Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

๑♡Prefacio♡๑

Nota: esto se basa en un escena que no se muestra en el libro, puede ubicarse entre el capítulo tres y el capítulo cuatro.

———————Ω———————

«Me encanta cuando... cuando... »—murmuraba el pelirrojo.

Llevaba horas sentado al pie de la cama, en el suelo con su libreta de escritura sobre sus piernas, sujetaba la pluma con firmeza en su mano derecha y eventualmente se frotaba la cabeza con frustración. No conseguía como expresar en letras eso que tenía en mente y no comprendía como aquello le podía resultar tan complicado.

Es inútil —sentenció.

Se levantó cansado y dejó su libreta a un lado, en el piso.

—Quiero decírtelo todo, pero ¿cómo?

Comenzó a hablar para sí mismo, como si tuviera frente a él a la señorita que no dejaba de rondar en sus pensamientos. Dio vueltas en su habitación y decía una palabra tras otra.

—Quiero decirte... quiero decirte... —se repetía, pero no conseguía continuar luego de hilar aquellas dos palabras.

En las afueras de su habitación, de visita en el anexo estaba la dulce albina. La culpable del enredo al que se enfrentaba en pelirrojo. Con una de sus manos acariciaba un blanco mechón de su cabello en su dedo, y con la otra pensaba llamar a la puerta, más se detuvo al escuchar hablar a Foxy dentro; el asunto llamó su atención, ya que no había alguien más en casa y, aunque la educación que había recibido no le enseñó a espiar tras las puertas, las palabras que salían de adentro la hicieron escuchar con atención.

Ay, Mangle —suspiró Foxy tras la puerta—. ¿Por qué me cuesta tanto dedicarte una sola palabra?

El corazón de Mangle dio un vuelco al escuchar la frase, sus ganas de hablar con Foxy solo aumentaron y se atrevió a golpear suavemente la puerta.

Foxy se sobresaltó por la sorpresa de la llamada que lo tomó desprevenido. Y aún tartamudeando pudo decir «adelante» para permitirle la entrada a quien había tocado.

—Buenas tardes, señor Foxy —saludó Mangle sonriente mientras cerraba la puerta tras de ella.

Foxy sintió su espíritu diferente, se sintió algo alegre e incluso Mangle podría decir que en los ojos ambarinos del pelirrojo podía ver que su pupila había alcanzado a dilatarse.

¿Señor? ¿Cuándo nos volvimos tan formales? —bromeó Foxy.

—Es sólo cortesía —rió Mangle—, no puedo evitarlo.

Mangle notó la libreta de Foxy tirada en el piso, junto a la cama.

—Me extraña ver tu libreta en cualquier otro lugar que no sea en tu mano —comentó.

Las señales de alerta se despertaron en Foxy, y riendo torpemente fue hacia la cama.

Je... No es nada.

De un movimiento con el pie empujó la libreta bajo la cama, mientras Mangle lo veía confundida por la acción. Foxy comenzaba a ponerse nervioso y decidió decir algo para romper el silencio, cualquier torpe palabra que lo ayudara a salir de la situación.

—¿Quieres hacer algo?

Mangle aceptó la sugerencia, y poco después salieron de la casa.

Poco a poco el sol comenzaba a ponerse, ocultándose tras las montañas que habían a lo lejos y algo de frío comenzaba a sentirse por la ausencia del calor del astro rey.

—Hay algo que quisiera mostrarte —dijo Foxy.

Se encontraban subiendo lentamente un pequeño cerro, Foxy lo había hecho veces anteriores, pero para Mangle esta era la primera vez y no iba del todo cómoda.

—Para tí es fácil subir esta cosa —se quejó Mangle con un tono divertido.

—Ni siquiera vamos a la cima, obviamente —respondió Foxy y volteó a ver a la albina, notablemente aquello era difícil para ella—. Déjame ayudarte.

—¿Ayudarme? ¿Ayudarme com-...

No alcanzó a terminar de hablar cuando Foxy la había alzado y comenzó a cargarla, la tomó por sorpresa por lo que aquello la asustó en un principio y no pudo evitar aferrarse a él con fuerza temiendo caer de sus brazos.

—Manguito, si sigues sujetándome así me vas a arrancar la piel.

—Oh, sí... lo siento.

Llegaron a un punto donde la tierra estaba algo aplanada en diferencia al resto del muy poco empinado cerro, tanto que les permitía caminar casi con total normalidad. Foxy bajó a Mangle y se sentó sobre la hierba que crecía e invitó a Mangle, quien tomó asiento a su lado.

Frente a ellos, el sol se ocultaba más y más, y llegó un punto en que los radiantes rayos escapaban del impedimento de las montañas y relucían entre las hojas de los árboles. En ese instante el cielo brilló con unos fuertes y vivos colores naranja, rojo y algo de rosa, en contraste con algo de azul que había, mientras unas pocas estrellas salían y brillaban como escarcha. Era un espectáculo muy hermoso de contemplar en las alturas y Mangle se sintió fascinada.

—¿Te gusta? —le preguntó Foxy al mirar como ella observaba con tanta atención lo que brillaba en el cielo.

—Es muy lindo...

Foxy sonrió y tomando atrevimiento pasó uno de sus brazos por la cintura de Mangle y la apegó suavemente a él, más ella no rechazó la cercanía.

—Anoche soñé con una dama —dijo Foxy mientras miraban el cielo.

—Ah, ¿sí? —respondió Mangle sin apartar la vista—. ¿Y quién era ella?

Foxy suspiró.

—No la recuerdo, no pude verla —contestó y comenzó a acariciar la cintura de la albina a su lado—; pero recuerdo su tacto.

En ese instante Mangle volteó con delicadeza y vio a Foxy a los ojos.

—Y el tuyo se me hace muy familiar —añadió el pelirrojo, tomó a Mangle de la mejilla y la acarició suavemente con su pulgar—. Creo que eras tú.

Mangle no dio respuesta alguna, pero reposó la cabeza del hombro de Foxy y juntos volvieron a ver el cielo que se extendía sobre ellos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro