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❗️Contenido altamente explícito.
Ben sintió sus ojos pesados al despertarse. Al tener un espacio tan amplio de naturaleza rodeando la casa, se oían varias aves que rondaban entre los árboles. Apartó el cabello de Mal para que dejara de hacerle cosquillas en su rostro.
Al abrir sus párpados, se encontró con una escena algo adorable. Su amada estaba aferrada a sus brazos, durmiendo en paz. Mientras que Kaylee había pasado su brazo por la cintura de ella y estaba con un montón de cabello cubriendo su cara.
Besó la coronilla de Mal para luego levantarse, con cuidado de no despertar a sus dos acompañantes. Estiró sus músculos antes de ir al baño y buscar algo de ropa interior limpia.
Bajó a la cocina para preparar algo de café. Seguramente las dos amanecerían con hambre, pero prefería esperar a que estuvieran despiertas para que la comida no se enfriara. Al terminar de colar el café molido se quedó parado, mirando a través de las ventanas.
Mal hizo una mueca al despertar. El sol entraba de lleno al cuarto porque no habían cerrado las cortinas. Detestaba cuando eso sucedía. No sintió a Ben contra su espalda, pero si el cuerpo de Kaylee pegado a su pecho.
Notó un peso sobre su hombro. Al abrir los ojos, vio que ella tenía apoyada su cabeza allí. Le quitó los cabellos del rostro para que no le estorbaran. Solo que al hacer esto la despertó.
-Lo siento linda, puedes seguir durmiendo - acarició su espalda.
Ella negó, haciendo ruidos chistosos. Parecía una niña pequeña que la despertaron para ir a la escuela.
De pronto, la realidad la hizo abrir los ojos del golpe. Nada había sido un sueño. Sí había pasado la noche con los reyes de Auradon. La ojiverde le sonrió con ternura.
-Espero que no te arrepientas de lo que pasó, porque Ben y yo no quisimos hacer nada para incomodarte - mordió su labio, aterrada porque le hubieran hecho daño.
La chica negó rápidamente.
-No me arrepiento de nada - le devolvió la sonrisa que le dio segundos atrás.
Mal se tranquilizó. Ben tocó la puerta con suavidad al verlas despiertas.
-Buenos días- se acercó a la cama- Les traje agua, supongo que deben sentirse deshidratadas.
Se incorporaron y le dieron las gracias luego de recibir las tazas. El líquido calmó su sed. El rey las colocó en la mesa a su lado cuando las vaciaron.
-¿Durmieron bien? - abrazó a Mal por la espalda.
En ese momento fue que la reina reaccionó a que ambas seguían desnudas, y que él apenas tenía una prenda para cubrirlo.
-Creo que mejor que nunca- se rió Kaylee.
Los reyes la siguieron.
-¿Qué se sintió estar con una mujer por primera vez? - le preguntó juguetonamente a la ojiverde.
Esta se sonrojó.
-Mucho mejor de lo que esperaba- admitió- Aunque creo que eso se debe a que fuiste tú- arrugó la nariz.
-Pues gracias- soltó una risita.
-Las dos estuvieron fenomenales - les dijo el castaño.
Ben besó los nudillos de su esposa. Luego, tomó suavemente la mano de Kaylee e hizo lo mismo. Ella le sonrió por ese gesto.
-Usted no se queda atrás, majestad- lo halagó.
Mal se rió al notar que lo molestaba del mismo modo en que ella lo hace.
-Debo admitir que verla disfrutando tanto contigo me dio algo de celos- su voz indicaba que bromeaba- Pero me alegra que te hayamos escogido, porque no creo que ninguna otra mujer hubiera congeniado así con los dos.
Kaylee esbozó una sonrisa completamente sincera.
-Yo me alegro de haber tenido esta experiencia con ustedes. Nunca me había atrevido a tener un trío- se rió- Pero me sentí muy segura y querida.
Los dos le sonrieron. Eso era lo que querían desde un principio. Sentirse seguros con la persona que escogieran y que esta sintiera lo mismo con ellos.
-Sé que no dijimos todo anoche. Pero creo que podrás deducir que esto será solo por esta semana- comentó Mal.
Tomó su mano.
-Lo sé, no tienen nada de qué preocuparse- también tomó la mano de Ben- Por eso me siento más halagada todavía de que me escogieran. Mi vida ha sido un caos últimamente, y estar con ustedes me hizo sentir libre como en mucho tiempo no lo sentía.
Aceptaron el abrazo que Kaylee les dio. Se acaloraron, porque al estar desnudos sus cuerpos se rozaron en medio de ello.
-Ambos son un buen matrimonio. Y por lo mismo estoy segura de que serán muy buenos padres.
-Bueno, eso esperamos - Mal le dijo- Pero gracias.
Se rieron cuando de la nada a Ben le pareció buena idea empujarlas de vuelta al colchón y se dispuso a hacerles cosquillas. Los tres reían a carcajadas. Era una libertad que ninguno había experimentado con anterioridad.
Cuando el jugueteo terminó, estaban con la respiraciones agitadas. Ahora sí que habían quedado pegados el uno al otro.
-Creo que Mal estará de acuerdo conmigo si digo que aún nos quedan cinco días para repetir lo de anoche. Incluso mejorarlo- habló el rey.
-No podría haberlo dicho mejor, mi amor.
La chica los miró, con una sonrisa seductora en sus rosados labios.
-No veo por qué no podría ser de ese modo- concretó Kaylee.
Su cuerpo había quedado en medio de los de ellos dos. Ben se despojó de sus bóxers y Mal apartó las estorbosas sábanas el final de la cama.
Sintió su cuerpo estremecerse al tenerlos sobre su piel. La pelimorada besaba su cuello y apretaba sus muslos mientras que el rey besaba sus senos. Era muy bueno en eso, se dio cuenta desde que en la noche se lo había hecho a Mal.
Amasó su seno izquierdo con una mano y su boca chupaba el derecho. Jadeó al darse cuenta de que le había dejado una marca. Aunque no tenía nada que recriminarle, sabía que los tres debían estar repletos de rasguños y chupetones.
Descendió sus besos lentamente hasta su estómago. Mal se mordió los labios al ver como Ben comenzaba a lamer la entrepierna de la rubia cobriza. Kaylee apretó las sábanas en puños. Ningún hombre se lo había hecho tan bien como el castaño. Sabía cómo mover su lengua y a la vez complacerla con sus grandes manos en un ritmo constante.
La ojiverde sentía como cada vez se mojaba más. Desde que decidieron tener un trío, ella le dijo que él también debía disfrutarlo al máximo. Que no lo hiciera solo por ella. Acarició el cabello de Ben para apartarlo cuando notaron que la princesa estaba por correrse.
Esta gruñó, frustraron su orgasmo. Ben se apartó cuando Mal se sentó sobre ella. Se veía imponente y muy sensual. Como la semi-diosa que es. Sus ojos verdes tenían reflejos debido al sol, y su cabello estaba desordenado pero con algunas ondas naturales. Además del montón de pecas que recorrían todo su cuerpo.
Por otro lado estaba el rey, quien no se quedaba atrás. Con el cabello castaño todo revuelto y sus musculosos brazos a su vista. Era el hombre más guapo que había visto, sin lugar a dudas.
Le tomó por sorpresa cuando la ojiverde alzó una de sus piernas para que rodeara su cintura.
-¿Estás segura de que nunca habías estado con una mujer? - le preguntó, encantada por su actitud.
Ella y su esposo se rieron.
-Muy segura- hizo un ruido chistoso al reírse.
Mal se inclinó para besarla. Le siguió el beso con la misma pasión que desbordaba la reina. Soltaron pequeños gemidos cuando sus intimidades se rozaron. Las dos ya estaban mojadas. Eso facilitó lo que la monarca hizo a continuación. Arqueó su espalda cuando sus sexos quedaron pegados.
-Necesito que me guíes para saber si lo hago bien- le pidió, con los ojos cerrados por el placer.
Tomó sus caderas para ayudarla a impulsarse. Eso le simplificó un poco el trabajo. La vista ante ella era espectacular. La pelimorada dando saltos, juntando su intimidades a la par que sus senos se movían. Ben estaba pegado a la espalda su esposa, mordiendo su cuello y ayudándola a guiarla.
Mal permitió que Kaylee la dejara debajo de su cuerpo. Sabía hacer eso a la perfección con Ben, pero no era lo mismo. Aunque sentía mucho placer no lograba terminar de llegar a un mejor punto para ambas.
La sensación se volvió mucho mejor cuando dejó que ella tomara las riendas del asunto. Hacía rozar sus clitoris con cada embestida, sacándole un montón de gemidos. Las distintas tonalidades del cabello de la princesa resaltaban con los rayos del sol. Se veía preciosa.
Ben se masturbaba, viéndolas tan metidas en lo que hacían. De pronto Kaylee remplazó su mano por la suya. Echó la cabeza hacia atrás, gimiendo roncamemte.
La chica bajó su cabeza a la altura de su miembro, sin parar de moverse sobre la reina. El cuarto quedó inundado nuevamente por los gemidos y gritos de los tres.
Mal gritó los nombres de ambos antes de retorcerse debido a su orgasmo. Ella la siguió, sintiendo los espasmos de las dos mientras aún complacía al rey. Los sonidos de ambas bastaron para que él también se corriera.
Se bajó con gentileza del cuerpo de la ojiverde. Se apoyó en las almohadas, cerrando sus párpados momentáneamente. Ben se recostó en el pecho de Mal, besando sus labios con calma. No querían excluirla, pero sentían la necesidad de hacer algo solo ellos dos en ese momento.
Ella lo volvió a acercar a sus labios cuando intentó apartarse. Las lenguas de ambos batallaban por tener el control. Mal le dio la vuelta, dejándolo debajo de ella como hizo con la rubia-pelirroja.
La princesa abrió los ojos al escuchar los sonidos húmedos y morbosos de sus besos. Los dos se separaron unos milímetros al sentir su mirada.
-Oh, no se detengan por mí- se apresuró a decirles.
-¿Segura?- cuestionó Ben.
La de los poderes de nieve les sonrió.
-Ustedes sigan con lo suyo - les guiñó un ojo- Debo confesar que he fantaseado con verlos desde hace mucho.
Más que incomodarlos, les hizo sentir halagados que dijera eso. Continuaron con sus besos. La pelimorada apoyó las manos en el pecho de su marido antes de dejarse caer sobre su erección. Los deliciosos gemidos que soltaron provocaron que ella llevara su mano a sus pechos, tocándose.
Mal subía y bajaba, dando círculos con sus caderas. Ben se sentó para poder besarla. El nuevo ángulo provocó que ella echara la cabeza hacia atrás.
Kaylee introdujo sus dedos en su entrada, sintiéndose aliviada de liberar la tensión que sentía allí al verlos y oírlos. Dos de sus dedos estaban entre sus pliegues mientras que su pulgar tocaba en círculos su clitoris.
Los dos se besaban con hambre, como si no lo hubieran hecho en días. Jamás lo habían hecho frente a alguien más. Por más que se hubieran arriesgado en varias ocasiones en los sitios en los que lo hacían. Los gemidos de la ojimarrón solo los nublaban más en su burbuja.
La reina prácticamente saltaba, con los brazos de él apretando sus caderas y su boca atacando la suya. Kaylee jugueteó con su pezón al tiempo que movía sus dedos. Ella tampoco se había tocado nunca frente a alguien más.
Sus ojos quedaron maravillados cuando los dos se corrieron al mismo tiempo. Gemían sus nombres entre sí en medio de sus besos. Bastó con tocar una vez más su punto G para alcanzarlos.
Se quedaron boca arriba sobre la cama, recuperando el aire. Ninguno sabía que decir en ese instante. Habían pasado tantas cosas en las últimas horas que incluso aún seguían procesando lo de la noche anterior.
Kaylee se sentía cada vez más confundida con sus sentimientos. No quería hacerse ideas, pero verlos convivir de modo tan natural y luego con todo lo que habían hecho, ya no estaba tan segura si sólo sentía una mera atracción por los reyes.
Se giró a verlos. Ben acariciaba el cabello de Mal mientras que esta recuperaba el aire, apoyada en su pecho. Era obvio que congeniaba con ellos en la cama, pero dudaba si eso podía llegar a algo más allá de algo sexual.
Tenían una relación bien establecida desde hace diez años. Además, no creía que ellos estuvieran buscando expandir su relación. Y honestamente, ella jamás se había interesado en tener sentimientos por más de una persona a la vez.
Cerró sus ojos y respiró con calma. Era absurdo que se estuviera haciendo esas ideas solo porque se habían acostado con ella. Debía mantener su mente despejada y libre de estrés y dejar que el resto de su estadía en el cottage fuera relajada y serena.
Sintió una mano suave y delicada tomando la suya, haciéndola abrir los ojos. Después sintió que otra más fuerte se unía al agarre.
-¿Sí?
Mal y Ben la miraban, preocupados por haberla echo a un lado o que se sintiera incómoda. Debía ser extraño para ella todo eso. Para ellos lo era. Pero no de un mal modo.
No se arrepentían de haberla escogido, eso era seguro. Por alguna razón ella les transmitía mucha confianza y paz.
-¿Quieres darte un baño? Nosotros podemos organizarte todo para que te relajes- le sugirió Ben- Vamos a refrescarnos y a hacer el desayuno.
Se sintió lindo que quisieran hacer algo por ella luego de todo. Como una especie de after care. Era claro que la veían como alguien a quien apreciar y no solo como la persona que los estaba ayudando a cumplir una fantasía.
-Eso me encantaría- les sonrió.
Ben le dio un último apretón a sus manos y se puso de pie. La pelimorada le sonrió con ternura cuando besó las frentes de ambas antes de entrar al baño.
-Yo te voy a ayudar con el baño mientras que Ben se arregla para hacer la comida - le dijo a la princesa- Las bañeras de esta casa son muy cómodas.
Se estiró con calma y se levantó de la cama. La futura reina de Arendelle la veía embelezada desde la cama. Todavía no podía creer todo lo que había hecho con ellos. Mal se colocó su bata de seda morada sobre su piel desnuda y se regresó a buscarla.
La ayudó a recoger su ropa y la llevó de la mano a su habitación. Kay comenzó a escoger qué se pondría mientras que la ojiverde movía cosas en el baño.
Ingresó al espacio justo cuando la reina cerraba el grifo. Se enternecio al ver que no solo le había llenado la tina, sino que le echó espuma con olor a lavanda y chocolate y le puso una vela a un lado.
-¿No exageramos mucho, o sí?- preguntó Mal cuando se puso junto a ella.
-No, en realidad aprecio mucho todos los lindos gestos que han estado teniendo conmigo- la vio a los ojos- Ahora entiendo porqué ustedes dos funcionan tan bien juntos.
La otra mujer le sonrió.
-Nos complementamos- dijo con simpleza- Ben debe de estar por salir del baño, así que ahora voy yo. Pero cualquier cosa que necesites nos llamas.
Kaylee pensó en como agradecerle lo que estaba haciendo por ella. Decidió arriesgarse, tomandola con cuidado del mentón y dándole un delicado beso en los labios.
Mal se separó, con la respiración agitada. Había sido distinto a todos los que le había dado en las últimas horas. Le sonrió tímidamente antes de cerrar la puerta para darle algo de privacidad.
Caminó de prisa de regreso a su cuarto. Dejó su bata sobre la cama y entró al baño. Ben cerraba la llave del agua, estirando su mano para agarrar su toalla. Alzó una ceja con diversión al verla toda sonrojada y nerviosa.
-Nunca te había visto así de atraída e interesada por una mujer- le dijo con complicidad.
Mal entornó los ojos.
-Un esposo normal se preocuparía porque su esposa se sienta así- le dio un golpe burlón en el hombro.
Ben la atrajo hacia él por la cintura.
-Y un esposo normal no hubiera disfrutado tanto de ver a su esposa haciéndolo con dicha mujer - besó sus labios antes de juntar sus frentes- Ni tampoco admitiría haber disfrutado del mismo modo hacerlo con ella.
La reina se rió.
-Oh, ¿debo ponerme celosa, Florean?- lo abrazó por el cuello.
-Me pregunto lo mismo, Igna- le dio un toque en la nariz.
Se rieron.
-Como sea, en serio me urge ducharme- se apartó un poco de su cuerpo- Seguiremos con esta conversación en otro momento. Muero de hambre y quiero que prepares los waffles que tanto me gustan.
Ben le cerró la cortina y se rió.
-Como usted ordene, jefa.
La pelimorada soltó una carcajada.
(...)
Kaylee bajó las escaleras, dándose cuenta de que el único que se encontraba en la planta de abajo era Ben. El rey le dedicó una sonrisa antes de continuar cocinando.
-Mal es muy buena preparando baños de burbujas. Eso me relajó por completo- le dijo.
El castaño rió.
-Sabe escoger lo que le conviene más a cada uno. A veces los hacía para mí antes de casarnos en los días en que no podía acompañarme a trabajar.
La rubia cobriza notó que las flores sobre el comedor habían sido cambiadas. Ahora el jarrón estaba lleno de rosas. Olían delicioso. Suponía que él las acomodó mientras que ellas estaban arriba.
-Tengo una duda- se dispuso a al menos colaborar con el jugo de naranja- ¿Qué hacen con todas estas frutas y flores cuando no están por aquí?- preguntó con curiosidad.
Le extendió el cuchillo para que ella pícara el fruto cítrico antes de verterlo a la licuadora.
-Cada cierto tiempo viene gente del castillo y las recolectan. Se usan en casa para la cocina y los adornos florales - respondió, vigilando la cocción de la masa de los waffles- No todo lo que consumimos proviene de aquí. Pero nos pareció buena idea tener un huerto acá del cual disponer cuando estamos en la casa y que también sea funcional para nuestro hogar habitual.
Kaylee pensó que eso era algo muy inteligente.
-Sería muy lindo tener algo así en casa- encendió el aparato para que licuara- Aunque claro, los climas en Arendelle suelen ser bastante extremos. Pasamos de mucho calor a terribles inviernos.
De todos modos no descartaba proponérselo a sus padres. Sabía que a Anna y a Kristoff no les desagradaría esa idea, en especial a su papá.
Siguieron conversando. Era gracioso ver a Ben en su estado natural. Se había acostumbrado a ver su lado como gobernante por la prensa y las redes, pero desde que ellos comenzaron a hablar con ella se dio cuenta de que el hombre podía ser alguien muy relajado y divertido.
Mal bajó las escaleras en silencio al oírlos haciendo un desastre. Cuando se asomó a la cocina notó que estaban teniendo una competencia. Aparentemente intentaban hacer el mejor plato con los waffles.
-Ya llegó nuestra jueza- Ben codeó a Kaylee.
La princesa se rió.
-¿Qué tanto me tardé cómo para que ustedes estén en esto? - cuestionó, divertida.
Los dos de ojos marrones se miraron.
-Lo suficiente- hablaron al unísono.
Mal negó con la cabeza.
-Pues ya que dicen que soy su jueza traiganme la comida. Son casi la una y no he comido nada desde ayer - pidió.
Ese recordatorio provocó que los estómagos de sus dos acompañantes rugieran.
-Bueno, no puedes decir que no has comido nada- le susurró Ben al oído al pasar a su lado.
Kaylee soltó una carcajada cuando vio como Mal le daba un manotazo en la cabeza a su esposo por su comentario.
El resto de ese día y de la estadía de Kaylee en la casa de campo fueron igual de divertidos y lujuriosos. Se la pasaron leyendo, pintando, nadando, comiendo y haciéndolo en un montón de sitios de la casa.
Esa era la clase de locura y libertad que esperaba en sus vidas desde hace un buen tiempo.
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En teoría queda un capítulo, y ni yo sé como terminará esto😌🤭
Ha sido nuevo para mí escribir todo lo que han visto hasta ahora en este libro.
Quiero leer sus teorías de cómo va a terminar todo.
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕
Publicado el 21/09/2024.
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