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Ben esperaba a su esposa en el auto. Se suponía que ya debían haber salido del castillo, pero cuando estaban revisando si no les faltaba nada la pelimorada se regresó a buscar algo en su estudio de arte.

El rey oyó que ella abría la cajuela del auto y la volvía a cerrar. Le abrió la puerta para que pudiera subirse. Mal le agradeció y se sentó. Luego de ponerse el cinturón emprendieron camino a Summerlands.

Evie y Doug celebraban su segundo aniversario de bodas, así que para hacer las cosas más tranquilas y privadas organizaron todo para que la fiesta fuera en su casa de campo a las afueras de ese reino.

Los monarcas de Auradon pasarían allí esa noche y al día siguiente seguirían su camino al Bosque Encantado, donde tienen una hermosa propiedad que suelen usar para ir los fines de semana largos o en vacaciones más extensas.

El camino era de poco más de dos horas, así que colocaron música para hacerlo más ameno. El viento entraba por el quema cocos de la camioneta negra, moviendo sus cabellos. El sol se ocultaría pronto.

La ojiverde se estiró en su asiento al pasar un buen trayecto de su camino. Sus músculos estaban entumecidos. Tomó su teléfono y le avisó a sus amigos que llegarían en alrededor de media hora.

Ben tarareaba una canción, manejando. Ella se le quedó viendo unos segundos hasta que él habló.

-¿Tengo algo en la cara?- bromeó.

Mal negó, riéndose.

-Solo admiraba tus ojos - le dijo sonriendo- Y pensaba en lo mucho que debes amarme para aceptar hacer esto.

El castaño tomó su mano y le dio un beso en los nudillos.

-Te amo más que a nada, mi vida- se cambió de carril, aun sin soltarla- Además, tampoco es como que yo no vaya a sacar provecho de lo que haremos.

La reina soltó una carcajada.

-Al menos me ayudas a disminuir mis nervios - apretó su mano y la soltó para que él pudiera seguir conduciendo- ¿Crees que conozcamos a alguien hoy?

-Es probable, sabes que Evie tiene muchos amigos fuera de la capital.

No mentía. La diseñadora conocía a muchas personas alrededor de todo lo que abarcaba Auradon. Su trabajo la hacía viajar, sin contar todas las princesas y miembros de la realeza que le piden diseños exclusivos.

-¿Le diremos a alguien sobre esto? - preguntó Ben.

Desde que tomaron la decisión de seguir con su plan dos semanas atrás estuvieron analizando a quién buscarían. No querían que fuera alguien que ya conocieran. Pero, no discutieron sobre si personas externas lo sabrían.

-No lo sé. Por ahora no, pero puede ser que en algún momento se lo mencione a Evie. Aunque lo dudo.

Estaban ya a pocos minutos de la casa. Al llegar al lugar, Ben se bajó primero para ayudarla. Mal le sonrió a su amado y aceptó su mano. Entrelazaron sus dedos y sólo bajaron el maletín que usarían para quedarse esa noche.

Parecía ser que eran de los primeros invitados en llegar a la fiesta.

(...)

Kaylee miraba fascinada la carretera. Era un lugar muy hermoso, lleno de flores y árboles. Charles llamó su atención al verla tan absorta por la vista.

-¿Te ha estado gustando este viaje? - interrogó.

La rubia cobriza asintió.

-En las contadas veces que he estado fuera de Arendelle no había conocido tanto como en estas semanas. Gracias por ser mi guía turístico, Charlie.

El ojimiel le restó importancia.

-Quería que conocieras todos estos sitios. Y, hoy conocerás a algunas personas que estudiaron conmigo en secundaria.

El hijo de Charlotte Labouff estudió en Auradon Prep durante casi toda su vida. Solo que al pasar a la preparatoria se fue hacia Arendelle como estudiante de intercambio. Le gustó tanto el lugar que incluso luego de la universidad seguía viviendo allí. En la escuela conoció a Kaylee, y eran unidos desde ese entonces.

-Y a tus ex ligues -se burló de él- Porque he oído que tuviste una etapa de rompecorazones antes de conocernos.

El rubio se llevó una mano al pecho, fingiendo estar ofendido.

-¿Quién te dijo esas mentiras? - siguió manejando, manteniéndose en su papel.

-Pues tú- se rió Kaylee.

El chico giró donde el mapa en la pantalla del auto le indicaba.

-Es curioso que tú conozcas a Evie y yo a Doug. Jamás se me ocurrió que nos cruzaríamos los cuatro hasta aquella vez que te visitaron.

La princesa sonrió.

-Es la mejor diseñadora del mundo, no dejaría mi guardarropas a manos de nadie más. Y le tengo mucho cariño, siempre es atenta conmigo.

Encontraron la entrada de la casa, donde muchos carros ya estaban estacionados por la calle que llevaba a esta.

Se oía una música agradable saliendo de la propiedad. La cual fue interrumpida por una voz desafinada.

-Creo que están haciendo un karaoke- rió Charles.

Rodearon la casa para llegar al patio trasero. La gran extensión de grama estaba siendo ocupada para el evento. Mesas, comida, bebidas, un DJ y la pantalla del karaoke entretenían a los invitados.

Reconocieron en el pequeño escenario a Audrey, la reina de Auroria, a su lado estaban la hija de Mulán y Jane. Cantaban Hot To Go de Chappel Roan. Los demás seguían los pasos de baile que deletrean esas tres palabras.

Se unieron a los aplausos cuando su presentación terminó. Las tres hicieron reverencias chistosas y se bajaron del escenario. Charles tomó a Kaylee del brazo para que fueran a saludar a los celebrados.

Evie saltó de felicidad al verla. La princesa correspondió su efusivo abrazo.

-Kay, me alegra que hayas podido recibir el vestido que me pediste. No sabía si iba a perderse con eso de que te has estado moviendo de lugar estos días- la peliazul la soltó para que saludara a su esposo.

-Evs, hice que Charlie rastreara el paquete hasta que por fin estuviera en mis manos- se rió.

-No bromea, cada ciertas horas me hacía revisar la app del servicio del correo para estar segura de que su ropa nueva no se perdería- le siguió el mencionado.

Los cuatro rieron.

-Vengan, seguro Charles quiere saludar a los chicos. Y tú no conoces a casi nadie- habló Doug.

Los guiaron a la mesa de bebidas para que cada uno ordenara algo y luego comenzaron a recorrer el jardín.

(...)

Ben y Mal bailaban en la pista. La canción Burning Love de Elvis Presley era una de sus favoritas. Pero no podían parar de reírse al oír a Chad y a Harry cantándola ebrios, con Jay y Carlos haciéndoles los coros.

-Tendrán una gran resaca en la mañana.

La princesa del Inframundo soltó una risita.

-Vamos por algo de beber, hace mucho calor- le pidió.

Entrelazaron sus brazos y se fueron hacia la barra. Al tener sus bebidas en manos pensaron que sería bueno comer algo.

Kaylee y Charles dejaron solos a la pareja del evento para que convivieran con sus demás invitados.

-¿Qué es eso que huele tan delicioso?- preguntó ella de repente.

El rubio vio que en la mesa de postres habían un montón de bombones de chocolate que acababan de colocar. Además de fresas, una fuente de chocolate y muchos dulces más.

-KayKay, heredaste la obsesión de tu mamá y tu tía por el chocolate- se burló Charlie.

Lo jaló del brazo, ignorando la risa burlona de su mejor amigo. Al llegar a la mesa, tomó un plato y se dispuso a escoger los bombones que llamaban más su atención.

Sintió como el calor le subía al rostro al oír dos risas que le sonaban conocidas. Casi hace caer el plato al reconocerlas. Alzó la mirada, encontrándose con los reyes de Auradon. Ben tenía la mejilla llena de chocolate y Mal trataba de quitárselo con una servilleta.

-Vaya vaya, veo que sigues siendo algo torpe, Ben- la voz de su amigo junto a ella la hizo reaccionar.

La pareja real se volvió hacia ellos.

-Charles, amigo, hace años que no te veía- lo saludó amablemente el castaño.

Se dieron unas palmadas en la espalda en medio de su abrazo. Kaylee seguía impactada de tenerlos enfrente de ella.

-Te presento a mi esposa, Mal- sonrió con orgullo al mirar a la pelimorada.

La reina se rió y se acurrucó en sus brazos.

-Es un gusto. ¿Eres el ahijado de Tiana, cierto?- preguntó ella con amabilidad.

Ben le había hablado de él con anterioridad.

-Así es, y ella es mi amiga Kaylee. La futura reina de Arendelle- señaló a la chica a su lado.

El matrimonio posó su mirada en ella. La chica casi sintió que se le salía el corazón del pecho. Demonios, ellos eran sus crushes. Y el rubio claramente lo sabía.

Ella no vivía bajo una roca, claro que sabía quienes eran. Se podría decir que eran su Bi panic, y ahora los tenía a menos de dos metros de ella. Aclaró su garganta, que de pronto se había secado.

-Es un gusto conocerlos- les sonrió, su voz sonó más aguda de lo que pretendía.

Charles la miraba burlón. Apenas los había visto a lo lejos minutos atrás supo que ella reaccionaría de ese modo. La rubia cobriza intentaba tranquilizar su corazón acelerado.

-Igualmente, Kaylee- la ojiverde fue la primera en hablar- Ben y yo conocemos a casi toda tu familia, pero no habíamos tenido el placer de ser presentados.

Bueno, ¿cómo iban a saber que ella evitaba acercarse en los eventos en que coincidían porque se sentía como una puberta viendo a la persona que le gusta cada vez que se los cruzaba?

-Casi nunca he viajado más allá de Arendelle, Corona y Dunbroch. Tenía mucha curiosidad de conocer a gente y lugares nuevos - su voz casi la hizo titubear.

-Oh, ¿así que estás de guía turístico?- bromeó Ben, dirigiéndose al rubio.

-Podría decirse que sí.

Los cuatro se quedaron conversando, llendose a una de las mesas vacías. Ben y Charlie se conocían por haber estudiado juntos. Además, el ojimarrón había formado parte del equipo de Tourney antes de irse de intercambio.

Conforme la charla avanzaba Kaylee comenzó a sentirse más relajada. Entre el alcohol, los dulces y lo que hablaban había logrado mantenerse serena y cuerda. Los dos eran muy agradables y divertidos. Se notaba que sus días de vacaciones los tenían extremadamente en paz.

Ella se sentía similar. El último año se había basado en prepararla para convertirla en reina. Apenas tenía momentos de distracciones. Hasta que Anna y Kristoff creyeron prudente que lo mejor era que se tomara varias semanas para sí misma. No querían que cayera bajo la presión en sus hombros antes de siquiera haber sido coronada.

La parte irracional de su mente mezclada con los muchos tragos de vodka y frutas que habían en su sistema, potenciados por el montón de chocolates que se comió, la hacían creer que tal vez los reyes coqueteaban con ella. Algo tonto que su mente borracha le hacía ver.

A Kaylee se le retorció el estómago y se puso roja al ver como la reina le daba un beso apasionado a su esposo antes de irse al interior de la casa. Sus oídos habían captado que la pelimorada iría al baño.

-Veo que tu esposa y tú se sienten muy cómodos de demostrarse afecto en público- habló Charles.

La princesa se dio cuenta de que su amigo estaba por comenzar a arrastrar sus palabras por causa de todo lo que había tomado. Ben simuló no notar que le cambió su vaso de ron por uno lleno de agua. El castaño hizo una seña, dándole a entender que no diría nada.

-No tendríamos por qué estar incómodos. Estamos en casa de dos de nuestros mejores amigos y rodeados de gente de confianza - se llevó su vaso a la boca.

Kaylee decidió que no bebería más por el resto de la noche. La simple imagen que acababa de presenciar alteró su sistema. Todo lo que hacían la reina y el rey la tenía al borde de la locura. Se removió en su asiento, algo incómoda. Ya no sabía cómo disimular sus gestos.

Notó que Mal ya había regresado y se había ido con sus amigas. Encontró el pretexto perfecto para irse al baño.

-Los veo en un rato, ustedes sigan poniéndose al corriente.

Acomodó su vestido antes de ponerse de pie. Caminó con rapidez hasta entrar a la casa. Dio vueltas, buscando alguno de los baños hasta que por fin dio con uno. Encendió la luz luego de cerrar la puerta y abrió el chorro de agua.

Se echó el líquido por el cuello y la cara, calmando el calor en su cuerpo por el verano y el alcohol. Se miró al espejo, notando que sus pupilas se habían dilatado y algunos restos de rojo quedaban en sus cachetes.

-Demonios- maldijo.

Se echó algo más de agua y respiró con calma. Cuando por fin sintió que todo volvía a la normalidad salió del baño. Pidió un vaso de limonada helada y se acercó a donde estaban las mujeres. Con su magia hizo que más hielos aparecieran en su bebida.

Saludó con cortesía. Las que ya la conocían la saludaron con amabilidad y la integraron a su conversación. Todas parecían cómodas por conocerla y que se uniera.

Bromearon con el hecho de que el outfit de ella y el de Mal perfectamente podría haberlo usado la otra dado a las gamas de colores.

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Aceptó los halagos que le dieron, con las mejillas enrojecidas.

-Dudo que hubiera podido lucir ese vestido como tú, Mal- le dijo, apenada.

-Eres preciosa, Kaylee. Creo que pudieras haber lucido bien con absolutamente cualquier cosa que te confeccionara Evie - las alabó a ambas.

Pudo jurar que le guiñó un ojo y le sonrió seductoramente. Su cerebro falló al escucharla. ¿A caso le parecía linda a Mal? Sí, definitivamente no ingeriría más alcohol esa noche. Comenzaba a alucinar.

Unos metros más allá, Ben seguía hablando con Charles. Aunque el rubio empezaba a quedarse dormido luego de todo lo que bebió. Así que su charla en realidad eran respuestas breves de parte de este.

-¿Quieres que le diga a Doug que te quedarás esta noche? Te ves cansa...- no completó su frase al oír un ronquido proveniente de su acompañante.

Se rió. Buscó con la mirada a su amada. La mujer hablaba animadamente con las chicas. De repente Kaylee dirigió su vista hacia la mesa, sorprendiéndose al ver a Charlie casi tirado en el sillón. Dormido.

-Lo siento chicas, pero creo que es hora de que Charles y yo nos vayamos. Le prometí a sus padres que llegaría sano y salvo a su casa - se disculpó.

-No pasa nada linda, ve con cuidado- la tranquilizó Evie.

Todas se despidieron de ella con un beso en la mejilla. Casi se desmaya cuando la pelimorada besó su piel.

-Nos pondremos en contacto estos días. Ya sabes, aprovechando que estarás por aquí- le sonrió.

Ella asintió, aturdida.

Ben captó la mirada de Mal cuando la rubia-pelirroja caminó hacia la mesa. No habían dicho ni una palabra del tema en toda la fiesta. Pero ese simple gesto le dio a entender todo. Ya habían encontrado a quien buscaban.

Le sonrió con amabilidad a la chica cuando esta llegó y despertó como pudo a Charlie. Se despidieron de él, aunque lo del rubio fue más bien un balbuceo que no se entendió.

Unos segundos después, Mal llegó y se sentó a su lado.

-¿Es ella? - preguntó Ben.

Por alguna razón presentía que esa era precisamente la chica del sueño que su esposa tuvo hace más de un año. Ambos conocían que sus sueños siempre les habían llevado a algo bueno. Por algo se conocieron.

-Definitivamente.

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Sus comentarios con solo haber leído la sinopsis y el prólogo me están haciendo considerar varias opciones para el final🤭

¡Nos leemos pronto!

~Con amor, su escritora💕

Publicado el 17/09/2024.

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