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"W" Cαρíтυℓσ 9

Capítulo 9: El cómic, mi origen

-Pasa, siéntete como en tu casa Inuyasha- invita y ambos ingresan a la vivienda.

-Con que vives en un templo ¿No?- mira a detalle la casa.

-Si, supongo que desde que tengo memoria- ríe levemente caminado hasta la mesa donde por lo visto su madre le dejó una nota.

Nos ganamos un viaje todo pagado a las aguas termales, adiós.

Mamá.

-Pues parece que no hay na...- no termina de hablar al caer en cuenta de que Inuyasha ya no estaba, miró todas direcciones y vio una puerta abierta, por lo visto había entrado a la biblioteca.- ¿Qué haces aquí?

-Parece que aquí tienes todos los libros de W...- responde tomando asiento en el piso del cuarto con uno de los libros en la mano.

Aome se sintió mal por él, en verdad se veía deprimido y algo desesperado y sin saber porque, tuvo el impulso de darle ánimos. Ella se sentó a su lado pensando en algo que pudiera hacerlo sentir mejor aunque probablemente debe ser muy difícil de asimilar todo lo que pasaba.

-Oye Inuyasha...- capta su atención- arriba los ánimos ¿Si? Por favor no estés triste, ya verás que pronto encontraremos una solución.- trata de animarlo.

El peliplateado asiente posando su vista en el libro.

-Eso ya lo sé aunque ahora me arrepiento de no haber escuchado tus advertencias. Supongo que estás son las consecuencias cuándo revelas su propósito a un personaje de ficción- da un suspiro.

Aome agacha la cabeza sintiéndose culpable en cierta parte y el oji-dorado se percata.

-Pero no tienes la culpa de nada, solo intentabas salvarme la vida- le hace saber- ¿Sabes? Mi vida desde el principio siempre fue muy turbulenta sobretodo a partir del homicidio de mi familia...

Los detectives lo interrogaban en una sala oscura y vacía, era un detective, dos policías expertos y ese sujeto llamado Takemaru que trabajaba en el gobierno. Todos trataban de hacerlo hablar por la fuerza pero el peliplateado, de dieciséis años en ese entonces, no se dignaba ni a mirarlos, en verdad esos tipos eran aterradares.

-¡Habla de una maldita vez, Taisho! ¡Confiesa como fue que llevaste a cabo el crimen contra tu familia!- grita amenazante Takemaru.

-¡Sabes que nadie podrá salvarte ésta vez! ¡Si confiesas tal vez rebajemos unos años tu condena!- le grita otro policía pero él no hablaba, estaba demasiado asustado e impactado como para decir algo, de todas formas, ya estaba perdido.

Los siguientes días lo mantuvieron en prisión preventiva con aislamiento y el único que lo visitaba sin la intención de maldecirlo era Totosai, su abogado en esos momentos además de amigo.

-No te preocupes Inuyasha, voy a hacer todo lo posible para sacarte de aquí, cuenta con ello...- promete.

-Y-Yo... Yo no lo hice...- es lo único que podía decir en esos momentos.

Para el día del juicio ya había cumplido diecisiete años, esperó por varios meses y por suerte ese día había llegado pero nada salió como esperaba. Aquel día le dictaron pena de muerte injustamente siendo manipulados por el maldito de Takemaru, sin embargo, esa decisión fue revocada en el siguiente juicio y después de varios más le dejaron salir por falta de pruebas.

Por un momento él tenía sólo un sentimiento, terminar con todo de una vez. Estuvo a punto de hacerlo pero el momento que saltó por el puente sus pensamientos cambiaron y en el último segundo logra sujetarse de la baranda.

-No moriré, no hasta encontrar al maldito que arruinó mi vida- dice con determinación.

Los siguientes días juró que, sobre todas las cosas, hallaría al verdadero asesino y lo pondría tras la rejas. Inuyasha se había ganado muchos enemigos y así fue como contrató a Miroku para guardaespaldas y mucho tiempo después a Kikyo, como asistente. Pero necesitaba algo que le ayudara a ganar credibilidad entre la gente. Así un golpe de suerte llegó a él, por azares de la vida fue el ganador de la lotería y con el dinero construyó la famosa televisora W, la cual se especializa en resolver crímenes.

Él sabía que así podría ganarse la confianza de las personas y probar su inocencia, así fue como construyó su propio imperio en búsqueda de ese asesino aunque el futuro candidato a la presidencia, Takemaru Harashi, todavía estaba tras sus huellas buscando una forma para inculparlo y ponerlo tras las rejas.

Ahora todo parecía haber sido tragado por la tierra con las recientes revelaciones.

-Pero si resurgiste de las cenizas una vez, se que puedes hacerlo una segunda. Eso tenlo por seguro Inuyasha- argumenta Aome.

-¡Ket! Si tu lo dices, está bien- dice más animado posando su vista en ella.

-¡Así se habla! Y yo prometo ayudarte en todo lo que pueda- sonríe chocando su vista con la de él, entonces se percató de que el peliplateado le miraba fijamente- ¿Po-Por qué me m-miras así?

Sin poder evitarlo Aome se sonroja.

<<Supongo que ya no estoy solo, por lo menos eso es lo que siento desde que Aome llegó a mi vida...>> piensa Inuyasha.

-Etto...- balbucea la joven pero antes de que cualquiera pudiera decir o hacer algo más, la puerta principal se abre.

-¡Ya llegamos!- exclama Sonomi, la madre de Aome entrando junto al abuelo.

Ambos reaccionaron de golpe y sin previo aviso la puerta de la habitación es abierta también.

-¡Hermana, ya regresamos!- exclama con alegría el hermano menor y ambos se ponen de pie haciendo como si nada.- ¿Quién es él hermana?

-Ah pu-pues, Sota, te presento a Inuyasha. Es-Es... ¡Un colega del hospital!...- miente en cierta parte, con un poco de nerviosismo.

-Aaaaah, bueno hola- saluda tranquilamente el niño y se va para la sala.

En eso llega Sonomi con las bolsas de compras y se sorprende al ver al peliplateado junto a su hija.

-Mamá, te lo puedo explicar...- inicia Aome.

-¡Pero que alegría! Me presento querido, soy Sonomi Higurashi, la madre de Aome- saluda amablemente.

-Si, etto, un gusto conocerla. Soy Inuyasha Taisho...- se presenta igualmente.

-Bienvenido a la familia, por fin mi hija se dignó a salir con alguien- finje estar llorando.

-¡¿Qué?! Pero mamá, él y yo no...- definitivamente más roja no podía estar.

En cierta forma esa bochornosa escena de madre e hija le pareció divertida a Inuyasha, en mucho tiempo no se había sentido así.

~o~

Cierto sujeto de vestimentas oscuras caminaba en medio de las calles Tokyo con esa peligrosa pistola en su mano derecha, en eso llega a una tienda cerrada. En la vitrina vio un afiche de W y lo reconoció de inmediato, entre tanta confusión y furia con todas sus fuerzas rompe el vidrio entrando por la fuerza al sitio.

Ahí estaba precisamente toda la colección de W y a una velocidad increíble comenzó a leerlos todos cayendo en cuenta de que sus sospechas eran ciertas. Hay dos mundos y en estos momentos se encuentra en el de su creador, justo donde también está Inuyasha.

-Tú solo estás cabando tu propia tumba, Inuyasha...- es lo único que dice desapareciendo en medio de todo.

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Inuyasha fue a casa de Aome y le contó sobre su pasado, ella le brindó apoyo y parece que hay algo más entre ellos ¿Qué podrá ser?

¿Qué planes tiene el sujeto sin rostro?

¿A qué se refería con sus palabras?

¿Inuyasha podrá volver a su mundo?

¿Qué pasará cuando Inuyasha encuentre a su creador?

Esto y más en "Inuyasha y Aome: W - Dos mundos" 😱😱😱

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