愛 ໑ 19
—¡Pero la salve de que quejas!.— Se quejó el menor viendo a Minho quien solo le miraba con el ceño fruncido.
— ¿Porque saliste?.— Cuestionó el mas alto.
— ¡Un grácias Jisung no esta de más!.— Musitó de mala gana.— Veniste antes ¿Porque?.
Minho se rio con sarcasmo.
— ¿En serio preguntas?.
En lo que Jisung estaba con Leggio.
— ¿Porque Felix tarda tanto?.— Dijo Minho impaciente viendo su reloj.
Y Kim lip se sentó frente a el con un café en la mano.
— Va tardar, al parecer alguien se metió en el cuarto del rehén.— ella sorbio del envase.
— ¿Quien es tan idiota para hacer eso?.— Resopló el mas alto.
— Tu novio.— Dijo ella sin rodeos.
Y fue como si todos los cables en su cabeza se conectaran. Todo su sistemas bombeo la sangre mas rápido y fue como un baldazo de agua.
— ¿Que?.
— Minho, Minho tu prometido-
Eunwoo ni siquiera término de hablar pues el mas alto ya había abandonado la habitación.
— Este con el rehén.— finalizó confundido viendo la puerta.
— Eres tan...— Minho suspiro frustrado.— No podías solo quedarte en la puta habitación.
— ¿Que me crees Rapunzel?.— Jisung le vio amenazante.
— Es para protegerte.— Dijo el otro entre dientes.— Todavía no tengo nadie de confianza para que sea tu guardaespaldas ¿Crees que es lindo que por dar un puto paseo en edificio te pueda pasar algo he? Me vale un bledo que este rodeado de guardias, podría haber un infiltrado y no quiero que te vean ¿Entiendes eso? Es por tu seguridad.— Minho le apretó levemente el rostro.
Jisung asintió ligeramente.
— Esperemos que no sea una trampa o no se que demonios pasará.— Minho negó levemente y Han solo se quedó callado.
Clases de actuación no me fallen. Pensó Yujin y se estacionó frente a la caseta del muelle.
— Diga.— Musitó un hombro barbon y se veía de unos cuarenta años o quizás más. Estaba fumando un cigarrillo mientras veía una televisión vieja.
— Vengo de parte de Leggio.— Musitó tranquila.
El hombrecillo paso su atención a ella y le vió en señal de que siguiera hablando.
— Víteliú.
Espeto la peliazul y el hombros sonrió en grande.
— Ah ese bastardo, que a la próxima venga el todavía me debe una apuesta le dice por favor.
El rebuscó en un cajón y sacó unas llaves de allí, a Yujin le iba explotar el corazón el pensar hacer una cosa mal todo se iría al caño pero el verdadero alivió llegó cuando el viejo le extendió las llaves y ella por fin las tomó.
— Pero dime guapa ¿Quieres ir por un café?.— El hombre le alzó una ceja y Yujin trato de poner cara de disgusto.
— Amor, ya tengo las pastillas.— Musitó un pelinegro musculosos subiendo por la puerta del copiloto.— ¿Que?.
Dijo viendo serio al barbon quien se quedó callado y les cedió la pasada. Yujin condujo hasta dicha ala y bajo corriendo del auto a buscar el bendito contenedor. Introdujo las llaves en el candado y las giro.
Cuando el contenedor se abrió, lo primero que encontró fue una Chaewon casi desmayada en el piso, temblando. El lugar estaba demasiado frío. La chica estaba un poco consciente por lo que cuando vió a Yujin hizo el intento de levantarse pero fue inútil pues casi cae al suelo, casi de no ser porque Wonho la tomó. Algunas lágrimas se deslizaban por las mejillas de Yujin. Habían perdido la esperanza de encontrarla viva.
— Espera.— Yujin sacó una jeringa con algo líquido dentro y se la inyectó a Chaewon, era suero para dormirla y evitar imprevistos.
Como acordaron el plan seguía en marcha Yujin se quitó su abrigó y se colocó la envolvieron en varias mantas y la acomodaron en la parte trasera de la camioneta era doble forro por lo que era casi imposible que la notarán.
Condujeron hasta la salida, y estaban a punto de irse cuando el hombre de la caseta los detuvo y le indico a Yujin que bajará el vidrio, la Peliazul tomó discretamente el arma con su mano que estaba pegada a la puerta por cualquier cosa.
— ¿Si?.— Preguntó viendo al hombre parado frente a la ventana y acomodó mejor la pistola en su mano la cual no se veía desde fuera pues seguía siendo tapada por la puerta del auto.
— Nada, solo las llaves.
Yujin aflojó el agarré en la pistola y le hizo un ademán a Wonho quien le entregó las llaves.
— Entonces señorita-
— Disculpe con todo respeto ella no puede salir con usted, hola me presento soy el novio de la señorita.— Interrumpió Wonho y el hombre chasqueo la lengua.
— Como sea, nos vemos chica bonita.— Le guiño un ojo a Yujin quien sonrió incómoda y subio el vidrio de nuevo para poner al auto en marcha.
Cuando por fin abandonaron el muelle ambos suspiraron aliviados.
— ¿Ibas a dispararle?.— Cuestionó el musculoso.
— No mi vida, era por las dudas. Y vaya ¿Desde cuando somos novios?.— cuestionó ella.
— Desde hoy.— afirmó el pelinegro.
— Estoy bien con Wooyoung gracias.— Ella sonrió.
— Tendrás el doble de amor piénsalo.
— Quizá.
El teléfono de Yujin sonó y ella solo tocó su arete que servía como contestador también.
— La encontramos, estaba allí, no sabemos si había vigilantes al parecer no, llama un médico estaba desmayada en piso y muriendo de frío ya vamos en camino dame diez minutos.— ella hizo una pausa.
Vio por los retrovisores y no habían sospechosos. Todo estaba demasiado tranquilo.
— Voy a dar algunas vueltas, manda cuatro caminonetas iguales a la mía sin placa cuando este cerca del puente te diré, así si habían vigilantes y nos están siguiendo no van a saber cual es la camioneta.
Yujin colgó la llamada. Y la operación salió perfecta, cuatro caminonetas iguales a la suya de desplazaron a diferentes puntos de la ciudad así no abría sospechas, llegaron al edificio.
Y todo había salido de maravilla gracias a Jisung.
Minho había salido y cuando volvió eran casi las cinco de la tarde.
— Estaba allí, tenías razón.— dijo al azabache frente a el y Han por fin pudo respirar tranquilo.
Si eso no duro mucho.
— Sin embargo, me desobedeciste.— Minho se colocó frente a el.— Pero como tenías razón será algo leve.
Jisung estaba bastante relajado. Sabía que Minho no iba a golpearlo.
— No lo haré de nuevo, déjalo pasar esta vez.— el menor se encogió de hombros.
— Luego será una segunda, tercera y cuarta.— Minho hizo un gesto con las manos.— Vas a estar de rodillas dos horas con las manos en la espaldas, si te mueves se agrega un minuto.— Minho le acarició el cabello y escuchó al azabache reírse.
— Eso es muy fácil.— Jisung se encogió.
Jisung se fue a una esquina de la habitación y se colocó de rodillas con las manos hacía atrás.
— El tiempo corre desde ahora.— Minho presionó su reloj marcando la hora, cinco y cinco.— Yo tengo que salir otra vez en la había no hay cámaras porque no quiero que algún pervertido te espíe o nos vea mientras tenemos sexo o sales ducharte entonces.— Minho sacó un dispositivo pequeño de su bolsillo.— Hangyul te estará observando esta dos horas y estarán grabadas, si te mueves o te levantas yo lo sabré.
— Si ya entendí esto no es tan difícil.— Jisung sonrió con sorna.
— Bueno ya veremos si intentas desobedecer otra vez.
Fue lo último que dijo el mayor antes de marcharse.
Jisung estaba retirando sus palabras.
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🪴; minnh-aye
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