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Cual bola de mantas depresiva, Jisung estaba recostado en su cama, cubierto de pies a cabeza con el felpudo edredón, sin ánimos de ver o saber de nadie. El problema era su conciencia, claro, esa torpe vocecilla que lo juzgaba por aquellos deslices con el motociclista. Así mismo ya se llamó 'zorra', entre otros apelativos poco decorosos.
No era muy diferente de una prostituta cuando con gran sinvergüencería abrió sus piernas para otro hombre que no era su pareja, lo peor fue haberlo disfrutado hasta el éxtasis. Y la tortura apareció luego de que Minho lo dejase en su camerino en el club luego de habérselo follado. Se sintió bajo y sucio, usado para saciar su placer y el del boxeador.
Al salir tuvo que regresar a su casa con Minho, esperando que no le preguntara por los chupetones en su pecho y las marcas en su cuello. Pero Hyunjin parecía más concentrado en conducir y hablarle sobre su día que ni una mirada vaga le dirigió.
Traidor.
Así se llamaba a susurros.
Justo a la mañana siguiente, un domingo primoroso, no quiso salir de su cama y sólo dejarse llevar por una corriente de miseria y penas. Sus padres estaban preocupados, pero no lo increparon y eso Jisung se los agradecía.
¿Cómo podía ser sincero con ellos y confesarles sus pecados?
Escuchó la puerta abrirse y por ello refunfuñó malhumorado.
— ¿Qué estás haciendo en la cama todavía?
Esa era la voz de Felix al hablarle y Jisung sintió pánico de su perspicaz amigo y de las conclusiones a las que llegaría sin que él le soltase media palabra. Él seguramente se daría cuenta de todo con sólo mirarlo.
— Sung —llamó y Jisung se vio obligado a descubrir su rostro y ver a su amigo—. ¿Qué ocurre?
—... Estoy metido en un lío.
— Explícame.
— ¿Recuerdas que te conté que me acosté con Minho?
— Y espero que hayas recobrado la cordura —mencionó, mas al ver el rostro apenado de su amigo se dio cuenta de que sus súplicas al cielo fueron en vano—. No recobraste ni la cordura, ni el sentido común, ¿no es verdad?
Felix sonó como su madre, si esta lo supiese, claro, y Jisung podía sentir ya el zape en la cabeza que le daría por ser tan descarado.
— Volvimos a hacerlo ayer, en el camerino del club.
Felix lanzó un jadeo y la sorpresa se plasmó en su rostro.
— Jisung, tú tienes novio —recalcó lo obvio.
— ¡Eso ya lo sé! —chilló desesperado—. Pero no sé qué hacer..., sólo sucedió y...
— Te dejaste follar.
— Felix —gimoteó sin saber qué decir o hacer—. Me siento como una persona fácil.
Felix contuvo una carcajada y, en su lugar, palmeó la espalda de su amigo a modo de apoyo.
— Independientemente de ello, a mí me ha surgido una duda. ¿Por qué te has dejado follar por él? Eres bailarín, Sung, y sé muy bien que has conocido a los hombres más apuestos del país y nunca aceptaste más allá de flores. ¡Te sentías ofendido si te ofrecían una cita porque decías que sonaba a prostitución! Y ahora... ¿Qué tiene Minho que te nubla las neuronas?
Esa era una buena pregunta, ¡diablos!, era excelente, y Jisung estaría gustoso de decirle la respuesta cuando averiguase qué aspecto del motociclista lo volvía un descarado. Era un misterio como el del Triángulo de las bermudas, así de profundo como le causaba temor inmiscuirse en él.
— No lo sé... Sólo siento que... quiero estar con él —admitió con pesar, avergonzándose de sus propios deseos y sus tontas ilusiones.
— Sung, recuerda que ese hombre no es un príncipe azul. Él no busca una relación y, creo, que te estás ilusionando con él cuando saber que saldrás lastimado.
— No estoy enamorado de él —recalcó, aunque su corazón casi se carcajeó por su mentira—. Y sé que él no me ve como..., bueno, yo soy sólo otro chico más.
— ¿Y estás bien con eso?
— Escucha, sé que parezco muy tonto, pero es muy difícil simplemente hacer lo que quiero cuando parece que mis torpes hormonas están en mi contra.
— ¿Y qué pasará con Hyunjin?
Ugh, esa pregunta era como una tonelada de piedras sobre su cabeza que le causaban jaquecas mortales, una tras otra.
Ya había pensado en eso, pero no lograba tener frente a él un panorama claro cuando sus sentimientos se peleaban entre ellos.
— Voy a terminar con él.
— ¿Qué dices?
— Aún si dejo de relacionarme con Minho, no puedo ocultarle lo que pasó y sé que yo no me perdonaré haberle fallado. Hyunjin merece alguien mejor.
— Pero él te ama.
—... El me amó y eso lo sabemos ambos.
— ¿A qué te refieres?, ¿han tenido problemas?
Jisung recordó el último tiempo que llevaban de novios, cada monótona salida, cada beso forzado, cada noche de pasión libre de sentimientos. Toda la magia y el romance se perdió. Era culpa de ambos, así se decía Jisung, pero eso no le dejaba excusarse por lo sucedido con Minho.
— ¿Y qué hay de ti?, ¿cómo va todo con Changbin? —preguntó Jisung para desviar la triste conversación. No quería ser más el foco de atención.
— Ahora somos novios, eso creo —le dijo con una leve sonrisa en el rostro—. Fue a buscarme hace unos días al estudio, yo estaba muy enojado por lo que me dijo el día de la pelea, aún así, él me siguió con su moto hasta las afueras. Entonces lo confronté.
— ¿Y qué te dijo?
— Dijo que si él actuó así conmigo fue por temor a ser usado por un niño rico —confesó con una sonrisa avergonzada.
— Él tenía el mismo miedo que tú —casi rio Jisung por las ironías del destino.
— Así es. Me dijo que me quería y...
Las mejillas avergonzadas de Felix delataron los eventos siguientes y Jisung largó una profunda carcajada.
— Dirty boy.
— Shut up. Sólo fue un momento de calor.
—Ilumíname. ¿Esperaron a llegar a tu casa, fueron a un hotel, o disfrutaron de los placeres al aire libre?
Las mejillas de Felix volvieron a teñirse de un rojo intenso ante los recuerdos de aquel candente momento en el que sus caderas estaban a la disposición del motociclista que sin piedad arremetía contra su cuerpo. ¡Oh, dulce manjar de los dioses!
— ¡Bitch! —se burló Jisung—. Lo hiciste ahí, a plena vista de todos.
— No había nadie —gruñó entre dientes—. Y..., fue sobre el capó de mi auto —casi gimió Felix, desvergonzadamente.
— Oh, vaya, me interesan los detalles de tu encuentro.
Durante la noche de ese día, con las piernas temblorosas y el corazón agitado como si hubiese corrido una maratón o como si estuviese caminando al paredón, Jisung se dirigía al departamento de Hyunjin para hablar sobre su relación, bueno, sobre el fin de su relación. Subir las escaleras del lujoso edificio evitando el rápido ascensor le permitió calmar sus nervios, o quizás los aumentó más. En ese momento, con la tempestad que se arreciaba en su interior, era casi imposible pensar en algo concreto y sus parlamentos previamente ensayados empezaban a olvidársele.
Llegó finalmente al quinto piso, sin aliento y cansado. Tal vez subir por las escaleras a un piso tan alto no fue la mejor idea de todas. Estaba desfalleciendo. Entonces, divisó la segunda puerta del pasillo iluminado por lámparas colgadas en el techo. Tocó la puerta con las manos temblando, temiendo de ver a su novio. La puerta se abrió y Hyunjin lo recibió con un beso en la frente.
— Hola, cariño.
Ouch, esa ruptura sería difícil.
Entraron y tomaron asiento en el sofá de frente a la falsa chimenea. Jisung jugueteaba con sus dedos de forma nervioso y era incapaz por completo de ver a Hyunjin. Después de varios minutos en silencio, Hyunjin habló:
— ¿Qué ocurre, Sung?
— Yo..., quería hablar contigo.
— Dime.
— E-en este último tiempo, tú y y-yo no..., ya no hay...
— Sung, deja de balbucear y dilo.
— D-deberíamos terminar —tomó respiro, impulso y continuó—. Te fui infiel.
Dirty boy: Chico sucio.
Shut up: Cállate.
Bitch: Zorr*
Gracias por leer!
🌻; minnh-aye
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