⚜ℒa habιtacιóη de los espejos⚜-3
La habitación estaba totalmente cubierta en la oscuridad hasta que los espejos aparecían y a diferencia de otras habitaciones esta era triangular y generalmente estaba cubierta por los espejos, a excepción de aquellos minutos en los que la oscuridad dejaba a la víctima "descansar".
Shyra estaba refugiada en un rincón, con la cabeza entre las piernas y los ojos cerrados; recordando lo que no quería y anhelando lo que no veía. Sollozaba en silencio mientras cubría sus oídos deseando no escuchar.
Las paredes desaparecieron y los espejos la rodearon de nuevo.
— No... Por favor ya no-Shyra continuaba sollozando mientras se cubría los oídos y cerraba los ojos con fuerza.
— Hola de nuevo, fenómeno- hablo una voz bastante familiar para ella.
— No... Por favor, ¡Ya cállense!.
Apretó con fuerza su cabeza intentando silenciar aquella fría voz que conocía bien, no sirvió de nada pues la tortura no se detuvo, solo aumento.
— ¿Qué sucede?, ¿Ahora ni si quiera puedes mirar a tu mejor amiga?.
Shyra sollozaba con las piernas pegadas a su pecho y las manos en sus oídos. Parecía una niña pequeña buscando refugio y después de todo lo era, en el fondo tan solo era una niña deseando ser feliz.
— ¡Tú no eres Abril!, ¡Vete!.
— ¡Claro que soy yo!. Espera, ya sé lo que sucede-La chica del espejo sonrió— Te asusta pensar que sea yo, ¿cierto?.
Shyra apretó las manos contra sus oídos y cerró con más fuerza sus ojos. No quería oírla, no quería verla solo quería que todo ese tormento terminara.
— ¡Sé que no eres Abril!, ¡Lárgate!.
La rubia sonrió pasando de espejo en espejo mientras hablaba. Shyra por otro lado rogaba internamente que todo eso acabara; dolía demasiado y ya había tenido suficiente con ver a su madre para que ahora se presentara su mejor amiga diciéndole lo detestable que era.
— Oh mírate...te vez tan mal, incluso me das algo de pena. Sabes, ahora que estamos aquí te contaré un secreto, ¿quieres saber cuál es?-La ilusión de su amiga se colocó en el espejo frente a ella y se inclinó hacia adelante.
— No... Solo quiero que te vayas, te lo ruego, déjame.
El reflejo de Abril sonrió sentándose frente a ella.
— Oh claro que no, ¿por qué irme?, me agrada ver como sufres-La chica rio— Solo por eso te contaré mi secreto, pero antes necesito que me mires.
Shyra aun en posición fetal hizo más presión en sus oídos e intento pensar en otra cosa, pero por mas intentos que hiciera no podía alejar a su mente de ese lugar. Pequeñas gotas comenzaron a resbalar por sus mejillas.
— ¡No quiero escucharte y mucho menos verte!, ¡Ya vete!.
Los labios de la rubia se formaron en una delgada línea.
— Mírame, Shyra.
— No.
— ¡Mírame!.
— ¡No!.
— ¡Eh dicho que me mires!, ¡Mírame maldito fenómeno!.
— ¡NO!.
— ¡SHYRA SI NO ABRES EN ESTE MISMO INSTANTE LOS OJOS TE JURO QUE MATARE A MUZRAEL!.
Sólo bastó escuchar eso para que Shyra abriera sus ojos que ahora se encontraban hinchados y rojos de tanto llorar, al igual que su nariz y mejillas.
El reflejo de Abril no era tan diferente al de la Abril que ella conocía, tenía aquellos ojos grandes color esmeralda y su cabello caía sobre sus hombros como hilos dorados. Mismos labios, mismas cejas, mismos rasgos, incluso tenía la misma estatura que su Abril-siempre un poco más alta que ella-pero a pesar de todo no era su Abril y ella lo sabía bien.
Su sonrisa no era la que ella recordaba, llena de seguridad y fuerza, ahora era fría y sin vida. Sus ojos no estaban llenos de misterio o curiosidad, solo de odio e incluso asco. Su postura no era firme o atenta, esta era recta y robótica. No se parecía en nada a la Abril que recordaba.
— Quien lo diría, al fin la pequeña cobarde abrió sus ojos.
Shyra la observo, era de esperarse que el tono de su voz también hubiera cambiado.
— ¿Qué es lo que quieres?.
La voz de Shyra sonó más quebrada de lo que ella hubiera querido, de cualquier forma no tenía fuerzas para fingir así que solo se resigno a escuchar su voz hecha trizas y ver como el reflejo de su mejor amiga la observaba con odio.
— Solo quería decirte lo mucho que te odio, en serio te detesto.
Las palabras de aquel reflejo fueron como puñales directamente clavadas en su pecho, pero lo único que hizo fue apretar los labios y limpiar las lágrimas de sus mejillas.
— ¿En serio?. Jamás me lo dijiste.
— Eso es porque me dabas lastima, bueno aun me das lastima.
— Nos das lastima.
Corrigió un ángel pelinegro de ojos oscuros y piel morena que apareció repentinamente a lado de Abril.
— Muzrael...
Al observar a sus dos mejores amigos de esa manera, comportándose tan diferente de lo que ella conocía; Observo como su peor pesadilla se hacía realidad. La única familia que le quedaba la detestaba.
— Hola Shyra. ¿Ya causaste un nuevo desastre?.
Siendo el Muzrael que ella conocía esas palabras habrían sido en broma, pero justo ahora ,con esa mirada de odio que iba directamente a ella tenía claro que al menos el Muzrael que estaba viendo no bromeaba.
— Por favor...ya no puedo con esto.
La pelinegra llevó ambas manos a su cabeza, no quería escucharlos, sabía bien que lo único que harían seria herirla y terminar de destrozar la poca autoestima que le quedaba. A los reflejos les dio igual , se limitaron a entornar los ojos y hablar conjuntamente.
— Que débil eres.
Ella sonrió tristemente, extrañaba a sus mejores amigos; No a un par de ilusiones que lo único que buscaban era lastimarla.
De un momento a otro todo se detuvo, las voces pararon y cuando levanto la vista no encontró a nada más que a su reflejo. Shyra junto sus cejas confundida, se levantó para buscar alrededor comprobando que las ilusiones ya no estaban.
— ¿Te das cuenta de qué todo esto ha sido nuestra culpa?.
Una voz dulce resonó en la habitación. Shyra dio un salto hacia atrás cuando observo que aquella voz provenía de su reflejo.
— ¿Qué?.
Mientras hablo observo a su reflejo, mismo que no había movido sus labios o su posición a pesar de que ella si lo había hecho. Eso le causó escalofríos.
— Me refiero a todo esto, quizás si merecemos estar aquí.
El reflejo hablo con una gran culpa, al escucharla por un momento Shyra casi olvida que se trataba de su propio reflejo.
— No entiendo a qué te refieres, no hemos hecho nada...
Ni ella misma creía en sus palabras, ¿Cómo podría hacerlo siendo ella la que hablaba?. Una chica insegura, con temor a lo que puede llegar a ser, mientras era juzgada una profecía; Alguien que anhelo desde su nacimiento poder ser igual a los otros.
— ¿A caso no lo ves?, hemos hecho de todo; Incluso deberíamos de estar en un lugar peor a este.
El reflejo hablo y mostró en el espejo de alado el paraíso que Shyra conocía tan bien. Dentro de él observó a una niña con ojos color chocolate y cabello negro que caía hasta la cintura de la pequeña. Lucía un simple aunque hermoso vestido blanco y estaba jugando en un parque cubierto por nubes y arena blanquecina. Se le veía feliz, creando castillos de arena y riendo, pero su felicidad llego a su fin cuando un par de niños llegaron a derrumbar su castillo para después empezar a empujar y golpear a la pequeña mientras le gritaban cosas que no lograban entenderse.
Tardo en comprender lo que estaba viendo pero al observar sus ojos en aquel fino espejo lo entendió. Su próxima tortura mental estaba siendo preparada. ¿Cómo lo que sabía?
Esos eran sus recuerdos, mismos que no hacían más que atormentarla cada noche en forma de pesadillas, aquellos recuerdos que día a día intentaba olvidar.
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