
~5~
Una vez solos, el pelinegro se sentó frente a Jimin en la cama, no muy cerca, pues sabía que se sentía un poco intimidado por él; el chico mantuvo su cabeza gacha.
—Jimin, debemos hablar —dijo Yoongi, aunque no sabía ni por dónde empezar.
—Lo s-siento... —expresó el Omega con un hilo de voz, pero Yoongi le escuchó con claridad.
—¿Por qué te disculpas, cachorro? ¿Por irte en pleno desayuno? Eso no tiene importancia.
—N-No es por eso... Bueno, también lo siento por eso... pero no es a lo que me refería... Yo... solo quería...
Yoongi lo observó con atención, tratando de comprender al rubito que balbuceaba sin parar mientras jugaba con el borde del suéter de lana. Al parecer, Jimin se dio cuenta de que no estaba siendo claro, y entonces tomó aire e intentó ordenar sus ideas.
—Eres un Alfa Líder... de una de las manadas más grandes y reconocidas de toda Corea —dijo el chico—. Yo solo lamento que la Diosa Luna haya sido tan cruel... y haya puesto a un Omega como yo en tu camino...
Yoongi no podía creer lo que oía. ¿Cruel? Encontrar a su alma gemela era lo mejor que podía pasarle a un Alfa, era como sentir que había encontrado a su otra mitad, su complemento perfecto, alguien que estaría junto a él por el resto de sus días.
—Jimin, ¿por qué dices algo así? —inquirió—. En todo caso, soy yo quien debería pedirte perdón...
El chico levantó la vista sorprendido. ¿Yoongi le había pedido perdón? Los Alfas no hacían eso, con nadie, a menos que fuese ante un Alfa más viejo y más poderoso. Y como si Yoongi quisiera confirmarle que no había escuchado mal, lo repitió.
»Perdóname, cachorro... por no haberte encontrado antes... Perdóname por todo tu sufrimiento y todo tu dolor —continuó el Alfa con tono profundo—. Perdóname por no haberte protegido todo este tiempo...
Los ojos de Jimin se inundaron de lágrimas que no quería derramar, pero no pudo evitarlo. El mayor hablaba con seriedad y estaba siendo sincero, era como si el Alfa hubiese anhelado a alguien que no conocía pero que necesitaba con desesperación. Y Jimin quería sentirse así también, quería empezar de cero como le había dicho Seokjin, pero no podía olvidar su pasado manchado y no podía abrir su corazón tan fácilmente aunque quisiera.
—Jimin... No llores, por favor. Lo último que quiero es hacerte llorar...
Yoongi no pudo contenerse y se acercó para secar un poco las gruesas lágrimas que soltaba el Omega. El chico cerró sus ojos y reprimió un ligero escalofrío ante el contacto de los fríos dedos del Alfa contra su rostro caliente.
—T-Tengo miedo... —murmuró por fin—. Y estoy... confundido... N-No sé qué significa todo esto... N-No sé por qué está pasándome a mí...
Jimin seguía llorando y de vez en cuando hipaba entre sollozos.
—También tengo miedo, cachorro —confesó Yoongi, y esta vez puso ambas manos en las mejillas del Omega—. Sé que ser almas gemelas no significa atracción o amor instantáneo, pero sí que nuestro lazo es más fuerte que ningún otro...incluso si no te he marcado todavía... No puedo pretender que no existe. No puedo luchar contra lo que inevitablemente me ata a ti... y tampoco creo que tú puedas hacerlo.
Jimin se apartó un poco de las manos de Yoongi, aunque no con brusquedad, y con la manga del suéter se limpió la nariz que ya estaba colorada por su llanto.
—Entonces... ya no hay vuelta atrás... ¿Yo... soy tuyo... y puedes hacer conmigo lo que quieras? ¿Es así?
Yoongi frunció sus finos labios en un gesto de frustración, pero no quería mentirle al chico ni disfrazar la situación.
—Sí —afirmó el Alfa—. Eres mío.
Jimin se mordió el labio inferior para evitar que temblara. Nada había cambiado, seguía siendo un prisionero, esta vez de otro Alfa, pero la historia se repetía. Y era peor, mucho peor, porque este Alfa era su alma gemela y estaba, sin dudas, atado a él, como el propio Yoongi había dicho hacía solo un momento.
El pelinegro percibió la inquietud del Omega y trató de ser lo más honesto que pudo, las cartas estaban sobre la mesa y Jimin tenía razón, no había vuelta atrás.
»Cachorro, ¿no lo entiendes?... Me perteneces tanto como yo te pertenezco... Eres mío... y yo soy tuyo.
Jimin se sorprendió ante sus palabras pero permaneció en silencio.
»Y si hay algo que puedo prometerte, es que te daré todo el tiempo que necesites... hasta que puedas aceptarme como tu Alfa...
—¿Y s-si no puedo? —murmuró el rubio—. ¿Me dejarás ir? ... ¿O me obligarás a quedarme?
Yoongi negó con la cabeza.
—Lo lamento, cachorro, pero no puedo apartarte de mi lado... Eres... mi debilidad... Tú y yo nos necesitamos el uno al otro, física y emocionalmente.
A Yoongi le costaba trabajo explicarse, nunca había sido bueno en expresar sus emociones, pero ya que había empezado...
»Si no puedes aceptarme, está bien, no voy a forzarte a hacer algo que no quieras —dijo con calma.
—Eso no es cierto... —reclamó el Omega—. ¿Qué pasará cuando tengas tu celo? Tu instinto de Alfa... —Jimin no terminó de hablar, pero se entendía la idea, la cual le aterrorizaba.
—Ya te lo dije, cachorro, no me acercaré a ti de esa forma, lo prometo —intentó convencerle Yoongi.
—Pero...
—Tendrás que confiar mí —dijo el Alfa con determinación—. Y hasta ahora no me he comportado de esa manera contigo, ¿o sí?
Jimin iba a referirse a lo del baño pero en realidad no había ocurrido nada malo. Yoongi no se había propasado con él, pero aun así, el celo era diferente, muy diferente; y él lo sabía por experiencia propia. Sin embargo, Jin le había pedido que le diera una oportunidad al Alfa, después de todo, era su alma gemela.
Yoongi exhaló profundo en señal de derrota. Ya no sabía qué más hacer, el chico estaba rechazando todo de él y negando el fuerte lazo, aunque invisible, que los unía.
—E-Está bien... —murmuró Jimin evitando la mirada del pelinegro.
Yoongi frunció el ceño confundido, no estaba seguro de haber escuchado correctamente.
»No te haré promesas... no creo que pueda... —el Omega soltó un suspiro tembloroso—, pero lo intentaré...
El Alfa sonrió en su interior, pero no lo demostró.
—Gracias, cachorro —murmuró.
Se quedaron en silencio un momento, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Yoongi se aclaró un poco la garganta y se levantó.
»Bueno, supongo que nos veremos en la cena. Tengo asuntos que atender con Hoseok y los demás.
Jimin asintió una vez.
El Alfa entró en su gran closet y unos minutos después salió llevando ropa más formal, una camisa azul oscuro semiabotonada, un sobretodo negro y unos jeans de mezclilla. Jimin se había acomodado en el ancho alféizar de la ventana, con la mirada perdida en el paisaje a lo lejos.
»No tienes que quedarte en la habitación siempre, puedes explorar todo lo que quieras.
—¿D-De verdad? —inquirió el Omega con incredulidad, ¿tanta libertad tendría?
Yoongi asintió.
—Si necesitas algo puedes hablar con Jin Hyung o alguna de las sirvientas —le dijo—. Pero no bajes al primer piso, ¿sí? Hay mucho más personal y podrías perderte.
El Alfa caminó hasta la puerta pero se detuvo un instante con la mano en la manija dorada.
—Cachorro... ¿qué edad tienes?
—Veintitrés... —contestó Jimin.
Las comisuras de los finos labios de Yoongi se curvaron en una media sonrisa.
—También puedes llamarme Hyung... si lo deseas —dijo el Alfa, y sin más se marchó.
El pequeño Omega se llevó una mano al pecho, su corazón latía tan rápido que pensó se le saldría del pecho. El Alfa lo ponía más que nervioso, pero no era el fin del mundo.
Ese corto tiempo que había estado ahí sentado cerca de la ventana solo le había servido para pensar una vez más en todo lo que habían hablado y en la decisión que había tomado. ¿Lo intentaría? ¿En serio lo intentaría? ¿En qué estaba pensando? Es cierto que Yoongi le daría tiempo para hacerse a la idea, pero no sería para siempre. Y aunque solo había mencionado el celo del Alfa, también estaba la cuestión de su propio celo, y Jimin detestaba sus ciclos de celo.
Trató de no pensar en nada, estaba más que aturdido. No sabía si lo que sentía era pánico, nervios, ansiedad o hambre; bien podría ser una mezcla de todo lo anterior. Regresó a la cama, se dejó caer sobre el suave colchón y abrazó su cuerpo haciéndose una bolita; por ahora lo mejor sería dormir y tratar de calmarse. Aunque tuvo el mal presentimiento de que tendría pesadillas, como siempre.
Después de un largo rato, lleno de angustiosos recuerdos y sin poder conciliar el sueño, se estiró sobre la cama boca abajo. Con un leve gruñido alargó el brazo y agarró la almohada del Alfa, que todavía debía tener impregnado su aroma, y la escondió bajo su rostro. Inhaló muy profundo ese fuerte olor a uvas y lluvia que tanto lo calmaba y se sumió en un sueño intranquilo pero sin pesadillas.
Editado: 15.09.21
*Nota*
Al fin actualización!! Que autora tan informal jjjj
Solo quería decirles que todo estará muy fluff por algún tiempo, no me gustaría apresurar las cosas en la relación de estos dos. Espero les guste.
Más tarde actualizaré otro capítulo.
¿Quieren más fanarts? Tengo un montón.
Pueden preguntar si tienen dudas pero tampoco es que les vaya a adelantar nada eh.
❤ heartu for you
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