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~35~ FIN

Capítulo Final


Yoongi no podía negar su nerviosismo e inseguridad. Tenía un nudo en la garganta cuando se bajó del auto y entró en la mansión. Seokjin lo recibió en el primer piso.

—Oye, tranquilo, todo estará bien —comentó su hermano al verlo tan inquieto.

—Nosotros nos iremos a un hotel, Hyung —dijo Namjoon con la bebé en brazos y un bolso colgando de su hombro—, para que tengan más privacidad.

—Puedes llamarnos si sucede algo —agregó el Omega mayor.

Yoongi permaneció en silencio, queriendo decir algo pero sin saber qué.

—Jin Hyung... Yo...

Namjoon se retiró con disimulo, sabía que la situación era delicada.

—Hey, Yoongi-ah. No te preocupes tanto, ¿sí? Jimin está listo para esto. Te lo ha dicho antes, ¿no es así?

—Sí, pero pensé que tendríamos más tiempo. No creí que su celo se adelantaría —comentó nervioso—. Si me rechaza... Si él no...

Seokjin lo tomó por los hombros y lo miró serio.

—Escucha. Jimin es tu Omega destinado. Están conectados a niveles que ni podrías imaginar. No va a rechazarte ni tú vas a lastimarlo, ¿entiendes?

El pelinegro asintió, más convencido y calmado pero aún nervioso.

Cuando la casa quedó en silencio, él subió las escaleras poco a poco. Su lobo comenzaba a rasguñar en su interior, angustiado por su pareja. Yoongi solo pedía a la Diosa que el rubito lo reconociera y lo aceptara. Durante un celo común, el Omega pide por cualquier Alfa sin importar quién; pero cuando está marcado, clama por quien lo mordió. Y el mayor no deseaba que Jimin lo viera como cualquier otro Alfa que venía a satisfacer sus necesidades. Quería que su Omega lo viera como el único a quien quería pertenecer.

Se detuvo frente a la puerta cerrada de su habitación y respiró hondo. El fuerte aroma a vainilla, almendras y canela inundó sus fosas nasales al instante, seduciendo a su animal interior a entrar y tomar lo que era suyo; mas el pelinegro lo mantuvo a raya. Sus nudillos dieron toquecitos en la puerta un par de veces y aunque nadie contestó decidió entrar despacio.

Lo primero que notó fue el menudo cuerpo de Jimin semidesnudo sobre el nido que había creado con prendas de ambos; temblaba y jadeaba ligeramente mientras se abrazaba a la almohada del Alfa con vehemencia.

—Jimin… —Su voz salió más ronca de lo que quiso, pues el calor y el olor en el dormitorio lo asfixiaban y envolvían al punto de excitarlo mucho más rápido que en otras circunstancias.

—Alfa… —llamó el rubito con un gemido casi roto—. ¿Has venido a mí, Alfa?

Yoongi tragó en seco y cerró los ojos. Por un momento dejó que su cuerpo se relajara y asimilara lo que estaba a punto de suceder. No tenía caso esperar que Jimin, quien ya había sufrido muchísimo durante sus celos, lo reconociera como único Alfa. Él sabía que su Omega lo amaba y solo quería ser suyo; no podía culparlo cuando estaba siendo controlado por un deseo más fuerte que él.

—Estoy aquí, Jiminie.

Y cuando el menor abrió sus brazos hacia él, el Alfa se acercó y dejó que su cuerpo descansara sobre el de su pareja. Una vez más, Yoongi quedó deslumbrado por el intenso y hermoso azul de los ojos contrarios; su lobo se mostraba sumiso y rendido ante él.

»Mi adorado Omega… —murmuró.

—Te necesito… Te necesito tanto… Yoongi…

El mayor se quedó quieto, casi paralizado; no se dio cuenta que tenía lágrimas en los ojos hasta que la pequeña manito de Jimin subió hasta su rostro y las secó.

»Yoongi Hyung… te amo —dijo depositando un casto beso en sus finos labios—. Hazme tuyo, por favor.

El lobo del Alfa tomó el control en ese momento, tornando sus ojos escarlatas y atrapando los labios del menor en un beso desesperado. Su lengua se deslizó hasta su cuello, donde ansiaba dejar una marca que duraría toda la vida, porque Jimin era suyo, por siempre.

Una vez desnudos por completo, el pelinegro se dedicó a recorrer la suave piel del cuerpo del rubito, se sentía caliente bajo las palmas de sus manos. Degustó con su boca y lengua cada rincón que alcanzó, disfrutando cómo el menor se retorcía de gozo y se aferraba con fuerza a la almohada. Chupó sus pequeños pezones erectos, dibujó un camino por su vientre hasta su entrepierna para luego dejar que su aliento rozara la erección del Omega.

La boca del mayor envolviendo su glande y deslizándose por toda su extensión tenía al menor temblando de pies a cabeza. Y como si fuera un néctar de los dioses, Yoongi saboreó con gusto el lubricante natural que liberaba el rubio. Sus dedos se encargaron de abrirlo y prepararlo por largos minutos hasta que el propio Jimin se quejó.

»Hyung… te quiero a ti. —Y estiró su labio inferior haciendo un mohín.

Yoongi no sabía si morir de dulzura debido al puchero del menor o embestirlo sin cesar hasta que llorara de placer; la dualidad de Jimin era algo de lo que nunca se aburriría.

Entonces, después de colocarse el condón, el mayor comenzó a penetrarlo despacio; sentía las cálidas paredes acogerlo y apresarlo con fervor. Jimin enredó sus piernas alrededor de la cintura del Alfa y movió sus caderas para recibir las lentas y profundas embestidas, que fueron aumentando el ritmo poco a poco. Sus gemidos llenaron la habitación y los aromas de ambos se mezclaron hasta formar una esencia exquisita.

Sus lobos se mostraban en todo su esplendor, sus ojos brillaban en la tenue luz de la madrugada y sus instintos más primitivos exigían que ambos cuerpos se fundieran en uno solo. El sonido provocado por la pelvis del pelinegro chocando una y otra vez con la tierna carne del trasero del Omega mientras se hundía en él, era lo que se escuchaba en la habitación además de sus jadeos y gemidos.

Aún dentro del rubito, Yoongi detuvo sus movimientos y alzó una de las piernas de Jimin para colocarla por encima de su hombro y reanudar las fuertes embestidas. Esta nueva posición dejaba a Jimin más abierto, más expuesto; y al mayor más extasiado con las sensaciones que le provocaba. Gruñía casi poseído por el deseo de complacer al Omega en su celo mientras que el menor se deshacía en susurros inentendibles y lloriqueos placenteros.

Fue abrumador y a la vez magnífico para Jimin que un arrasador orgasmo lo golpeara al mismo tiempo que el nudo del Alfa crecía en su interior. Gimoteó con fuerza mientras mostraba su cuello en plena sumisión y sentía los afilados caninos de su pareja enterrarse en su perlada piel. Las caderas del mayor cesaron sus movimientos cuando este gimió ronco y se corrió mientras marcaba al Omega justo en la unión de su cuello y hombro.

Una mezcla de dolor y deleite envolvió el cuerpo de Jimin. Sus piernas temblaron y leves espasmos le recorrieron desde la punta de sus pies hasta su nuca; solo pudo aferrarse a su Alfa, complacido a más no poder. Después de un momento, sintió los finos colmillos abandonar su cuello y ser reemplazados por la refrescante lengua del mayor, quien lamió hasta que la sangre dejó de brotar de la herida.

Ambos se miraron por un instante y el universo entero pareció detenerse. El lazo entre Alfa y Omega vibraba con intensidad y una ola de emociones y sentimientos les abrumaba, ahora sabían con exactitud lo que sentía y pensaba el otro. No existían barreras entre ellos, eran un solo lobo.

El azul en los ojos del menor pareció atenuarse y mezclarse con un débil rojo, y el color rojizo de los orbes del Alfa se vistió con un tono azulado. Recuerdos que viajaban desde su primer encuentro como lobos hasta su beso bajo la lluvia, sus confesiones del pasado y su declaración de amor fluyeron todos a través del lazo y quedaron grabados para siempre en su memoria. Jin tenía razón, estaban conectados a niveles que ni ellos mismos podían entender. Sin embargo, no era necesario entenderlo, solo aceptarlo.

Yoongi frotó su nariz contra la de Jimin, en una caricia íntima y tierna que contrastaba con sus cuerpos calientes y fogosos y su nudo hinchado en el interior del Omega.

—Te amo, mi cachorro. Al fin eres completamente mío —murmuró con voz algo rota por la emoción.

—Siempre lo he sido, mi Alfa… siempre…

La noche estaba a punto de terminar, pero para ellos, su encuentro se haría eterno. No había nada que pudiera detener el latir de sus corazones enamorados, ni opacar el brillo de la Diosa Luna sobre sus figuras desnudas.


Después de tres días que duró el celo del Omega, la mansión regresó a su habitual actividad. Ahora la familia era mucho más grande pues incluso los más jóvenes habían decidido traer a sus novias a vivir con ellos de manera formal. Los desayunos, almuerzos y comidas familiares tenían que ser en el comedor principal, la isla de la cocina les quedaba pequeña para tantos miembros.

Jennie era la bebé más consentida del mundo. Rodeada de tíos carismáticos que la malcriaban y tías generosas que le compraban de todo. Incluso la madre del pelinegro, y el hermano de Yoongi y su esposa los visitaban con regularidad. Todo lo sucedido en el pasado parecía haber sido borrado y la familia había sido restaurada una vez más. Después de la tormenta, siempre viene la calma.

El mayor hacía un tiempo entre su apretada agenda como líder de dos manadas para salir con Jimin a lugares especiales. Esa se había convertido en su rutina, o más bien, en su escape. Cada semana tenía una cita con el rubito en sitios sencillos y hermosos, cumpliendo con su promesa de mostrarle de lo que había sido privado por tanto tiempo.

El Omega no podía estar más feliz, y también mostraba su marca y su collar de lobo con orgullo. Hacía solo dos meses que Yoongi lo había marcado pero no dejaba de sentir un delicioso cosquilleo descender por su nuca cada vez que los labios del pelinegro siquiera rozaban la zona; era la mejor sensación que había experimentado jamás. Además, después de ser marcado, se descubrió a sí mismo oliendo más a su Alfa. Sus propios aromas se habían mezclado poquito y podía sentir un leve olor a lluvia y uvas proveniente de él; le encantaba.

Esa tarde el destino de su cita fue el bosque, caminaron por un rato hasta que ambos se sentaron cerca de un pequeño riachuelo. El menor llevaba en brazos a la gatita calicó que Yoongi le había regalado. Se recostó a un árbol de corteza suave mientras que el pelinegro apoyó la cabeza en su regazo. Casi de inmediato, Jimin llevó su manito hasta el cabello de Yoongi para acariciarlo con delicadeza y la gata se acomodó en el pecho del mayor para ronronear gustosa.

—No puedo creer que dentro de unos meses vaya a comenzar mis estudios en la Academia de Danza de Busan —comentó el rubito.

—¿Estás asustado? No tienes que comenzar este semestre si no quieres, cachorro.

—Estoy emocionado, y sí, también un poco asustado, pero solo porque es mi primera vez. —Sonrió con ternura—. Me has regalado muchas primeras veces, Hyung.

—¿Ah, sí? ¿Cómo cuáles? —jugueteó el Alfa.

Jimin continuó enredando sus cortos deditos en el oscuro cabello del mayor y lo miró desde arriba con una sonrisa aún más amplia y unos colorados cachetes.

—Mi primera transformación en lobo… Mi primera vez viendo el mar… Mi primer beso… —enumeró con algo de timidez pero muy seguro de sus palabras—. La primera vez que tuve confianza en mí mismo… La primera vez que fui feliz… Son demasiadas, Hyung. Y creo que la más importante es que eres mi primer y único amor…

El mayor sonrió mostrando sus encías y luego preguntó:

—¿Te gustaría incluir una más?

Jimin asintió contento.

»Tu primer esposo… —murmuró el mayor.

El rubito contuvo un jadeo de sorpresa y sus deditos dejaron de moverse sobre el cabello del contrario. Entonces, Yoongi se incorporó y se sentó a su lado para estar a su altura, la gatita buscando un lugar frente a ellos.

»Esta no es mi propuesta, Jimin-ah —continuó—. Esperaré a que termines tus estudios, te cortejaré y lo haré formalmente. Podrás darme tu respuesta en ese momento, pero quería que supieras mis intenciones.

Lanzándose a su cuello y derribándole al instante, Jimin abrazó al pelinegro con fuerza.

—Sí. Mi respuesta es sí. ¡Me casaré contigo, Yoongi Hyung!

El Alfa sonrió a pesar de haber caído al suelo con torpeza con el cachorro encima, no obstante, la expresión de su rostro se tornó seria casi de inmediato.

—Jimin, ¿estás seguro? Quiero que lo pienses bien. —El menor lo observó con ojos expectantes—. Puedes decir que no, no te sientas presionado. Eres libre de elegir y si deseas viajar y conocer el mundo, o trabajar en otro país, puedes hacerlo. No voy a impedir que cumplas tus sueños.

—Yoongi, no me veo haciendo nada de eso si no estás a mi lado —declaró convencido el menor—. Mi respuesta será siempre sí. No me arrepentiré nunca de pasar el resto de mis días contigo.

Con un nudo en la garganta, el pelinegro sintió la necesidad de gritarle a los cuatro vientos que amaba a su cachorro con toda el alma. Sin embargo, solo lo besó por largo rato hasta que sus hermosos labios quedaron hinchados y brillantes.

—Mi adorado Omega, gracias por existir, gracias por amarme sin medida.

Jimin se acomodó en su lugar favorito en el mundo, el pecho de su pareja; frotó su nariz en el pálido cuello y murmuró:

—Gracias a ti por ser mío, mi amado Alfa.

Fin

Editado: 30.09.21







*Nota*
Lloro 😭😭. No puedo creer que ya se terminó.

Tal vez haga un epílogo más adelante, o añada extras del Namjin y el resto de los personajes; pero este es oficialmente el final de My Beloved Omega. Mi primera historia larga terminada.

Wow, en serio soy lágrimas. Empecé desde cero, hace más de un año, sin seguidores y sin vistas. Ahora somos más de 500 Chimmies y la historia está llegando a los 39K. Pasé por muchos momentos malos en el plano personal, pues en el camino perdí a mi mamá y ella se llevó la mayor parte de mi corazón. Sin embargo, ustedes me apoyaron mucho y también pude refugiarme en la escritura y en BTS. No saben cuán agradecida estoy.

Los amo mucho, mis adorados Chimmies 💜💜💜💜💜💜💜

Besitos en el cachete.

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