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Humo, es lo único que se puede ver en aquella cabaña, humo y más humo que sólo obstruyen sus vías respiratorias y su visión.

Su garganta duele, y no sabe la razón del por qué, pero entonces escucha gritos, escucha su nombre, pero el humo a nublado su conciencia.

“JIMIN”

“JIMIN DON-Donde estas?”

“JIMIN!”

El sonido de una puerta abriéndose es lo que escucha al fondo Jimin.

“Oh por.... Jimin!” siente manos sobre su cuerpo, pero él solo logra toser nas fuerte.

“Vamos, tenemos que salir de aquí” escucha una voz ronca decir.

Yoongi toma entre sus brazos el cuerpo de Jimin, jamás pensó que aquel panorama lo iba a recibir aquella mañana.

Cuando despertó, al sol asomarse por su ventana, Yoongi habia tomado agua para enjuagar su rostro y boca, se había puesto una túnica de color gris platinado.

Sin que nadie le viese al igual que las veces anteriores, salió de la secta, después de todo, todos estaban plenamente dormidos.

Esperaba llegar y darle una linda sorpresa a Jimin, pensaba antes de ir a la cabaña, dirigirse al lago por unas flores de loto y unas osmanthus. Pero al ver el humo no lo pensó dos veces y corrió hacía el.

Ahora allí estaba, cargando a Jimin en su espalda, inconsciente y con marcas de humo en su rostro y su vestimenta, Yoongi estaba igual que él, aunque la túnica era la más dañada por el fuego.

Salió de la cabaña con Jimin sobre su cuerpo, cargandolo, a lo lejos sólo se podía escuchar la madera crujir, esperaba que algo pudiera apaciguar el fuego para que no se extendiera más por el bosque.

Pequeñas gotas de agua comenzaron a caer sobre ellos dos, para dar paso a una breve brisa.

Acomodó más a Jimin sobre su espalda y comenzó a alejarse de aquel lugar.

Ahora la cosa era.... Hacía donde ir?

Jimin no tenía a nadie y ni donde ir.

Que hacía?

A dónde lo llevaba?

Jimin tosió un poco más fuerte y su cuerpo tembló brevemente.

Bien. Estaba pensando en llevarlo a la secta, pero.....

Sacudió su cabeza cuando pensamiento negativos aturdieron su mente.

Había una casita cerca del puerto, ese lugar era su único lugar privado, en donde ni su padre, madre, hermanos u sirvientes tenían permitido entrar.

Debía apresurarse, su familia aún no estaría despierta, así que debía apresurarse y llegar a la casita del puerto para atender las pocas heridas de Jimin.

Así que intentando controlar su respiración e impulsando su poder espiritual, apresuró sus pasos hacía la entrada del Lotus Pier.

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Jimin se sentía flotando como en un manjar de nubes, se sentía cálido y el tranquilizante sonido de la citará, sólo lo hacían dormitar más.

Yoongi quien se encontraba sentado sobre aquel pequeño banco, con la citará sobre la pequeña mesa en el suelo, tocaba una nueva melodía que había aprendido, luego de haber ido a leer un poco a la biblioteca de su padre.

Los acordes se desenvolvían más que perfectamente, esperaba que Jimin despertara rápido, había curado cada una de sus heridas, así que ahora sólo faltaba que Wei Jimin pudiera salir del mundo onírico, al mundo real.

Lentamente sus ojos comenzaron a abrirse, enfocando primero un techo rústico y unos listones blancos a su alrededor.

Su cabeza se sentía un poco pesada, y su cuerpo levemente adolorido, pero era pasaba, así que sin emitir queja alguna por el dolor, se incorporo sobre aquella manta, viéndose que llevaba ropas diferentes.

El sonido de la citará escuchandose de fondo, Jimin giro su rostro para ver de dónde.

Su mirada se topó con la él cuerpo de Yoongi, sentado en el suelo, con sus dedos moviéndose ágilmente sobre las cuerdas de la citará.

Inconscientemente sonrió por ello. Pero entonces algo no cuadraba.

Por qué estaba él, en aquel lugar?

Que había pasado?

“Despertaste” dijo Yoongi, deteniéndose de tocar la citará.

Se incorporo del suelo y camino hasta la cama donde reposaba Jimin, sentándose en el borde de la misma.

Llevo una de sus manos hacía la frente del joven y tocó delicadamente la misma.

“La fiebre a bajado, te sientes mareado o algo más?” pregunto él noble.

Jimin se sentía aturdido aún por aquello, se sentía extraño en aquel lugar, su corazón dolía inexplicablemente.

“D-donde estoy?” es lo primero que formuló Jimin.

Yoongi sonrió levemente. Su mano se trasladó ahora al cabello de Jimin, acariciándolo lentamente.

“Estas en Lotus Pier, en mi mini ¿cabaña? Privada” respondió Yoongi.

Jimin respingó sólo un poco cuando escucho aquello.

Qué estaba haciendo ahí? No quería estar allí.

Yoongi noto la inquietud en aquel mar de ojos azules, así que llevo sus manos a las de Jimin y las apretó para darle seguridad y fuerza.

“Estamos a salvo, tranquilo, nadie podrá hacerte o decirte nada aqui” intento tranquilizar Yoongi.

“Pe-pero ellos, ellos dijeron que... no, que no podía regresar, que.... que si lo hacía me.... me iban a matar” respondió entrecortadamente.

Yoongi frunció su entrecejo, no le gustaba, no le agradaba en nada el poder escuchar aquellas crueles palabras, él no iba a dejar que le hicieran daño a Jimin, jamás.

Primero muerto, a dejar que lo lastimarán.

Yoongi lo abrazo, inesperadamente ese fue su pensamiento más rápido, abrazar aquel cuerpo que ahora temblaba con junto a él suyo, preso de las lágrimas retenidas del joven Wei.

Los gemelos quienes habían escuchado todo, al estar escondidos tras la ventana, se vieron mutuamente a los ojos.

Jamás pensaron que la razón del porqué su hermano mayor se había aislado en la Cabaña cerca del puerto, era aquel joven al que ahora escuchában llorar desconsoladamente.

Quizás Yoongi tenía razón.

Quizás las reglas de la secta del Lotus Pier estaban mal.

Quizás Wei Jimin no era tan malo como todos en el pueblo lo pintaban.

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Unas semanas después de aquel día, Yoongi seguía estando renuente a dejar la cabaña e ir a la casa de sus padres y líderes de la aldea.

Habían recibido visitas inesperadas, que terminaban con Jimin siendo escondido en el baúl que estaba a los pies de la cama, donde segunmente dormía el lider hijo mayor Lan.

Los padres de Yoongi, comenzaban a notar el comportamiento extraño de su hijo mayor, pero cuando intentan preguntarle a él o sus menores hermanos, no obtenían respuesta alguna sobre ello.

Que era aquello que su hijo mayor escondía con tanto recelo?

Jimin se removió entre los brazos del mayor, y lentamente abrió sus ojos; sólo para ver cómo este dormía apaciblemente.

Le encantaba dormir así, dormir entre los brazos de Lan Yoongi era dormir seguro, y despertar con una hermosa vista, sin duda a Jimin le gustaba ese panorama.

“No crees que es de mala educación y espiar a la gente mientras duerme?” pregunto Yoongi en tono de burla.

Jimin infló sus mofletes levemente sonrojados, por verse descubierto, y sólo atino a golpear no tan fuerte el pecho del mayor, que sólo reía por la acción del peli-blanco.

“Ya~ tranquilo fiera” dijo riendo Yoongi. Sonriente tomo ambas manos y las llevó a sus labios para depositar un efímero beso sobre ellas.

“Buenos días” le sonrió el mayor.

“Buenos días joven Lan” respondió Jimin, con un deje de burla en ello.

Yoongi rodó los ojos y apretujo ahora más el cuerpo de Jimin contra el suyo, arrancandole un jadeo al menor por aquel brusco acto.

Y mientras ellos seguían en su burbuja, los padres de Yoongi, quienes jamás esperaban ver o presenciar un acto así, veían con ojos de asombro todo aquello que estaba pasando dentro de la cabaña privada de su hijo mayor.

No podían ver el rostro de la otra persona, pero por las risas sabían que era un hombre.

Ambos fruncieron su entrecejo.

Quien era aquel que dormítaba sobre los brazos de su amado hijo?

Ellos iba a averiguar quién era.

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“Lan Yoongi, a donde vas con tanta prisa?” la voz femenina se escucho en aquel pasillo enorme.

Yoongi detuvo sus pasos, más no giro a ver el rostro de su madre.

Aquel día, él había sido llamado para una reunión con los demás clanes asociados a la secta Lotus Pier. A regañadientes había tenido que asistir, dejando solo a Jimin en la pequeña cabaña.

Así que justo ahora, lo único que quería hacer él, era ir corriendo hacia la cabaña, por muy extraño que aquello fuese, sentía que algo malo estaba pasando en aquel lugar. Así que quería darse prisa e ir donde Jimin.

“Tengo cosas que hacer madre” respondió lo más educadamente.

Ella cruzó sus brazos, con una pequeña sonrisa cínica en su rostro. Tenia que hacer tiempo, para que su esposo fuera y viera más de cerca quien era aquel que mantenía en la cabaña del silencio de su hijo mayor.

“No irás a ninguna parte, tienes tu dar tus respetos a la hija del clan Nie, ellos no vinieron de lejos sólo para ser ignorados por tu presencia” hostigó ella.

Lan Yoongi apretó sus manos hechas puños y mordio su labio inferior, conteniendo su irremediablemente furia ante aquello.

Ay el por qué había tenido una pelea con sus padres hace tantos meses atrás.

Cual era el problema con querer tener una vida sólo, sin nadie a su lado?

Aunque....

Jimin...... él podría tener el resto su vida al lado de Jimin.

Aquel pensamiento no le molestaba para nada.

“Lan YoonGi, me estás escuchando?” exhaló furiosamente su madre.

Yoongi se giró, al fin a verla, y simplemente realizó una venía hacía ella.

“Lo siento, no te he escuchado, que es lo que has dicho?” pregunto.

La señora Yian sólo soltó un suspiro, y luego se giró para darle la espalda a su hijo mayor.

“Desconozco quien eres ahora Lan Yoongi” fue lo único que dijo, para luego alejarse del pasillo.

Yoongi sólo negó, y con la misma se giró rápidamente para emprender su carrera hacía la cabaña del puerto.

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Jimin se sentía mal, nuevamente estaba sintiendo los fuertes dolores en su corazón, aquella marca parecía que estaba perforando su piel u quemándola, aquello le dolía.

Escucho pasos acercándose, internamente pensaba que era Yoongi, así que no salió de la cama en donde estaba acostado.

Pero cuando aquel hombre se posicionó a su lado, lo supo, de alguna u otra manera, ya fuese tarde o temprano le iban a descubrír estando allí.

“Tú” dijo aquel hombre en tono tosco.

Jimin quizo hablar, pero otra punzada en su corazón fue lo que obtuvo, retorciéndose sobre las mantas.

“Qué estas haciendo aquí?” seguía preguntándo aquel hombre.

Pero era imposible para Jimin poder hablar y responder.

“Responde, por que estas aquí en la cabaña de mi hijo?”

“Le has echado un hechizo acaso?”

NO.

Él jamás podría haberle hecho aquello a Yoongi.

No podía, ni quería.

El hombre desenfundó su espada y apunto hacía el cuerpo de Jimin.

Su mano se alzó y la espada igual, iba a atravesar con ella el cuerpo de aquel que sólo malas cosas atraía al pueblo.

Cuando Jimin cerro sus ojos. Gritando a todo lo que su mente pudiera, dijo solamente un nombre.

"YoonGi"

Esperando el impacto que jamás llegó, sólo escucho el choque de otra espada interponiéndose entre ella y él cuerpo de Jimin.

“Que crees que haces Lan Jungkook?” pregunto en tono serió el padre de este.

“Evitando que comentas una locura, padre” respondió simplemente él.

El hombre se rió fuertemente.

“Una locura? Él –apunto con su espada al cuerpo de Jimin—. Es un Wei, es familia de la bruja que puso la maldición sobre nuestro hijo mayor, tu hermano mayor, y vienes tú a defender a esta escoria que debería estar muerto”

El sonido de una bandeja callando al suelo fue lo que tenso a los tres allí presentes.

Yoongi quien llevaba un poco de licor de "sonrisa del emperador" dejo caer la bandeja cuando aquella información desconocida para él, llegó a sus oídos.

Jungkook enfundo su espada al igual que el padre de ambos, el lider YuanFeng se giró rápidamente para ver con ojos de asombro a su hijo mayor ahí parado inerte.

“Yo-yoongi” el hombre intento manter su tono serio, pero inevitablemente tartamudeo.

“Hermano” Jungkook saludo al mayor y luego sonrió a medias.

Jimin no podía hacer nada, mucho menos moverse, su mente al igual que la de Yoongi estaba en completo shock.

Aquello él no lo sabía, no tenía entendimiento alguno sobre aquella diachosa maldición, las voces se hicieron lejanas y luego todo empezó a tornarse de un color oscuro y frío para Jimin.

“Fuera” se escucho la voz de Yoongi decir.

“Hijo, deja que...”

“LARGO” grito ahora. “Los dos, fuera”

Jungkook salió lentamente de la cabaña, no dijo nada más, el lider YuanFeng solamente formó una mueca y desdeñosamente salió igualmente de la cabaña.

Una vez ambos estuvieron afuera, Yoongi cerró las puertas, y a pasos lentos camino hasta donde estaba Jimin recostado.

Tocó la frente de este y se percató que tenía fiebre y estaba inconsciente.

Tenia muchas preguntas rondando por su mente, pero simplemente no tenía las fuerzas ni las ganas de realizarlas aún.

Cubrió con las mantas el cuerpo de Jimin y él camino hasta el centro de la cabaña, donde la citará estaba colocada sobre la mesilla pequeña.

Se sentó sobre el cojín y poso ambas manos sobre las siete cuerdas de la citará, comenzando a tocar una armoniosa melodía.

Esperaba que aquella melodía pudiera calmar a Jimin y hacerlo despertar, para así poder preguntar con más calma, aquello que que a su corazón inquietaba.

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Luego de Jimin dormitara por una noche y día entero, al fin ambos podían tener la conversación con la que Yoongi más deseaba entablar.

“Tú, lo sabías?” pregunto Yoongi, un deje de furia en su voz.

Jimin alzó la vista y la conecto con Yoongi, negó rápidamente ante aquella pregunta.

“Pero... padre dijo”

“Se lo que el señor YuanFeng dijo, pero yo tampoco era conocedor acerca de esa maldición, soy sincero con esto y realmente ahora temo por tí” respondió al borde del hilo Jimin.

Yoongi sonrió ante aquello.

Podía sentirlo, también verlo, Wei Jimin no le estaba mintiendo.

Delicadamente tomo sus manos y las junto con las suyas, apresándolas suavemente.

Las mejillas de Jimin se tiñeron rápidamente de un leve color durazno, cada que Yoongi colocaba sus manos sobre las suyas, podía sentir aquella sensación en la boca de su estómago.

Por más que le pareciera extraño, aquella sensación era la de Gustar.

Era la primera vez que él experimentaba aquel extraño pero cálido sentimiento, pero a pesar de eso, podía sentir que sus sentimientos hacía Yoongi eran puros.

Puros al igual que su corazón.

“Jimin” llamó el mayor Lan.

Jimin levanto la mirada, topándose con aquellos ojos que le mostraban la noche misma.

“Si~”

“Recuerdas el significado de la flor que siempre destilaba aquel delicioso aroma?” pregunto Yoongi.

Jimin asintió. “La osmanthus” respondió él.

Yoongi asintió, soltó una de sus manos para llevarla hasta las mejillas del peli-blanco, perdiéndose en el mar azul de los ojos de este.

“Yo sólo recuerdo algo importante de ella” dijo Yoongi.

El oji-azul parpadeo rápidamente e inclino su cabeza, teniendo así más contacto con la mano que acariciaba su mejilla.

“Cuál?”

“Primer amor y verdadero amor” respondió el mayor.

Por instinto el joven de ojos azules como el cielo mismo, había humedecido sus labios rojos cual fruto prohibido.

Yoongi había bajado su mirada, centrándola en aquellos carnosos labios que le incitaban a pecar una y mil veces, a caer siempre en la tentación de lo prohibido.

Sus rostros fueron acercándose lentamente, Yoongi colocó un mechón del cabello suelto de Jimin tras la oreja, tocando con su otra mano la mejilla izquierda de Jimin.

Sintiendo el aliento juntarse y volverse uno, la poca distancia se cortó, uniendo sus labios en uno solo, en un beso lento y compuesto por miles de sentimientos, en la fusión de sus bocas y sus almas.

Dejando casa sentimiento fluir como las corrientes de los ríos, sin rumbo alguno.

Inmersos en sus mundos, poca cosa les importo que la marca en sus pechos, justo sobre su corazón, emitiera un leve pero pequeño brillo, ni que él cabello de Yoongi comenzará a tener unos breves pero raros cambios.

Sólo importaba el hecho de que ellos se estaban besando y dejando fluir su energía espiritual, envolviéndolos en una burbuja, su burbuja.

Cuando el aire era necesario, cuando sus pulmones pedía y exigían oxígeno, tuvieron que separarse, pero aún así Yoongi mantuvo sus frentes juntas, disfrutando ver de mas cerca el hermoso sonrojo de las mejillas del menor.

“Me gustas” dijo en un susurro el mayor Lan.

Jimin sólo sonrió y pequeñas lágrimas abandonaron sus bellos ojos, tomo con sus temblorosas manos el rostro de Yoongi y atreviéndose, beso la punta de la nariz de este.

“Hace unos meses atrás no entendía la palabra gustar, este "Gustar" ahora estoy seguro de ella, porque al igual que usted Lan Yoongi, tú también me gustas, y mucho”

Y Yoongi no pudo ser más feliz aquel día, importándole menos lo que su familia, los clanes y los de la secta del Lotus Pier pensaran.

En ese preciso instante sólo importaban ellos dos, Lan Yoongi y Wei Jimin.

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Con el pasar de los semanas, el cambio de las estaciones se hizo más notorio.

Ahora un manto blanco cubría toda la aldea de Lotus Pier, y el río del puerto estaba fríamente congelado, hecho un témpano de hielo.

Pero para ellos, sólo era una estación más en la que ambos la pasaban juntos.

Las cosas con la familia de Yoongi, no habían sido las mejores, pero tampoco las peores.

Tanto la señora como el señor, no estaban para nada contentos con tener a Wei Jimin habitando nuevamente en la aldea, y para su desgracia en la cabaña del silencio de su hijo mayor.

Con cada día que pasaba desde que los líderes de la secta los habían descubierto, eran días en los que Yoongi junto con Jimin sólo reforzaban más el vínculo invisible que se había forjado entre los dos.

Aquellas muestras de cariño sólo se hicieron mas fuertes entre ambos, los besos ya no eran sorpresas –al menos unos que otros–, y las noches de dormir abrazados y amanecer enredados ya era común entre ellos.

Los gemelos se habían dado una oportunidad de al fin poder conocer a Jimin y su historia claro está.

Los menores Lan extrañamente habían rápidamente tomado aprecio por el joven Wei, hasta el punto de ciegamente ponerse del lado de su hermano mayor y proteger a la recién pareja de Lan Yoongi.

Porque efectivamente ellos dos eran pareja, no había una etiqueta, sólo se tenía que ver el cariño con el que él mayor Lan trataba a Wei, para saber que entre ellos había un lazo más haya de los físico y normal.

Nadie en el pueblo sabía de que el sobrino de la bruja WeiSu estaba viviendo en la aldea, si tan solo una persona se llegase a enterar era obvio que las quejas y el miedo se instalaría rápidamente en Lotus Pier.

Yoongi sabía que estaba rompiendo casa una de las mil quinientas reglas de la secta, pero no le importaba hacerlo, si por ello podía permanecer al lado de Jimin por el resto que le quedará de vida.

“Falta cada día menos para el día que fue establecido” gruño una voz en la sombras de la noche.

“Dos días no es así?” pregunto alguien más.

“Si, justo cuando hay eclipse lunar” afirmo una voz femenina.

“Entonces ustedes están seguros que ellos harán "eso" ese día?” pregunto alguien más.

Unas pequeñas risas lograron escucharse en la oscuridad de las sombras.

“Quizas nosotros ayudemos un poco, para que "eso" como le llamas tú, suceda ese día” afirmó la voz femenina de aquel grupo de espíritus.

Si aquello no pasaba, ella tendria que actuar y alentar el momento.

Necesitaba que en dos días, tanto Lan Yoongi como Wei Jimin se unieran en cuerpo y alma, para que la maldición sobre ellos y sobre Jimin y Yoongi se desatará y diera pasó para revelar la magnitud de los poderes de ambos.

Después de todo, todos ellos sabían que Lan y Wei eran Yuanfen, y como tal es la leyenda China, debían unirse eternamente.

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Los aldeanos de Lotus Pier se preparaban para recibir el primer eclipse lunar, luego de quince años. Cada uno siguiendo las reglas del ritual que se realizaba siempre que habían eclipses lunares o solares.

Aquel día, tanto Yoongi como Jimin habían amaneció no tan bien como esperaban, las fuertes opresiones en sus pechos los habían llevado a estar casi todo la mañana y tarde en cama, al cuidado de los gemelos.

Los padres y líderes de la secta no tenían ni la más remota idea de lo que en aquella cabaña estaba pasando.

Pues ellos seguían enojados con la decisión que deliberadamente había tomado su hijo mayor.

Ellos seguían fielmente creyendo que Wei Jimin sólo traería desgracias a su familia y la secta en general.

Jamás lo aceptarían como uno de ellos.

En la cabaña, Yoongi y Jimin jadearon del dolor, cuando un fuerte pinchazo llegó a sus corazónes, sudando y con la fiebre alta, ambos estaban tomados de la mano, sobre aquella cama, con trapos húmedos sobre sus frentes.

Se habían quedado dormidos, pues al parecer Jungkook y Taehyung ya no estaban, y la luz del sol comenzaba a opacarse de a poco.

Cuantas horas habían dormido para despertar tan tarde?

Yoongi fue el primero en levantarse de la cama y tocar su frente, la fiebre había bajado al igual que los fuertes dolores del pecho, y el ardor de la marca ya no era tan fuerte como antes.

Se inclinó para ver cómo estaba la temperatura del cuerpo de Jimin, pero al tocarlo sólo pudo sentir que seguía con fiebre, su cuello estaba sudado y tenia leves espasmos, soltaba pequeños jadeos y suspiros.

El mayor estaba obviamente preocupado, así que con las pocas fuerzas que poseía se levanto de la cama y fue por los paños húmedos para así poder limpiar el cuerpo del menor.

Una vez con una pana con agua y los paños en sus manos ya húmedo, tragando grueso comenzó a pasarlos por la frente de Jimin, luego sus mejillas, seguido de la parte de su cuello y haciendo un poco la tela que cubría el pecho de Jimin de lado, pasó el paño por las clavículas de este.

Detuvo su tarea al ver que Jimin tenía una marca justo sobre su corazón, igual que la suya, le extrañó ver aquello porque según sus padres aquella marca era de nacimiento.

“Quieres tocarlo?” una voz baja susurro a su oído.

Yoongi se volteo pero no vio a nadie más que él y Jimin allí.

Se volteo nuevamente para seguir pasando el paño húmedo por el pecho de Jimin.

“Quieres besarlo? Quieres hacerlo tuyo no es así?” otra voz susurro en su oído derecho.

Aquello lo estremeció, lo suficiente para que se mejillas se tiñeran de un tenue color carmesí.

La sombras sonrieron maliciosamente cuando observaron que sus palabras estaban funcionando.

“Quiere tenerlo bajo tu cuerpo, arremeter contra él, moldearse y convertirse en uno solo verdad?” aquel susurro lo hizo tragar grueso, la sola imagen mental en su mente era demasiado peligrosa.

“Deseas enterarte profundo en él, quieres besar cada parte de su cuerpo, quieres marcarlo como tuyo –el aliento caliente chocó contra su oído derecho–. Adelante, Jimin estará más que satisfecho, él también lo desea”

Yoongi sacudió sus manos cerca de sus oídos queriendo disipar así aquellos malos pensamientos, como si aquello fuera suficiente, no lo era, pero los espíritus escondidos en las sombras estaban más que satisfecho al ver lo que sus palabras habían provocados en el mayor Lan.

Yoongi hizo el intento de levantarse pero una mano le impidió hacer eso, bajo su mirada para ver los hermosos ojos azules completamente dilatados de Jimin, con su apetitosa boca abierta y su respiración agitada.

“Ji-jimin” dijo dudoso él, viendo como el menor lo empujaba a bajar más y más hasta sólo quedar a unos pocos centímetros de distancia de sus bocas.

Yoongi tenía la vista fija en los labios del menor, quería hacer aquello que sus pensamientos gritaban hacer, pero otra parte muy dentro de él sabía que antes de hacer aquello tenía que estar la otra parte involucrada, estar de acuerdo.

Tragando grueso, en tan sólo unos leves segundos de distracción en su mente aturdida, tenía los labios de Jimin sobre los suyos, saboreándolos e incitándole a que ejerciera más fuerza más profundidad, Jimin lo quería así.

Correspondiendo el beso feroz que se habia formado, Yoongi se posiciono sobre el cuerpo de Jimin, y aún así siguieron besándose fuertemente, inconscientemente el cuerpo del mayor simulando envestidas que le arrancaban uno que otro gemido a Jimin.

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En la oscuridad de aquella cabaña, siendo únicamente acompañada por el fuerte resplandor de un hermoso eclipse lunar, ya hacían dos cuerpos completamente desnudos y sudados.

“Eres un ser hermoso” murmuró en voz baja Yoongi, cuando otra embestida certera le otorgó al peli-blanco, que jadeante sólo gemía ante aquello.

“Eres una hermoso flor de loto” otra embestida que hizo a Jimin arquear su espalda y enterrara sus uñas en la piel del mayor.

“Mi bella flor de osmanthus” Yoongi beso el cuello de Jimin, haciéndolo estremecer por el cálido y lasivo tacto.

“Y-yoon~” gemía Jimin, al sentir la profundidad de las estocadas de Yoongi.

Jamás pensó que aquello llegase a suceder tan pronto, pero en aquellos momentos donde la inconsciencia ganaba, había tenido sueños tan extraños que le dejaban un mal sabor en la boca.

Todos eran lo mismo, Yoongi siendo casado con una bella joven de algun otro clan, Yoongi besándola y haciéndola suya, Yoongi teniendo hijos con ella. Aquello sólo hizo que su corazón doliera, porque el tan solo hecho de que se fuera lejos de su lado, lo veía sumamente imposible.

Se sentía al borde de lo inevitable, las fuertes estocadas eran cada más ser certeras, más profundas que sólo lo hacían ver las estrellas en el firmamento.

“E-estoy tan, ahg~” Yoongi jadeo al sentir las paredes internas de Jimin apretarle deliciosamente.

“De-dentro, ugh~” dijo entre jadeos el oji-azul.

Yoongi lo entendió, sonrio por aquello, se inclinó y beso cariñosamente los labios de la persona que la había entregado todas sus primeras veces y aligeró sus embestidas, sacándole gemidos más agudos al menor, amando escuchar la voz entrecortada de Jimin, los espasmos que él mismo producía, amando cada parte del cuerpo de él.

El eclipse estaba en su mayor punto, y cuando Yoongi se vino completamente dentro de Jimin, la magia dio lugar a un hermoso halo alrededor de la luna.

Las marcas en sus cuerpos haciéndolos estremecer y ver más haya de lo que ojos humanos les permitían, y ambos cayeron inconscientes, Yoongi sobre el cuerpo de Jimin.

El cabello que una vez era blanco como la nieve, hoy se estaba transformando en uno totalmente negro como la noche misma, el cabello de Yoongi colorandose de una oscuro tan fuerte con aquellos bellos destellos de un azul eléctrico, y sus marcas tomando una forma completamente diferente.

“Libres al fin” dentro de las sombras de aquella cabaña, salió una silueta de una bella mujer de cabellos blancos y ojos azules iguales a los de Jimin.

“Mi niño, lo hiciste bien, perdón por todo lo que has pasado por nuestra culpa” ella acarició los ahora oscuros cabellos de Jimin.

Entre sueños Jimin sonreía.

“Perdon por haberte dejado solo Wei Jim” otra silueta de otra mujer se dejó ver al lado de la madre de Jimin. “No quería que me vieras morir, perdón por haber puesto esta maldición sobre ti y sobre el joven Lan” dijo ella, sonriendo melancólicamente.

“Rápido, debemos irnos, nuestro tiempo aqui en las sombras ha terminado” la voz de un hombre se escucho, y pronto la silueta de uno vestido con los trajes de un soldado del clan Lan se dejó ver, cruzados de brazos.

“Puedes adelantarte, quiero ver por última vez a mi hijo” respondió ella.

“Como quieras, vámonos” les dijo a las otras personas que durante mucho tiempo estuvieron en cautiverio hasta ese noche.

“Cuida de mi hijo, protegelo, y ve siempre por él antes que por tí” dijo ella, ahora tocando los cabellos de Yoongi.

“Su vida no será fácil, pero tendrán un futuro próspero” agregó la que una vez fue llamada la bruja del pueblo.

Yoongi se removió un poco y ellas se apartaron de la luz de la luna.

El eclipse estaba por terminar, así que rápidamente y sin ver atrás salieron de la pequeña cabaña.

Yoongi abrazo fuertemente el cuerpo cálido que estaba a su lado, seguía estando unido a él, pero el cansancio era mas fuerte que las ganas de salirse.

Aquellas palabras de una voz femenina y cálida llegaron a sus oídos y sonriendo aún con sus ojos cerrados, sólo pudo sentir y soltar un breve “Con todo mi corazón” para seguir durmiendo al lado de la persona que su corazón y destino habían elegido sólo para él.

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Fin de la segunda parte UwU, más tarde, mañana o hasta el próximo sábado (si Dios quiere) les público la última parte de este threeshot.

Gracias por sus votos y comentarios, gracias por seguirme igualmente~ Espero sinceramente que os guste, me esforze mucho para escribir este threeshot :'( pero siento que no les gusta :'( 🤧

Nos seguimos leyendo~

Admiren a Wang Yibo y Xiao Zhan los guapetones que le dieron vida a Wei wuxian y Lan Zhan en The untamed🤧🤧♥️

MinMin♥️✨