
~10~
Al cabo de un par de días, Hoseok regresó de Busan y trajo consigo algo de información y unas carpetas codificadas en una memoria flash. Había podido visitar el lugar en el que habían atrapado al resistente, esta vez era una gran residencia que al parecer estaba a nombre de los abuelos de Jooheon y este la utilizaba a menudo. Hoseok logró revisar habitaciones que seguro parecían normales, con objetos meramente decorativos, no obstante, dentro del closet de una de las habitaciones encontró una caja con ropa doblada que pesaba demasiado para el poco contenido que traía.
El de cabellos rojizos buscó y rebuscó hasta dar con un fondo falso dentro de la caja y bingo, después de levantar la tapa con su navaja, encontró un forro negro que resguardaba una laptop. De inmediato, sacó su memoria flash con un programa especial instalado por el genio Namjoon para insertarlo directo en el ordenador y copiar archivos de todo tipo aunque estuviesen codificados, sin necesidad de conocer la contraseña. De esta manera, sin encender siquiera el ordenador podría recuperar los archivos codificados, los cuáles tal vez se destruirían automáticamente al escribir la contraseña incorrecta tres veces.
Entonces, el segundo al mando de la manada Min regresó a Daegu con los archivos codificados y con la laptop para que Namjoon le echara un vistazo. Además, según el resistente que Hoseok había interrogado, Jooheon tenía planes de crear más disturbios en la ciudad y desviar la atención hacia Min y su incompetencia para lidiar con ellos. Sin embargo, los planes estaban en pausa, pues al parecer el líder de la resistencia estaba buscando a alguien y estaba empleando todos sus recursos y hombres en esa tarea.
Enseguida que Namjoon recibió todo, se puso manos a la obra para descifrar los archivos codificados e intentar hackear la contraseña del ordenador y su sistema operativo. Mientras, Hoseok echó una ojeada a las nuevas mini cámaras de vigilancia instaladas, pero no vio nada sospechoso. Sin embargo, en una de las cámaras captó a Taehyung y Jungkook caminando sigilosos hacia la biblioteca, un lugar raro para esos dos.
Frunciendo el ceño, Hoseok se sentó frente al ordenador que gestionaba todas las pantallas y poniéndose los audífonos amplió el video de la cámara instalada en la biblioteca. Luego de escuchar un poco de qué iba la conversación, el segundo al mando lanzó los audífonos sobre la mesa.
—Oh no... Estos mocosos... ¡Voy a matarlos!... No puedo creer que se hayan atrevido a hacer algo así —exclamó mientras se ponía de pie.
Namjoon lo observó salir de la oficina hecho una furia y ni se inmutó en preguntar. Hoseok no era de los que se enojaba con facilidad, pero cuando lo hacía era mejor no interponerse en su camino.
El de cabellos rojizos irrumpió en la biblioteca donde los chicos conversaban en dos cómodos butacones, sin imaginar lo que les esperaba.
—¡Yaah! ¡Jeon Jungkook! ¡Kim Taehyung!
Cuando Tae y Kookie estaban a punto de saludarlo, el mayor los tomó de las orejas con tal fuerza que enseguida comenzaron a chillar y quejarse por tanta brusquedad.
—¡¡Yaaah!! ¡¡Hobi Hyung!! —gritó Taehyung frotándose la oreja enrojecida—. ¡¡¿Qué haces?!!
—¿Que qué hago, idiotas? —explotó el mayor de los tres—. ¡¡¿Qué hacen ustedes?!!
—¡¿De qué hablas, Hyung?! —replicó Jungkook cuidando de su oreja igual que el peliazul.
—¡¿Cómo pueden pensar en hacer algo así, Taehyung?! —vociferó el segundo al mando al tiempo que alzaba los brazos y los agitaba en el aire—. ¿De dónde sacaste esa idea tan estúpida, Jungkook?
—Hyung, ¿có-cómo sabes...? —balbuceó el maknae en shock.
—¡Eso no es lo que importa ahora, mocoso! ¡¡Dime!! ¿En qué estaban pensando?
—Hobi Hyung. —Tae intentó calmarlo—. Nosotros solo bromeábamos, no era en serio...
—¡¿Me quieren ver la cara de estúpido?!
Minutos antes, Jungkook y Taehyung avanzaban hacia la biblioteca para conversar un tema que llevaba tiempo carcomiendo al menor. Una vez dentro y acomodados en los butacones frente a frente, Jungkook continuó hablando de Ji Eun.
—Tae Tae, en serio —dijo mientras se acomodaba un poco sus largos mechones negros que casi le cubrían los ojos—. Es la chica más sexy que he conocido en toda mi vida.
—¿Entonces por qué no estás con ella y punto? —sentenció Taehyung mientras se cruzaba de brazos expresando desinterés.
—Porque te necesito para lograr eso, Hyung. La chica se derrite cada vez que te ve, literalmente, y a mí solo me ve tierno y adorable —explicó el maknae con frustración—. Solo aceptó estar conmigo si estabas tú también...
—Jungkook-ah, esta no es una buena idea... —dijo el peliazul—. Sabes que soy muy tímido y me cuesta hablar con las chicas, en especial si son Omegas.
—Créeme, Tae, lo menos que haremos será hablar —soltó el chico con sorna—. Y además, si eres tímido, mucho mejor que esté ahí para ayudarte.
Taehyung se removió en su butacón, de pronto le parecía muy incómodo. Jungkook era de hacer locuras, pero nunca le había propuesto algo tan atrevido como un trío. Eran los mejores amigos desde que tenía memoria, cuando el maknae perseguía al grupo de niños más grandes para llamar su atención. Sabían todo el uno del otro y su confianza iba más allá de una simple amistad, eran como verdaderos hermanos.
»Tae Tae... —Jungkook empleó un tono suave—. Nunca le pediría esto a nadie, lo sabes, solo haría algo así contigo porque eres mi mejor amigo.
—¿Tanto te gusta esta chica? —inquirió el mayor.
El maknae asintió varias veces con ojos muy grandes.
—Creo que mi lobo necesita un buen polvo con ella o no me dejará tranquilo —confesó Jungkook con media sonrisa.
El peliazul suspiró derrotado, al parecer haría cualquier cosa por su mejor amigo.
Entonces, el maknae le regaló la sonrisa más brillante del día cuando de repente la puerta de la biblioteca se abrió estrepitosamente.
—¡Yaah! ¡Jeon Jungkook! ¡Kim Taehyung!
Con certeza los chicos recibieron el sermón más grande de sus vidas junto con un par de amenazas de Hoseok con decirle a los mayores. Y no les asustaba tanto la reacción del gruñón de Yoongi, sino el probable castigo de Seokjin Hyung. Los menores se disculparon una y mil veces y prometieron comportarse de la manera que se esperaba de los más cercanos al respetado líder de la manada. Sin embargo, segundos después de que Hoseok se volteara e iniciara su camino de regreso a la oficina, Jungkook le guiñó un ojo a Tae y este no pudo hacer más que poner los ojos en blanco ante el comportamiento de su amigo.
Yoongi se levantó de madrugada al día siguiente, quería darle una sorpresa a Jimin que sabía le encantaría. Como de costumbre, el rubito estaba casi enroscado al cuerpo del Alfa y con su naricita pegada a su cuello. El pelinegro se deleitó un instante en el dulce aroma del Omega, en su suave respiración chocando contra su piel y en el calmado latido de su corazón presionando contra su pecho. Podría despertar así todos los días sin queja alguna.
—Jiminie... despierta cachorro —llamó suavemente y al no obtener respuesta extendió su mano y comenzó a acariciar el brazo del Omega.
El chico se removió un poco y emitió soniditos descontentos en señal de que no quería despertar.
»Cachorro... —continuó Yoongi con voz calmada—. Abre los ojos...
Al fin el Omega salió de su estupor y al darse cuenta que estaba abrazado al pelinegro enseguida se sonrojó y trató de apartarse. Yoongi le dejó, pues aunque el rubio insistiera siempre en dormir con almohadas de por medio y lo más alejado que podía del Alfa, siempre terminaba casi encima de él todas las noches.
—Hyung... ¿sucedió algo? —dijo el pequeño Omega mientras se restregaba los ojitos con las manos.
—No pasa nada, Jiminie. Es solo que quiero llevarte a un lugar especial hoy —explicó el Alfa al tiempo que se ponía de pie y comenzaba a hurgar en su closet.
—¿Tan temprano?
Cuando Yoongi se volteó para contestarle, sonrió como un tonto ante la escena más adorable que había visto del menor hasta ahora. El Omega yacía sentado con sus piernas flexionadas y abrazando una almohada, casi dormido de nuevo.
—Dime, cachorro —dijo para darle tiempo a que le prestara atención—. ¿No te gustó el último lugar al que te llevé?
Jimin se sonrojó recordando el beso bajo la lluvia, pero aun así asintió varias veces.
—Entonces vamos —apremió Yoongi—. Sé que este lugar te gustará mucho, pero debemos abrigarnos bien, sobre todo tú; no quiero que te resfríes.
—Tch —se quejó bajito el Omega, pues el resfriado no había sido él aquella vez.
Unos veinte minutos después, un todavía adormilado Jimin era tomado de la mano por el pelinegro para salir de la habitación y dirigirse al garaje interior de la mansión. Esta vez no era un auto lo que Yoongi tenía listo, sino una motocicleta; lo que sirvió para que a Jimin se le quitara el sueño al instante.
»Yoongi Hyung... ¿i-iremos en eso?
Yoongi asintió, le colocó el casco a Jimin y lo ayudó a abrocharse el cierre. Antes de ponerse su casco le acomodó un poco el cabello para que no se le metiera en los ojos. Subió con destreza a la moto y luego extendió una mano para ayudar al Omega.
Una vez listos, el pelinegro encendió la moto y salió despacio del garaje.
—Cachorro, sujétate bien, ¿sí?
Jimin colocó sus manos en la cintura del Alfa, pero cuando este aceleró tuvo que abrazarse a él para no salir volando. Incluso se sorprendió porque le gustaba esa experiencia, aunque le daba un poco de miedo, pero confiaba en Yoongi y se sentía seguro con él. Además, estaba ansioso por llegar al lugar especial que quería mostrarle.
No supo cuánto tiempo pasó, pero todavía estaba oscuro y a pesar de que tenía un poco de frío el cuerpo del Alfa le brindaba calorcito. De pronto, sintió como Yoongi disminuía la velocidad hasta detenerse. Se bajaron de la motocicleta y se quitaron los cascos, como todavía estaba oscuro el Alfa decidió dejar el foco de la moto encendido para ver el camino. Por su parte, Jimin solo podía escuchar el viento soplar y un pequeño murmullo que aumentaba mientras se acercaban.
Siguieron un pequeño sendero entre las rocas hasta llegar a un suelo arenoso y fue en ese instante que Jimin se quedó boquiabierto ante la hermosa vista del lugar. A pesar de la tenue luz que llegaba desde la motocicleta de Yoongi, se podía ver claramente dónde estaban ahora. El mayor le había traído a ver la playa.
La arena se extendía por todas partes ahora y el suave ir y venir de las olas era un sonido envolvente y tranquilo. El mar frente a Jimin era tan amplio, tan vasto y oscuro que era casi intimidante, pero a la vez le fascinaba.
—¡¡Waahh!! —exclamó el Omega—. ¡¡Hyung!! ¡¡Es increíble!!
—Quiero traerte siempre a lugares que hace tiempo no ves, Jiminie —confesó el Alfa.
—De todas maneras nunca había visto el mar, Hyung; solo en películas y fotos.
—¿Nunca habías visto el mar? —preguntó incrédulo el mayor.
—Mi padre siempre decía que el lugar de los Omegas era la casa, nunca nos dejaba salir — comentó Jimin encogiéndose de hombros—. Ni siquiera mi madre podía hacer las compras, solo cocinar y atender el hogar.
Yoongi no supo qué decir, el pequeño Omega había sufrido tanto abuso físico y emocional que no sabía cómo consolarlo y hacerle olvidar todo.
»Hyung... ¿puedo?
—Adelante, cachorro. No hay nadie aquí.
Y Jimin corrió, saltó, dio vueltas por el lugar, tocó la arena con las manos y rio como hace años no lo hacía.
—¡¡Holaaa!! —le gritó al viento—. ¡¡Soy Jiiimiiin!!
Yoongi rio por las ocurrencias del menor y se le acercó para sentarse a su lado en la arena, pues llevaba buen rato jugando y se había cansado un poco.
El horizonte comenzaba a clarear.
—Gracias por traerme, Yoongi Hyung.
—Te traeré siempre que quieras.
—¿Ya tenemos que irnos? Sé que tienes cosas más importantes que hacer... —murmuró el rubio.
—Todavía no... Quiero ver otro amanecer junto a ti, Jiminie.
Jimin sonrió y sus ojitos se volvieron rayitas pequeñitas; sabía que en las palabras del Alfa estaba implícita una promesa de pasar mucho tiempo juntos y ver muchos más amaneceres. La salida del sol sorprendió al Omega con la cabeza recostada en el hombro del mayor, y ya su futuro no le parecía tan oscuro como su pasado. Tal vez, solo tal vez, podría abrir su corazón un poquito más.
Eran alrededor de las diez de la mañana cuando Hoseok regresaba a la mansión luego de atender algunos asuntos bien temprano, como segundo al mando que era. Namjoon le había enviado un mensaje diciéndole que finalmente había logrado entrar al ordenador y que estaba revisando los archivos. El de cabellos rojizos se alegró ya que estaba más que ansioso de encontrar información acerca del paradero del maldito de Lee. Sin embargo, al entrar a la oficina del líder, el rostro de Namjoon no auguraba nada bueno. Su ceño fruncido y su rostro contraído en una mezcla de impotencia y enojo preocuparon a Hoseok.
—Namjoon, ¿y esa cara? ¿Qué sucedió?
El Alfa de los hoyuelos suspiró y agobiado pasó una mano por su rostro, luego le indicó a Hoseok que se acercara para que viera por sí mismo. El segundo al mando se inclinó sobre el escritorio, pero quedó perplejo ante lo que vieron sus ojos.
—Es... —tragó el nudo que tenía en la garganta—. ¿Es Jimin?
Namjoon permaneció en silencio casi sepulcral, lo que daba a entender que había visto suficiente como para estar seguro de que sí era Jimin.
—Mierda... —murmuró Hoseok—. ¿Cuántos hay?
—Cerca de veintitrés que pude contar... pero todavía faltan un montón de carpetas más —comentó Namjoon con la voz seca.
—Mierda...
—Incluso tienen la fecha, Hoseok... —continuó Namjoon—. Yo... creo que... creo que se repiten cada tres meses aproximadamente...
—Mierda...
—¡Deja de decir eso, ¿quieres?!
—¡¡Es que no sé qué más decir, mierda!! —exclamó el aludido—. No sé cómo mierda le vamos a decir a Yoongi...
—¿Decirme qué?
Editado: 19.09.21
*Nota*
Espero les guste este capítulo aunque está cortico, pero tuve que parar aqui 😁.
¿Es idea mía o esto se está poniendo bueno?
¿Qué creen que pasará en el próximo capítulo? ¡Comenten!
❤ heartu for you
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