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━━━ᏋRᎧS 003

Sí. Creo que tú serías el motivo
perfecto para olvidarme del
mundo.

━━Edisson A. Cajilima Márquez.

Esa noche luego de que la quimera hubiese rondado por el castillo de Howarts y fuese asesinada por Dorien Karvagiannis, el albino bajó de su escoba frente al salón principal, bajo y tomó su carcaj y su arco para brindarselo al director que lo tomó y lo hizo desaparecer con un chasquido.

No había sido fácil asesinar a esa criatura, y eso se podía ver en el aspecto del griego que tenía los cabellos desordenados. Una cortada en el hombro en la cual había sangre seca. Sus mejillas tenían aruñadas de parte de las ramas de un árbol cuando la quimera lo tiró de la escoba antes de herir la pata de la criatura. Le dolía la espalda después de haber caído a una considerable altitud.

Y aunque se veía y sentía horrible, no estaba intranquilo, se sentía feliz, aquel suceso le había recordado a su hogar. Era peligroso pero era su hogar.

—Haz hecho un buen trabajo, Dorien, ya puedes ir a tu dormitorio, no necesitas presentarte a clases mañana—dijo el director a lo que el chico comprendió y dió un asentimiento—, aunque antes—y susurró un hechizo que curó las heridas del omega y el dolor que estuviera sintiendo—. Gracias por tu ayuda.

—No debe agradecer, esa es una criatura griega.

Y el omega se dio la vuelta para ir hacía la sala de Slytherin. Entró con cuidado de no levantar a nadie y es que ya era de madrugada. Quería llegar simplemente a dormir.

—Hasta que llegas—el omega giró y se encontró con Tom Riddle sentado en un sofá con una conocida serpiente en su regazo. Nagini.

—Ya me hice cargo de la quimera, ahora iré a dormir—respondió como si nada el omega dándole la espalda al alfa.

—¿Ya sanaste tus heridas?—inquirió el Riddle levantándose mientras Nagini se deslizó a su lado para acercarse al omega que lo volteó a ver.

—Lo hice—la serpiente se apresuró y se enrolló en una de las piernas del albino que la miró sorprendido.

—Riddle—murmuró asustado. Sabía a la perfección que Nagini no se acercaba a nadie que no fuera Tom.

—No hará nada—susurró estando a pocos centímetros del omega que no sabía si estar asustado por la serpiente o por la proximidad del mago.

—Ahora me iré a dormir—dijo el omega rompiendo la extraña cercanía—. ¿Podrías quitarme a Nagini?

El azabache asintió aún mirando las fracciones del omega antes de inclinarse para tomar a la serpiente que en vez de obedecer a su dueño trato de morderlo al ver que la iban a separar del calientito omega.

—No puedo, te eligió para estar con ella en las noches, eres su nueva fuente de calor—respondió el mayor separándose del omega para dirigirse a su habitación.

—¿Qué? Riddle, no puedo ir a mi habitación con Nagini, es tu serpiente.

—Y ahora también es tuya—respondió el mayor antes de perderse en su habitación.

El omega refunfuñó y miró a la serpiente en su pierna antes de tomarla para que se colocase en sus hombros.

—¿Con qué te alimenta Tom? Estás pesada—se quejó el omega sabiendo que en parte él tenía culpa por ser débil. Aunque no es que todos los días cargará una serpiente como Nagini.

Se fue a su habitación y con total silencio dejó al reptil en su cama para ir al baño, pudiendo así darse una ducha y ponerse pijama.

Al salir apagó las luces, y se acomodó bajo las sábanas, pronto Nagini se deslizó entre las sábanas para acurrucarse a un costado del albino que liberaba un agradable calor.

Sentía la presión en su hombro y simplemente soltó un gruñido sin querer abrir los ojos.

—Dorien—¿Quién diablos era Dorien?—. Karvagiannis Dorien, despierta.

¿Él era ese Dorien? Suponía que sí.

Confundido abrió sus ojos encontrándose con una omega rubia mirándolo algo confundida.

—¿Qué?—soltó con somnolencia.

—¿Qué hace Nagini durmiendo contigo?—confundido el omega miró a dónde la mayor le señalaba encontrándose con la serpiente.

—Tom, él te dirá—y cerró sus ojos otra vez.

Narcisa negó. Salió de la habitación dejando a los dos bellos durmientes. Nagini y Dorien.

En la sala común se encontró con Lucius que la esperaba para ir al gran comedor.

—¿Por qué razón estás tan pensativa?—inquirió el Malfoy.

—Nagini estaba durmiendo con Dorien—y con esas simples palabras el alfa se ahogó con su propia saliva—. ¿Estás bien Lucius?

—¿Es mentira?—la rubia negó y el alfa la tomó del brazo para más dicho correr por el pasillo hacía el gran comedor. Al llegar divisaron la mesa de Slytherin y se aproximaron rápidamente—. Tom Riddle—el azabache alzó su mirada del libro que leía para ver al Malfoy—. ¿Qué hace Nagini durmiendo con Dorien?

Y el resto de Slytherin se sorprendieron algunos incluso llegando a toser debido al ahogamiento que les llevó la noticia.

Las otras casas veían la escena sin comprender. ¿Quién era Nagini? Esa era la pregunta que se hacían.

—No fue mi decisión, cuando Dorien regresó a la sala, me encontraba esperándolo para saber que había vuelto. Nagini se aferró a él y lo eligió para que le brinde calor. Así de fácil—exclamó el prefecto llevándose miradas interrogantes del resto de su casa.

—Eso no explica mucho, Tom—se quejó Lucius—. Nagiri es temperamental y jamás la imaginamos durmiendo con Dorien.

—Ella lo eligió, no es mi problema.

—Claro que lo es. Nagiri es tu mascota—respondió Narcisa aferrándose a la mano de Lucius, queriendo no decir otra cosa que pudiese afectar a su amigo.

—Pero ahora también es de Dorien—se defendió el Riddle—. Nagiri lo eligió, eso lo convierte en uno de sus dueños.

—Se va a morir cuando se enteré—respondió otro de los Slytherin a lo que la mayoría estuvo de acuerdo.

—¡Por Merlín!—el quejido fastidioso de una de las brujas de quinto de Slytherin hizo que todos la vieran olvidando por minutos el asunto con Tom.

—¿Qué pasa, Mina?—la beta señaló a la entrada del salón en donde se podía ver a Lili Evans aparecer, la falda del uniforme pulgadas más arriba de lo que se requería.

—Mejor será sentarnos, Narcisa—dijo Lucius ayudando a la rubia Black a tomar asiento. Después él lo hizo.

—¿Ella viene para acá?—inquirió uno de tercero a lo que todos se miraron para asentir. Lily Evans caminaba hacía la mesa de Slytherin.

—Oye Riddle—Tom rodó los ojos fastidiado al escuchar la voz de la omega gryffindor.

—¿Qué quieres Evans?

—¿Dónde está Severus?

—No vino a desayunar, está estudiando—la pelirroja hizo una mueca.

—Ese tonto—los Slytherin le dieron una mirada sombría—. ¿Qué harás hoy en la noche, Tom?—la forma en que la pelirroja dijo eso último provocó que los de tercero cubrieran los ojos y oídos de los de primero.

—Eso no te importa, Evans—la pelirroja se apoyó en la mesa.

—Si me importa, quizás podemos divertirnos juntos—la forma subjetiva de la omega provocó náuseas en más de uno.

—No pienso divertirme contigo de ninguna forma, Evans, tengo cosas más importantes que hacer como estar con omega—y los de la casa de la serpiente supieron disimular su asombro mejor que la gryffindor que descompuso su cara ante la sorpresa.

—¿T-Tu omega?—el prefecto asintió—. ¿Quién es?

—Dorien Karvagiannis—y las manos de la pelirroja se volvieron puños al saber que otra vez ese albino dañaba sus planes para salir con algún guapo alfa.

Primero estaba un alfa de Ravenclaw que la había rechazado porque quería una oportunidad con el omega griego, luego James Potter que había roto con ella ya que quería ver si podía cortejar al omega, y ahora el talentoso Tom Riddle.

—Eso es mentira—se quejó la omega cruzándose de brazos.

—¿Eso crees, Lily?—la voz del albino se hizo presente, haciendo que las serpientes sonrieran divertidos al saber qué el mago griego detendría a esa loca omega. Siempre lo hacía.

—Lo creo, Karvagiannis—recriminó la pelirroja mirando al albino que no dijo más nada y simplemente se aproximó al Riddle para sentarse en el regazo de este y tomar el tenedor para probar algo de lo que estaba comiendo el alfa.

Tom le rogaba a Salazar Slytherin que le diera la fuerza de voluntad para que las barreras que creaba con el de cabellos blancos no calleran.

El rostro iracundo de la omega hizo sonreír a los de la casa verde que solo veían con una sonrisa de complicidad a Tom y Dorien.

—Eres una perra, Dorien Karvagiannis. Sabías que me gustaba Tom Riddle.

—Sí, lo sabía—contestó indiferente el mago, mientras se apoyaba en el pecho del prefecto para frotar su cabeza en el cuello de este como si fuese un gatito. Tom sonrió levemente al ver las acciones del omega—. También sé que te gustaron 15 alfas más antes de Tom.

—Maldito—chilló la omega para darse la vuelta dispuesta a ir hacía su mesa.

—Evans—la femenina volteó a ver al omega que le brindó un limón—. Es para que se te quite esa cara de puta insatisfecha.

Y la pelirroja soltó un gritó antes de correr hacía su mesa.

—¿Qué haces Karvagiannis?—inquirió Tom dejando escapar sus feromonas para que solo el omega en su regazo las pudiera sentir.

—En Slytherin nos apoyamos, no importa si es una mentira como la que dijiste, así que como te ayude...¡Alimentame!—ordenó el omega antes de recibir un gruñido del alfa.

—Hazlo tú—dijo tomando al omega de la cintura para quitarlo de su regazo y dejarlo en el banco a su lado. Tomó un plato con frutas y lo dejó frente al omega—. Come y no molestes.

Y el albino le dió una sonrisa antes de empezar a comer.

Narcisa y Lucius se dieron una mirada cómplice, si esos dos no se decidían, ellos los ayudarían.

Tom veía de reojo al omega que conversaba con los más pequeños de la casa Slytherin. Sí, quizás por esos bellos ojos que representaban la magia más pura, él podría considerar dejar sus planes de venganza.


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