004
La casa estaba hecha un caos pero no precisamente a causa de las típicas peleas entre TaeHyung y Danielle o los entrenamientos que recibían él y los otros dos Amethystos.
De echo, los tres "esclavos" estaban de pie en una esquina del recibidor, viendo como "sus amas" correteaban en círculos alrededor de una estatua de mármol.
Ajá, sólo hacían eso mientras soltaban pequeños chillidos inentendibles hasta para ellas mismas.
-Ok. Sabía que estaban locas, pero no para tanto-y, como TaeHyung, Sabrine y JungKook tenían sus ceños fruncidos y los ojos puestos en dicha escena.
-Deben estar ansiosas por algo-habló la castaña.
-Maggie está más...activa de lo normal y eso es raro-dijo el pelinegro, llamando la atención de sus acompañantes-¿Qué?
-En primer lugar, admiro mucho los avances que haz hecho en el inglés en los nueve meses que llevamos en este manicomio-señaló TaeHyung y Sabrine asintió, mostrándose de acuerdo antes de hablar.
-Lo extraño es oír que te refieras a tu ama de esa manera cuando la has estado evitando desde que te acostaste con ella.
El pelinegro bajó la mirada a sus manos juntas sobre su vientre y sus mejillas se sonrojaron, sacándole una sonrisa a quienes, poco a poco, comenzaba a considerar amigos.
-Fue un desliz lo que sucedió esa noche.
-Ajá. Un desliz que despertó al todo el vecindario.
JungKook alzó la cabeza y gruñó mientras le lanzaba dagas imaginarias con los ojos a TaeHyung.
-No es mi culpa haberme convertido de repente en un vampiro y tener una habilidad tan mierda como la hipersensibilidad. Además ¿Qué se supone que hiciera si tenía curiosidad por la sangre? No lo quería ni lo eperaba, pero me gustaron esas sensaciones.
-Y comenzaste a ignorar a tu ama porque...-inquirió Sabrine, buscando sacar más información del peliengro.
-Porque el corazón me dice que está bien pero el cerebro no.
TaeHyung chasqueó la lengua y le regaló una sonrisa a JungKook.
-Bienvenido al club, amigo.
-Uff. Menos mal que me gustan los hombres-afirmó Sabrine, provocando las risas de sus contrarios-. Sophie y yo tenemos lo que se puede llamar el comienzo de una amistad. Me alegro que sea así, porque no me imagino en una situación como la de ustedes-los señaló con su dedo índice-, que ya les falta poco para estar enamorados hasta los huesos de sus amas.
-¿Eso no es un síntoma clave del Síndrome de Estocolmo?
Sin embargo, las palabras de TaeHyung quedaron en el aire cuando el timbre de la mansión resonó por todo el salón. Él y sus compañeros iban a abrir, pero Danielle, Margaret y Sophie se les adelantaron.
Parecían niñas pequeñas correteando hasta la puerta como si tras ella se encontrara el más grande de los caramelos.
-Wow-jadeó Sabrine apenas vió entrar a aquellos dos apuestos hombres.
-¡Vinieron!-y como siempre, Margaret derrochaba emoción y alegría por los poros. Tanto así, que saltó y se enredó cual koala en el torso de uno de los invitados, el más bajo de estatura para ser precisos.
El chico, su acompañante, las dos Ruber, TaeHyung y Sabrine rieron por dicha acción.
¡Hasta la misma Margaret lo hizo!
Pero alguien no compartía la misma emoción.
JungKook apretaba sus puños con fuerza y hacía ejercicios respiratorios, buscando calmar el repentino ataque de celos que, según él, era completamente innecesario. Dicho pensamiento lo hizo esconder sus manos, aún empuñadas, tras su espalda y colocar su mejor rostro serio, como si no estuviera tan alterado internamente.
Sin embargo, una sonrisilla tironeó de sus comisuras ante la repentina idea que se le vino a la mente.
-Estás pensando en darle duro contra la pared apenas estén solos ¿no?-con una mueca burlona, TaeHyung se dirigió al pelinegro que, sin vergüenza alguna, asintió, ahora con una sonrisa más ancha.
-¡Por Drácula, como dice Danielle!-rió Sabrine-. Ustedes dos están más hundidos de lo que pensaba.
Pero ni JungKook ni TaeHyung respondieron. Preferían no hacerlo.
Para cuando los tres Amethystos posaron su vista al frente, sus "amas" y los dos desconocidos se acercaban a ellos.
-Chicos, ellos son Min YoonGi y Park JiMin-presentó Sophie, señalando al chico de cabellos caoba y al peliplateado, respectivamente-. Ellos son Kim TaeHyung, Jeon JungKook y Sabrine Gilys.
-Un placer conocernos-la castaña recién mencionada hizo una reverencia y al reincorporarse compartió una cómplice mirada con "su ama"
Apuestos ¿verdad?, le preguntó la rubia en su mente.
Totalmente de acuerdo, respondió ella.
-YoonGi, JiMin y nosotras necesitamos tener una charla, así que estaremos en la biblioteca-informó Danielle.
-Necesitamos privacidad, así que pueden tomarse um rato libre y dar vueltas por ahí-finalizó Margaret con una sonrisa, aunque la misma fue reemplazada por una mueca confusa al fijar sus verdes ojos en los lila de su "esclavo", los cuales le transmitían cierta molestia que sentía el chico.
No le dió muchas vueltas al asunto y una vez YoonGi y JiMin hubiesen hecho sus reverencias a los Amethystos, ella, sus amigas y los otros dos Ruber se encaminaron a la biblioteca.
Claro que, ninguno de ellos contaba con que, luego de haberse dado cómplices miradas, JungKook, TaeHyung y Sabrine los siguieran y se quedaras espiándolos a una prudente distancia.
-Bueno, para empezar, agradecemos mucho que hayan tomado ese curso intensivo de inglés porque aquí sólo Danielle y Margaret saben algo de coreano pero de igual manera son un desastre-a excepción de los escondidos Amethystos, el resto de los presentes rió, mostrándose de acuerdo con las palabras de Sophie-. De verdad nos contenta mucho tenerlos como apoyo. Esta situación jamás la vimos llegar.
-Creo que lo mejor para empezar será presentarnos ¿no?-propuso el peliplateado, y sus contrarios asintieron-. Mi nombre es Park JiMin, tengo 2107 años y, como ven, soy un Ruber. Mis habilidades son la cronoquinesis y la telequinesis.
-Es decir, que puedes mover cosas con la mente y controlar el tiempo-aclaró Danielle, y JiMin le sonrió en respuesta-. Interesante.
-Yo soy Min YoonGi. Es obvio que soy un Ruber, y tengo 2780 años. Mis dones son la mediumnidad y la bilocación.
-Comunicarte con espíritus y estar en dos lugares al mismo tiempo-asintió Danielle, hablando de nueva cuenta-. De veras que somos un equipo intetesante.
Los Amethystos permanecieron en todo momento con los oídos bien agudos (aunque JungKook no tuvo que hacer mucho esfuerzo) y escucharon con atención la presentación de "sus amas" hasta que un detalle que desconocían salió a colación en la conversación ajena y aquello los mantuvo mucho más que interesados.
-No sé si sabrán de la profecía que declararon varios vampiros con la habilidad para ello, entre esos yo-la pelinegra llevaba las riendas de la conversación con su típica seriedad-, que anunciaba la llegada de un gran mal y un gran salvador-YoonGi y JiMin asintieron-. Bueno, Margaret, Sophie y yo creemos que podemos contribuir a hacer realidad la profecía. Jamás en nuestras vidas, al igual que ustedes según tengo entendido, hemos estado de acuerdo con las jerarquías y la discriminación. La familia de Margaret pagó un precio altísimo por ello y eso fue sólo un motivo más para que decidiéramos rebelarnos de una vez por todas. Sophie heredó un buen terreno y allí estamos construyendo una pequeña ciudad. Ya hemos comprado más de cien Amethystos y hunanos para que disfruten de su libertad allí. Como pueden deducir, el plan es crear un nuevo clan donde no haya ningún tipo de problemas entre los tipos de vampiros existentes, menos con los humanos.
-Y luego de haber creado el clan, acabar con el resto de los vampiros de mentalidad arcaica-concluyó Margaret-. Sé que puede sonar irónico viniendo de nosotras que tenemos a tres chicos de esclavos, pero eso es porque necesitamos mantener las apariencias. Ante ellos fingimos ser tan malas como el resto de los vampiros, pero nuestra intención simplemente es cuidar de ellos. No haríamos nada en contra de su voluntad.
-Eso está bien-asintió YoonGi-. Pero tengo una duda respecto a eso de que en los planes está acabar con el resto de los clanes vampíricos ¿significa que cometeremos una masacre?
-Lo que sea por un futuro más justo-afirmó Sophie con seriedad.
-Nadie se detuvo a pensar si estaba mal o no cometer una masacre cuando asesinaron a mi familia-gruñó la rizada, y Danielle tomó su mano a manera de apoyo-. Todavía los niños pueden salvarse y ser moldeados de manera justa, pero no tenemos por qué tener compasión de un montón de bufones asesinos que sólo se divierten viendo la sangre de los inocentes correr.
JiMin y YoonGi le regalaron una orgullosa sonrisa a la menor del grupo y Sophie se plantó a su lado y abrazó su cintura. Margaret tenía razón y, además, un fuerte motivo para vengarse...y no estaba sola en ello.
JungKook fue el primero de los Amethystos en salir de allí, tan asombrado como Sabrine y TaeHyung, quienes no demoraron mucho en seguirle tampoco.
Y sólo cuando estuvieron fuera de la biblioteca, fue que se detuvieron a comentar la situación.
-Esto es...
-Siempre tuve el presentimiento de que Maggie no era tan mala como pensaba-gruñó JungKook, interrumpiendo las palabras de TaeHyung-¡Joder! Que amarla no es tan complicado como parece.
-Creo que...las juzgamos demasiado rápido, aunque era inevitable-agregó Sabrine-, pero de igual manera...ahora no hallo motivos por los que no debamos confiar en ellas...y en ellos también.
Volvieron a quedar silencio, intercambiando miradas y decidieron dispersarse cuando oyeron pasos acercarse.
En efecto, pronto los Ruber y la Smaragdus salieron al recibidor entre risas pues Margaret se quejaba de ser la única de su tipo y el resto sólo se burlaba.
Aunque la risa a Danielle no le duró mucho puesto que una mano la jaló hacia la cocina y cuando menos lo esperó, estaba subida sobre la isleta de la misma, con TaeHyung entre sus piernas comiéndole la boca con voracidad.
Aún aturdida por semejante arrebato por parte del castaño, logró separarlo de su boca.
-¿Qué te fumaste?
TaeHyung soltó una ronca risilla y acunó las mejillas ajenas entre sus grandes manos.
-Lo sé todo, Danielle; el plan que tienen y sus avances...Y créeme que, ahora que sé que no eres tan mala como lo haces ver, no me voy a reprimir. Te deseo y jodidamente te voy a follar cuántas veces se me venga en gana a partir de ahora.
La pelinegra pestañeó un par de veces. Definitivamente no se esperaba todo aquello.
-Bien. Vuelvo a preguntar ¿Qué carajo te fumaste?
-¡Ay!¡Ya deja de hacerte la difícil, Dan!-repentinamente, Margaret entró a la cocina con JungKook de la mano. Ambos riéndose de la escena que llevaban presenciado a escondidas desde hacía un rato-. Tú lo quieres, él también. No es complicado.
Y con la misma que ella y el pelinegro entraron, salieron entre suaves risillas.
Los brillantes ojos de TaeHyung observaban la duda en los de Danielle y temió no ser correspondido.
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El castaño se dejó caer en la cama soltando una sonora carcajada luego de que Danielle lo empujara antes de treparse en su encima y comerle la boca salvajemente...tal y como lo venían haciendo en todo el camino hasta su departamento.
El Amethystos suspiraba ante cada toque de los labios y manos de la Ruber que recorría su cuerpo con paciencia, y lloriqueó cuando, aún por encima de la ropa, la fémina había pasado su lengua por encima de su creciente erección, acariciándola luego con una pícara sonrisa.
Entre besos y suaves mordidas la ropa quedó en el suelo y las pieles desnudas rozaban deliciosamente.
Con toda la autoridad que emanaba su ser, Danielle quedó sentada sobre el colchón a un lado de TaeHyung y abrió sus piernas de par en par.
Entendiendo a la perfección la orden, el castaño sonrió con picardía y se acomodó mejor, de modo que pronto había enterrado su rostro entre los muslos de la pelinegra, logrando sacarle varios gemidos apenas comenzó a torturar sus más sensibles zonas con su lengua y dientes.
-¡Agh! Miserable idiota. Eres bueno en lo que haces~-gimoteaba ella, agarrando con fuerza los cabellos ajenos, presionando al chico a que le diera más.
Y lo hizo.
El muchacho degustaba cada húmedo pedazo de piel al alcance de su boca como si fuera una fruta, lamiendo por aquí, succionando por allá.
Tener a Danielle temblando por la aproximación de su orgasmo lo hacía sentir en el paraíso y se juró a sí mismo recordar el bello rostro de la chica en medio de aquello.
Pero, no estaba en sus planes dejar que "su ama" llegase tan pronto a la gloria, así que se separó inesperadamente y la encaró.
-Podría estar comiéndote el coño todo el día, belleza, pero ni pene está mucho más necesitado, así que dime dónde guardas los condones si quieres que nos ahorremos futuros problemas.
Danielle rió y se colgó del cuello de TaeHyung, juntando sus labios en un fuerte vaivén a la par que se acomodaban mejor para que, de nueva cuenta, sus cuerpos encajaran a la perfección.
El castaño bajó sus besos por la mandíbula y cuello de la pelinegra, lamiendo de vez en vez hasta llegar a sus senos, los cuales abarcó, uno con su mano y otro con su boca.
Sonrió ladino al escuchar a Danielle lanzar cualquier cantidad de maldiciones entre gemidos y jadeos.
-¡Ah~ah!¡Carajo, Danielle!¡Avisa que estoy sensible!-gruñó el chico, pero la muchacha sólo sabía reír puesto que, sin que él se diera cuenta, le había colocado el condón que con agilidad tomó de su mesita de noche.
Por ser la primera vez, no quisieron perder tiempo, y pronto estuvieron meneando sus caderas a la par, perdiéndose en un mar de gemidos y besos que no tuvo cese hasta que las mordidas, esta vez más fuertes, hicieron acto de presencia.
Una, dos y hasta tres veces; arriba, abajo, de costado, desde atrás, o con la cabeza entre las piernas del otro; besos y mordidas; sangre y placer.
Eso y más se regalaron Danielle y TaeHyung aquella tarde hasta el anochecer. Disfrutándose como sólo ellos sabían lo podían hacer.
Justo así, se dejaron caer en los brazos del otro, esperando recuperar la respiración perdida.
-¿Cómo era tu vida antes de ser raptado?
-¿Desde cuando te interesa mi vida?
-Desde que a tí también te interesa la mía.
El Amethystos soltó una pequeña carcajada y reposó su barbilla en la coronilla de la Ruber.
-La verdad es que mi vida era algo aburrida. Ya sabes: Escuela, una que otra fiesta, chicas y demás. Luego la universidad y mi rabajo en una empresa de entretenimiento como traductor. Algo simple a comparación de la tuya-finalizó, repartiendo caricias por todo lo largo de la espalda ajena.
-Ni te creas-bufó ella, acariciando con sus dedos las marcas que había dejado una de sus mordidas en el pecho del chico-. Mis padres pretendieron criarme con una mentalidad de la época de los dinosaurios, y yo de eso aprendí lo que me dió la gana. También estudié, pero ninguna carrera universitaria que me gustase estaba disponible para entonces, así que, básicamente, me he pasado la vida leyendo en una biblioteca hasta que llegaron Sophie y Maggie a mi vida.
-¿Y no te llama la atención ninguna carrera actual?
-Puede que sea diseñadora de interiores...aunque eso sería después de que nuestro plan funcione.
Pocas eran las ocasiones donde ambos estaban en paz y realmente las disfrutaban.
Pero...se trata de Danielle y TaeHyung...
-¡Ah!-supiró él de repente-. Al final terminaste perdiendo unas cuantas horas de tu preciado tiempo follando con este que tu dices es un idiota.
-Al menos eres bueno en la cama, así que valió la pena.
-¡Hey! Hieres mis sentimientos, dama loca.
-Ajá. Calladito te ves más bonito, Kim TaeHyung.
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