
➥ 𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐼𝑉• ᵖᵗ ¹
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Fastidiado y alarmado, lanzó un empujón directo al azabache para de tal manera conseguir escapar de su alcance. Sin embargo, sus movimientos se desvanecieron en el aire luego de que su espalda golpeara las frías y húmedas baldosas de la bañera.
—¿Q-qué mierda te pasa?
—No puedes escapar de mí tan fácilmente, TaeHyung —aludió disgustado.— ¿Quién es y qué estabas haciendo con ella? —frunció el entrecejo, en tanto se iba acercando peligrosamente al rostro impropio.
—Que te inte-interesa. Jungkook, por favor, aléjate —dijo, tratando de zafarse, pero el cuerpo de Jungkook frente a él no se inmutó.— Te daré cinco segundos para que puedas irte, de lo contrario gritaré tan fuerte como pueda —desafió con una expresión amaga en el rostro.
Al darse cuenta de que Jungkook no tenía absolutamente ninguna intención de irse; preparó sus pulmones para soltar un fuerte grito, pero al intento de transmitir el primer sonido, el mayor se adelantó y precipitadamente le tapó la boca.
—La mejor opción es que cierres esa linda boquita —usando su mano libre, azotó descaradamente al pelirrojo. Sonrió satisfecho al percibir como TaeHyung se sonrojaba y lo miraba con estupefacción.— No desearás que tu madre suba y nos observe en esta situación tan vergonzosa en la que podría verte desnudo.
—Claro, porque a ti ya te vio en cueros.
—¿Qué? ¿Celoso? —carcajeó, llevando ambas manos en dirección al rostro del menor. Atrapando las mejillas en medio de ellas; sintió el calor de la piel ajena en las palmas de sus manos.
—¿Umm? —miró con extrañeza al mayor. En respuesta, reaccionó retirando las manos de Jeon de un solo manotazo,— ¿Q-qué? Nunca, solo mantén la distancia; hablaremos afuera como personas normales.
Después de que terminó de hablar, empujó el cuerpo de Jungkook a un lado, permitiéndose pasar y salir del baño.
Mientras observaba el trasero de TaeHyung moverse en el aire, Jungkook se mordió el labio hipnotizado por la vista.
—Dios — pasó sus manos constantemente por el rostro.— ¿Por qué eres tan sexy, TaeHyung?
Aprovechando la circunstancia, el azabache se dio una rápida y cómoda ducha.
[...]
—Jungkook, porq-ah, vístete por el amor de Dios —mencionó enseguida que contempló la silueta desnuda del azabache saliendo del baño.— ¿Por qué estás siempre desnudo?
—Disfruto estar al aire libre —se encogió de hombros, pareciendo desinteresado al decir su respuesta.— ¿Dónde hay una toalla?
Apartando la mirada y sintiéndose un poco apenado, TaeHyung señaló a su guardarropa.
—No entiendo el motivo por el cual estás avergonzado —acentuó, pasando por un costado de TaeHyung y yendo a agarrar la toalla.— Lo que pretendo decir es que me la chupaste en la mañana y ahora estás sonrojándote —le recordó, envolviéndose una toalla alrededor de su cintura,— Tal vez quiero hacer eso de nuevo.
—No estoy seguro de lo que me sucedió esta mañana —titubeó y con curiosidad observó a Jungkook caminar hacia su bolso.
—¿Estás en una obra? —interrogó mirando el montón considerable de hojas que había sacado de la mochila del menor.
Oh, la obra...
—Algo así —el mayor le miró con una ceja levantada.— ¿Cuál es tu edad, Jungkook?
—Veinticuatro, ¿por qué? ¿Presentarás una denuncia por acoso en mi contra? —comentó con gracia, cruzando los brazos sobre su pecho.
—Créeme, ganas no me faltan —le reveló a modo de advertencia y señalándole con el dedo índice.— Pero no tengo más familia que mi madre y Namjoon, así que necesito tu ayuda.
—¿Yo? —se giró para verificar si había alguien detrás de él.— ¿A mí?
—Absolutamente, bola de baba —con irritación, arrojó una almohada a la cara de Jungkook.— ¿Acaso ves a alguien más aquí?
— Hey, mocoso, muestra algo de respeto por tus mayores. Y no nos desviemos del tema, por favor déjame saber en qué puedo ayudarte.
—Quiero que participes en una obra de teatro —analizó atentamente la reacción de Jungkook.
Para ser honesto, esperaba a que el azabache se negara, no tenían la confianza suficiente para pedirle ese tipo de favores. Mas, la respuesta de Jungkook mandó a volar todas sus incertidumbres.
—Está bien —afirmó con total tranquilidad.— ¿Estos son los papeles de la obra? —apuntó a las hojas sobre la cama.
—Si
A pesar de la manera afable en la que Jeon aceptó, TaeHyung nunca despegó su mirada juzgadora del imponente aspecto del mayor ni por un solo segundo. Todo a causa de que recientemente lo interrogó en el baño con una mirada muy molesta en su rostro y ahora aceptó la oferta sin ningún tipo problema.
—¿Qué? ¿Acaso tengo simios en la cara? —desvió su mirada de las hojas cuando notó que TaeHyung lo observaba como si fuera un maníaco.
¿Lo era?
—No, n-no es eso —sacudió la cabeza, negando una y otra vez.— Me impresionó la facilidad con la que accediste sin ninguna condición.
—No te apresures a cantar victoria, cariño, porque claro que hay condiciones.
—Entonces, ¿cuáles?
—Que aceptes que yo sea tu papi —sonrió.
—¿Papi? ¿Sigues con ese asunto raro? —en su rostro se produjo una mueca de disgusto.— Por supuesto que no.
—Entonces no participaré en tu obra —bajo el pretexto de la indiferencia. Camino hasta la puerta e, ignorando la presencia de TaeHyung, tomó el pomo de la puerta con el propósito de irse, cuando...
—¡Bien, de acuerdo! —Jungkook esbozó una sonrisa triunfal, como siempre, su plan había funcionado.— Lo haré, pero ¿en qué consiste tu jueguito?
—Solo confía en que tanto tú como yo disfrutaremos de esto —aseguró completamente engreído mientras su lengua se deslizaba por sus labios.
Sin más rodeos, se acercó a Kim, quedando a pocos centímetros de espacio de su cuerpo. El último no tuvo el valor de levantar la cabeza para conectar sus ojos con los opuestos, los cuales le miraban intensamente.
El silencio llenó toda la habitación, pero las palabras no fueron necesarias cuando el pelirrojo sintió los labios ajenos descansar suavemente en su mejilla izquierda.
Jungkook observó la reacción tímida del menor durante unos segundos antes de alejarse.— Dejé mi ropa en el primer piso, la tomaré y me iré. Mañana por la mañana vendré a buscarte, descansa, cariño —sin rastro de vergüenza, le mando un pícaro beso en el aire.
En cuanto Jeon se perdió de vista, TaeHyung liberó un suspiro exhausto.
Se dio vuelta, decidido a tocar esa suave cama, pero al fijarse en una vestidura peculiar sobre esta, sus ojos se abrieron con sorpresa y sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso; sujeto aquella prenda entre sus dedos y tras una inspección más cercana notó que era un bóxer.
—¡Jungkook!
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Una vez más, dirigió su atención al costoso reloj que llevaba puesto en la muñeca. Sus piernas se movían de arriba a abajo sin detenerse y, en ocasiones, no podía evitar morderse las uñas con ansiedad.
—Mierda, ¿por qué tardará tanto? —una de las cosas que Jeon Jungkook más odiaba era la falta de puntualidad. Simplemente le carcomía el alma con desesperación.—¡TaeHyung!
Inmediatamente después de eso, TaeHyung salió disparado de la casa, encaminado directamente hacia Jungkook; que lo esperaba en su auto lujoso frente a la vivienda.
—Me disculpo por el retraso. Se me hizo tarde cocinando algo para mamá.
—Yo también cocino y muy delicioso —comentó, abriendo amigablemente la puerta del auto para dejar entrar al pelirrojo.— Te daré una invitación a cenar en mi casa cuando lo desees, aunque... —ligeramente se acercó al menor,— Créeme, lo último que haremos es comer —susurró, mordisqueando atrevidamente la oreja del otro.
TaeHyung se apropió del control de la puerta del auto y la cerró con fuerza. El azabache se rió ante la acción y luego corrió al puesto del piloto con el fin de conducir a su destino.
[...]
—¿Estudiaste el libreto que te di? —interpeló nervioso. Su nota básicamente está dependiendo de Jungkook.
—Umm, podría decirse que sí —dijo tratando de persuadir al pelirrojo.— No te preocupes, improvisaré.
—¿Improvisar? ¿Estás loco o qué? —si no fuera por la cantidad de personas que lo rodean, lo habría matado en ese instante.— ¿Por qué confié en ti? Soy un tont-
—El siguiente, por favor —la voz de Rose le irrumpió.
—Bien, es mi turno. Deséame suerte —a prisa, robo un beso fugaz de los labios del pelirrojo, sintiéndolos tan suaves al contacto.— Sin embargo, tú eres mi amuleto de la buena suerte.
TaeHyung quedó estático, esa pequeña escena le resultó admirablemente tierna, pero al mismo tiempo incómoda. Jungkook estaba desatando algo enigmático dentro en su interior y por mucho que no quisiera admitirlo, ansiaba encontrarle el sentido a los sentimientos desconocidos de su corazón.
Al momento de subir al escenario, Jungkook sonrió cálidamente y llevó a cabo una breve reverencia.
—Bienvenido, preséntate y dinos tu edad —habló formalmente el director.
—Me llamo Jeon Jungkook y tengo veinticuatro años.
Rose y el director asintieron simultáneamente mientras tomaban nota en sus libretas basándose en lo antedicho por el joven.
—¿Puedes contarnos algún diálogo de la obra? Lo que elijas será perfecto —sugirió Rose.
—Por supuesto.
Jungkook se ubicó en el centro de la tarima. Sus ojos buscaron algo que pudiera utilizar para improvisar y en cuestión de segundos se detuvo al ver una rosa en el escritorio del director. Sin pensarlo dos veces, bajó y la arrebató del recipiente en el que se encontraba.
—Eres tan encantador, tu piel desnuda está cubierta por el manto frío, pero delicado de la noche —nuevamente se subió al escenario. Conectando de manera silenciosa su mirada con la de TaeHyung.— Incluso cuando sepa cómo eres, yo volvería a ti una y mil veces. Eres la obra de arte más despampanante que alguna vez haya podido llegar a apreciar.
Sus palabras salieron en un tono suave que se igualaba al sonido del susurro de las hojas siendo arrastradas por el viento. Cada frase se sentía como una caricia entrañándose en los corazones ajenos, acogiendo el dolor y la pesadumbre en una sensación cálida y armoniosa.
Jungkook hablaba con tanta fluidez y sentimiento en sus palabras que todos los presentes quedaron conmovidos con su actuación. Sin mencionar que para él todo lo dicho fue verdaderamente sincero.
Se arrodilló y levantó las manos, entre las cuales sostenía la hermosa rosa roja.— Pero lo mejor viene ahora: déjame tomar tu mano y mostrarle al mundo lo que pueden hacer dos tontos enamorados.
TaeHyung, que estaba a escasos pasos de distancia de Jungkook, escondió la mitad de su cuerpo y rostro con el suave y rojizo telón del teatro. Las insinuaciones evidentemente a su persona lograron ponerlo nervioso en todos los sentidos posibles.
Después de la gran actuación, hubo un silencio ligero entre los participantes y demás miembros de la audiencia, incluido Jeon. Cada uno percibiendo aquellas palabras de diferentes maneras, pero todos llegando a la misma conclusión; pasión, deseo y amor.
—Antes que nada, déjeme felicitarlo por tan limpia actuación, joven Jeon. Le informaremos de los resultados en unas horas —el hombre canoso felicitó y le hizo un gesto corto indicándole a Jungkook que podía irse.
Tan pronto como desapareció de la vista de todos los estudiantes y profesores, Jungkook sonrió en grande, sintiéndose satisfecho con su trabajo. Camino tranquilamente a donde se suponía que debía estar TaeHyung, pero al llegar detrás del telón, el lugar estaba vacío.
Giró un tercio de su cuerpo notando a TaeHyung acompañado de cierta fémina en la distancia. El rostro sonriente y alegre de Jeon se disipó por completo, exponiéndose ahora serio y rígido ante la situación ajena.
—Estoy realmente avergonzada por lo que sucedió —Lisa habló manteniéndose cabizbaja.— Espero que puedas perdonarme.
Con sutil delicadeza, el pelirrojo agarró la mano de Lisa con la intención de que esta le mirara.— No, nada fue tu culpa, yo estaba un poco nervioso y me dejé llevar por ello.
—Te entiendo. ¿Te gustaría tener otra cita este sábado?
TaeHyung se replanteó la idea de aceptar la invitación. Apreciaba mucho a la fémina como para lastimarla, pero estaba demasiado confundido para tomar una decisión definitiva.
Por arte de magia (o desgracia), surgió en su mente el recuerdo de porque había rechazado a Lisa en la cita anterior. El menor se negaba a aceptar cualquier tipo de sentir que no fuera simple atracción por Jungkook.
—¡Sí, acepto! —afirmó rápidamente. Instintivamente, se estaba obligando a callar sus pensamientos, engañandose a sí mismo.
Jeon respiró hondo, queriendo encontrar algo de calma en esta acción. Lo que llegó a sus oídos lo hizo sentir molesto en toda la extensión de la palabra.
Entre una corta conversación, Lisa terminó por agradecer y despedirse. Enseguida que TaeHyung acabó solo, se percató de que Jungkook se acercaba portando una mirada hostil.
—Me mentiste —dijo al tener a Jungkook a su frente.
—¿Eh?
—Dijiste que no aprendiste nada del guión.
—Eso no es lo que dije —respondió secamente, sin quitarle los ojos de encima.— Memoricé algunas líneas antes de irme a la cama.
—Es-estuvo bien, me gusto-
—Deja de mentir, ni siquiera estabas prestándome atención. Estuviste más interesado en platicar con esa chica —refuto, antes de pensar lo suficiente en lo que saldría de su boca. Una vez que se dio cuenta de lo emocionalmente impulsivo que estaba siendo, se aclaró la garganta y mencionó con voz natural,— Voy al baño. Te veré al rato.
Al finalizar sus palabras, Jeon se dio vuelta y se marchó dejando a un chico con las palabras a mitad de la garganta.
Kim miró de forma desconcertante la figura de Jungkook que se alejaba de su campo de visión. ¿Qué mierda fue eso exactamente?
Jungkook era claramente una sorprendente caja de misterios, que guardaba numerosas revelaciones en su interior.
[...]
TaeHyung comenzó a cansarse a medida que pasaban los minutos. Se había tomado una gran parte de su tiempo buscando a Jungkook por todas las instalaciones de la escuela, no obstante, todos los esfuerzos fueron un completo fracaso
Harto de la situación, tomó rumbo a los baños del lugar. Estando en el lavado de manos, el pelirrojo se inclinó para refrescarse el rostro, pero sus acciones se vieron frenadas; repentinamente sintió unas manos posarse firmemente en su cintura y, por extraño que pareciera, sabía perfectamente de quién trataba.
Finalmente, levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de la otra persona a través del gran espejo que poseía a su frente. En ese instante, un silencio sepulcral se apoderó del lugar, únicamente interrumpido por el sonido de sus respiraciones.
TaeHyung sintió un corto pero profundo choque eléctrico cuando apenas los labios de Jungkook tocaron suavemente su cuello.
—Regla número tres. Da igual donde estés, si papi la tiene dura, hay que entregarle el culo o la linda boquita —susurró en un tono profundo y arrastrado, desencadenando que la piel del contrario se erizara.
TaeHyung cerró momentáneamente los ojos, asimilando las intensas sensaciones en su cuerpo. Boqueó para iniciar una conversación pero Jeon lo tomó por la mandíbula, apretándole con fuerza e impidiéndole pronunciar una sola palabra.
—No te he dado permiso para hablar, TaeHyung —retrocedió unos cuantos pasos, sin dejar de mirar al lindo pelirrojo.— Te gusta ponerme celoso, ¿no es así? ¿No crees que mereces ser castigado?
El menor negó con la cabeza para luego lamer nerviosamente sus labios. El semblante y la actitud del azabache despertaba demasiadas cosas en su interior, su cuerpo inesperadamente empezaba a doblegarse en presencia de la excitación. El cuerpo caliente de TaeHyung se estimuló aún más cuando se dio la vuelta y se concentró en el atractivo rostro de Jeon, el cual sonreía y exhibía una mirada ferviente.
De improvisto, Jungkook empujó el cuerpo de TaeHyung hacia uno de unos de los cubículos del baño, quedando los dos completamente atrapados allí.
Demostrando serenidad, el azabache se sentó en la tapa del inodoro y luego tomó a TaeHyung del brazo, haciéndolo sentarse en su regazo de un solo tirón.
—Jun-Jungkook —anonadado, poco a poco sintió como su cuerpo se volvía gelatinoso, blando y débil. Intentó escapar de las garras depredadoras de Jeon en su cintura, pero este le tomó de la muñeca impidiéndole moverse del lugar.— Déjate de juegos y volvamos al te-teatro.
—Tú y yo tenemos un acuerdo, es tu deber cumplirlo —con la devoción adueñándose de su cuerpo, dejó que sus manos se deslizaran por las curvas de la cintura del menor hasta llegar a su parte trasera baja.
Al momento en que TaeHyung sintió las manos de Jeon masajeándole el culo dentro de su ropa interior, le resultó casi imposible contener sus gemidos.— N-no, detente un momento, a-ah.
Como era de esperarse, Jungkook le ignoró, haciéndose de oídos sordos y continuando con su entretenimiento. Sus dedos resbaladizos empezaron a acariciar lentamente los mechones rojizos de TaeHyung, mientras su mano libre persistía amasándole el culo.
—Deja de moverte tanto —exigió, y sintiéndose frustrado, agarró firmemente el cabello de TaeHyung, impidiéndole mover la cabeza de igual manera que la mirada.— Me gusta que las personas me miren cuando les hablo.
En el acto, Jungkook no pudo sentir nada más que éxtasis ante el estado caótico de TaeHyung.— No tienes idea de lo mucho que me encanta cuando dices que no, pero tu cuerpo ruega por mis acaricias —soltó tajante.
Envolvió sus brazos alrededor del cuerpo ajeno y acercó su rostro al cuello de color caramelo para comenzar a succionar la piel de esa zona con un poco de fuerza. TaeHyung abrió enormes los ojos y posteriormente llevó sus manos a los hombros de Jungkook queriéndolo apartar de su cuerpo.
A pesar de sus mejores esfuerzos, no pudo resistir debido a que se encontraba en su punto más sensible, haciendo ineludible que sus brazos no temblarán en respuesta al más mínimo roce qué Jungkook le facilitaba.
—Es-espera —en un esfuerzo por crear fricción entre sus cuerpos, sin querer empujó sus caderas hacia adelante,— A-ah.
De repente, el sonido de la puerta siendo abierta ocasionó que TaeHyung se detuviera en seco. A su vez, Jungkook se resignó a simplemente dar una sonrisa de labios, todo estaba sucediendo de acuerdo con su plan.
A pesar de estar sentado en el regazo del mayor, Kim inclinó su cabeza cerca de la puerta del cubículo y miró a través del pequeño resquicio; cerciorándose acerca de quién se encontraba con ellos. En el momento en el que observó una silueta bastante familiar, su cuerpo experimentó el pánico e inquietud.
—¿Lisa? —se giró de nuevo en dirección a Jeon, viendo como este no quitaba a su parecer, esa sonrisa estúpida del rostro.— Tú tienes que ver con esto, ¿no?
Jeon asintió sin ningún tipo de tapujos.— Sobra decir que ella es la parte clave del juego.
El azabache situó su mano derecha sobre la obstinada boca del pelirrojo antes de que pudiera reclamar, consiguiendo una mirada confusa de su parte.
—Shh, guarda silencio —con lentitud, Jungkook sumergió su mano debajo de la camisa de TaeHyung. Rozando la piel suave de su oponente con las yemas de sus dedos.— El juego comenzará y te aseguro que no querrás perder.
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