Capítulo 5: Celar

La tarde caía en un silencio denso, el tipo de silencio que envuelve a una casa que se siente más como una prisión. Chosen estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida en el televisor apagado. Sin embargo, su mente no podía dejar de pensar en Dark. Era imposible no pensar en él. La manera en que Dark se movía por la casa, con esa confianza arrogante, despertaba algo en Chosen que lo inquietaba profundamente.

Había algo que lo consumía, un veneno dulce que se arrastraba en su pecho: celos. Celos de las miradas que Dark intercambiaba con otros, de la forma en que siempre parecía tener una multitud a su alrededor, como si la luz de su personalidad atrajera a todos. Mientras Chosen se sentía invisible, relegado a un rincón oscuro.

La puerta se abrió de golpe, y Dark entró, riendo con un grupo de amigos que había traído a casa. Chosen sintió que una punzada de celos le atravesaba el pecho. Se quedó en el sofá, observando cómo Dark se iluminaba en la presencia de los demás, cada risa resonando como un eco en su mente.

“¡Chosen! Ven a conocer a mis amigos,” llamó Dark, ignorando el aire pesado que había dejado en la habitación. Chosen se levantó lentamente, su mente gritando que se alejara, pero sus pies se movieron por sí solos hacia el grupo.

“Hola, soy Killer,” dijo uno de los chicos, extendiendo la mano con una sonrisa. “He escuchado mucho sobre ti.”

“Hola,” murmuró Chosen, sintiéndose pequeño mientras se forzaba a sonreír. La conversación giró en torno a Dark, como un sol del que todos eran satélites. A medida que compartían historias y se reían, Chosen se fue sintiendo cada vez más apartado, como si fuera un espectador en su propia vida.

“Y luego, le gané en ese juego de lucha. Fue épico,” decía Dark, riendo a carcajadas. Los demás se unieron a la risa, mientras Chosen sentía que el fuego de los celos lo consumía. La facilidad con la que Dark atraía la atención lo llenaba de una mezcla de frustración y anhelo.

“Siempre has sido bueno en eso,” comentó uno de los amigos, golpeando a Dark en el hombro. “¿No te parece que deberíamos hacer un torneo?”

“¡Claro! Sería divertido. Pero no se preocupen, Chosen se quedará atrás, como siempre,” Dark se rió, sus palabras una mezcla de burla y camaradería. La risa del grupo estalló de nuevo, y Chosen sintió que el aire se le escapaba de los pulmones.

“Me encanta cómo te hace reír,” murmuro Chosen, aunque sabía que nadie podría oírlo. El ceño de Dark lo irritaba, pero no podía evitar sentir una punzada de deseo. ¿Por qué no podía ser él el que provocara esas risas?

Después de un rato, los amigos de Dark comenzaron a irse, dejando solo un eco de risas y un ambiente denso entre Chosen y Dark. Chosen, incapaz de contener su ira, se volvió hacia él. “¿Realmente tienes que actuar así? No puedes simplemente disfrutar de la compañía de tus amigos sin menospreciarme,” dijo, su voz temblando.

“¿Menospreciarte? Oh, vamos, Chosen. Solo estoy bromeando. Deberías aprender a relajarte,” Dark respondió, encogiéndose de hombros como si las palabras de Chosen no tuvieran peso.

“Relajarme no es el problema. El problema es que siempre tienes que hacerme sentir menos, como si fuera un accesorio en tu vida,” Chosen estalló, sintiendo la frustración burbujear. “No puedo soportarlo más.”

“¿Y qué? Siempre te quejas de que no te trato con respeto, pero a veces creo que te gusta ser el centro de atención en mi vida. Te encanta que te noten, incluso si eso significa ser el 'abandonado' en nuestras interacciones,” Dark contestó, su voz cargada de un desdén que cortaba como un cuchillo.

“No estoy buscando ser el centro de atención, solo quiero que me veas. De verdad. No me gusta quedarme en la sombra de tus bromas hirientes,” Chosen replicó, sintiendo que su corazón latía con rabia.

“Si realmente quisieras que te viera, dejarías de hacerte la víctima. Siempre con tu cara de lastimado. Es cansado, Chosen. ¿No te das cuenta?” Dark dijo, dando un paso hacia él, casi desafiándolo.

“¿Cansado? ¿Qué te parece a ti? Cada vez que estoy a tu lado, siento que tengo que justificar mi existencia. Siempre rodeado de tus amigos y burlas. ¿Así es como quieres que funcione nuestra relación?” Chosen lanzó, sintiendo cómo el fuego de los celos se transformaba en determinación.

“Lo que quiero es que dejes de ser tan sensible. La vida es dura y no tengo tiempo para tus dramas emocionales. Esos celos no te harán más fuerte,” Dark respondió, con una mirada que desnudaba su indiferencia.

“Quizás deberías preguntarte por qué me siento así. ¿Nunca te detienes a pensar en cómo me haces sentir? No siempre estoy bien, Dark,” Chosen contestó, sintiendo que su voz se quiebra, pero manteniendo la mirada fija en Dark.

“Las emociones no son mi problema. La verdad es que me gusta que me veas como un enemigo. Es más divertido así. Lo que sientes no cambia nada en mi mundo,” Dark dijo, sus ojos desafiantes, pero algo en su voz parecía tambalearse.

“Quizás deberías ver que tu forma de actuar tiene consecuencias. El rey del hielo no siempre está a salvo detrás de su armadura. Tarde o temprano, esa indiferencia puede derretirse,” Chosen dijo, sintiendo que su corazón latía con fuerza, no solo por la rabia, sino por la esperanza de que alguna vez Dark lo entendiera.

“Derretirse… No soy como tú, Chosen. No me aferro a las debilidades de los demás. Soy el que controla la situación, no al revés,” Dark respondió, pero había un destello de inseguridad en su mirada.

Mientras el aire se volvía tenso entre ellos, Chosen se sintió más fuerte al enfrentar su verdad. El veneno de los celos seguía presente, pero no iba a permitir que lo definiera. “Quizás el control que crees tener no es más que un refugio. Tal vez deberías preguntarte si realmente te hace feliz.”

Dark se quedó en silencio, observándolo. Chosen sintió que las palabras flotaban en el aire, y por un momento, pudo ver una grieta en la armadura de su enemigo. Pero, como siempre, la burla volvió a su rostro. “Eso es muy filosófico, Chosen. Pero la vida no es una lección de moralidad.”

“Tal vez no, pero vale la pena aprender de las emociones, incluso de las más dolorosas. No quiero quedarme atrapado en este ciclo de celos y burla,” Chosen dijo, sintiendo que había marcado un punto.

“Entonces sigue buscando respuestas, Chosen. Yo seguiré siendo quien soy, y no cambiaré por tus inseguridades,” Dark respondió, su voz resonando con la fría indiferencia que siempre lo caracterizaba.

Mientras Dark se alejaba, Chosen sintió un profundo alivio. Aunque los celos seguían acechando, había una nueva chispa de determinación en su corazón. No sería una víctima; él también tenía el derecho de existir en su propia verdad, sin importar cuán difícil fuera.

La noche se asentaba sobre ellos, y aunque el conflicto era lejos de resolverse, Chosen sabía que su lucha apenas comenzaba. La batalla por su propia voz y su propio valor estaba en marcha, y no permitiría que Dark lo definiera más.