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Kaylee ingresó al departamento de su mejor amigo luego de que este le abriera la puerta. La princesa había pedido que la dejaran allí. Charlie la ayudó a ingresar sus maletas al cuarto que le había acomodado.
El heredero de la fortuna Labouff poseía una propiedad cerca de la casa de sus padres para cuando va de visita, y obviamente apenas supo que la ojimarrón iba a regresar le dijo que se fuera con él.
La princesa se sentó en la cama, con el rubio casi tirándola al suelo cuando se aventó sobre la misma. Los dos se rieron.
-KayKay, sé que estuve ocupado estos días, pero no creí que desaparecerías hasta por chat- le reclamó a modo de juego.
La mencionada se quitó sus zapatos y se acomodó.
-Traté de no usar mucho mi teléfono, quería desintoxicarme de las redes - se disculpó- Además, había mucho para hacer. Ben y Mal tienen un enorme librero allá, más todo lo que se puede hacer en el campo - sonrió- Y el lago es estupendo.
Charles la veía muy relajada y calmada. No se equivocó cuando supo que el lugar ideal para por fin despejarse al 100% era viajar con los reyes. Incluso cuando presentía que había pasado algo más.
-¿Qué tal fue convivir con ellos? - preguntó con genuina curiosidad.
Kaylee se sonrojó.
-Fue genial, me trataron como alguien que conocen de toda la vida y no de hace tan solo unas semanas- buscó su celular- Ben me enseñó a cocinar un montón de platillos y postres - le enseñó varias fotos- Y Mal me dio clases de pintura.
Charles se mostró interesado por sus obras. A la rubia pelirroja siempre le han gustado las artes, pero era evidente que el talento de la reina de Auradon la ayudó a progresar esos días.
-¿Quedarte en la casa de tus crushes de hace tantos años no fue incómodo para ti? - cuestionó con diversión.
Ella lo miró, había notado un tono oculto en medio de sus palabras.
-¿Estás celoso, Charlie? - bromeó.
El nombrado se quedó callado unos segundos y miró hacia otra parte.
-Char, ¿en serio estás celoso? - se sorprendió un poco.
Aunque en realidad no tanto. Por alguna razón ella sospechaba que Charlie estaba interesado en ella. Habían sido amigos tantos años, y se sentía mal por ver que probablemente lo había herido sin intención.
-La verdad, sí- la vio a los ojos- Y sospecho por las marcas en tu cuello que fuiste más que su amiga estos días.
Ella se llevó una mano a su cuello, sintiéndose apenada porque viera eso. Esto solo confirmaba lo que venía sospechando desde hace unos meses. Ahora se sentía más culpable.
El hijo de Charlotte se sintió pésimo al darse cuenta de cómo estaba hablando y reaccionando. No era nada más que su amigo, ellos no tenían una relación amorosa. No podía recriminarle nada.
Ni de con quien salía, ni de con quien se acostaba ni de cómo vive su sexualidad. Mucho menos cuando lleva años siendo un cobarde y nunca se ha confesado.
-De todas las personas que podían enterarse, esperaba que si tú lo hacías no me juzgarías de ese modo- dijo cabizbaja.
Podía entender el por qué de su reacción, pero no era justo. Porque ella también ha estado apoyándolo por años en sus decepciones amorosas, incluso cuando ella misma tuvo sentimientos hacia él en sus primeros años de amistad. Sentimientos que ya había enterrado hace mucho tiempo.
-Kay...- trató de tomar su mano.
Pero ella no la aceptó.
-¿Sabes lo difícil que fue para mí confesar que soy bisexual? ¿Todas las burlas que recibí en Arendelle y como me acosaron por años? - trató de retener sus lágrimas- No es fácil ser la futura reina y que diez años después tu propio pueblo te siga juzgando.
El chico se sintió fatal. Sabía que aunque ella ha seguido adelante, eso afectó parte de su adolescencia y adultez.
-Sé que tu intención no era herirme, pero ver tu mirada molesta solo me recordó a todo eso - sorbió su nariz, no quería llorar.
Charles se acercó con cuidado, abrazándola.
-Perdón- la acercó a su pecho- No debí juzgarte. Sé que ellos son grandes personas y que tú tienes un corazón enorme - besó su coronilla- ¿Te hicieron sentir cómoda?
La princesa se recargó en su hombro. Veía que el hombre estaba interesado por saber si lo había disfrutado y si estaba bien. Iba a dejar totalmente de lado todo por un momento para entenderla.
-Ellos no me hicieron nada malo. De hecho fueron extremadamente considerados y atentos conmigo. Desde el momento en que llegué hasta que me fui hicieron todo para hacerme sentir querida y bienvenida.
Charles acarició su brazo con cariño.
-¿Fue bueno?
Intuyó a qué se refería.
-Mejor de lo que mis locos sueños pudieran idear alguna vez - admitió, con todo el rostro enrojecido- Jamás me obligaron a nada y las cosas fluyeron con naturalidad.
Esa información le bastaba. No quería saber más por el momento. La veía muy feliz a pesar de lo de hace unos minutos. Le había hecho bien estar con ellos.
-Nunca creí que tendrías sexo con más de una persona a la vez.
Se quejó cuando Kaylee le dio un golpe fuerte en el brazo.
-Cállate- rió un poco.
Se sentó y tomó las manos de su amigo. Este se puso nervioso, porque supo que el tema seguiría centrado en ella, sólo que en otro aspecto.
-Charlie, lamento si esto te lastimó- arrugó su rostro.
-Kay, esto no tiene nada que ver conmigo. Era tu momento de libertad.
La rubia cobriza negó con la cabeza.
-Sospecho algo hace mucho- se sentó frente a él- Y si es verdad, mi intención jamás fue lastimarte.
Charles se puso pálido.
-¿Estás enamorado de mí?- fue totalmente directa.
Ya era hora de enfrentarse a lo que temía hace mucho, perderlo como su amigo y confidente. No tenía intenciones de seguirlo hiriendo si tenía razón.
El rubio tomó todo el valor que tenía años tratando de reunir.
-Lo estoy- entrelazó sus dedos- Hace unos tres años que me gustas, y mucho. Y eso pasó a convertirse en enamoramiento.
Kaylee sintió como el calor le subía a la cara. Estaba avergonzada de que él hubiera escuchado tanto de su vida amorosa y sexual estando enamorado de ella.
-¿Por qué no me lo habías dicho?
Él se encogió de hombros.
-No quería que te alejaras de mí.
Ella suspiró.
-Char, te seré sincera. Estoy en un punto en que ni yo misma entiendo mis sentimientos. Y no quiero que salgas dañado por mi confusión e indecisión- jugó con sus dedos- Así que aunque me parece muy lindo y me halaga que te sientas así por mí, debo pedirte que me des un tiempo.
Él asintió y le devolvió el agarre.
-Tómate el tiempo que necesites. No quiero que te sientas presionada a corresponderme o que quieras ser mi novia ahora- besó su frente- Solo espero que quieras seguir siendo mi amiga.
Ella le sonrió calidamente.
-No hay nada que me gustaría más.
-Y esta conversación podemos retomarla más adelante, si te parece- sugirió.
Ella revolvió su cabello, haciéndolo reír.
-Pasará cuando tenga que pasar.
Se abrazaron. Ninguno quería estar fuera de la vida del otro. En algún momento en el futuro sabrían qué les depararía el destino.
(...)
Mal miraba por la amplia ventana de su habitación. Kaylee se había ido hace un par de días, dejándolos a ella y a Ben solos de nuevo. La casa volvía a estar silenciosa. El aire fresco atravesaba las ventanas. Una mezcla del pasto y flores.
Se recostó cómodamente en el pecho y los brazos del castaño cuando este la abrazó por la espalda. El rey besó delicadamente su hombro derecho y apoyó su mentón sobre este.
-¿Todo bien? - cuestionó él.
Ella asintió.
-Es raro, no sé describir muy bien como me siento ahora- apoyó sus manos sobre las del rey- Hemos hecho tantas cosas a lo largo de los años. Pero todo lo que pasó durante estos días fue una completa locura- hizo una pausa- Y creo que es uno de los momentos que me he sentido más libre en mi vida- confesó.
Ben apretó su agarre, sin dejar de abrazarla.
-Mi vida siempre ha estado tan estructurada por ser el heredero y luego el rey. Desde que te conozco por fin he comenzado a sentirme libre- la pelimorada giró levemente la cabeza para verlo- Nunca me hubiera animado a hacer muchas de las cosas que he hecho a tu lado.
La reina tomó su mejilla.
-¿No te arrepientes de nada?
El castaño negó, con una sonrisa en sus labios.
-De absolutamente nada - la guió hacia la cama y se recostaron- Esta última semana es algo de lo que nunca me voy a arrepentir.
-Tenía miedo de que al proponerte hacerlo y que pasara, algo cambiaría entre nosotros - lo miró a los ojos- Y hubiera detestado que nos trajera problemas.
Ben la volvió a abrazar. Ella hundió su cara en su pecho y él en su cabello.
-Creo que esta es una de las cosas que más nos ha unido. Se necesita tener mucha confianza y seguridad en el otro para hacerlo- acarició su espalda- Me alegra que escogieramos a alguien que también nos hiciera sentir así.
Mal sonrió.
-Te amo mucho, mi vida.
El rey besó su coronilla.
-Yo también te amo, mi reina.
Los dos se quedaron así un buen rato. Se durmieron a pesar de ser temprano, estaban relajados y en paz.
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Casi dos años después...
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El castillo Beast era alegrado por las risas de la pequeña bebé de la familia. Los reyes y dos de sus amigos se encontraban en la sala de estar.
La pareja de recién casados había ido a visitarlos. Adoraban pasar tiempo con la niña, y en los últimos meses se habían vuelto muy cercanos a la pareja real de Auradon.
Bailey soltó una risita cargada de emoción cuando fue alzada en el aire y luego recibida en los brazos de la mujer que no era su madre.
-Esta princesa está muy llena de energía- dijo Charles, haciéndole cosquillas.
La bebé de poco más de un año balbuceó, contenta. Kaylee besó la mejilla regordeta y rosada de la hija de sus amigos. Esta se recostó en su hombro, abrazándola.
Mal les tomó una foto. La menor extendió sus brazos con entusiasmo hacia su madre al verla más cerca. Abría y cerraba sus manitas, dando a entender que quería ser cargada por ella. La reina la tomó con cuidado del agarre de la reciente monarca de Arendelle.
Ben besó la frente de su hija y luego la de su esposa.
-¿Cómo se adaptan a sus nuevas vidas?- les preguntó luego de un rato.
Habían estado hablando de tantas cosas en las últimas dos horas que el tiempo se les estaba pasando volando.
-Es raro - admitió Kaylee- Pasar tantos años preparándome para ser reina y ahora serlo - miró a su esposo y le sonrió calidamente- Sin contar que no esperaba que mis sentimientos por Charlie resurgieran luego de su confesión.
El nombrado tomó su mano y besó el dorso de esta.
-La verdad, para haber comenzado a salir un par de meses después de eso, no creí que ella fuera a aceptar mi propuesta tan rápido- comentó.
Ella se rió.
-Nos conocemos hace más de diez años, y recuerda que tú me gustabas mucho en la universidad- le dio un golpe juguetón en el hombro.
Bailey, con el estómago lleno y habiendo pasado un rato agradable con sus papás y dos de sus tíos postizos, comenzaba a quedarse dormida en el hombro de Ben. Él la había acomodado para que viera por la ventana hacia el jardín, pero aparentemente el juego y la calidez de sus brazos le brindaron la tranquilidad suficiente para dormirse.
Mal los miraba con una sonrisa. Para tanta gente sería extraño que estuvieran conviviendo así después de todo lo que había pasado, solo que para ambos matrimonios no era para nada un problema. No había ningún tipo de tensión ni incomodidad.
-Estoy muy feliz por ustedes- les dijo con sinceridad.
Kaylee le devolvió la sonrisa. Claro que había disfrutado lo que pasó con ellos un par de años atrás. Pero eso ya había quedado en el pasado. Le seguían pareciendo atractivos, solo que lo había superado. Era muy feliz ahora con su relación con el hombre que fue su mejor amigo por tanto tiempo.
-Y yo por ustedes - le siguió el juego a los dedos de Charles entrelazados a los suyos- Cuando nos dijeron que estabas embarazada no nos cabía la emoción. Sabíamos cuánto querían comenzar a expandir su familia. Y Bailey es la cosita más adorable del mundo.
No era mentira. La pequeña era el centro de atención en su hogar. Sus primos mayores la amaban, sus tíos igual. Sin contar la adoración que le tiene el reino entero. Con sus mejillas rosadas, cabello castaño como el de su papá y los característicos ojos de su mamá. Es la mezcla perfecta de ambos.
-No veo la hora de que le demos a alguien con quien jugar- dijo Charles de repente.
La rubia-pelirroja se sonrojó enormemente. Mal y Ben se miraron con complicidad. Comprendían perfectamente la obsesión que tenían el uno por el otro, porque ellos son iguales. Tal vez incluso peores.
Siguieron hablando hasta que el sol comenzó a esconderse. Kaylee y Charles ya debían irse si querían tener una cantidad decente de sueño antes de madrugar para regresar a su hogar.
-¿Los veremos pronto? - cuestionó Ben, besando la mejilla de la ojimarrón y chocando los puños con el rubio.
-Obviamente, no nos perderíamos por nada del mundo el bautizo de esta pequeñita- Kaylee le dio un toque en su naricita.
La princesa rió. Había usado un poco de su magia, por lo que su toque se sintió frío y unos pocos copos de nieve cayeron en el rostro de la niña.
-Avísennos cuando lleguen a casa- les pidió Mal.
Los dos asintieron. Terminaron de despedirse y se fueron al auto que los esperaba. Se subieron al vehículo y se despidieron con la mano.
-¿Sabes? Eso de darle pronto un primo a Bailey no suena nada mal- le susurró Kaylee a su marido.
A Charles casi se le salen los ojos de sus órbitas. La gobernante de Arendelle rió con fuerza cuando su esposo se lanzó a besarla.
Mientras tanto, Ben y Mal veían desaparecer el auto. Rieron al ver que su hija se despedía con su manita, a la vez que la otra se aferraba al cuello de la camiseta de su mamá. Había aprendido a hacer eso hacía algunos días.
Ingresaron de nuevo al castillo. La princesa se había despertado con energía renovada, balbuceaba cosas sin sentido ya que apenas tiene muy pocas palabras en su vocabulario.
-¿Qué tanto andas diciendo, mi amor? - le preguntó Ben, riéndose.
La bebé lo miró.
-Creo que dice que ama mucho a su mami y a su papi. ¿Cierto dragoncita?- Mal la acomodó para que no se cayera.
Bailey volvió a balbucear. La pelimorada rió al sentir los labios de su hija sobre su mejilla.
-Creo que esa es una buena respuesta- habló él de nuevo- Y creo que también decía que somos sus personas favoritas, en especial tú.
Mal lo volteó a ver.
-Oh, ¿todo eso dijiste?- le preguntó a la niña en sus brazos.
Bailey emitió más ruidos, entusiasmada porque le siguieran su "conversación".
-Claro que eres su persona favorita, ustedes son las mías.
Mal se puso de puntillas para besarlo. Ben abrazó a su reina y su princesa. Se sentían completos. Su última locura antes de tener a Bailey valió la pena. Pero no cambiarían para nada lo que tienen ahora.
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Fin del final uno...⬆️
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Inicio del final dos...⬇️
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El castillo Beast estaba a reventar de alegría con las risas de la pequeña princesa de Auradon. La bebé estaba muy contenta porque estaban jugando con ella.
Tenían visitas, y ella estaba muy cómoda con las personas que la rodeaban. A Bailey se le salió una adorable carcajada al ser alzada en el aire por la rubia-pelirroja. Cuando Kaylee la recibió, la abrazó con fuerza.
-Vaya, ya entiendo lo que decían. Tiene mucha energía en su cuerpo para ser tan pequeñita- Charles le hizo cosquillas.
La princesa se llevó un dedo a su boca, sonriendo.
-Lo heredó de su madre- bromeó Ben, abrazando a Mal por la espalda.
Esta se rió al recibir un beso de él en su cabeza. Bailey comenzó a balbucear, quería regresar a los brazos de sus papás aunque estaba muy cómoda con la otra mujer. Sonrió con alegría cuando Mal la tomó en sus brazos y Ben besó su frente.
Kaylee se acercó a los tres. Se sonrojó al recibir un beso en los labios de parte de Mal y otro de parte de Ben. Aún cuando su relación con los reyes existía desde hace más de año y medio, no se acostumbraba a las muestras de afecto frente a otras personas.
Aunque Charlie era de mucha confianza, lo que les daba tranquilidad a los tres. El rubio aceptó que ella ya no correspondería sus sentimientos. Su corazón había sido ocupado por la pelimorada y el castaño. Y estaba bien con ello al verla tan feliz.
Además, estaba comenzando a salir con una chica después de mucho tiempo. Kaylee solo deseaba que eso funcionara y él por fin encontrara a alguien que lo ame.
-¿Esto no les complica gobernar? Ya saben, Kay apenas fue coronada en Arendelle- cuestionó Charlie con curiosidad.
Hablaba de muchas cosas con su amiga, pero esto era algo más reciente a lo cual adaptarse.
-Realmente no, porque descubrimos que mientras que ella pase al menos una semana al mes en Arendelle, puede seguir haciendo todo desde acá- explicó Ben.
Mal asintió.
-Y nosotros también podemos viajar de vez en cuando si ella necesita estar más tiempo allá- su hija balbuceando la interrumpió- Eso y que Bailey la adora. ¿No es cierto, dragoncita?
La bebé sabía que le hablaba a ella. Tomó la mano que la ojimarrón le extendió y se aferró a esta con sus manitos.
El celular de Charles interrumpió la conversación.
-Odio tener que irme, pero mi cita me espera en el parque de atracciones- se excusó.
Se despidió de los reyes y de la bebé. Kaylee lo acompañó hasta la puerta. Charlie la miraba.
-¿Qué?
-Nada, es solo que nunca te había visto así en ninguna de tus relaciones- admitió.
Ella sonrió.
-Ellos y Bailey me hacen muy feliz - se quitó un mechón de pelo del rostro.
Charles la abrazó y besó su coronilla.
-Espero que la próxima vez que venga a visitarlos no me salgan con que seré tío, eh- bromeó.
-¡Charlie!- lo regañó.
Este solo se rió.
-Hasta pronto, Kaykay.
La mujer rodó los ojos y se despidió. Ingresó de nuevo al castillo cuando vio que su auto ya se había alejado.
Jamás pensó que sus padres y los de ellos aceptarían su relación tan rápido. Claro, al principio les costó, pero jamás los vieron mal o los juzgaron. Ahora Bella, Adam y Hades le tenían mucho cariño a Kaylee. Y Anna y Kristoff a Ben y a Mal.
Se quedó recargada del marco de la puerta al verlos jugando con la bebé. Cuando comenzaron a formalizar todo, Mal ya tenía unos cinco meses de embarazo. Temían que no funcionara, pero la verdad estaban cada vez más cómodos con su situación.
La bebé se puso de pie, dando pasitos hasta ella. La sobrina de Elsa se agachó y la abrazó. La niña había robado su corazón desde el principio. Podían percibir que la quería casi al mismo nivel que a sus progenitores.
La alzó y se puso de pie. Dejó que Ben y Mal recogieran el montón de juguetes que la princesa tenía en el piso mientras que ella la subía a su cuarto. Era su hora de la siesta, y la niña se ponía muy gruñona sino dormía al menos cuarenta minutos antes del atardecer.
La colocó en su cuna luego de mecerla un poco. Estaba profundamente dormida. Kaylee acarició su cabello con cariño.
El matrimonio las miraba, sintiéndose felices de que se llevaran tan bien. Sabían que todo estallaría cuando la gente descubriera, sabiendo que ya muchos estaban enterados, lo que pasaba entre los tres.
Planeaban proponerle ser legalmente su concubina. No podían pedirle que se casara con ellos debido a las leyes, pero sí querían que estuviera relacionada a ellos más allá de los sentimientos.
Kaylee se giró al sentir sus miradas sobre ella. Salieron del cuarto de la bebé y se fueron a su habitación. El castaño y ella se rieron al sentir como la ojiverde los empujaba hacia el colchón. Se recostó en medio de ambos.
-Creo que podemos aprovechar el tiempo mientras que llegan nuestros padres y Bailey duerme- sugirió.
Los tres se miraron. Esa última locura antes de que Ben y Mal tuvieran a Bailey, se convirtió en lo que sería el resto de sus vidas. Y eso no los molestaba en lo absoluto.
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Por fin les traje el esperado final de esta historia. O más bien, finales🤭
Me costó tanto escoger el final que terminé escribiendo ambas versiones. Así que pueden releer los dos o escoger el que más le guste.
De hecho, cuando escribí Wildest Dreams consideré escribir el final oficial y uno alternativo. Porque me pasó lo mismo de no poder escoger el final hasta que me decidí por el que leyeron.
Tardé mucho en terminar esta historia al comenzar este nuevo semestre, sumado a que este fin de semana he estado con gripe.
Pero ahora sí, puedo dar por finalizada esta historia♥️♥️♥️
Mientras que me adapto a mi horario estoy buscando el tiempo para leer y escribir. Así que espero pronto tenerles algo para leer.
Incluso ando pensando en hacer un especial o algo de Halloween🎃
Psd: Feliz aniversario del The Eras Tour Film, swifities🫶🏻
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora.
Publicado el 13/10/2024.
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