-Feliz cumpleaños Cho♡-
Chosen estaba ahí, inmóvil, atado a su silla, con las cuerdas firmemente alrededor de sus muñecas y el cuerpo, en esa posición que le recordaba que era prisionero, sin la libertad de moverse o decidir nada. Los lentes que llevaba puestos proyectaban recuerdos, fragmentos de su vida que se sucedían ante sus ojos, destellos de un pasado que alguna vez fue suyo. Pero en aquel cuarto, bajo la mirada fría de Victim y su equipo, esos recuerdos se sentían tan lejanos, casi irreales, como si pertenecieran a alguien más.
Mientras analizaban documentos en silencio, Victim desvió su atención a la pantalla, donde se reproducía una escena en particular. En el calendario que colgaba al fondo de aquel recuerdo, se marcaba un día: el 4 de noviembre. Frente a Chosen, un pastel de cumpleaños con velas encendidas iluminaba sus ojos, y a su lado estaba Dark, su antiguo amigo, celebrando a su lado, riendo y aplaudiendo mientras Chosen soplaba las velas. La escena era simple, cargada de una calidez que ahora parecía imposible de alcanzar.
Victim frunció el ceño, dándose cuenta de algo. Hoy también era 4 de noviembre. Hoy, ese Chosen que había visto en la pantalla estaba solo y despojado de todo. Ni amigos, ni risas, ni abrazos. Nada más que el vacío y el peso de sus propias pérdidas. Victim, manteniendo su mirada fría y calculadora, se acercó a Chosen y le arrancó los lentes de un tirón. La imagen del pasado se desvaneció, dejando solo el reflejo de un Chosen desanimado, sin chispa, un reflejo vacío de lo que había sido.
—Oye, Chosen One… —dijo Victim en voz baja, tratando de captar la atención de Chosen.
—¿Sí? —respondió Chosen con una voz apagada, apenas levantando la vista.
Victim le miró un momento, sin dejar traslucir ninguna emoción, pero con algo en la mirada que rozaba una tenue comprensión.
—Feliz cumpleaños —le dijo Victim, extendiéndole una paleta con un gesto seco, que apenas se sostenía entre la hostilidad y un intento torpe de empatía.
—Oh… ¿gracias? —dijo Chosen, confundido, sin fuerza para levantar las manos atadas y tomarla.
Victim suspiró, desenvolvió la paleta y, sin más palabras, la acercó a los labios de Chosen, quien la sostuvo entre los dientes, sin saber muy bien cómo reaccionar, pero también sin energía para resistirse. Victim se apartó entonces, regresando a su posición mientras dejaba a Chosen en su soledad.
A veces, ni siquiera en un día especial como el cumpleaños, se puede escapar de la crueldad de la vida. Perder y seguir, vivir el dolor de las memorias rotas, y estar prisionero de un presente que te arrebata incluso la libertad de ser tú mismo. Incluso en días donde otros celebran la vida, para Chosen aquel 4 de noviembre era solo un recordatorio de todo lo que había perdido y de todo lo que ya no podría recuperar. Estar prisionero no solo significaba estar atado; significaba ser privado de las alas para volar, de la oportunidad de escapar del dolor, y de la libertad de volver a sentir.
...
Subí esto muy tarde para el cumpleaños de Chosen, en pocas palabras, Victim fue el único que celebro su cumpleaños ese dia..
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