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~11~

*Nota*

Contenido que puede ser ofensivo, violento o que podría provocar reacciones incómodas.

La voz grave del líder entrando en ese momento congeló a los otros dos Alfas en la oficina, sin embargo, cuando Yoongi hizo ademán de acercarse Namjoon se puso de pie de un salto y Hoseok se incorporó, ambos bloqueando la pantalla del ordenador; cosa que no pasó desapercibida para el pelinegro.

—¿Qué les pasa? ¿Por qué andan de raros?

—Hyung... —balbuceó Namjoon mientras se acomodaba los espejuelos con nerviosismo.

—Yoongi... —musitó el de cabellos rojizos al tiempo que se rascaba la nuca.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué?!

El mayor, quien se había detenido por un momento, continuó avanzando hacia el escritorio; sospechaba que esos dos se traían algo entre manos.

—Yoongi, espera... —le detuvo su primo con una mano en su pecho.

—Hoseok, ¿qué diablos les pasa? ¿Por qué están...?

—Hyung, escúchalo, por favor —pidió el Alfa de cabellos morados.

Hoseok lo miró con seriedad y entonces habló.

—Namjoon logró hackear el sistema del ordenador que encontré en la residencia de Lee Jooheon y... —el chico exhaló pesadamente—. Hay videos de Jimin en los archivos personales de Jooheon.

—¿Q-Qué? —Yoongi se alarmó—. ¿Por qué? ¿Qué tipo de videos? Déjame verlos.

Esta vez habló Namjoon, con cierta pena en su tono.

—Ese es el asunto, Hyung... los videos son privados... demasiado íntimos...

¿Privados? ¿Íntimos? ¿Pero de qué mierda hablaban? Ante el ceño fruncido y la evidente confusión del mayor, Namjoon continuó.

—Hay un patrón que se repite más o menos cada tres meses y creo que... tiene que ver con el celo de Jimin...

—Apártense ya —exigió el líder.

Yoongi no estaba para explicaciones sin sentido cuando no tenía ni la más mínima idea de lo que sucedía, así que interrumpió sin modales.

Los menores obedecieron y se separaron del escritorio a regañadientes. El pelinegro se acercó del todo y observó la pantalla con el rostro inexpresivo, allí le esperaba una lista de videos en alta definición dentro de una carpeta que llevaba por nombre Jimin. Con dedos temblorosos pero decididos, hizo clic en uno de los videos para reproducirlo.

Sintió su pecho rasgarse en dos cuando al fin vio de qué se trataba. Con certeza era Jimin, y sí era privado e íntimo; pero no era algo agradable para Yoongi.

El Omega se encontraba desnudo dentro de una habitación iluminada tenuemente. Para el ángulo de la cámara, el menor quedaba de frente a esta y detrás de él se veía solo una oscura puerta cerrada y algunos muebles. Estaba apoyado en sus rodillas y manos, aunque por momentos descansaba su cabeza en las almohadas y contoneaba su trasero. Llevaba un grueso collar alrededor del cuello, cuya cadena le ataba a uno de los postes de la cama; no podría levantarse ni aunque quisiera. Sus ojos estaban vendados pero al parecer el resto de sus sentidos estaban más que alertas puesto que se giró un poco cuando alguien entró en la habitación. Era Jooheon.

En contra de su voluntad, Yoongi se colocó los audífonos. Enseguida los gemidos necesitados de Jimin inundaron sus oídos, pero esto solo logró desagradarle aún más. No podía ser.

¿Era esto a lo que el menor se refería cuando habló de un Omega como él? ¿Era esto lo que le ocultaba, que había tenido relaciones con su propio hermano? El estómago del pelinegro se revolvía cada vez más.

—Aaah... —gemía el Omega una y otra vez—. Por favor... duele...

Jimin debía estar en celo, era la única explicación viable para aquello.

Jooheon se acercó más a Jimin y le acarició los cabellos húmedos por el sudor. Sin previo aviso, Lee tomó algo de la mesita de noche junto a la cama, era una cámara fotográfica. El flash lograba iluminar el cuerpo perlado del Omega quien se retorcía del dolor y seguía sollozando. Luego de varias fotos, Jooheon caminó hasta la puerta y la abrió, dejando entrar a un hombre semidesnudo.

Yoongi se llevó una mano a la boca para ocultar su jadeo de sorpresa. Con rapidez, el hombre, bastante excitado por las feromonas de un Omega en celo, se deshizo de su única prenda de vestir y se trepó a la cama.

»Alfa... —gimoteó Jimin—. Alfa...

Y mientras el recién llegado se dedicaba a "preparar" al menor, Jooheon continuaba tomando fotos a cada momento; el pelinegro logró pausar el video cuando el fotógrafo estaba a punto de auto complacerse.

Todo quedó en silencio dentro de su oficina. Su primo y su cuñado se habían retirado y al parecer le esperaban del otro lado de la puerta.

Yoongi no se atrevió a reproducir ningún otro video, pero sí notó que había muchísimos. Luego observó las fechas de cuando habían sido grabados y se dio cuenta de que Namjoon tenía razón; si sucedían cada tres meses tenía que ser durante el celo de Jimin.

El pelinegro abandonó su oficina con pasos firmes y mirada seria, sus puños contraídos de la impotencia y el enojo que sentía.

—Yoongi, ¿a dónde vas? —llamó su primo, quien fue ignorado olímpicamente.

El mayor continuó su camino hasta las escaleras que subían al tercer piso, hacia las habitaciones de la familia.

—Hyung, no cometas una locura. Cálmate antes de verlo. —Nam también fue ignorado.

De todas maneras los chicos le siguieron de cerca. A nadie le gustaba un Min Yoongi enojado, y mucho menos uno en modo Alfa celoso posesivo que acababa de ver a su Omega teniendo sexo con otro. Sin embargo, toda esa ira no podía recaer sobre el menor, y Namjoon y Hoseok se encargarían de protegerle si era necesario hasta que el pelinegro se tranquilizara.

Yoongi continuaba su paso enfocado en un solo objetivo, encontrar a Jimin.

El Omega se encontraba charlando muy animado con Jin en el pasillo, probablemente contándole de su visita a la playa con el Alfa; sus ojitos brillaban de la emoción.

—Hyung... —murmuró el rubito cuando lo vio.

—Jimin...

Los Alfas que le seguían pensaron que no llegarían a tiempo para apartar al pequeño Omega de Yoongi, pero se sorprendieron al ver que el pelinegro solo estaba abrazándolo de una forma muy protectora.

Jin supo que algo había sucedido, pero se abstuvo de meter sus narices donde no le llamaban y se alejó en dirección a los boquiabiertos Namjoon y Hoseok.

—Hyung... ¿qué sucede? —inquirió Jimin sorprendido por la actitud del Alfa.

El mayor se apartó un poco para poder mirarlo a los ojos. ¿Qué le diría? Tenía tantos sentimientos encontrados que no sabía por dónde empezar. Mientras caminaba en busca del Omega, había sido capaz de organizar todo en su mente, pero ahora no albergaba más que un remolino de ideas y emociones...

—Jiminie... yo... yo solo...

Yoongi se había quedado sin palabras. Y es que si no lo hubiese visto con sus propios ojos jamás lo hubiese creído.

Su propio hermano se aprovechaba de los períodos de celo de Jimin para su beneficio y placer. Videos, fotos, y sabe la Diosa Luna qué otras perversidades había hecho aquel degenerado. Y Jimin, su pequeño cachorro, sufriendo todo aquello sin más remedio pues ya le había dicho que no conocía de supresores o inhibidores. Apostaba que ni siquiera sabía que su hermano estaba en la habitación mientras todo eso sucedía. Como Omega, su único instinto era ser complacido durante el celo, lo mismo le sucedía a los Alfas.

Nadie podía juzgar a otro por lo que sucedía durante un momento así y mucho menos aprovecharse de ello. Todo lo que el Alfa deseaba en aquel instante era despedazar a Lee Jooheon con sus propias garras. Sin embargo, a quien tenía delante era a su precioso Omega. Debía hacerle saber a Jimin que él nunca lo juzgaría por nada de lo sucedido en el pasado, por muy desagradable que fuera; pero tampoco quería que el menor se diera cuenta que ya lo sabía todo. Eso era algo que Yoongi esperaba Jimin fuera capaz de decirle dado el momento.

»Cachorro... Solo quiero que sepas... que nunca me arrepentiré de conocerte. Nunca me arrepentiré de que la Diosa Luna te haya escogido como mi pareja destinada.

Jimin lo miraba con los ojos bien abiertos y cristalizados por las lágrimas que comenzaban a aflorar, incluso su cuerpo retrocedió de manera involuntaria hasta que la misma pared le detuvo. Sin embargo, Yoongi siguió abriendo su corazón por completo y a pesar de no ser muy bueno comunicando sus sentimientos, hizo su mayor esfuerzo.

»Sé que tal vez nunca llegues a aceptarme como tu Alfa y tal vez nunca seamos pareja, pero siempre estaré aquí para ti, cachorro, siempre... Sin importar lo que suceda... Siempre seré tuyo.

El mayor volvió a abrazarlo y apoyó su frente en el hombro del menor. Jimin cerró sus ojos cuando las lágrimas nublaron su vista por completo, dejó que se derramaran por su rostro con libertad. Al notarlo, el Alfa se acercó más y las limpió con suaves besos.

—Lo siento tanto, Hyung... —susurró con voz ahogada—. Estoy... Estoy demasiado roto, demasiado sucio...

—No tienes que disculparte por nada —dijo el pelinegro con sus manos aún en el rostro del contrario—. Eres quien eres y a mí me da igual, porque eres mi Omega.

—Pero si supieras...

—No me importaría, Jiminie...

Yoongi pegó sus frentes con suavidad y rozó la punta de su nariz con la de Jimin, algo que su lobo le pidió. El pelinegro hablaba con honestidad, no le importaba si el menor había estado con otros veinte Alfas, eso era cosa del pasado. Lo que importaba ahora era que estaban juntos.

El menor sintió el lazo entre ellos vibrar con intensidad, transmitiéndole seguridad y confianza. Su lobo se inquietó. Le rogaba que se rindiera, que aceptara de una vez por todas que Min Yoongi era su Alfa, su pareja destinada; que no tenía por qué huir de él, que no quería seguir huyendo de él.

Entonces, el Omega hizo lo que nunca antes le había pasado por su cabeza hacer, pues actuaba por puro instinto, dejando salir a flote los deseos de su animal interior. Inclinó su cabeza hacia el lado izquierdo y dejó la curvatura de su cuello expuesta; se estaba sometiendo ante el Alfa, entregando todo de sí.

El pelinegro, si no estuviese siguiendo también su propio instinto, se habría tomado un momento para sorprenderse y preguntarle al menor si estaba seguro de todo aquello. Sin embargo, sin tiempo que perder, se inclinó para besar el lugar más perfumado del cuerpo de Jimin.

Ambos sintieron una sensación electrizante recorrerles de pies a cabeza. Era la primera vez que el Alfa marcaba a su Omega de aquella manera. Pero no era una mordida, era una marca de olor; un vínculo que haría que el aroma del pelinegro se mezclara con el del menor. Y significaba que Jimin le estaba aceptando.

El mayor besaba la zona con ternura y cuidado, moviendo sus labios muy lento por la suave piel; atreviéndose a rozarla con su lengua ocasionalmente para que su olor quedara bien impregnado. Se guardó los deseos de mordisquearle para no cruzar los límites.

»Gracias, cachorro —dijo Yoongi cuando se incorporó—. Sé que todavía necesitas tiempo... y espacio, pero estoy aquí para ti. Cuando estés listo me contarás todo... y seguiré estando aquí para ti...

Jimin no hizo más que abrazarlo y soltar un par de lágrimas más, abrumado por lo sucedido y por las palabras del pelinegro.

»Te lo prometo... —susurró Yoongi.

Editado: 23.09.21


*Nota*
Espero les guste este capítulo.

Sé que está cortico pero no quería agregarle más complicaciones... por el momento.

Disculpen la demora.

❤ heartu for you

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