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~4~

Jimin tragó en seco ante los curiosos ojos que lo miraban, y de repente se sintió intimidado y asustado porque todos eran Alfas, sus fuertes olores lo indicaban. Sus inquietos ojos se encontraron con los de Yoongi y este le indicó que se sentara a su lado. El Omega dudó por un instante, y hasta pensó en echarse a correr, pero no podía ser tan cobarde, solo era un grupo de Alfas en pijamas desayunando alrededor de una gran encimera que hacía función de mesa y bar.

Se acercó cabizbajo y se sentó en el taburete de madera fina que se encontraba al lado de Yoongi, y aunque su mente quiso negarlo, sabía que el olor del Alfa lo había calmado un poco.

—Jimin, estos son mis amigos y mis hombres de confianza —le explicó Yoongi apenas se sentó—. Mi hermano mayor, Seokjin; quien te atendió la primera noche cuando estabas malherido.

—Puedes llamarme Jin Hyung si lo deseas —dijo el chico de espalda ancha y labios tan gruesos como los del propio Jimin.

El de cabellos rubios le saludó con una ligera inclinación de cabeza y un murmurado gracias.

—Jin Hyung tiene ya cuatro meses de embarazo —apuntó Yoongi—. Su pareja es Namjoon.

Jimin se sorprendió, pues no había notado que Jin era Omega también; tantos olores a Alfas lo tenían confundido.

—Hola —saludó Namjoon, un chico con hoyuelos y cabellos ligeramente morados.

—Ho-ola —farfulló el rubito algo apenado.

—Este de acá es mi primo Hoseok —indicó Yoongi—. Y de antemano te digo que lo ignores cuando esté siendo un idiota, lo cual es casi siempre.

—El idiota eres tú, querido primo —se defendió un chico de cabellos con tonos rojizos y una amplia sonrisa—. ¡Hola, Jiminie!

Yoongi rodó los ojos e ignoró tanto a su 'querido primo' como al diminutivo que había utilizado con el pequeño Omega.

—Y por último, Jungkook y Taehyung —dijo señalando a los dos Alfas restantes.

—Puedes decirme Tae Tae, Jiminie —dijo uno de cabellos azules repitiendo el diminutivo empleado por Hoseok.

—¡Y a mí Kookie! —dijo el otro con una sonrisa que le arrugó las esquinas de los ojos tiernamente—. ¡Bienvenido a la familia, Jiminie!

Con ese comentario Jungkook se ganó un golpe en la parte de atrás de la cabeza por parte de Taehyung.

—¡Ouch! ¡Taehyung! —exclamó sorprendido el chico mientras se masajeaba el lugar.

—¡Yah! ¿Eres tonto? —le reprendió Tae, quien parecía ser el mayor de los dos—. ¿Qué fue lo primero que nos dijo Hyung, eh?

—¿Que... no agobiáramos al pequeño Omega con comentarios fuera de lugar? —inquirió el chico.

—Así es. ¿Y qué acabas de hacer justo ahora? —continuó Taehyung con su lección.

El líder se llevó dos dedos a su fruncido ceño y soltó un largo suspiro, aquellos dos no tenían remedio.

—Si quieres los puedes ignorar también, cachorro —le susurró al Omega.

Jimin le dio una sonrisa tímida a Yoongi, mientras pensaba que ya esos Alfas no le parecían tan intimidantes. Pronto, continuaron su conversación anterior como si nada los hubiera interrumpido. Supuso que ya sabían que él era la pareja destinada de Yoongi, lo cual era bastante abrumador aún y trataba de no pensar mucho en eso.

De pronto el Omega llamado Jin le acercó un pequeño tazón con arroz y un trozo de carne encima.

—G-Gracias... —murmuró Jimin.

—Hey —le susurró el pelinegro a su lado—. Come poco a poco, ¿sí?

Jimin asintió y se dispuso a dar el primer bocado después de tanto tiempo. Estaba delicioso, y había platillos variados que se iban vaciando poco a poco.

Escuchando las animadas conversaciones de los chicos, Jimin descubrió que el Alfa a su lado no era otro que Min Yoongi, líder de la manada de Daegu, y futuro líder del territorio del cual provenía Jimin, Busan. Y aunque estaba agradecido de que le hubiesen salvado la vida, de repente todo le pareció agobiante en extremo. De ser un Omega cualquiera, usado y abandonado, a ser la pareja destinada de uno de los líderes más poderosos de Corea del Sur. ¿Cuáles eran las posibilidades de que algo así sucediera? Si Yoongi se enteraba de su pasado, si es que no había averiguado los detalles ya, no lo querría ver ni en pintura, se avergonzaría de tener que lidiar con un sucio Omega como él. Y además, Jimin ni siquiera había procesado el hecho de que eran almas gemelas y que era casi obvio que se enlazaran como pareja oficial. De pronto la comida le dio asco y la cabeza le dio vueltas. Tenía hambre, pero su estómago estaba tan reducido que con solo cuatro bocados ya no podía ingerir más. Tímidamente, haló la manga del suéter negro del Alfa para llamar su atención.

—Y-Yoongi... ¿puedo ir arriba?

—¿Te sientes mal? —le preguntó preocupado.

—Solo estoy un poco cansado... —musitó el chico mirando al suelo.

Yoongi de seguro no se creyó sus palabras, pero aun así lo dejó marchar.

—De acuerdo, ve.

Jimin murmuró un gracias por la comida y se alejó cabizbajo. Seokjin le dio un rápido vistazo a Yoongi, y solo con la mirada se entendieron. El mayor se levantó y fue detrás del pequeño Omega.

Jin tocó la puerta de la habitación de Yoongi, esperó unos segundos y entró. El rubito estaba sentado en la cama, con sus brazos abrazando sus piernas contra su pecho y su cabeza escondida en el hueco que había creado con su cuerpo.

—Jiminie —llamó el Omega mayor.

El chico levantó la cabeza sorprendido, al parecer no había escuchado a Seokjin entrar. El Omega se sentó junto a Jimin con una mirada comprensiva.

—Jiminie —repitió—. ¿Acaso no te gustó la comida que preparé?

—¿T-Tú cocinaste todo eso? —exclamó el pequeño asombrado.

—Así es, entonces puedes decirme lo que prefieres si...

—N-No, Seokjin, n-no es eso... Todo estaba delicioso, es solo que ya mi estómago no podía más —explicó Jimin—. Por favor, no te molestes.

—No estoy molesto, pero lo estaré si no comienzas a llamarme Hyung —dijo el mayor cruzándose de brazos con fingida molestia.

—Lo siento... Seokjin Hyung... Y gracias por atenderme cuando estaba herido...

—¡Aaah! No te preocupes. Además, Yoongi se mantuvo a tu lado todo este tiempo para que tus heridas sanaran más rápido —le dijo con una cálida sonrisa—. Deberías agradecerle a él —agregó con un susurro cómplice.

—Lo haré...

—Entonces, dime, ¿hay algo que quieras para el almuerzo? Puedo prepararte algo especial.

—N-No tienes que molestarte por mí, Hyung.

—Claro que sí —declaró Jin con determinación—. Si lo hago por esos Alfas tontos, ¿cómo crees que no lo haré por ti?

Jimin rio ante lo que había dicho el Omega.

—Además, es lo único que me dejan hacer últimamente —dijo mientras acariciaba su vientre con cariño—. Cocinar.

Jimin lo miró con curiosidad y ternura.

—¿Quieres tocar mi panza? —preguntó el mayor.

—¿Puedo? —dijo cargado de emoción.

El pequeño Omega nunca había soñado siquiera con tener cachorros y por fortuna, siempre había usado anticonceptivos cada vez que...

Cuando se dio cuenta del rumbo que habían tomado sus pensamientos se obligó a volver al presente y no vagar por el pasado. Con cuidado se acercó al mayor y puso su manita en el pequeño vientre abultado.

»Hola, cachorrito —saludó Jimin como si el bebé pudiera oírlo.

Unos segundos después sintió un golpecito como respuesta. Jimin se quedó boquiabierto y miró a Seokjin, quien solo sonreía.

—Le agradas, no es así con todo el mundo —aclaró el mayor.

—Vaya, es increíble, Hyung. ¿Ya sabes su sexo? —preguntó el rubio.

—Todavía no, en una semana tendré cita con el doctor y me dirá. ¿Pero me puedes guardar un secreto, Jiminie?

El chico asintió varias veces, intrigado. Y Jin aguardó unos segundos para crear más tensión.

—Creo que será una niña —dijo por fin.

—¿Cómo lo sabes, Hyung?

—Instinto de Omma Omega.

Ambos se miraron por unos segundos para luego romper a reír como si fuesen amigos de toda la vida. A Jimin se le cerraban los ojitos cuando se reía, mientras que el mayor parecía estar limpiando la superficie de un cristal.

—Jiminie, ¿cómo te sientes con todo esto de, ya sabes, almas gemelas?

Al menor le cambió el semblante casi de inmediato.

—Entiendo si no quieres hablar de esto. Es decir, acabamos de conocernos —dijo Jin muy comprensivo.

—Hyung... yo... No creo que sea justo para Yoongi... Un Omega como yo no pertenece a este sitio, y menos junto a un Alfa como él —expresó Jimin con sinceridad, se sentía bien hablar con alguien después de tanta soledad en su vida.

—A Yoongi no le importa tu pasado, Jiminie; y ninguno de nosotros te juzgará por eso —sentenció el mayor.

—Pero Hyung, no lo entiendes —insistió Jimin—. Es como si estuviera roto por dentro... —confesó—. Y... t-tengo miedo.

—Pequeño, es normal estar asustado ante algo tan nuevo y a la vez importante —consideró Seokjin—, pero te diré algo. Mi hermano podrá ser el hombre más terco, malhumorado y orgulloso que conozco, pero nunca te lastimaría, no a propósito. No tienes que tener miedo de él.

Jimin pareció reconocer ese hecho. Hasta ahora, Yoongi había tenido incontables oportunidades para aprovecharse de él y no lo había hecho. No pudo evitar sonrojarse al recordar los recientes acontecimientos, en particular el baño que había recibido a manos del Alfa.

—Piénsalo, Jiminie. Este podría ser un nuevo comienzo para ti. Solo... dale a Yoongi el beneficio de la duda, y poco a poco las piezas del rompecabezas irán encajando.

En ese momento, llamaron a la puerta con suavidad y Yoongi asomó su cabellera negra en la habitación.

»Baja más tarde, pequeño. Te prepararé algo delicioso y hasta te daré postre solo a ti. —Y con un guiño, Seokjin se despidió.

—Gracias, Jin Hyung.

El Omega abandonó la habitación, no sin antes darle una significativa mirada a su hermano menor, que Yoongi interpretó como que debía aclarar las cosas con el rubio. Y eso haría.

Editado: 15.09.21

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