y en ese momento, cuando su estómago estaba siendo arrasado por un tornado de emociones que comenzaba a dejar sus primeros estragos.

- Tal vez debería ir al médico.

- Pero antes me vas a explicar qué diablos sucede contigo -farfulló Taehyung entrando en el despacho de su pareja, cerrando la puerta de golpe-. ¿Qué sucede? ¿Por qué me estás rehuyendo?

- Eso no...

- Basta de mentirme, JungKook.

- Taehyungie...

- ¿Qué me estás ocultando? ¿Sobre qué has estado mintiéndome?

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