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~2~

En pocos minutos todos se encontraban camino a la mansión del líder Min en las afueras de Daegu.

Hoseok miraba a su primo con curiosidad, pero no se había atrevido a decir nada hasta que no estuvieran solos en la minivan. Jungkook y Taehyung iban delante y no podían escucharlos, mientras que los demás iban en otra minivan. Había confianza de sobra, sin embargo, este tema era muy delicado.

—¿Y bien? ¿No piensas explicarme qué acaba de suceder? —preguntó Hoseok, cruzándose de brazos.

—No lo sé... —respondió Yoongi con un suspiro.

Todavía llevaba a Jimin en brazos, lo había acomodado encima de él y casi de inmediato, el chico había hundido su nariz en su cuello. Quien lo viese así, pensaría que estaba durmiendo plácidamente, sin imaginar todo lo que había sucedido.

—¡¿Cómo que no sabes?!

—¡Yaah! ¡¿Quieres callarte?! —dijo Yoongi medio gritando, medio susurrando.

—Bien, lo siento —murmuró Hoseok—. Es que todo esto es muy extraño. Primero te conviertes en lobo así, de la nada, y créeme que fue increíble y todo pero... él también se transformó... y luego ustedes... yo que sé... Solo explícame, Yoongi.

—Se llama Jimin —dijo el pelinegro por fin.

—¿Hablaste con él en tu forma lobuna? ¿Qué más te dijo? —inquirió su primo, sorprendido.

—No solo eso... También hablé con él en mi forma humana...

—¡¿En serio?! —chilló Hoseok, pero cerró la boca cuando Yoongi lo fulminó con la mirada por hablar tan alto—. ¿E-En serio? —repitió más bajito.

—Y además... pude pasarle mi energía para que se transformara otra vez. —Terminó de decir Yoongi.

—¡Vaya! —Fue todo lo que el otro pudo articular.

—Ahora dime, ¿cómo lo encontraste? —Quiso saber Yoongi.

Hoseok respiró profundo antes de contarle todo a su líder.

Estaban revisando el sótano para asegurarse de que no había más nadie o tal vez esperando encontrar alguna pista, cuando escucharon leves gemidos y un ruido de cadenas arrastrándose. Lo encontraron detrás de una puerta corrediza en el fondo del sótano; su cuello, sus manos y sus pies estaban encadenados a uno de los postes de una pequeña cama en una esquina del cuartucho.

Parecía que no había comido en días, aunque sus heridas se veían recientes; solo llevaba puesto un suéter gris manchado y rasgado que le quedaba inmenso. En cuanto se dispusieron a ayudarle, el chico comenzó a gritar a toda voz, diciéndoles que se alejaran, que no lo tocaran.

Les costó muchísimo lograr zafarlo de las cadenas, tuvieron que utilizar unas pinzas de corte que encontraron en un rincón del sótano. El chico chilló y se resistió incansablemente por más que le repetían que no iban a lastimarlo. Hoseok no pudo cortar el collar de alrededor de su cuello puesto que no dejaba de retorcerse y tenía miedo de hacerle daño; tuvo que dejar un trozo de cadena aun colgando del mismo.

Mientras Yoongi escuchaba lo que contaba su primo, no pudo evitar sentir una punzada de dolor en su pecho. El pequeño Omega seguro había sido víctima de incontables abusos que ni el propio Yoongi estaba seguro de querer conocer.

—Dile a Namjoon que averigüe todo lo que pueda sobre él —dijo apenas Hoseok terminó de hablar—. Y quiero saber cuál era su relación con Lee Jooheon y por qué estaba abandonado en ese club.

Hoseok asintió con determinación.


En efecto, como Yoongi había pedido, ya Seokjin estaba esperando con todo listo para atender al Omega herido. Siendo Omega también, Jin era el hermano mayor de Yoongi y además, estaba en espera de su primer cachorro. Aunque ya contaba con cuatro meses de embarazo, era perfectamente capaz de seguir desempeñándose como médico, el único en el que Yoongi tenía total confianza.

Luego de quitarle el collar y el mugroso suéter, y cubrir sus partes íntimas con una manta, Jin examinó al pequeño Omega con cuidado y seriedad mientras Hoseok y Yoongi lo observaban en silencio. El mayor limpió sus heridas y arañazos con delicadeza, aplicando ungüentos y vendando los lugares necesarios, y para finalizar le inyectó un calmante y un relajante muscular.

—Con esto no sentirá dolor y dormirá por un par de días, no estará por completo inconsciente pero sí un poco atontado. Además, no podrá caminar bien o moverse a voluntad hasta que pase el efecto del medicamento —explicó.

—Gracias, Jin Hyung —expresó Yoongi con menos preocupación.

—¿Ahora me pueden contar qué sucedió? —inquirió el Omega con paciencia—. Porque la versión de Tae y Kookie no ha sido muy elocuente que digamos.

Yoongi abrió la boca para contarle lo sucedido a su hermano, pero su fastidioso primo se adelantó.

—¡Fue una locura, Hyung! —exclamó con irritante voz—. Yoongi se transformó en lobo, ¡¿puedes creerlo?! En todos mis años de vida solo lo he visto convertirse en lobo una vez, con esta dos. Y este pequeño Omega también se transformó. ¡¡Waaah!! Tenías que haberlo visto, Hyung. Por un momento pensé que iban a pelear ¡Pero incluso se comunicaron con sus mentes! Fue increíble... en serio fue... —Hoseok divagó tratando de encontrar la palabra adecuada, hasta que desistió—. A propósito, el chico se llama Jimin.

—¿Es todo eso cierto, Yoongi? —preguntó su hermano, pues sabía que a Hoseok le gustaba exagerar las cosas.

—Básicamente, sí —indicó el líder.

—Bueno, yo iré a contarle a Namjoon y juntos buscaremos información acerca de este chico Omega —dijo Hoseok—. Más vale que luego me cuenten los detalles de todo, Hyungs; porque sé que hay algo raro con todo esto de los lobos.

Cuando su primo hubo abandonado el pequeño salón, Jin cerró la puerta y se acercó más al pelinegro.

—Yoongi-ah, ¿tienes idea de lo que esto significa?

Yoongi suspiró y observó a su hermano por un momento, luego desvió su vista hasta el pequeño Omega de cabellos rubios.

—Creo que sí. Él es... Este chico es... —Yoongi se quedó en silencio ante lo que estaba a punto de decir.

—Tu alma gemela. —Terminó de decir el mayor.

El pelinegro volvió a suspirar sin decir nada esta vez. Era sabido que en tiempos modernos era muy extraño que cualquier cambiaformas, descendiente o no de los lobos, transmutara a su forma animal. Sin embargo, una vieja leyenda decía que cuando un Alfa y un Omega estaban destinados a estar juntos por voluntad de la Diosa Luna, al encontrarse por primera vez sus cuerpos se verían obligados a cambiar a su forma de lobo de inmediato, puesto que solo así podrían reconocer a su alma gemela.

»¿Cómo te sientes? —preguntó Jin poniendo una mano en su hombro en señal de apoyo.

—¿Cómo crees? —devolvió Yoongi con otra pregunta—. Todavía no termino de procesar todo esto, Jin Hyung. Ni siquiera he tenido una conversación adecuada con él. Ni siquiera... —la voz del líder se quebró un poco, todo era tan abrumador para él.

—Hey, todo se resolverá, ya verás —le consoló Seokjin—. Cuando él despierte hablarán con calma y se entenderán.

—Gracias, Hyung, siempre sabes qué decir. —Yoongi mostró aquella sonrisa especial que solo guardaba para sus más cercanos.

—Ahora descansa, ¿sí? Y tenlo cerca de ti —aconsejó su hermano señalando al pequeño Omega—. Sus heridas pueden sanar más rápido si te mantienes junto a él.

Seokjin se despidió después de eso y los dejó solos en el pequeño salón.

Yoongi se acercó al chico, arrimó una silla y se sentó a su lado en la camilla. Se tomó unos segundos para observarlo a detalle como mismo había hecho con su lobo. Tocó su mejilla herida con suavidad, como si pudiera borrar el corte de su bello rostro. Porque si de algo el Alfa se había dado cuenta, era de que Jimin era increíblemente hermoso a pesar de todos los rasguños y cicatrices en su suave cuerpo. Su cabello era sedoso al tacto, con mechones que por momentos parecían cenizos igual que el pelaje de su lobo. Sus cejas eran finas, sus labios gruesos y pálidos.

Otra punzada de dolor cruzó el pecho del Alfa al notar su cuerpo delgado en extremo, casi escuálido; unas oscuras ojeras se extendían por debajo de sus pequeños ojos. Y además de las evidentes cicatrices y heridas poco profundas, moretones de todos colores y tamaños se extendían por todo su cuerpo, en especial su cuello, muñecas y tobillos.

Entonces el pelinegro tomó una decisión, con cuidado cargó el débil cuerpo del chico en sus brazos y se dirigió a su habitación; lo acostó en su inmensa cama y lo cubrió con un suave edredón. Luego fue a darse una merecida ducha de agua tibia, y fue allí, bajo el agua cálida, que Min Yoongi juró destruir a quien sea que hubiese lastimado a Jimin, incluso si tenía que buscar a Lee Jooheon en el mismísimo infierno.

Al salir del baño y vestirse, el pelinegro escuchó leves quejidos provenientes del chico, al parecer estaba teniendo una pesadilla. Se acercó a la cama y se acostó a su lado; tocó con sus finos dedos el entrecejo fruncido del Omega. Jimin se quejó una vez más y se movió impaciente hasta acercarse al cuello del Alfa e inhalar su aroma, solo así Yoongi lo notó relajarse. Durmieron así toda la noche, y a pesar de que Yoongi estaba acostumbrado a dormir solo, no le molestó para nada la calidez del frágil Omega.

Editado: 11.09.21

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