Severus Snape

━━━Ese niño es jodidamente igual que, Lucius, pero por lo menos no quedará pelón.

El primer fin de semana en Howarts había llegado. Dorien estaba en la habitación de Severus ayudando al alfa con una poción.

—¿Por qué hacemos esto?—inquirió el griego.

—Puede ser que converti a Barty y a Bellatrix en plantas y Regulus está enojado.

—¿Qué?—el Snape le brindó una sonrisa— ¿Dónde están?

—En la casa de Lucius y Narcisa, Regulus está cuidándolos, tenían miedo después que el jardinero en la casa Black los cortará y los dejará sin brazos.

—¿Puedo ir contigo?—el alfa asintió—. Ya quiero ver al pequeño Draco.

—¿A ese demonio rubio?—el omega le dió una mirada de no comprender—. Ese niño es jodidamente igual que, Lucius, pero por lo menos no quedará pelón.

—¡Oye! Hablas de mi sobrino favorito, y Draco no es como Lucius, es más amoroso y no tan dramático con su cabello.

—Si tú lo dices—el omega infló sus mejillas al sentirse ofendido—. No hagas eso o Tom se enojará—y las mejillas del omega se tornaron rojas—. Qué débil eres.

—¡Severus!—regañó dejando un golpe en el pecho del alfa que por poco tira el caldero.

—Solamente digo la verdad, cuando hablo sobre Tom pareces gelatina—el omega rodó los ojos—. De no ser porque está cuidando a Draco estarían aquí todo acaramelados, y yo estaría trabajando solo en la poción.

—¿Tom está qué?

—Cuidando a Draco.

—Habrá caos—dijo para seguir ayudando a su amigo.

En cambio en el salón de la mansión Malfoy el caos se veía a simple vista.

Tom perseguía a un pequeño rubio de 5 años que sostenía en sus manos la varita del alfa.

—¡Vamos Martonto!—chilló el pequeño alfa huyendo del mayor.

—Cuando te atrapé te mataré—gruñó el alfa acelerando el paso.

Había sido una mala idea el que lo dejarán cuidando al pequeño Malfoy mientras Narcisa y Lucius ayudaban a Regulus con las plantas que eran ahora Barty y Bellatrix.

Esperaba que Severus pudiera encontrar la solución a eso, o no encontrarían al cachorro porque lo enviaría a la Antártida.

Pero, ¿por qué Draco se portaba tan mal con Tom Riddle? La razón era fácil: Dorien Karvagiannis.

El pequeño alfa ers demasiado celoso con su tío favorito. Y cuando sintió el aroma del omega en el alfa azabache se le metió el diablo, en sentido figurado.

A sus 5 años no comprendía, ¿cómo su precioso, perfecto, dulce y hermoso tío podía estar cerca de un alfa tan feo y malo como era Tom?

—¡El tío Dorien es mío!—y Tom mostró una mirada malévola. Esa era la razón.

—Claro que no—dijo deteniendo su paso para sentarse en una silla. Derrotaría a ese cachorro con solamente palabras.

—A mí tío no le gusta nadie, y menos tú.

—Eso es lo que crees, enano, Dorien es mi omega, lo abrazó y le doy muchos besos, incluso duermo con él—y el cachorro soltó un chillido mientras lanzaba la varita al suelo y se lanzaba contra el alfa que sin problema alguno lo detuvo.

—¡TE ODIO!—chilló el Malfoy.

—¿A quién odias pequeño, Draco?—la suave voz hizo que ambos alfas se separarán para ver a Dorien de brazos cruzados.

—¡Tío Dorien—el rubio corrió hacía el omega para abrazarlo—. ¿Sales con ese feo alfa?

—No—y Tom frunció el ceño—. Ese feo alfa no me ha pedido ser su pareja, por lo tanto no salgo con él—explicó alzando al cachorro en brazos—. ¿Quieres ir por unas golosinas muggles?

—Sí—dijo acurrucándose en el cuello del omega para aspirar su dulce aroma.

Dorien miró a Tom que se había levantado para recoger su varita.

—¿Vienes, Tom?—el alfa negó al escuchar el gruñido del pequeño alfa.

Dorien caminaba llevando a Draco de la mano y es que el cachorro se emocionaba con las distintas tiendas en las que el omega entraba.

A veces al cachorro se le salían cosas sobre el mundo mágico, pero al ser un niño las personas alrededor no le prestaban atención.

—¡Mira tío Dorien!—el rubio señaló una panadería que mostraba distintos postres y jaló al omega que sonrió. Le había prometido golosinas así que debería cumplir.

Cuando iban a entrar escuchó una voz conocida. Se giró y se encontró a una omega pelirroja despotricando frente a un niño de cabellos negros y anteojos.

—Ni siquiera sirves para venir a ayudarme—reclamó la pelirroja y empujó al pequeño cachorro que cayó al suelo.

Corrió hacía el pequeño para ayudarlo a levantarse.

—¿Estas bien cachorrito?—preguntó ayudándolo a levantarse, para sacudirle la ropa y limpiar la carita llena de lágrimas.

—Sí, gracias—el griego miró a Draco.

—Pequeño, cuida a este lindo niño—el rubio asintió y tomó la mano del niño. Dorien caminó rápido hacía la omega para enfrentarla—. ¿Quién te crees para empujar un cachorro?

—¿Y a tí qué te importa?—gruñó la omega enfrentándolo. Ambos se miraron y se reconocieron—. Dorien Karvagiannis.

—Lily Evans—la omega negó y le mostró la marca de su alfa.

—Potter. Lily Potter, que te quede claro. Mi alfa es reconocido.

—¿Enserio? Porque ni siquiera me ha sonado desde que volví a este país—la pelirroja gruñó fastidiada y se acercó a los dos cachorros.

Draco le gruñó en advertencia.

—Harry, ven, apúrate—el pequeño de anteojos miró al omega Karvagiannis que luchaba por apartarlo de los brazos de esa maldita mujer—. ¡Apúrate!—y lo sujetó de su pequeño bracito para jalarlo con ella.

Dorien sujeto el brazo de Lily.

—Si descubro que lo maltratas otra vez, te lo haré pagar, Lily.

—Quisiera ver eso—y jaló al pequeño para caminar con ella.

El Karvagiannis estaba que moría de la rabia y Draco al verlo lo tomó del brazo.

—Vamos tío—y el griego asintió para seguir a su sobrino.

Un perro negro corría apresurado por el bosque. Debía llevar noticias rápidamente.

Se detuvo cuando encontró a un hombre de barba blanca frente a él.

—¿Qué noticias tienes?—el perro se convirtió en humano y miró al mago anciano.

—Se ha presentado como omega, al enterarse lo han encerrado en un pequeño cuarto bajo las escaleras.

—Debemos sacarlo de ahí, pero no sé dónde enviarlo.

—Tengo una idea, Dumbledore—dijo una nueva voz—. Con el omega griego. Vi como lo ayudó cuando cayó al suelo luego de ser empujado por esa perra.

—¿Dorien Karvagiannis?—inquirió el animago—, pero no tiene alfa.

—Lo tiene, es Tom Riddle—y el anciano asintió antes de ver a los otros dos hombres—. Háganlo, salven a ese pequeño cachorro.

Y el animago asintió antes de volver a su forma animal, para volver por donde había venido.

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