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~22~

Un par de semanas después de la fiesta en casa de la señora Min todo había regresado a la normalidad. Ese día en particular tendrían un almuerzo en familia como hacía tiempo no lo compartían, pues últimamente el maknae pasaba casi todas las noches en casa de su Noona y Hoseok también escapaba alguna que otra para encontrarse con Rosé, ambos Alfas trataban de esconder su felicidad pero era demasiado evidente. Además, Tae apenas había regresado de visitar a sus abuelos y se incorporaba a la rutina en la mansión; Namjoon no había ido con él pues no quería dejar a Jin tanto tiempo solo. Visitarían a los abuelos una vez que la bebé naciera.

Jimin enseguida se dispuso a ayudar a Jin a preparar todo, pero el mayor se encontraba muy cansado y con las piernas algo hinchadas por lo que se mantuvo sentado cortando ingredientes y preparando algunos condimentos. Mientras, el pequeño Omega seguía sus instrucciones y cocinaba todo bajo la supervisión del mayor.

Luego del delicioso almuerzo todos terminaron alabando a Jimin por su ardua labor con gestos y abrazos cariñosos que incomodaron a cierto Alfa pelinegro, pero no dijo nada y controló a su lobo gruñón todo lo que pudo. En el fondo, Yoongi estaba muy orgulloso del rubito pues había logrado mucho en poco tiempo; pero a decir verdad, los demás podían felicitarlo de lejos.

Una vez en la habitación, Yoongi se recostó en la cama con unos papeles que debía revisar. Podría haberlo hecho al día siguiente ya que ese día era domingo y podía darse el lujo de descansar un poco, dormir, ver una película y disfrutar del resto de la tarde junto al pequeño Omega; pero quería, no, necesitaba distraerse con algo aunque fuese trabajo.

Ciertamente su molestia desde el almuerzo había empeorado y ahora estaba casi seguro de que eran más celos que otra cosa. ¿Por qué estaría celoso de los demás cuando sabía que nadie tenía segundas intenciones con Jimin? Sencillo, porque el Alfa aún no había marcado al menor. Se sentía inquieto y frustrado a pesar de que le había prometido a Jimin que esperaría. Había algo, no sabía con exactitud qué, pero definitivamente algo le estaba volviendo más sobreprotector y celoso con Jimin. Y eso también le molestaba, pues no era la primera vez que su lobo actuaba desesperado y se entristecía porque su Omega no tenía su mordida en la curvatura entre su hombro y cuello.

El menor se adentró en la habitación llevando unas toallas limpias en sus brazos para colocarlas en el estante del baño. Siempre que podía, le gustaba ahorrarle trabajo a la amable señora de la limpieza.

El pelinegro lo siguió con la vista y no pudo evitar que sus ojos se desviaran hacia su estrecha cintura y su pomposo trasero, recordando su sensual baile la noche que estuvieron en casa de su madre. Acto seguido se dio una bofetada mental para aclararse la mente y evitar pensamientos fuera de lugar. Esto nunca le había sucedido, a menos que contara aquella vez que entró en celo y todo lo que veía, olía y sentía era Jimin por todas partes. ¿Acaso iba a tener otro de esos episodios?

Si obviaba su celo, no había ocasión en la que se permitiera perder el control. ¡Por la diosa Luna, si había bañado al chico y lo había tenido bajo su cuerpo en varias ocasiones! Sí, su lobo quería, él también lo quería, pero siempre había podido controlarse. Sin embargo, ahora era diferente, y se repitió de nuevo que era la dichosa marca y su tonto lobo desesperado. No se dejaría vencer por sus instintos, no ahora, no cuando estaba seguro de que el cachorro confiaba en él y estaba empezando a sentirse más cómodo y seguro a su lado. No se permitiría echar a perder todo lo que habían logrado hasta ahora.

—Yoongi Hyung, ¿estás bien?

La voz del rubio lo sacó de sus pensamientos. Jimin se le había acercado y se encontraba de pie junto a su lado de la cama.

—S-Sí, cachorro. Todo está bien.

—No lo parece, Hyung... —murmuró el Omega cabizbajo—. El lazo se siente... raro.

Yoongi se sorprendió mucho ante aquello y se incorporó para sentarse frente al pequeño Omega, quien seguía de pie. Le había dado tantas vueltas a las cosas en su cabeza que al final Jimin se había dado cuenta a través del lazo. Nervioso, el Alfa tomó las pequeñitas manos del menor entre las suyas.

—Perdóname, Jiminie. Yo...

—Hyung, ¿qué sucede? —inquirió el rubio con preocupación—. Puedes decirme lo que sea, lo entenderé...

El Alfa tiró de él un poco para que se acercara, lo rodeó por la cintura con sus brazos y recostó su frente en el vientre del menor. Jimin enseguida le acarició algunos mechones de cabello y esperó a que el mayor se abriera con él.

—Estoy celoso... —murmuró el pelinegro por fin, luego de un suspiro—. Demasiado...

—¿Celoso? ¿P-Por qué? ¿Hice algo que...? —Jimin quiso saber pero fue interrumpido por el mayor.

—No, cachorro. No es tu culpa —dijo enfrentando su mirada—. No sé por qué mi lobo está inquieto, ansioso... No quiero que nadie te mire, o te toque o siquiera te hable. No sé por qué estoy actuando tan posesivo Jiminie... Perdóname... —Y volvió a esconder su rostro en el confortable vientre del rubio.

El Omega entendió la necesidad de Yoongi, como cuando había «marcado su territorio» las veces que había sentido celos o incomodidad. El mayor tenía bastante autocontrol y siempre lo hacía sentir a salvo, pero de vez en cuando Jimin debía ceder y ser más sumiso ante su Alfa quien estaba siendo muy paciente con él. Además, ¿a quién quería engañar? Su lobo también tenía necesidades que la mayor parte del tiempo no quedaban satisfechas por culpa de sus propios miedos e inseguridades.

—Hyung... —le llamó—. ¿Quieres...?

Yoongi levantó la cabeza de su escondite sin dejar de abrazar al menor. Jimin suspiró algo nervioso, pero ya se había decidido.

»¿Quieres m-marcarme... cómo aquella vez? —El rojo en sus mejillas fue instantáneo.

—Jiminie... —El mayor frunció el entrecejo—. No tienes que obligarte a hacer nada. Yo...

—Yoongi... yo también quiero… —admitió bajito el Omega.

El Alfa sabía que era cierto, el lazo se lo decía, y Jimin muy pocas veces lo llamaba solo por su nombre así que iba en serio. Entonces, con suavidad, acarició una de sus mejillas coloradas. La sumisión que le demostraba el menor lo embargaba poco a poco y una vez más se inquietó porque no quería arruinar el momento.

🔥 Lemon/escenas explícitas/+18 🔥

El mayor se levantó y abrazó al rubio mientras que este le correspondía, sus cuerpos pegados y sus corazones latiendo alborotadamente. Sus labios apresaron los de Jimin con calma pero con evidente necesidad. No tardó en profundizar el beso; su lengua acarició la del rubio y exploró su boca con deseo.

Yoongi volvió a sentarse al tiempo que se recostaba a la cabecera de la cama. Tomó la mano de Jimin y lo guió hasta sentarlo encima de él, los muslos del rubito alrededor de los suyos. Con una sonrisa volvió a acariciar la sonrojada mejilla del menor antes de volver a besarlo de manera dulce, su lobo se deleitaba con los tersos labios de Jimin. El pelinegro se permitió mordisquearlos para luego avanzar otra vez con su cálida lengua dentro de la húmeda boca del Omega, quien no pudo reprimir un gemido. Y el Alfa quería escuchar más de esos, muchos más.

—Jiminie... ¿me dejas... t-tocarte? —tartamudeó el pelinegro mientras buscaba en el rostro del Omega algún indicio de incomodidad o disgusto.

No obstante, el menor asintió avergonzado, se pegó más al firme pecho del Alfa y escondió su rostro en la curvatura de su cuello, inhalando el fuerte aroma que liberaba. No tenía miedo, solo estaba cohibido y avergonzado porque en el fondo había sido él quien le había pedido a Yoongi que lo marcara de aquella manera. A través del contacto físico el aroma de Yoongi se mezclaría con el suyo y aunque no habría una marca visible ni ocurriría la consumación del acto sexual, Jimin estaría «marcado» por su Alfa.

»Dime si necesitas que me detenga, cachorro... No quiero hacer nada para presionarte…

El rubio volvió a asentir pero esta vez encontró el valor para hablar:

—Confío en ti, Hyung... —murmuró contra su cuello.

Yoongi aprovechó la posición para también inhalar el dulce y embriagador aroma del Omega. Luego depositó besos húmedos por su cuello y su hombro puesto que el ancho suéter que usaba el menor dejaba bastante al descubierto.

Jimin sentía los vellos de su nuca erizarse y su vientre contraerse con una ligera sensación de placer. Se sentía extraño, solo había experimentado placer durante sus períodos de celo, pero terminaba odiando esa sensación de satisfacción ya que se sentía sucio y utilizado. Jamás había visto el rostro de los Alfas con los que había pasado sus celos, siempre tenía los ojos cubiertos con una venda y siempre repetía la misma posición: boca abajo, con su trasero levantado y su rostro enterrado en las almohadas. Nunca escuchó sus voces ni olió sus aromas, solo escuchaba sus gruñidos y sentía sus violentas estocadas.

Pero esto era diferente por completo, mucho más íntimo y menos lascivo, aunque muy excitante. Jimin solo se dejó hacer, muy en el fondo sabía que Yoongi no haría nada para lastimarlo.

El Alfa acarició con suavidad la menuda espalda del menor y buscó juntar sus labios una vez más, a lo que Jimin no se negó. Las grandes manos de Yoongi se deslizaron hasta la parte baja de su espalda y luego hasta su torneado y redondo trasero, apretando sus nalgas  un poco y acercándolo más a él.

El rubio pudo sentir cómo la creciente erección del mayor rozaba con su entrepierna y su lobo se regodeó con la idea de haber causado esa reacción en el Alfa.

Desde su abultado trasero, Yoongi continuó el camino hasta los muslos del Omega y los acarició con parsimonia por encima del pantalón de chándal que traía puesto; luego subió sus manos hasta su vientre y poco a poco las metió por debajo del esponjoso suéter. La sensación era deliciosa y electrizante para ambos, y cuando el mayor alcanzó los sensibles pezones del rubio, este se estremeció ligeramente y gimió entre el beso.

Yoongi no pensaba llegar tan lejos, pero al mismo tiempo quería seguir escuchando los agudos gemidos de su Omega. Ahora los finos labios y la húmeda lengua del Alfa recorrían la comisura de la boca contraria, la mandíbula, el lóbulo, el punto sensible bajo la oreja, el cuello; mientras que continuaba estimulando su pecho y arrancando suaves gimoteos de la garganta del menor.

El rubito se derretía en las manos expertas del pelinegro, quien se tomaba su tiempo para explorar su cuerpo y encender sus sentidos. Y se dio cuenta que deseaba más, solo un poco más, del contacto con su Alfa destinado.

—Hy-Hyung... —intentó murmurar, pero lo que salió fue más bien un lloriqueo.

Yoongi rápidamente detuvo todo movimiento y levantó la vista con un gesto de preocupación.

—¿Estás bien? ¿Quieres que me detenga? —inquirió con voz ronca.

Jimin negó con la cabeza y si era posible, sus cachetes se volvieron aún más rojos.

—Puedes... Puedes quitarme esto...

El Alfa se sorprendió al ver que el menor señalaba su suéter, pero su momento de estupefacción no duró mucho y enseguida se lanzó a quitarle la prenda al chico.

»T-Tú también, Hyung... —pidió el Omega con timidez.

Y el pelinegro pensó que en algún momento tendría que detenerse, antes de que las cosas fueran demasiado lejos... en algún momento...

Pero en pocos segundos se quitó la camiseta que llevaba puesta y ambos quedaron frente a frente con sus torsos desnudos. Yoongi deslizó sus manos con adoración por el cuerpo del rubio, quien dejó caer su cabeza hacia atrás mientras se sostenía del cuello del Alfa.

—Eres tan hermoso... —murmuró el pelinegro con voz ronca.

Jimin se incorporó y lo miró a los ojos con intensidad.

—No lo soy, Hyung...

Con un rápido movimiento, el mayor intercambió las posiciones y terminó colocándose encima del rubio, sus ojos fijos en los de él y una sonrisa ladina adornaba su rostro.

—No contradigas a tu Alfa, Jimin-ah... —dijo Yoongi en tono juguetón.

Jimin no pudo evitar soltar una risita, que fue acallada por el pelinegro con un sensual beso. Los finos dedos de Yoongi encontraron el pecho del menor una vez más, apretando con un poco más de fuerza y haciendo a Jimin retorcerse de placer bajo él.

Con su traviesa lengua, el Alfa danzó sobre el pezón izquierdo de Jimin, luego el otro fue succionado suavemente. Un inevitable gemido por parte del menor le complació sobremanera, mientras sentía los diminutos dedos del Omega enredarse en sus cabellos azabache con poca delicadeza.

Jimin estaba hecho un desastre entre jadeos y gemidos, su cuerpo ardía donde quiera que el pálido tocaba y sentía su entrepierna endurecerse a cada segundo. Tenía miedo, sí, de todas estas sensaciones inexploradas, pero no quería detenerse, no podría.

—Hyung… Yoongi —lloriqueó, perdido entre el placer—. M-Más... t-tócame más…

Tener a Jimin en todo el esplendor de su sumisión era el punto débil del Alfa, por eso no se detuvo a pensar en nada más que complacer el pedido de su Omega.

Sin dejar de usar su lengua para estimular el pecho de Jimin, el pelinegro se movió un poco para dejar libre la entrepierna del menor y poder dedicarse a esta. Lentamente acarició su erección por encima de la tela, para después introducir una mano dentro del fino pantalón y luego dentro de sus boxers. Con delicadeza apretó la calidez del miembro de Jimin y lo sintió estremecerse y jadear. Sin embargo, el menor no hizo ademán de detenerlo, sino que se aferró más a sus brazos y cerró sus ojitos con fuerza, abrumado por la sensación.

Poco a poco el ritmo de la mano de Yoongi fue aumentando y también los gemidos del Omega. El mayor ahora devoraba su boca y se deleitaba con la suave carne que apretaba entre sus largos dedos.

Y en el momento culminante, Jimin se tensó, arqueó la espalda y gimió incontrolablemente, explotando en un mar de éxtasis al tiempo que Yoongi ralentizaba sus movimientos hasta detenerse.

🔥🔥🔥

El rubio fue acompasando su agitada respiración mientras el mayor lo miraba maravillado. Algunos mechones de su cabello estaban esparcidos en la blanca almohad, otros, pegados a su frente debido al ligero sudor que la cubría; sus cachetes colorados y sus labios hinchados, algunas tenues marcas cubrían su cuello y pecho.

El pelinegro sonrió con dulzura mientras removía los rebeldes mechones de la frente del Omega. El chico abrió sus ojos y sintió la intensa mirada del mayor sobre él, entonces, avergonzado, se cubrió el rostro con ambas manos.

—Cachorro... no te avergüences —le consoló Yoongi mientras le quitaba las manitas del rostro.

Le dio un beso corto en los labios y le sonrió más amplio.

»¿Estás bien? —preguntó el Alfa.

Jimin asintió aún sin perder el sonrojo.

»¿Te gustó?

El Omega volvió a asentir mientras se mordía el labio con vergüenza.

—Hyung... ¿tú...? —comentó apenado—. También necesitas...

Yoongi comprendió el balbuceo del menor y volvió a besarlo lento.

—El lazo es más fuerte de lo que crees, Jiminie —explicó—. También me corrí cuando tú lo hiciste.

—Oh... —musitó el Omega.

Sin darle mucho tiempo para pensar en todo lo que acababa de suceder y aprovechando que el chico estaba siendo más atrevido que de costumbre, Yoongi le sugirió tomar un baño juntos.

El rubor en sus mejillas no se desvaneció, pero Jimin aceptó la propuesta del pelinegro. Su corazón latía descontroladamente y aunque estaba nervioso, también estaba emocionado por poder compartir tanta intimidad con su Hyung.

Una vez lista la bañera con el agua caliente y la espuma, Yoongi le preguntó al rubio si quería desvestirse primero, aunque solo llevaba puestos sus pantalones deportivos igual que el Alfa. Jimin abrió los ojos atónito y negó con la cabeza, cosa que hizo reír al Alfa.

—Cachorro, ¿cuándo dejarás de avergonzarte frente a mí? —dijo con una gran sonrisa mientras se acercaba al menor para besarlo castamente en la boca.

—Creo que nunca, Hyung —contestó tímido el Omega.

Esta vez Yoongi le dio un beso en la frente y le dijo que él entraría primero. El Alfa fue desvistiéndose hasta quedar del todo desnudo, adorando la expresión asombrada y a la vez avergonzada de Jimin al mirarlo. Para no hacer el momento más incómodo para el chico, enseguida se metió en la tina y dejó que la espuma lo cubriera.

Jimin se dio cuenta de que era su turno y su rostro explotó en mil tonalidades de rojo. Respiró profundo un par de veces hasta calmar un poco su desbocado corazón, y con avergonzada lentitud fue quitándose el pantalón y luego el bóxer, dejándolos en el suelo junto a los de Yoongi.

El Alfa extendió su mano para ayudarlo a entrar al agua, y pronto Jimin estaba acomodado entre sus piernas, su espalda descansando contra el pecho del mayor. Yoongi depositó un suave beso en su hombro y luego otro en su cuello.

El rubito soltó una risita nerviosa.

—¿Qué es tan gracioso? —inquirió el mayor con un murmullo.

—Solo recordaba... aquella vez que me diste un baño...

Entonces el pelinegro también rió.

—¿Sabes, cachorro? En ese entonces sentía mucho miedo... Creí que nunca me aceptarías, que nunca podría besarte o abrazarte... —confesó el Alfa—. Estabas tan lastimado, Jiminie, por dentro y por fuera... y pensé que después de todo lo que habías pasado no querrías... no me dejarías...

Jimin se entristeció al escuchar el dolor en la voz del Alfa y sentir todas aquellas emociones fluir por el lazo. Se volteó un poco para acomodarse de lado y poder mirar al chico que lo abrazaba, todavía recostado a su pálido pecho. Él tenía los ojos cerrados, tratando de contener sus emociones, no quería que le fallara la voz.

El Omega se aventuró entonces a besar los suaves labios del pelinegro, sorprendiéndolo un poco, pero respondió al beso de igual manera.

—Hyung... —susurró el menor contra los labios contrarios.

Los sentimientos se arremolinaron dentro del pecho de Jimin y no podía controlarlos ni organizarlos. Había tantas cosas que quería decirle al Alfa, tanto que deseaba confesarle; pero no encontraba las palabras correctas.

Yoongi volvió a besarlo, un beso delicado y sin apuros, ya que a veces sus bocas podían decirse mucho sin pronunciar palabra alguna. Sin embargo, el rubio se prometió ordenar sus ideas en algún momento y decirle al Alfa todo lo que había sentido desde el momento en que se habían conocido.

Luego de haberse restregado un poco con la esponja y ya cuando el agua de la tina estaba tornándose fría, Yoongi salió de esta y utilizó una toalla para secarse un poco y envolverse de la cintura para abajo. Su torso todavía estaba desnudo y pequeñas gotas de agua que se desprendían de las puntas de su cabello resbalaban luego por su pecho. Tomó otra toalla y la colocó en la encimera de mármol negro, luego se inclinó para mirar al Omega, quien, con el rostro colorado, todavía se encontraba dentro de la tina.

—¿Puedo?

El rubio movió la cabeza en señal de afirmación y, enredando sus brazos en el cuello del Alfa, permitió que este lo sacara de la bañera y lo sentara encima de la toalla. Yoongi le colocó otra toalla sobre los hombros y luego comenzó a secarle el cabello con otra más pequeña.

Déjà vu. Aunque esta vez era diferente, y se sentía diferente.

El Omega no perdía el sonrojo, pero una ligera sonrisa le curvaba los gruesos labios. Yoongi también sonrió y sin poder contenerse besó la frente del menor por unos segundos. Para su sorpresa, Jimin hizo lo mismo. El Alfa sonrió más y besó su mejilla suavemente; acto seguido, Jimin se inclinó y besó la pálida mejilla del mayor. Yoongi repitió la acción con la nariz del Omega, quien soltó una risita para luego devolver el beso en el mismo lugar.

Sus miradas se encontraron por un instante, y el pelinegro depositó un cálido beso en los labios de Jimin, atrapando su labio inferior en un pequeño mordisco antes de separarse. Quería ver si el rubio era capaz de seguirle el juego, y tuvo que contener un gemido de sorpresa cuando el chico lo haló por la toalla ajustada a su cintura y lo besó con pasión, apretándose contra su cuerpo y envolviendo sus brazos en su cuello; y también lo mordió, solo un poco, pero lo hizo.

—Cachorro... me vuelves loco...

—Es tu culpa, Hyung... —Y le regaló una sonrisita sin mostrar los dientes.

El Alfa acercó su frente a la del menor y se quedaron un momento en silencio, con los ojos cerrados y sus narices rozándose. En ese instante se demostraban cariño y disfrutaban una vez más de tan añorada cercanía.

Editado: 28.09.21



*Nota*
Espero les guste este capítulo.

¿Qué les pareció el Yoonmin por fin? Sé que no es mucho pero me gusta ir despacio y lo saben.


Gracias por leer, dejen su estrellita y comenten por favor.

Otra curiosidad de este fic es que en el capítulo en el que Tae y Kook van al departamento de Ji Eun (IU), la idea era que ella los hiciera besarse y excitarse mutuamente para luego poder estar con ella. De ahí partiría la historia del Kooktae, puesto que el peliazul comienza a tener sentimientos por su amigo y trata de mantener los encuentros con la Omega para así estar cerca del maknae. Incluso tenía planeada una conversación entre Tae y su hermano Namjoon en la que él decidía convertirse en Delta solo por Jungkook. Pero bueno, me gusta que a pesar de la ficción la historia sea realista, y tantos ships y solo una pareja hetero no es creíble en mi opinión. Por eso el Kooktae no nació hehe. Sorry.


Atención: En el próximo capítulo…… es probable que les presente el booktrailer de esta historia. ¡¡Aaaaaahhhhh, está genial!! ¡¡Morirán!! ¡¡Moriremos!!

❤ heartu for you

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