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002

Adentrada la madrugada, TaeHyung se despertó con la garganta seca y enseguida se levantó a buscar sangre en la nevera de su habitación.

A poco más de cinco meses luego de habar dado inicio a su nueva vida como Amethystos, tanto TaeHyung como JungKook y Sabrine se habían acoplado bastante bien. Sin embargo, aún no confiaban del todo en "sus amas". Era lógico, teniendo en cuenta que, a pesar del medianamente buen trato que recibían, mantenían una vida de esclavos.

Claro que, además, habían algunos hechos chocantes que les hacían ver que la realidad de los vampiros era bastante diferente a como lo relataban en las películas, como el hecho de que los colmilludos sí dormían y la luz del Sol no les afectaba en lo absoluto. A Sabrine también le encantó saber que jamás en su vida sabría lo que era menstruar, aunque sí tomó muy en cuenta el consejo de sus mayores de que tuviera cuidado con las relaciones sexuales porque los vampiros eran sumamente fértiles.

Pero, volviendo al chico que recién despertaba; en cuanto notó que su nevera estaba vacía, comenzó a desesperarse.

No quería, pero si no deseaba descontrolarse, debía molestar a Danielle...o al menos entrar a su habitación y robarle una botella de sangre.

Mas no llegó a avanzar mucho puesto que, apenas puso un pie dentro del cuarto ajeno, sus lilas ojos se quedaron embobecidos con la imagen que apreciaban.

Era costumbre para Danielle dormir semidesnuda o con pequeñas pijamas de seda (como era el caso) y la luz de la Luna que se colaba por la ventana resaltaba a la perfección dicha prenda y la piel de la pelinegra, quien dormía plácidamente con las sábanas rojas enredadas entre sus muslos.

Puta escena cliché, pensaba TaeHyung para sus adentros, sin embargo, se contradecía a sí mismo al no dejar de observar a "su ama", cuyo cuello se hallaba al descubierto y aquello sólo hacía que su sed de sangre aumentara.

¿Qué se sentirá probar de su sangre?, se preguntó el muchacho y sonrió ladino.

Sabía que Danielle probablemente lo mataría luego...pero valía la pena morir si de probar aquella sangre se trataba, por lo que no tardó mucho en sentarse a un lado de la durmiente Ruber e inclinar su torso.

La curva de su cuello tenía una sutil aroma a pino que el Amethystos tomó como invitación para clavar sus filosos colmillos en la suave y tostada piel ajena.

Danielle enseguida se despertó ante el contacto mas, cuando quiso apartar al chico, no pudo, pues se encontró a sí misma gimiendo de placer.

Las femeninas manos serpentearon un camino desde los hombros a la espalda de TaeHyung y lo ayudaron a acomodarse mejor sobre Danielle.

Él chupaba con delicadeza y se tomaba el tiempo de saborear la sangre de la Ruber, pero se sintió demasiado tentado con los gemidos de la susodicha y aquello pronto hizo que una tensión se formara poco más abajo de su pelvis.

Ella lo sintió y no dudó en abrir sus piernas, dejando que ambas anatomías se acoplaran de manera exacta y muy pronto comenzaron un vaivén de caderas.

Gemidos femeninos y jadeos guturales masculinos llenaron la habitación durante un buen rato.

Ambos chicos estaban en su burbuja, disfrutándose mutuamente, hasta que la realidad azotó de manera repentina a Danielle, hacíendola detener el paseo de sus manos por todo el cuerpo de TaeHyung.

El Amethystos estaba succionando demasiada sangre. Debía parar.

-TaeHyung-gruñó. El placer había sido reemplazado por un dolor agudo, pero el chico no se detenía-¡TaeHyung!¡Para!-y un fuerte empujón fue suficiente para separarlo de ella. El alivio poco a poco la inundó, mas no iba a dejar que el castaño, quien la miraba con deseosos ojos desde una esquina de la cama, se marchase así sin más-¡Imbécil!¡Casi me matas!¿¡Por qué carajos viniste a mi habitación en primer lugar!?¿¡Y por qué carajo chupas mi sangre!?

Contrario a lo que pensaba, una vez se sentó con la espalda recostada al espaldar de la cama, vió que TaeHyung estaba muy sonriente y aún saboreaba la sangre en su boca.

-No vi que te negaras-enarcó una ceja y señaló su entrepierna-. De hecho, ambos estábamos muy a gusto ¿no?

La furia de Danielle se reflejó notablemente en su rostro y puños, pero el castaño no hizo más que soltar una risita antes de colocarse de pie y volver al umbral de la puerta.

-Tranquila, que no está en mis planes acostarme con quien me tiene esclavizado-rodó los ojos-. Tenía sed y mi nevera estaba vacía, así que vine a robarte una botella...

-Ajá. Y casualmente terminaste alimentándote de mí-señaló con ironía.

-Exactamente eso fue lo que ocurrió-y sin más que una sonrisa, se fue de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

Danielle comenzó a hacer ejercicios de respiración, buscando la paciencia que no tenía para evitar cometer un asesinato, pero un delicioso estrés la hizo desconcentrarse.

Fue entonces que encendió la pequeña lamparita sobre la mesita de noche y notó la mancha que abarcaba parte de sus sábanas y los shorts de su pijama; eso sin contar lo pegajosos que estaban sus muslos.

Sin duda alguna, estaba excitada y deseaba con todo su ser acabar con ese problema de inmediato. No había tenido actividad sexual desde que ella y sus amigas se hicieron cargo de los tres Amethystos y había tenido el cuidado de no excitarse pues muy bien sabía ella lo insaciable que podría llegar a ser.

-¡Mierda!¿Dónde habré dejado yo mi vibrador?

⋇⋆✦⋆⋇

-Espera, espera-Sophie tenía la mirada perdida. Pasmada quedó cuando Danielle le contó acerca de los sucesos nocturnos acontecidos en su departamento-¿Me estás queriendo decir que dejaste que TaeHyung se alimentara de tí?

Soltando un pesado suspiro, la pelinegra asintió con la mirada fija en Margaret, quien se encontraba muy ocupada tomando las medidas de JungKook para hacerle ropa personalizada, justo la que necesitaría para que, con sus sentidos agudos, no tuviera tantas molestias.

En el fondo de sus pensamientos se hallaba bastante feliz de que "su esclavo" no hubiese clavado sus colmillos en un lugar difícil de cubrir. Realmente detestaba ser marcada y que fuera visible. Prefería mantener su vida privada justo así: privada.

-¿Y tú no te has alimentado de él aún?-volvió a preguntar la rubia.

-No-confesó la pelinegra-. Si algo aprendí de Maggie es que ser tan despiadada no me llevará por buen camino si quiero mantener una buena relación con las personas a mi alrededor-bufó una risa-. Cosa irónica si tenemos en cuenta el medio donde vivimos justo ahora.

-¿Y qué harás entonces?

-Parece mentira que preguntes.

Sophie dejó escapar una carcajada al ver la ceja alzada de Danielle.

-Definitivamente tendrás tu venganza.

-Eso no lo dudes-canturreó-. Pero ahora dejemos ese tema de lado y explícame cómo van las cosas entre ese par-señaló a Margaret y JungKook-. Parece irles bien.

La rubia hizo una mueca y ladeó su cabeza.

-No van mal, pero tampoco es la mejor relación. JungKook es menos arisco y rebelde que TaeHyung, pero es difícil de tratar. Sabes que Maggie no se rinde fácil y ha intentado ganarse su confianza con pequeños detalles, pero ahora andan más juntos porque están aprendiendo el idioma del otro...pero el chico sigue siendo un hueso duro de roer-finalizó con una risilla.

-¿Y tú y Sabrine?

-Vamos mejor. No se abre del todo a mí, pero poco a poco vamos avanzando-se encogió de hombros-. Deberíamos reunirnos los seis con más frecuencia y así interactuar más. Si queremos ganarnos la confianza de JungKook, Sabrine y TaeHyung, será necesario.

Danielle simplemente se encogió de hombros y sonrió.

-Nos costará, pero lo lograremos...aunque no es como que busque ser muy amiga de TaeHyung. Es demasiado estúpido como para hacerme perder el tiempo con él.

Sophie apretó sus labios para reprimir una risa y volteó el rostro en otra dirección.

Definitivamente ese par era todo un caso.

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Por supuesto que Danielle no se quedaría de brazos cruzados y tomaría represalias para con TaeHyung, así que esa misma noche se colocó uno de sus conjuntos de lencería favoritos y se encaminó con entaconados pasos hacia la habitación del castaño.

Lo encontró a punto de acostarse en la cama y aquello le pareció más que perfecto.

Con rápidos movimientos, ni el mismo TaeHyung esperó tener visita en sus aposentos, menos cuando esta se encontraba a horcajadas sobre sus muslos y le sonreía con aquel brillo pícaro presente en sus ojos.

-¿Creías que saldrías impune luego de semejante falta, niño?

Y tan rápido como habló, clavó sus colmillos en el cuello del castaño y sonrió victoriosa al escuchar el primer gemido.

Normalmente, los vampiros se mordían entre sí por puro placer, así que aquella era una reacción completamente natural.

Pero TaeHyung no sabía por qué sentirse más maravillado; si por la exquisita sensación de Danielle chupando su cuello o tenerla sobre él en ropa interior, dándole pase libre a que tocara su semidesnuda piel como se le antojase.

Aunque, para rematar, ella terminó moviendo sus caderas de adelante hacia atrás, haciendo que ambas zonas íntimas rozaran por encima de la tela de sus prendas inferiores.

De nueva cuenta ella parecía tener un río entre las piernas y TaeHyung se mostraba muy satisfecho de jugar con aquella sustancia entre sus dedos.

Aquel momento parecía ser infinito, pero de nueva cuenta hubo algo que los sacó de su burbuja en un santiamén; y esos fueron los fuertes gemidos que se escuchaban desde el ala Este de la mansión, más específicamente: del departamento perteneciente a Margaret y JungKook.

Aunque gemidos no sería la palabra correcta para definir dichos sonidos. Más bien eran gritos que le hacían saber a todo el jodido vecindario que había un par que lo estaba pasando de lo más bien.

Danielle se separó de TaeHyung con un gruñido e hincó sus uñas en los hombros de este, provocando sus jadeos de dolor.

Sonrió burlona y dejó de torturarlo para luego levantarse de su encima.

-¡Maldita loca!-chillaba el castaño.

Danielle simplemente ignoró sus quejas y agarrró su barbilla entre los dedos, obligándolo a verla directamente a los ojos.

-Prepárate, idiota...Porque tu castigo será tenerme anclada a tu cuello cada jodida noche.

Ni siquiera le dió tiempo a responder cuando ella ya estaba saliendo de la habitación, colocándose una bata y yendo en dirección del departamento de su rizada amiga.

El caluroso espectáculo que Margaret y JungKook ofrecían había llegado a su fin y era el momento exacto para ir a reclamarles por no dejar dormir a los demás.

La pelinegra sonrió a Sophie al encontrársela de camino al mismo destino.

-Sin comentarios-rió la rubia apenas se detuvieron ante la puerta del departamento de Margaret.

La aludida no tardó mucho menos de un minuto en abrir la puerta, dejándose ver con la piel sudorosa y la respiración agitada; sin contar con su cabello revuelto y las recientes marcas de un par de colmillos en su cuello. Les sonrió apenada a sus amigas. Ya sabía por qué estaban allí.

-Lamento el ruido, chicas. Juro que intenté callarlo pero su hipersensibilidad no ayudaba mucho y bueno...pasó lo que pasó.

-¿Cómo fue que terminaron acordándose?-inquirió Sophie con una socarrona sonrisa. Realmente estaba curiosa y le encantaban los chismes.

-Pues...ya saben cómo nos ponemos los vampiros cuando mordemos a otro-la rizada se encogió de hombros-. JungKook quiso morderme para saber cómo se sentía y simplemente pasó.

Con complicidad, se miraron las tres mutuamente y luego estallaron en carcajadas.

¡Vaya nochecita!

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