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Respiraron más tranquilos una vez que identificaron bien con sus linternas la figura que había aparecido delante de ellos.

Por su aspecto y vestuario al parecer debía tratarse de un humilde jardinero, el cual se mostró bastante amigable a pesar de lo imprudentes que habían sido al entrar en una propiedad que estaba restringida.

La verdad es que tuvieron suerte de no toparse con ninguna persona de mal carácter, pues a lo mejor estarían ya en alguna estación de policía recibiendo varias quejas o pagando multas.

Si que se merecían una buena reprimenda después de lo que habían hecho, pero en cambio, el anciano que los había encontrado los invito de manera muy cortés a su hogar.

Al principio pensaron que era un poco sospechoso seguir a un desconocido. Traía consigo herramientas de jardinería, por lo que resulto inevitable dudar de sus verdaderas intenciones. Aunque muy pronto se dieron cuenta que se trataba de un hombre demasiado mayor, incluso se podía notar que estaba algo ciego. Sus ojos parecían estar cubiertos por una espesa neblina, una que no lo dejaba fijar bien la vista. Se le notaban los años y no lucía como alguien peligroso, tampoco se lo imaginaron hiciendoles daño, tan solo les deseaba ayudar de forma amistosa.

Les transmitió una honesta confianza gracias a sus buenos tratos, por eso olvidaron sus fantasías de asesinos en serie para hacerle un mejor caso.

No sabían que cerca de la mansión había una pequeña vivienda tradicional coreana. Suelen atraer a miles de turistas que buscan conocer y admirar la tradición del país en sus décadas pasadas. Algunas se convierten en alojamientos para extranjeros, donde reciben una excelente comodidad y atención. A las personas mayores les resulta también agradable vivir en este tipo de arquitecturas, les trae recuerdos viejos de su niñez que atesoran el resto de sus vidas.

La casa del anciano se volvió realmente acogedora, era un ambiente sencillo, pero reconfortante. El clima frío de la mansión que antes se había impregnado en sus cuerpos desapareció cuando entraron en calor.

Y no dejaron en ningún momento de sentirse avergonzados.

Nunca tuvieron en mente lo que podía pasar si alguien los veía explorando a hurtadillas. El objetivo no era meterse en problemas, mucho menos buscaban profanar un lugar privado.

—Le pedimos perdón por haber entrado sin autorización—se disculpó Taehyung con timidez siendo el primero en hablar por los tres.

Inclinó todo su cuerpo haciendo una reverencia, la cual repitieron de igual forma sus dos amigos en señal de respeto.

—Soy yo el que debe pedir perdón por haberlos asustado—sonrió levemente el anciano tranquilizandolos, tomando asiento en el suelo—Pueden sentarse—les indicó.

Una de las creencias a la que más se aferraban en Corea del Sur era el respeto hacia las personas mayores de edad. Sin importar lo que hagan o como sean, siempre se les debe demostrar buenos modales y eso fue justamente lo que hicieron.

Se disculparon como fue debido y cuando por fin les ordenó dónde sentarse, prosiguieron a tomar asiento.

La gran sorpresa que se llevaron con la inesperada visita de aquel jardinero en la casona, aunque desde un principio notaron el buen estado de las plantas y flores que rodeaban todo el sitio abandonado.

Seguramente era el cuidador.

—No pasa nada—expresó Yoongi sin ningún remordimiento por lo sucedido.

Jimin sí que se había pegado un buen susto creyendo que era el fantasma. La actividades paranormales siempre lo habían emocionado de gran manera, por eso no esperó que su primera reacción al miedo fuese gritar.

—¿Sabe algo sobre la historia de esa casa?—preguntó Taehyung mostrando una impaciente curiosidad sobre el tema.

Es extraordinario que haya aparecido aquel anciano sin previo aviso, como si en verdad hubiera tropezado con ellos por coincidencia. Tal vez está era la clave para todas sus respuestas.

No desea ser pertinente ni tampoco está dispuesto a presionarlo, pues existe la posibilidad de que en realidad no sepa nada, aunque confía plenamente en que sí.

—En esa antigua casa se vivió una triste historia de amor—confesó el anciano con angustia—Un amor prohibido—sintió nostalgia volviendo a recordar—Yo trabajé allí desde muy joven como jardinero hace mucho tiempo y es posible que sea la única persona que conoce lo que en realidad sucedió—les comentó.

Detrás de cada casa encantada donde se manifiestan encuentros paranormales con fantasmas o demonios, hay una historia real oculta entre las sombras. Una que a lo mejor resultará ser incluso más desgarradora que la que cuentan los rumores rellenos de ficción.

—¿Nos la podría contar?—preguntó Taehyung en forma de súplica evitando ser irrespetuoso—Por favor—pidió con ojos brillantes.

El anciano le sonrió a Taehyung acercando lentamente su mano para poder alcanzar la suya. Aquel joven le recordaba mucho a alguien que conoció, por lo que sintió la necesidad de contarle.

¿Qué es lo que realmente pasó?

—Con mucho gusto lo haré—respondió.

Por fin lo va a descubrir.

“...En esa casa vivía un hermoso jovencito de cabellos rubios llamado HanSung, quién tenía un guapísimo novio, JungGuk, que estaba muy enamorado de él. Pero las dos familias se opusieron a su relación porque no creían en el amor entre dos personas de un mismo sexo. Lo consideraban una enfermedad, una mancha que debían borrar.

Sin embargo, las quejas de sus progenitores no parecieron ser un gran problema para ellos.

Cada noche a la luz de la luna, se veían en secreto en un pequeño bote, en la cueva que hay bajo el acantilado.

Cuando pensaron que de verdad iban a ser felices, los padres de HanSung decidieron traerle una linda chica para que contrajeran matrimonio, aun sabiendo que su hijo más querido amaba a un hombre.

Jamás lo dejarían huir con aquel sujeto, así que sus padres lo obligaron a aceptar a la desconocida.

Los amantes que se veían en secreto quedaron destrozados y abatidos al enterarse de todo lo que estaban planeando para separarlos.

JungGuk con mucho dolor en el alma, decidió dar por terminada su relación, que poco a poco desapareció.

Antes de despedirse, lo último que hizo fue desearle buena felicidad a su amado. Aun así, el joven HanSung lo espero cada día cuando anochecía, en el bote de aquella cueva.

Mucho tiempo pasó y no volvió a saber más de JungGuk.

Siguió llorando por su ausencia con el corazón hecho pedazos sin tomar un descanso.

El desdichado HanSug se encerró dentro de su habitación, prohibiendo la entrada a todos los empleados de la casa y a sus odiosos padres.

Decidió escribir un diario para desahogarse y soltar todas esas angustias que tenía atravesadas en el pecho.

De todas maneras, nadie iba a querer escucharlo, nadie iba a querer entender sus sentimientos. De que serviría malgastar su tiempo en personas que no comprendían lo que es el amor verdadero.

Las finas hojas de aquel diario fueron las únicas que pudieron entenderlo y hacerle compañía.

Una noche de tormenta, vio una sombra en la cueva del acantilado y salió corriendo tras ella sin importar las condiciones de aquella terrible tempestad que azotaba fuertemente la zona.

Solo le quedaba la esperanza de volver a encontrarse con el amor de su vida, pero por desgracia...

Resbaló con unas rocas y cayó al mar, donde su cuerpo jamás pudieron ser capaces de encontrar.

Después se empezó a rumorear que alguien había visto su espíritu vagando en la habitación donde escribió por última vez en su diario...





—Qué historia tan triste—expresó Jimin afligido en voz baja acurrucando su cabeza en el hombro de Yoongi.

Yoongi al sentir el suave tacto de su novio, no dudo en apoyarse también contra la suya, brindándole unas cuantas caricias para reconfortarlo.

Taehyung se quedó estático en su lugar mordiendo sus labios con fuerza, derramando algunas lágrimas que desbordaron de sus ojos.

No pudo evitar sentirse mal al escuchar atentamente toda la historia que había contado el anciano. Se sintió tan apenado por saber que el alma de aquel joven debía de seguir esperando a su amado.

Era muy conmovedor y tal vez por eso estaba llorando... ¿cierto?










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